DamistaH aqui, como muchos ya conocerán del fic, "Reino desconocido",aqui esta un pequeña historia, del Reino de Copa, solo la Pesquisa del Once, es algo que surgió de forma loca e inesperada, solo me vino la fuerza para poder escribirlo. Asi lo hice, espero que les guste a todos los coloven shipeadores


Tuve que hacer una solo historia con esto por que de verdad que tiene mucho detalles y sera algo mas larga que dos capitulos. Espero les guste.


LA PESQUISA DEL ONCE.

Parte I

Habían pasado dos años desde su coronación y aun se encontraba algo ansioso por que ese día llegaría. Como el Rey de Copa, el Rey mediador, diplomático, un Rey correcto, prudente, cercano, y a la vez misterioso y distante.

Desde que la Corona fue puesta en su cabeza y el Cáliz en su mano derecha, se acostumbró a vestir de rojo, rosa o rojo viejo, pero a él le gustaba mucho mejor vestir de un rojo oscuro, como la sangre a punto de coagularse. Esos eran los colores del reino y a él no le disgustaban, pero odiaba vestir de rosa.

Su Concejo se había encargado de atender algunas de las necesidades más importantes mientras él se acostumbraba a ser lo que un Rey tenía que ser.

Lo educaron, le insistieron mucho en etiqueta, historia, política y economía, y lo peor, matemáticas. David más que gobernar, estudiaba, en las noches se consolaba con su Sota, con el cual conversaba; Eduardo hijo de uno de los del consejo, amigo de la infancia que le apaciguaba diciendo que cuando encontraran a el Once, podría tener un poco más de tranquilidad en su reinado, el trabajo sería menos, además dijo que tendría a alguien más con quien hablar o incluso estudiar, pues todos los Onces eran por ley, inteligente y laboriosos.

A David no le hacía mucha gracia eso. Tenía cierta incertidumbre al respecto ¿y si su Once era amargado como los del Concejo? Noooohh...

Eso no podía pasar.

¿Y si era un viejo? ….Nooohhhh…

Suficiente tenía con el concejo martillándolo para que leyera las cartas que venían de todas partes. Además, tenía al Mayor Alexander, que lo atosigaba en etiqueta y cultura de Copa. Por qué un Rey debe de conocer por sobre todo las cosas, los modales y costumbres de su reino.

Tal vez hubiera sido más fácil si la Copa lo hubiera elegido con más anticipación y no tres días después de que enterraran a su antecesor; el Viejo Rey Diego, su padrino en el Bautismo.

La Reliquia era tan extraña en sus decisiones.

Lo eligieron con tan solo veinte años, con tan solo veinte años, es el Rey más joven que el mismo recuerda. Todos los reyes estaban empapados de ese ambiente burocrático, militar político y social.

No es que fuera un gran conocedor de la cronología de los reyes de Copa, pero siempre ha sabido que los Reyes de Copa eran reservados y misteriosos... Como si resguardaran un gran misterio en su interior, protectores de la paz, y la reconciliación. El árbitro entre los demás reinos y ciudades

Él era demasiado transparente.

David solo era un joven que deseaba vivir tranquilo, en el campo de su padrino. Quedo a su cuidado cuando su padre un buen amigo del Rey Diego, incluso antes de ser elegido Rey, muriera.

Tal vez le debería de preguntar a el Mayor Alexander acerca de los antiguos Reyes, a lo mejor de esa forma pudiera tener un punto de referencia.

Al hacerlo, el Mayor Alexander de otorgó un tomo completo de los Reyes y los Onces y le dijo que podía consultar esa información en ese libro.

David no quería que se diera un libro grande y viejo, el quería escuchar, historias, aventuras, relato de la vida de sus antecesores.

Luego de ver a su maestro supo que sus intenciones no eran torturarlo sino inculcarle la habilidad de investigación y por sobretodo...iniciativa.

Supo entonces que todos los Reyes anteriores a él eran muy inteligentes, y los Oncees eran excelentes hechiceros.

