Holaa xD Bueno este es mi primer fanfic, espero que les guste. Por favor comenten como les pareció y si la consideran buena o aburrida. Recuerdo que los personajes no me pertenecen . Ah y si preguntan por Jack, él saldrá en el próximo capítulo :P Ser paciente es una virtud.

Capítulo 1

Desde que Jack Frost se unió al grupo todos cambiaron. Ahora él es el nuevo favorito. Rapunzel no deja de hacer pinturas de él y Hiccup le mostró su cuaderno de dibujos de la misma forma que hizo conmigo. ¿Estaré celosa? ¡tonterías! Esa es sólo la emoción por tener un nuevo amigo, cuando conocí a Punzie y a Hipo los tres nos volvimos muy amigos, recuerdo que todos me miraban un poco extrañados al ver que yo no era una princesa convencional.

Recuerdo el día donde los conocí, fue un año después de lo que pasó con mi mamá; ella y yo cambiamos un poco después de eso. Dejó de exigir lo del matrimonio y dejó que yo misma escogiera el momento y el hombre adecuado a su tiempo, pero, a cambio tuve que asumir algunas responsabilidades como princesa, por ejemplo, asistir a todas las reuniones con los Lords y ponerme esos ridículos vestidos que me quitan el aire. Bueno pero aparte de eso todo está mucho mejor. Fue en esos días cuando conocí a los que pronto serían mis mejores amigos.

Era una mañana cualquiera, salí a cabalgar al bosque para practicar con mi arco. Siempre lo hago, es muy divertido y cada día voy mejorando cada vez más. Esa vez logré darle a todos los blancos a una velocidad muy elevada, al parecer Angus también estaba mejorando. Me bajé del caballo para descansar unos segundos, ahí fue donde me di cuenta de que ya era muy tarde y tenía que regresar al castillo.

Me disponía a irme cuando pude observar una enorme sombra negra cruzar por encima de las copas de los árboles. Se escuchó un fuerte golpe contra el suelo y un gemido no muy lejano de donde estaba. La curiosidad fue tan fuerte que impidió mi regreso al castillo, ¿qué era eso? Y lo más importante ¿quién gritó?

Me dirigí rápidamente hacia donde yo suponía que se había estrellado el objeto. Aparté unas cuantas ramas y… No me lo podía creer… Acaso era…. ¡Imposible!

–Discúlpame, Chimuelo. No fue tu culpa, tengo que hacer unos ajustes en la cola y volveremos a volar de nuevo –escuché que decía el chico; era un muchacho como de dieciséis años aproximadamente, con cabello castaño, ojos verdes y pecoso. Pero lo más interesante no era eso… ¡Estaba hablando con un dragón! ¡Un dragón real! No podía creérmelo, yo pensaba que esos sólo existían en los cuentos que mi mamá me narraba cuando era niña.

Me acerqué cautelosa, también sabía que los dragones no eran muy amigables, sin embargo ese chico lo trataba como a una persona y el dragón no le hacía ningún daño. Al parecer estaban volando pero cayeron. Pero ¿los dragones se caen mientras vuelan? Tal vez habían sido atacados. Un gruñido hizo que me saliera de mis pensamientos y me di cuenta de que el dragón estaba parado en frente de mí gruñéndome, inmediatamente saqué mi arco y lo apunté con una flecha. Tenía muy buenos reflejos y muy buena puntería, ese animal no sabe con quién se está metiendo.

–Tranquilo, amigo. No le hagas daño, por lo general él no es así –dijo el castaño. Con una mano tocó suavemente la cabeza del animal para calmarlo. Era muy buen domador de bestias para ser tan joven- ¿Quién eres tú? –me dijo con una mirada extrañada

–Mi nombre es Merida –empecé a bajar mi arco lentamente- ¿Quién eres y cómo lograste domar un dragón?

–Soy Hiccup Horrendo Abadejo III, pero mis amigos me dicen Hipo –dijo el chico – Y él es Chimuelo, es un Furia Nocturna –aclaró dirigiéndose a su amigo alado

–No has respondido mi pregunta –dije con un poco de seriedad. Él me contó la historia de cómo conoció al dragón. Él provenía de una isla llamada Berk y que allí cazaban dragones. Hubo partes de su historia a las cuales no presté atención porque creo que me aburrí muy rápido. En conclusión logró hacerle una nueva cola para su amigo para que éste pudiera volver a volar.

