Tosía, tosía mucho por haberse atragantado con un pedazo de pastel recién horneado. Había estado llevándola bien hasta aquel incómodo momento, después de todo era su cumpleaños número diecisiete y la celebración por haber terminado la escuela sin problemas. Ella estuvo sonriendo todo el tiempo, a cada instante, casi con dolor, su buen humor y su dulce carácter se mantenían a flote siempre y hasta aquel instante las cosas habían estado muy bien, pero al escuchar que la persona que más amaba en el mundo estaba haciendo ciertas cosas con su novio, cosas discretas para una chica tímida en el amor claro está, no pudo evitar que su cuerpo se estremeciera y su garganta se cerrase impidiendo el paso de la comida. Tomoyo tosió varias veces, aun teniendo bebida muy cerca prefería esa sensación de ahogo a tener que seguir escuchando las palabras de su amiga, palabras que le atravesaban el corazón cual agujas. Sabía que no debería sorprenderse, pero una cosa era ignorar que estuvieran pasando ciertos acontecimientos en la vida de su amada Sakura y otra, que la misma jovencita se lo comentase. Había pasado un tiempo desde que cesaron las grabaciones a su amiga, simplemente ahora le dolía demasiado, quizás se debía a que ya no eran unas niñas y la relación de Sakura era más real que nunca. Tomoyo recuperó el aliento, pero sus ojos mostraron cierta tristeza al querer aferrarse a una imagen de su amiga siendo una niña, y a pesar de que viese aquellos videos que tanto atesoraba una y otra vez, nada haría que el tiempo retrocediera.
- Tomoyo ¿estás bien? ¿te traigo algo? - preguntó su amiga preocupada.
- No, no te preocupes, ya me está pasando.
- Lo siento, sé que últimamente solo hablo de Shaoran, no debí hacerlo y más un día como hoy – Sakura se ruborizó hasta las orejas, se veía demasiado adorable como para molestarse con ella.
- Es normal hablar de la persona que amas, sabes que siempre los he apoyado.
- Entonces… ¿crees que está bien que yo deje que me bese a cada rato? Bueno, Shaoran y yo no sabemos nada de esto, pero después del primer beso a los quince años las cosas fueron un poco más fáciles. ¿Debería permitir que él me toque más? ¿Es lo normal?, todo esto es nuevo para nosotros y no sé si estamos por buen camino. - preguntó Sakura muy colorada, a pesar de su edad aun seguía siendo una niña, el toque carmesí en sus mejillas aceleraba el corazón de su amiga, quien últimamente se forzaba demasiado a sonreír mientras escuchaba cosas como esta.
- Pienso que aun es muy pronto, es mejor ir paso a paso. Sé que Shaoran es un caballero y sabrá esperar el momento debido, así que no te preocupes y sé como siempre.
- ¡Muchas gracias Tomoyo! La verdad estaba preocupada por esto, tenía miedo de estar siendo muy infantil…
- Esa inocencia es lo que amamos de ti, nunca cambies mi querida Sakura.
- Sí, realmente te lo agradezco. Por cierto, ¿la fiesta es el sábado no?
- Sí, le dije a mi madre que sería mejor postergarlo para ese día, así todos podrán venir. Hoy solo quise que estuvieramos las dos solas, como antes, perdóname si fui egoísta, ya que ni Shaoran ni Kero pudieron venir.
- Es cierto, hace meses que no teníamos un momento para nosotras, he estado tan al pendiente de Shaoran y bueno, Kero no se quejó porque sabe que le enviarás dulces. Lo siento Tomoyo, no quiero que las cosas cambien, pero…
- Pero no se puede evitar ¿no?
- Prometo que tendremos más reuniones como estas, sólo tú y yo.
- Gracias Sakura, eres tan amable. Por cierto, hay otro motivo por el cual solo te pedí a ti que vinieras, es algo que debí decirte hace mucho.
- ¿Qué sucede? Sabes que puedes contarme lo que sea.
Tomoyo respiró profundamente, en esos momentos sujetó las manos de su amiga y la miró fijamente a los ojos. ¿Podría decírselo?, Sakura había crecido lo suficiente para entender muchas cosas, pero temía que el trato entre ellas no fuese el mismo después de escuchar aquellas palabras. Pese a todo, Tomoyo continuó.
- ¿Recuerdas que te dije una vez que tenía una persona amada y que lo entenderías al crecer?
- Claro que lo recuerdo.
- Pues, yo… debí contarte en esa época, tal vez ahora las cosas serían diferentes…
- Puedes decirme lo que quieras, para eso son las amigas. Siempre tendrás mi apoyo, y me encantaría conocer a tu persona especial.
- Sí, amigas… - dijo Tomoyo sin evitar dejar escapar un dejo de dolor en su voz.
- ¿Tomoyo? ¿Qué sucede?
- Perdón, pero mejor te lo contaré el día de la fiesta, un poco más de suspenso está bien ¿no?
- Claro, aunque moría de ganas por saberlo.
- El sábado te lo diré, lo prometo.