Sabía que el Once anterior había muerto por un hechizo mal formulado. Muchos decían que era también algo arrogante con sus habilidades y eso le costó la vida

Paso toda la tarde en la biblioteca, que por algo era enorme, leyendo aquel tomo y en ocasiones se saltaba las páginas porque algunos de los reyes les era demasiado aburrido.

Suponía que este libro había sido impreso para todos los reinos y que seguramente no era el único que pensaba que algunos personajes en la historia eran tan aburridos para hoy en día.

No eran tan interesante como Santiago II que detuvo la guerra de Espadas y Oro, o de Carlos el bondadoso que era casi un ser milagroso que convencía a los grandes gobernantes de evitar el conflicto o incluso a Santiago V que recibió a casi una ciudad de campesinos en su castillo por la guerra de Oro y Basto.

Aquello parecía ser personajes celestiales, honrados...con una enorme responsabilidad que David creía carecer

Quizás la Copa se equivocó. ...pensó.

Aquel tomo aunque no lo termino de leer le bajo un poco el autoestima, se quedó en silencio por largo rato.

-Aquí esta, mi Señor. – El Sota Eduardo, apareció y se veía contento –

-Eduardo no me digas, "Mi Señor" –

-Está bien, Majestad.

David suspiró. Eduardo no le iba a hacer caso.

-¿Qué sucede? –

-El Mayor lo espera para su estudio de mágica, comienza hoy… ¿no lo recuerda? –

-¡Ah, es verdad! …-David enseguida abrió los ojos como platos, y luego se cohibió…

-¿Qué sucede? –

-No me leí lo que me dijo.

-¿Qué era?

-El origen de la magia… -

Eduardo hizo un gesto, aquello era demasiado como para que el humilde Sota le ayudara inclusive en una pequeña explicación, un abreboca para su Rey, para que a los ojos de El Mayor Alexander, no quedara tan descubierto.

-Está perdido, ¿Qué ha estado haciendo? –

-Leyendo esto – Le dijo y le acerco el libro, los ojos de Eduardo se abrieron y puso una expresión de aprobación –

-Mi Rey favorito es Santiago V.

-¿De verdad? –David lo vio con atención – ¿Por qué?

-Sí, tomo el trono a los treinta años, pero fue todo muy turbulento, Basto y Oro se estaba peleando por una extensión de tierra- Eduardo buscó sentarse en la mesa con lentitud – Basto perdió a muchos campesinos, porque Oro los asesinaba en pleno oficio.

-¿En pleno oficio?

-Sí, Los soldados del sol, en ese tiempo se llamaban así, ellos…entraban A Basto, secuestraban a los campesinos y cuando se volvía todo más violento los mataban en los campos y esa tierra les pertenecía. –

David abrió los ojos con sorpresa y algo de repelús, se imaginó la cantidad de cadáveres en los campos de Basto.

-Para evitar eso, Santiago V le dijo al Rey Gregorio que desocupara esos campos y los ocupara con su ejército, como algunas casas habían sido quemadas, muchos campesinos se quedaron sin hogar y Basto estaba crítico. Así que Santiago los acogió en Copa, y vivieron aquí hasta que Oro fue atacado por Espadas dando por finalizada la Guerra del campo rojo.

Eduardo hizo una pausa. David lucia maravillado.

-Eso enfureció a Oro, porque Copa no tenía por qué meterse en la guerra de Oro y Basto, según parece, Oro no se esperaba encontrar el ejercito de Basto preparado, la zona donde atacaba era la más poblada por civiles y apenas habían guardias..

-¿Por qué Santiago hizo aquello, no era arriesgado? – Preguntó David

-Por qué…el veía algo que los demás reyes no –

Eduardo meditó por un momento.

-¿Qué has notado de los reyes que has leído?

David se tomó un momento antes de responder.

-Que todos son muy inteligentes, astutos y casi siempre toman decisiones locas pero correctas…bueno, excepto por Marcos III, el sí estropeó todo con Oro. –

Eduardo sonrió. David no lo hizo.

-…No sé si yo debería de ser el Rey sabes…

-No diga eso, Mi Señor –

-¡No me digas "Mi Señor! – David le dijo – Han pasado dos años, y ando luchando para no colapsar con todas mis obligaciones, ni siquiera se la diferencia entre el Once y el Sota.