–Pero ya la reparé, solo necesitaba unos pequeños ajustes –finalizó por fin, creo que ya estaba empezando a dormirme del aburrimiento.

–¿Puedo tocarlo? –fue lo primero que quise hacer desde que lo vi, nunca antes había visto un dragón real, solo en dibujos de libros.

–Claro, supongo que si –hizo que el dragón se acercara un poco y yo estiré mi mano valientemente pero tomando mis precauciones, no permitiría que esa cosa me quitara mi brazo favorito. Le acaricié la cabeza y el dragón me lo permitió con gusto, al parecer no difería mucho de un perro, solo que éste era más grande y con alas. No pude ocultar mi emoción, ¡estaba acariciando a un dragón! Definitivamente ese día sería especial.

Volviendo a la realidad me di cuenta de lo realmente tarde que era. El sol estaba a punto de ocultarse, seguramente mi mamá me matará si no llego a tiempo para cenar, espero que no se vuelva loca y vuelva a ser la misma de antes.

-Fue un gusto conocerte Hiccup, oye ya es tarde y debo volver a casa –dije despidiéndome, él aparentemente tampoco se había dado cuenta y mostró cara de preocupación

- Tienes razón, mi padre estará preocupado por mí. Espero que nos veamos otro día, Merida –dijo montándose en Chimuelo.

-Adiós –justo cuando me monté en Angus vi que él dragón volteó hacia el oeste y se quedó mirando el horizonte muy intranquilo -¿Qué le sucede a tu amigo? –pregunté al castaño

-No tengo idea, parece que escuchó algo en la lejanía. Los dragones tienen unos oídos muy desarrollados –vi que estaba a punto de emprender el vuelo – Voy a ir hacia el oeste, quiero saber qué fue lo que escuchó –empezó a volar y lo fui perdiendo de vista. Como pude observar, la curiosidad no era un defecto mío solamente, aunque… ¿acaso iba a dejar que él lo descubriera primero? Jamás. Cabalgué lo más rápido que pude hacia el oeste.

Tenía un buen rato cabalgando, lo cual es malo. Empecé a ver como los árboles empezaban a cambiar de aspecto, estaba alejándome mucho de los territorios de Dunbroch ya que las fronteras más cercanas estaban al oeste. No pude dejar de pensar en mi madre… El escándalo que haría por mí sería enorme y mi castigo sería tan horrible que creo que estaría mucho mejor encerrada en una celda. ¿En qué líos que he metido ahora?

Me di media vuelta pero vi algo que hizo que me detuviera en seco; era uno de esos fuegos azules, esos espíritus que te guían hacia tu destino. ¿Debo seguirlos? La última vez que los seguí las cosas no continuaron muy bien pero ¿Qué más podría perder? No iba a desperdiciar un viaje como ese, así que hice una señal a Angus para que las siguiera.

...

El chico trajo el bote a la orilla y agarro la bolsa con la corona.

–Lo lamento, todo está bien. Tengo algo importante que hacer –dijo el chico.

–… Claro –respondió la chica con una sonrisa pero con cierta tristeza en sus ojos. ¿Acaso él estaba a punto de dejarla? No, no, él jamás haría una cosa así.

–Espérame aquí –el joven se dio media vuelta y camino por aquel manto de neblina.

Aun preocupada, Rapunzel le dijo a su pequeño amigo Pascal que no se asustara, que todo estaba bien pero ella sabía perfectamente que algo andaba mal. Al cabo de un rato vio una sombra que se acercaba, al principio pensó que se trataba de Eugene pero no era así; eran dos tipos grandes que tenían un aspecto que indicaba claramente que no eran de fiar. Le explicaron que Eugene había huido con la corona y que a cambio se las había entregado a ellos.

Asustada, Rapunzel corrió para escaparse de esos tipos pero su cabello se había atorado con una rama caída. Estaba aterrada ¿qué haría ahora? Sin embargo algo salió de entre los matorrales; ella pudo observar que se trataba de sombras, muchas sombras que tenían forma de caballos que empezaron a atacar a sus perseguidores. Ella pudo escucharlos intentando defenderse pero no lograron vencer a las sombras.