Sakura sonrió como siempre, a sus dieciciete años era una bella jovencita, sus rasgos se habían afinado más y su cabello le llegaba hasta los hombros, después de tanto tiempo había decidido dejárselo crecer en homenaje a su madre, y claro está, que a esa edad se parecía muchísimo a Nadeshiko. Cuando Sakura se marchó, Tomoyo se retiró a su habitación y cerró la puerta, en sus manos llevaba un lindo paquete envuelto en papel de regalo con detalles de flores de cerezo, arreglo que estaba a punto de arruinarse por las gruesas lágrimas que en ese momento caían como lluvia. Tomoyo deseaba sonreír, deseaba ser como antes, pero el amor por Sakura había crecido tanto que ya no podía soportarlo.
¿Si se lo hubiera dicho antes las cosas serian diferentes?
¿Podría Sakura amar a otra chica así de simple?
¿Si le contaba de su amor el sábado tendría una oportunidad?
¿O solo sería cruel al desear eso sabiendo que tenía una relación con Shaoran Li?
Tomoyo se sentó sobre la cama y dejó el regalo a un lado, iba a tomar un largo baño para despejar su mente y calmar su corazón, cuando sonó el timbre del celular, no tenía deseos de tocar aquel aparato y menos contestar la llamada, pero algo dentro de ella le dijo que lo hiciera y sin esperar más tomó el celular con una mano.
- Daidouji al habla, ¿sí? Oh… - Tomoyo se sorprendió al escuchar una voz masculina al otro lado de la línea, pero lo reconoció inmediatamente – Hiiragizawa Eriol, hace mucho no tenía el gusto de escucharte. – Tomoyo respiró profundo y trató de sonar como siempre.
- Recibí tu invitación a la celebración por tu cumpleaños el sábado, solo deseaba confirmar nuestra asistencia. Claro, si no te molesta tener la presencia de Spinel y Ruby revoloteando por ahí.
- Estaré encantada, además Yukito y Kero también vendrán, sé que les agradará verse después de tiempo.
- Daidoju mi llamada se debe también a otro asunto, sé que no debo ser entrometido, pero dada a la confianza forjada estos años, no puedo evitar preocuparme por ti… ¿sabes a que me refiero no?
- Sí, y no esperaba menos de ti. ¿Desde cuando lo sabes? - La voz de Tomoyo se volvió un poco temblorosa.
- Desde la primaria…
- Creerás que soy rara…
- Estás hablando con la reencarnación de un mago que tiene dos guardianes y una novia algo mayor que él, ¿no crees que esa palabra debería ser para mí? – dijo Eriol con voz cálida, haciendo que Tomoyo se sintiera más en confianza.
- Claro que no, tú siempre has sido maduro, jamás podría pensar eso. Además, tú y la profesora Mizuki hacen una linda pareja.
- Y yo menos, solo que no deseo ver a una amiga querida sufrir por amor. A decir verdad, mis planes para todos eran otros, Yukito debía amar a Sakura, pero se enamoró del hermano, Sakura ama a Shaoran, Y tú la amas a ella. El amor es algo tan poderoso que ni la magia puede alterar su rumbo.
- No te preocupes, estaré bien.
- Sakura no te ha rechazado porque nunca le dijiste lo que sentías, ¿no crees que es hora de hacerlo?
- Claro, para que me rechace formalmente…
- ¿Y si no lo hace? Todo puede pasar…
- Gracias por preocuparte por mí, y sé que esto acabará el sábado, se lo diré en la fiesta.
- De corazón, te deseo lo mejor Daidouji.
- Creo que es la primera vez que en verdad tengo miedo a decir algo.
- Sea lo que pase nosotros estaremos apoyándote.
- En verdad gracias.
Tomoyo dejó el celular a un lado y se dispuso abrir el regalo que Sakura le había entregado, se trataba de un bello arbolito de cuarzo de varios colores, llamado el "árbol de la felicidad", que según lo que decía la caja, le traía suerte y felicidad a quien tenía uno. Tomoyo respiró profundamente, cuando era niña siempre pensó que su amor por Sakura nunca le traería problema alguno, era muy feliz con tenerla como amiga y poder grabarla a cada instante, la quería puramente y hasta se alegró con la idea de que Shaoran estuviese enamorado de ella, ambos siempre hicieron una muy buena pareja, pero eran unos niños en ese momento… Tomoyo deseaba secretamente que las cosas fueran así siempre, pero después de que Sakura le contase de su primer beso, las cosas cambiaron mucho en el pequeño y feliz mundo privado de Tomoyo. La joven no podía ignorar más aquella presión en el pecho, aquella sensación de dolor cada vez que escuchaba acerca de la relación de su querida amiga con el joven extranjero.
- Lo haré el sábado, prometo que me armaré de valor y esperaré cualquier tipo de respuesta – la joven de cabellos negros se sintió aliviada por el momento, pero sabía que la fiesta llegaría en unos días y tendría que olvidar los nervios que sintió frente a Sakura. Tomoyo se recostó sobre la cama mientras contemplaba cariñosamente aquel arbolito de la felicidad, pidiendo mentalmente que le trajera eso precisamente.
Continuará…