David pegó la frente del tomo de Reyes y Onces.

-Quizás la Copa se equivocó.

-Eso es imposible, la Copa...

-…nunca se equivoca, porque ve los corazones de todos los hombres, sí, sí, ya sé…

Eduardo lo vio entre sonriente e incrédulo.

-Joven David – Le dijo Eduardo y este se esforzó enormemente por levantar la vista y ver a su Sota que lo observaba con determinación y compasión a la vez – Usted también podrá leer los corazones de los hombres…

Aquello confundió a David que arrugó el entrecejo. No entendió nada.

-¿Qué quieres decir? – Preguntó y vio como este se levantó –

-Que debe de irse ahora…donde nadie pueda encontrarlo por que escuche a el Mayor Alexander cerca de aquí.

-¿Qué? –

David se levantó alarmado, lo iban a matar por no haber leído el tomo del Origen en la mágica. Estuvo unos segundos en búsqueda de una ruta de escape, al fin vio una salida, recogió todo mientras que Eduardo lo observaba imperturbable.

Se fue corriendo a la salida de los jardines cuando escucho un fuerte:

-Majestad, ¿Dónde está?-

Recorrió los jardines con el tomo en sus brazos, varias criadas bajaron la cabeza al verlo pasar como señal de saludo y respeto, pero David en aquel momento no estaba pendiente de eso, el quería esconderse.

Cuando sus pies tocaron el césped se sintió a salvo pero no era suficiente, buscó un escondite dentro de un árbol torcido que tenía las ramas caídas y las hojas ocultaban su tronco, allí se ocultó hasta que vio a su Maestro salir al patio y volver a meterse a la biblioteca. Se sintió aliviado al no verlo.

Se recortó del tronco del árbol el suelo estaba lleno de hojas secas. Olía bien sin embargo, y descubrió que detrás del árbol crecían unas orquídeas, estaban pegadas a su tronco y recorrían toda la madera, David se quedó maravillado.

Reunió algunas hojas secas y las amontono, se acostó allí y abrió el tomo de Reyes y Once donde lo había dejado.

Al poco tiempo descubrió que había una sección exclusivo para lo Sotas. Sus personalidades eran muy variados. Desde arrogantes, hasta humildes, y excéntricos incluso muy viejos. No había regla para elegir a los Sotas.

En cambio para el Rey o el Once, pensó que estos debían de seguir una especie de perfil o reglas.

Se cuestionó, si verdaderamente era digno de tener aquel puesto tan importante.

Casi al final del tomo rezaba una dedicatoria corta pero escrita en letras doradas

"En Honor a todos los Grandes personajes que conocían a los hombres y resguardaban la paz"

"En honor a La Sagrada Reliquia, que le brindaban la voluntad de continuar en momento de angustias"

Más abajo el dibujo de una copa y el sello de la casa que lo trascribió. David se encontró solo en la oscuridad meditando. Cerró el tomo y así sus ojos en meditación, no sabe cuánto tiempo estuvo allí acostado pero para cuando despertó una criada estaba gritándole.

-¡Su Majestad que le han hecho!

Oh Dios, no.

-¡Su Majestad, su majestad!

-Yaaaa, no me esté gritando – Bramó el, levantándose, se acercaba el crepúsculo matutino según parecía, cuando menos lo espero otras criadas más se acercaron y se aglomeraron protegiendo al pobre David que tan solo se había quedado dormido en ese lugar.

-¡Su majestad!

-Ah bueno, pues, me van a gastar el titulo…..Mayor Alexann… -David se sintió atrapado, el Mayor tenía una vela y su pijama- Buenas…

-Lo hemos estado buscando por horas ¡qué falta de consideración de su parte….

Blah…blah…blah…

David suspiró profundamente, sabía que aquello sería una rutina…aún no se acostumbraba a ser Rey, todo el mundo estaba pendiente de lo que hacía o dejaba de hacer. No volvió a estar en aquel lugar por un tiempo, descubrió otro pero este estaba al borde del jardín, había dos árboles que parecían un poco descuidado pero era perfecto, sus ramas estaban caídas hacia abajo pero tenían abundantes hojas de un color rojo viejo, lo cual ayudaba a ocultarlo, camuflarlo por sus indumentarias.

