Disclaimer: Los personajes de Kuroshitsuji son propiedad de Yana Toboso.
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Advertencias!: Este fic transcurre en el universo Kuroshitsuji, pero con algunos cambios esenciales: Ciel, en versión my lady, cuenta con 14 años, dos años más que en la serie original, al igual que el resto de los personajes. Y la pelea con Lau y Ran Mao, así como el incendio de Londres, no han ocurrido todavía en esta historia.
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Capítulo I
Ése mayordomo, ausente.
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Tenía frío.
Demasiado frío.
La vista comenzó a nublársele y el único calor que su piel sentía era el de su sangre, cayendo, cálida y espesa, a través de sus heridas.
Todo se volvía oscuro, sombrío.
¿Y en dónde estaba él?
Alcanzó a oír, débilmente, la risa de aquellos sujetos, mientras su frágil cuerpo casi sin vida cedía ante aquellas asquerosas y grandes manos que, mediante bruscas e indecorosas caricias buscaban el placer propio, aprovechándose de tan fina damisela que había ido hacia ellos.
¿Por qué Ciel Phantomhive estaba allí, en aquel abandonado rincón de East End?
Jamás se cuestionó eso; sabía que él iría en su ayuda. No podía dejarla morir; no debía dejarla morir. Ese era su contrato: la mantendría a salvo; haría todo por ella. La ayudaría a consumar su venganza y luego tomaría su alma…
Pero, si así era, entonces, ¿por qué Sebastian aún no acudía a su rescate? ¿Por qué permitió que aquellos sujetos la torturaran? ¿Y por qué ahora estaba permitiendo que abusaran de ella?
Él ya debía haber llegado, y Ciel lo sabía.
—Sebastian…— llamó en un doloroso jadeo, sintiendo el peso de uno de aquellos horribles y sucios hombres, que ahora estaba a horcajadas sobre ella, liberándola del asfixiante corsé que la cubría para comenzar a mancillar brutalmente sus blancos pechos con lasciva. Al mismo tiempo sintió como la obligaban a flexionar las rodillas, y sus muslos quedaron expuestos ante aquellos hombres, quienes habían logrado despojarla de los botines y las medias de seda. Pero ni eso, ni el dolor físico, le importaban; nada era peor que dolor de un corazón roto, y el suyo estaba hecho añicos.
Sintió la hedionda respiración de su atacante sobre su cuerpo, seguido de un fuerte dolor, producto de un áspero dedo que se había introducido sin ningún reparo en su estrecha intimidad.
Ciel no pudo evitar gemir de dolor mientras una cálida lágrima cayó por su mejilla; la primera en años, y la última del resto de su vida. Se sentía herida, humillada, pero no sólo por aquellos sujetos, sino también por él, por el que la había abandonado, dejándola a su suerte en aquel horrendo y lúgubre lugar.
El final estaba cerca, lo presentía.
—Mi alma le pertenece— susurró con voz ahogada, provocando que los tres sujetos detuvieran sus vejámenes para mirarla como si estuviera loca, pero eso sólo pareció motivar al que tenía sobre su cuerpo, quien se movió de encima para separar sus rodillas y comenzó a desnudarse de la cintura hacia abajo con grotesca emoción.
Y Ciel lo sintió una vez más sobre ella -¿o sería otro sujeto?-; sintió su asquerosa respiración sobre su cuello, los curtidos y brutales labios sobre sus pechos, y la palpitante, caliente y repulsiva virilidad en la entrada de su centro, irguiéndose victoriosa por el crimen que estaba a punto de cometer contra aquella frágil y delicada niña.
De pronto, una puerta se abrió con violencia. Alguien había interrumpido tal brutal acto.
Ciel oyó disparos, golpes, gritos, y luego nada.
Unos pasos, ligeros y presurosos, se acercaban a su maltrecho cuerpo, y algo abrigador la cubrió.
— ¡Ciel! ¡Ciel!— decía una desesperada voz que ella conocía. La había escuchado antes…
¿Acaso…?
Con lentitud y pesadez abrió los párpados, sintiendo como alguien tomaba su cuerpo con suma delicadeza. Sus ojos, de un apagado color azul, giraron con calma hasta toparse con otros de un color similar; aquellos ojos radiantes y llenos de vida que tantas veces había visto antes.
— ¡Resiste, por favor, Ciel!— gritó el hombre, estrujando la delicada anatomía de Ciel contra su fornido pecho.
—Abberline…— musitó la joven, casi en un suspiro.
—No hables, Ciel; no lo hagas— le dijo con voz suave, cubriéndola con su gabardina— Te sacaré de aquí— aseveró.
La heredera Phantomhive hubiera querido gritar y apartarlo, pero ya no le quedaban fuerzas; simplemente se rindió y recargó su cabeza sobre el hombro del joven inspector.
—Abberline…— insistió, reuniendo las pocas fuerzas que aún conservaba. Necesitaba decir aquello, sacarlo de su pecho; él los supo, y esa vez se limitó a contemplarla en silencio.
—Él…— susurró con voz apenas audible, sujetándose con fuerza de las solapas de la chaqueta de Fred Abberline— él se ha ido— y tras decir esas simples palabras que parecieron ser tan angustiantes para ella, Ciel cayó inconciente en brazos del policía.
Ahora sí todo se volvió oscuro para ella; oscuro como la noche, oscuro como su mayordomo ausente.
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Continuará...
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Primer fic Kuroshitsuji, una historia que hoy encontré escrita en un viejo cuaderno; una loca idea que ni recordaba haber tenido.
Será un EdwardxCielxSebastian, algo nunca visto antes (creo).
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Todo será recibido.
Gracias por leer!
Atte.
H.S.