Ella seguía tratando de zafarse de aquella rama que la sujetaba pero, cuando lo logró, algunas sombras se dieron cuenta de su presencia y fueron tras de ella dejando a los dos hombres inconscientes en el piso. Rapunzel corrió hasta que sus piernas no pudieron más, no obstante las sombras seguían detrás de ella muy de cerca. Estaba perdida, ¿qué eran esas cosas? ¿Por qué la perseguían?

En ese momento una sombra mucho más grande llegó del cielo, pero era diferente a las demás ya que se trataba de un dragón negro con grandes ojos verdes que se enfrentó a aquellas cosas que perseguían a la chica. Las sombras en forma de caballo se detuvieron un segundo y como si alguien los estuviera llamando se esfumaron de la misma manera en que aparecieron.

El dragón se volteó a ver a la muchacha, pero en vez de gruñirle, se le acercó lentamente. Rapunzel tenía una especie de don con los animales. Ella se quedó paralizada un momento pero luego acarició al dragón, Pascal era el único que le tenía cierta desconfianza. Ella había leído sobre dragones pero en los libros que tenía los mostraban como horribles bestias que atacaban a los caballeros y secuestraban damiselas. Sin embargo ese dragón no era nada agresivo con ella y la había salvado de esas criaturas.

Un chico salió de detrás de unos arbustos que hizo que Rapunzel volteara velozmente, tenía el aspecto de una persona que se cayó de un caballo, en efecto, se cayó del dragón en el momento del aterrizaje, aun necesitaba practicar un poco más.

–¡Chimuelo!… -exclamó Hiccup yendo al encuentro- Perdona si te asustó – dijo con timidez al percatarse de la presencia de Rapunzel

–Descuida, tu dragón es muy amigable y me ha salvado la vida –dijo la rubia- Mi nombre es Rapunzel y este camaleón es Pascal – la pequeña lagartija lo miró fijamente- ¿Cuál es tu nombre?

–Soy Hiccup, pero puedes llamarme Hipo –explicó el castaño que retrocedió unos pasos al ver los ojos del camaleón- ¿El dragón te salvó la vida? El problema es que me caí cuando iba llegando y no pude ver que pasó.

–Yo… No lo sé, unas sombras salieron de la nada como caballos negros y empezaron a perseguirme –intentó explicar la chica de ojos verdosos mientras Pascal decía que sí con la cabeza.

–¿Qué? ¿sombras? – el muchacho no podía creerse eso, tal vez esa chica tenía alucinaciones, así que decidió seguirle la corriente- Bueno yo precisamente vine aquí porque Chimuelo había escuchado algo que provenía de esta dirección.

–¿Chimuelo? ¡Qué bonito nombre! –dijo Rapunzel cambiando el tema sin darse cuenta, estaba fascinada con el dragón y parecía que a éste le caía muy bien Rapunzel ya que sonrío sin mostrar sus dientes- Oh ya veo porque… ¡tú dragón es adorable!

Hiccup pensó de repente que esa chica estaba loca de remate así que estaba a punto de despedirse cuando en ese momento un rostro familiar se acercó al lugar donde estaban.

...

–¿Hiccup? –definitivamente ese dragón era veloz, logró superarme y había llegado primero al lugar. El punto es que ¿qué lugar era ese? Empecé a ver a mi alrededor y lo único que vi fue a una chica jugando con un dragón, una imagen que no precisamente se ve todos los días.

–¿Merida? –el chico abrió mucho los ojos, creo que jamás pensó que lo alcanzaría- Pensé.. Pensé que te habías ido..

–¿Qué acaso no te alegras de verme? – dije bajándome de Angus, fue en ese momento donde la chica de cabello dorado se volteó a verme.

–¡No!.. Yo no dije eso… Me alegro de verte y.. Y mucho, es sólo que.. –Hiccup empezó a tartamudear y creo que se sonrojó un poco. No me gusta la gente que tartamudea pero a veces es mejor guardarse los comentarios.