Así pasarían dos años más, educándose, estudiando y formándose para ser uno de esos notables reyes que tanto había leído, aprendió etiqueta, matemática, historia, magia y política, estrategias de guerra y diplomacia.

Pero aunque él se encontrara listo para ser el Rey que se proponía a hacer, se encontraba algo inseguro en un aspecto, el Once.

Aun no había aparecido. Nada, en cuatro años….

¿Por qué la Sagrada Reliquia que no se equivocaba y que por sobre todo era conocedora de los corazones de los hombres, no podía encontrar al Once en todo el Reino de Copa?

¿Acaso no había alguien digno?

-¿Y si…no hay un Once para mí?

-Tonterías, Mi señor- Dijo el Mayor Alexander con autosuficiencia- El Once es alguien que debe de elegirse con sumo cuidado, es como una pieza de usted, no se puede elegir así como así… si usted y el Once no se…complementan puede ser un problema mayúsculo.

A lo largo de los años, a David le provocaba gracia como EL Mayor Alexander le explicaba todo, como si fuera un drama milenario.

-Cuando el Once aparezca, ya no me necesitara- le dijo el Mayor

-Siempre voy a necesitarlo, Mayor, usted es mi amigo-

El hombre, arregló sus lentes e hizo un gesto de aprobación que contuvo por mantener la compostura, a lo largo de estos cuatro años, le había tomado cariño al inexperto Rey.

-Cuando el Once aparezca, Mi Señor – Dijo el hombre con un tono solemne- Él también será su amigo…

David pensó en esta posibilidad y no la vio tan irreal.

- ¿Cómo crees que sea?

-¿Quién? ¿El Once? – El hombre meditó- Supongo que debe de ser mayor, experimentado y por sobre todo…alguien de alta sociedad

A David no le agradó esta descripción, para nada, pero no dijo nada, había descubierto ya que a El Mayor Alexander, le encantaba estar rodeado de gente preparada que agilizara el trabajo y fuera rápido, al Mayor le encantaba que todo funcionara en armonía y odia por sobre todo las sorpresas que no podría controlar.

-¿Piensa visitar la Reliquia hoy? –

-Ah, sí, debo – David dijo tras levantarse de la mesa, tenía una vestimenta roja muy oscura como el vino, y un collar de oro que tenía como medallón un "12", además de un anillo con un rubí incrustado, tenía unas botas negras, que producían un sonido de zapateo al caminar. Era incomodo aunque tenían una función, "el Rey está cerca"

Eso era tan favorable como incómodo. David no podía sorprender a nadie, si a su Sota, por simple diversión.

-Los Comodines quieren leer mi fortuna por cierto, me lo han dicho en un sueño -

-¿los Comodines?

-Si…ellos-David suspiro- bueno, lo sabré cuando me lo digan, debo de irme a las cocinas, los criados quieren notificarme algo.

-Muy bien, Mi Señor – Dijo el hombre antes de levantarse – estaré en el salón del Cáliz para cuando usted llegue.

-Está bien, hasta entonces. –

David se fue luego de que El mayor le hizo una solemne reverencia, se escuchó como era de esperar el zapateo de sus botas por el pasillo hasta desaparecer en el vestíbulo y subir las escaleras. Las criadas pasaron se detenían y bajan la cabeza hasta que el pasaba y David solo se preguntaba si podía hacer algo para que dejaran de hacer eso.

Se aprendió los pasillos de memoria así que le fue muy fácil recorres tres salas, subir dos escaleras y atravesar las habitaciones de las criadas de la cocina. Para llegar.

-¡Su Majestad! –Una criada bajo la cabeza al verlo cerca de la puerta. -

-¿Por qué la cocina queda tan lejos de la biblioteca? – Pregunto él y las mujeres rieron –

Una de ellas que parecía ser la jefa de la cocina, sonrió mientras se acercaba al Rey

-Es por los insectos Majestad, no queremos que se coman los libros, aunque yo misma me encargo de verificar de que todo esté listo antes de que termine la jornada –Le dijo con mucho orgullo, David se adentró a la cocina y olía delicioso –

-Ah cierto. –El Rey vio como toda las mujeres y hombres reanudaban sus tarea - Debería de mover mi estudio cerca de aquí…-Sugirió el

-Lo que a usted le convenga, Señor-

-Marta….tengo 24 años, no me diga Señor, me siento viejo – David le bromeó y se aproximó a ella que se había detenido a ver algo que se freía en aceite –

-Lo sé, David, pero es que…puestos, respeto, a usted le enseñan todo eso… -Dijo ella, David no iba a contradecirla – Escuché que la pesquisa de Once es hoy ¿quiere algo para los nervios?

-No gracias, Marta estoy bien –

-¿Qué tal si le preparo su plato favorito? ¿Postre extra? –

-No, Marta, estoy bien, en serio- Insistió el más joven, tomándole delicadamente del hombro y sintió algo extraño recorrerle al tocarla, se quedó por un momento en silencio mientras miraba al vacío.

Fue particular lo que sintió, muchos olores, colores pasaban delante de sus ojos, sentimientos.

-¿Estás preocupada? - Le preguntó David que no despego la mirada a la nada –

-¿Huh? –Marta se había quedado inmóvil, volvió a ver al muchacho pero lo encontró ido- ¿Señor?

Fue cuando David parpadeo y la volvió a ver y pregunto de nuevo

-¿Estás preocupa Marta?

-¿Preocupada yo? –

David asintió. La mujer pensó como si se viera atrapada.

-Sí, un poco… -

-Es por lo de mi Once. –

-Más o menos –

-A ver, dígame-

Ella se llevó las manos la tela rosa del delantal. David la vio con atención.

-Es que…han pasado cuatro años… -

David suspiró con fuerza, movió un poco el cabeza como agotado.

-Lo se… -

- El pueblo quiere conocer a su compañero de vida. Sabe, el Rey y el Once, es una tradición por siglos que ambos existan en un reinado. .

David no la dejo de ver pero no le dijo nada, espero que terminara y en el floreció una fuerte empatía.

-Tranquila, Marta – Dijo al momento que ella comenzaba a jugar nerviosa con sus dedos – Encontrare a mi Once y le daré seguridad al pueblo, yo también quiero saber quién es, y estoy impaciente por encontrarlo…

La calma, el consuelo y la tranquilidad volvieron a ella. David no supo como pero la sintió más tranquila.

-…Así que, cuando lo encuentre quiero que le prepares uno de esos flanes de café que tan buenos le quedan.

Enseguida ella parpadeo sorprendida. Se vio un poco más alegre

-Y...¿Si no le gusta el flan de café?

-Pues, te recomiendo que hagas de varios sabores… -Le dijo, ella sonrió mas-

A Marta de verdad le encantaba su trabajo.

-Pues necesitare un favor suyo, mi señor…El proveedor de los condimentos no ha venido en un mes y…

….esto era lo típico. Solicitudes y favores, además de negocios…David hizo un gesto y suspiro profundamente escuchando a Marta.

A final de todo aquello, debería de encontrar a alguien capaz de encargarse de la cocina que no fuera el Mayor Alexander que ya tenía suficientes responsabilidades. Tal vez Eduardo, no, Eduardo no….Marta no lo soportaría. No conociéndola, a ella le gustaba tener todo en su orden.

Luego de aquello tuvo que hacer otro magnifico recorrido para poder llegar a el salón del Cáliz, miro el reloj del vestíbulo antes de acelerar el paso y encontrarse con su consejo en fila a los pies de la puerta.

Las puertas del salón eran de madera roja, en ellas estaba tallado con letra muy legible las palabras. "Corazón" y "Transparente". Según había estudiado, cuando se entraba en dicho salón el Rey podría ver y sentir el corazón o si se quiere el alma de los presentes.

Era un lugar útil para interrogatorios o discusiones con el consejo de temas trascendentales.

David simplemente se sentía desnudo en ese salón, porque no solo llegaba a aturdirlo, el mismo podía verse y a veces eso podía llegar a ser algo incómodo.

El poder de aquel Cáliz era abrumador.

Todos los hombre del consejo hicieron reverencia ante el Rey, que se acercó a el espacio que habían dejado para que el pasara, a un lado de la puerta, El Mayor Alexander estaba esperándolo.

Aquello era un evento importante. Sintió nervios y se arrepintió de no aceptar la amable oferta de Marta de algo para calmarlos.

-¿Se encuentra bien, Mi Señor?

-Algo nervioso – Le confesó a Alexander, el hombre asintió y sonrió –

- Tranquilo, Señor, yo también estoy nervioso – Dijo Alex con una seriedad que no reconforto a David.

-Por cierto ¿Dónde está Eduardo? , el también debería estar aquí –

-Aquí estoy, Majestad – Dijo el Sota, tenía un poncho rojo, muy oscuro con detalles dorados y negros en los bordes, debajo de él, tenía una camisa blanca con un bordado rojo y su pantalón era negro en su totalidad. –

Muy sonriente, se colocó al lado de David. No lo iba a negar, estaba nervioso también.

Estando todos completos se dispusieron a abrir las puertas. Se abrieron lentamente provocando un ruido de engranajes mal aceitados. El eco del sonido fue hasta ellos con tenuidad.

La habitación era grande. Con paredes blancas, a los lados de la habitación había asientos múltiples, de terciopelo rojo, asientos que escalaban verticalmente, de tres pisos más o menos.

No había ventanas, solo un vitral con la imagen de una copa en ella, este se encontraba del lado contrario a la puerta. De allí una tenue luz roja pasaba hacia una especie de Trono de tres asientos.

El puesto que estaba en el centro era el más grande y por consiguiente el del Rey. El de la derecha, más pequeño y sencillo del Once, y la izquierda del Sota

David sintió un cosquilleo en el estómago cuando vio su trono, era tan imponente que le asustaba, pero no asustaba tanto como la Reliquia que estaba en el centro del salón. Recordó la primera vez que estuvo allí. No fue una experiencia muy acogedora, podía sentirse completamente feliz a caer el profundo vacío de la tristeza en un segundo.

Por eso era tan necesario un estabilizador.

Un pedestal de mármol blanco, sobre el un Cáliz. Una copa grande, de cristal trasparente. Detalles dorados de la base de la copa, tres rubíes en su cuerpo de vidrio, la luz roja del vitral de hacia adquirir un color roja viejo.

Cuando todos ingresaron al salón la puerta se cerró provocando aquel sonido. Cuando David se sentó en su trono las paredes cambiaron de color a un rojo fuerte. Quedando en un ambiente tenue, de escasa luz.

Pronto se escuchó una especie de burbujeo y David cerró los ojos con lentitud.

La copa se elevó del pedestal y solo el cuenco se movió dejando una estela roja en su recorrido; pequeñas luces rojas, tan rojas como la sangre.

"Hasta que la copa muestre su reflejo"

Todos tenían los ojos cerrados y ahora David los abría cuando sintió la luz roja golpearle los parpados, era hora de que viera, porque aquel cuenco se había trasladado hacia su frente, extendió las manos con lentitud y finas cintas de rojo color se enredaron por sus dedos hasta que sostuvo el cristal que con el mínimo tacto de sus dedos de torno rojo como la sangre.

Lo posiciono a la altura del pecho. Bajo los ojos al agua que formaba su reflejo, sus ojos marrones antes, centellaban un color rojizo muy profundo.

-Encuentra al Once de Copa, te lo ordena tu Señor. . –

Hubo un pequeño silencio, el agua aun tranquila, sus ojos fijos en su reflejo. Su imagen se distorsiono, el agua se agito un poco y al hacerlo las paredes del salón cambiaron de color, un verde, la imagen de un césped alto y árboles, la imagen se trasladó desde el cielo, David admiro las colinas, escucho muchas voces, más árboles, copas y copas de árboles frondosos, sentimientos ajenos atravesaban su mente, Amor, odio, envidia, rabia, alegría…

Las paredes cambiaban de color a cada imagen que se mostraba. Hasta quedar en azul. Un azul hipnótico, tranquilo…un azul hermoso.

-El lago Padre… - Susurro el Rey hipnotizado, la imagen quedo en un azul profundo, como el océano, como el cielo, experimento una profunda calma al verlo y las voces anteriores cesaron –

El agua se comenzó a mover y un punto negro nació en el centro. La imagen se volvió más pequeña y más pequeña y David logro distinguir que eran dos ojos, lo estaban observando, parpadearon, rodaron de derecha a izquierda como perdido.

Una masa de color negro se asomó, era cabello, se movía por causa del viento de la orilla. Sin embargo no podía verle el rostro completo.

-Muéstrame más… -

La imagen se distorsiono, se elevó en el cielo y mostro una aldea cerca de la orilla de un rio.

Una en particular estaba sobre el agua y alguien parecía caminar por el puente de madera construido para acceder a ella, sin embargo David no podía verlo por completo, estaba de espalda y solo alcanzo a ver los pies y las piernas. Vestía de un color rosa viejo.

-Muéstrame más. –

Casi al momento la imagen cambio y volvió a escuchar millones de voces y experimento una profunda angustia que le hizo cerrar los ojos, al instante la Copa hizo desaparecer toda imagen del agua.

Era todo lo que podía mostrarle.

Cuando las cintas abandonaron sus dedos y sus brazos, la copa se alejó tal cual como se había acercado a y todos abrieron los ojos. David respiraba entre emocionado y aturdido. Aquello había sido una experiencia nueva.

-Mi señor ¿Qué vio? –Preguntó El Sota-

-Lo vi. – Dijo David, todo lanzaron exclamaciones de sorpresa.

Cuando la copa volvió a su puesto, las paredes se tornaron blancas. Puras de toda imagen o sentimiento.

-¿Es…hombre? – El Mayor inquirió

-…Solo vi sus ojos, son azules, y su cabello es negro, está en el lago Padre.

-En el lago padre.

-¿Qué aldea? –

-No lo sé….-David dijo – La copa no me lo dijo

-Pero ya está listo. – Dijo un hombre del concejo – eso quiere decir que usted también lo está.

-¿Es un noble?

-¿Cuántos años tiene?

Eran demasiadas preguntas. David solo quería salir de allí. Se levantó y dijo que se retiraría y Eduardo lo acompaño a su vestíbulo, donde los encontró caminando de aquí para alla, aquella experiencia lo había turbado de muchas maneras.

-David, siéntate. –

-No, no puedo… - Dijo él y camino de un lado a otro - …tengo que encontrarlo.

-O encontrarla.

-Sí, eso, bueno… -David se quedó en silencio, inconscientemente se sentó en su escritorio y movió el pie nerviosamente como un tic - … ¿Cuántas aldeas tiene el lago Padre?

-Seis…

Aquello no servía.

-Su casa, estaba sobre el agua. –

-Son aldeas de pescadores. Algunas están sobre el agua. Tendrá que ser más específico-

-…Vestía de rosa viejo, cabello negro y ojos azules, su piel algo tostada – Describió el castaño con rapidez.

Eduardo lo vio con incredulidad y algo de compasión.

-…Mi señor, cálmese. Hay que hacer el anuncio de que se busca al Once en las aldeas del Lago Padre…lo encontraremos.

David gruñó de impotencia.

-¿y si voy yo a buscarlo? –Sugirió David

-No. – Eduardo sonó firme- definitivamente no, usted está alterado.

-No estoy alterado-

-Además…ese es mi deber. –

-Pero…-

-Mi señor, quédese aquí, yo buscare a el Once, usted, como Rey deberá descansar aquí. Sin alterarse o angustiarse porque su Sota…Se encargara de todo. ¿Me ha entendido, mi señor?

David puso mala cara. Miro a su Sota y solo asintió.

-¿Cómo sabrás quien es si no puedes leer su corazón? –

Eduardo lo vio extrañado.

-Mi señor. ¿No ha aprendido nada?, usted tampoco podría leer su corazón.

David se quedó en silencio, vio cómo su sota de alejaba de el para salir.


DamistaH.

Espero les haya gustado. Nos vemos~