–Hola, soy Rapunzel ¿eres amiga de Hiccup y de Chimuelo? – me dijo la oji-verde alegremente. La chica tenía una trenza que le llegaba al suelo pero se notaba que su cabello era mucho más largo.

"Qué chica más rara" pensé para mis adentros; mi madre me había dicho antes que insultar a la gente no era la forma de hablar de una princesa, yo siempre estuve en desacuerdo con eso pero en este caso creo que me vendría mejor no ocasionar problemas.

–Soy Merida y los conocí hace algunas horas –le dije, en ese momento recordé a mi madre y decidí que no podía continuar más con esto y que debía irme de inmediato- Bueno, chicos, creo que ya… -Algo hizo que me detuviera, los arbustos empezaron a moverse y empezaron a salir sombras en forma de animales que nos empezaron a ver amenazantes.

–¡Oh no! –gritó Rapunzel alejándose mientras Chimuelo les gruñía y les enseñaba sus dientes.

Escuché a Angus ponerse nervioso y trate de calmarlo para poder subirme pero dio un salto que hizo que soltara las riendas y se escapó hacia el este, dejándome. En esa fracción de segundo Hiccup se montó en su dragón y Rapunzel hizo lo mismo.

–¡Vamos! –dijo el castaño dándome la mano para que subiera también al dragón, obviamente acepté y emprendimos el vuelo antes de que esas cosas nos atacaran. Las sombras nos intentaban alcanzar porque también podían volar.

Volamos muy cerca de los árboles para que esas sombras se estrellaran contra ellos pero cuando lo hacían se formaba otra sombra más reemplazándola. Chimuelo dio muchos giros y acrobacias a través del bosque para perderlas hasta que nos topamos con una montaña, pensé que estábamos a punto de estrellarnos cuando en realidad habíamos entrado por una grieta en la roca que hizo finalmente que perdiéramos a las sombras.

–Parece que las perdimos –concluyó Hipo- ¿Qué eran esas cosas?

–¡Esas eran las sombras que me perseguían! –dijo Rapunzel aun asustada

–Bueno sean lo que sean estuvieron a punto de atraparnos –dije- hoy ha sido muy raro, creo que lo mejor es que cada uno volvamos a nuestras casas –Todo en ese día no tuvo mucho sentido y estaba tan cansada que no podía pensar muy bien las cosas, además de la persecución con las sombras. Tenía que volver a casa, en la mañana pensaría mejor la situación.

–Tienes razón, el problema es que… -Rapunzel se veía melancólica, definitivamente estaba triste y a la vez preocupada por algo- No recuerdo donde está mi casa.

–Igual yo, está tan oscuro que no sé cómo volver – Hiccup parecía tener el mismo problema.

–No se preocupen, si quieren pueden quedarse esta noche en mi casa -¿Por qué dije eso? De seguro en el castillo se preguntarán que fue lo que pasó y si quiero que los acepten debo inventar una muy pero muy buena excusa.

...

El rey se acercó a la reina con noticias no muy buenas.

–Cariño me temo que no he podido encontrarla –dijo con una gran desilusión en su rostro- la he buscado por todo el pueblo y los bosques cercanos y no hay ni rastro de Merida

–¡Sigue buscando! No podemos quedarnos de brazos cruzados, si tengo que salir yo misma en su búsqueda lo haré con tal de encontrar a mi hija –Elinor estaba decidida a encontrar a su hija a como diera lugar, después de casi perderla hace un año no podía perderla ahora.

–Tienes razón no podemos darnos por vencidos – el rey Fergus tampoco perdería a su hija por ningún motivo- De hecho, si me dejas pensarlo un poco, todo esto parece obra de Mor'du ¡Estoy seguro de ello!

–¡Fergus! ¡¿Cuántas veces tengo que decirte que Mor'du ya no existe?! –la reina casi pierde los estribos al ver como su esposo por décima cuarta vez lo mencionaba después de lo que pasó hace un año.

–¡Pero eso no quiere decir que no haya regresado! Ya sabes ¡por venganza! – el rey estaba a punto de dar uno de esos teatros que daba a menudo cada vez que recordaba a Mor'du y el día en que le quitó la pierna.

La reina se llevó las manos a la cabeza y decidió ir ella misma a por su hija, pero, todo terminó cuando Merida entró a la sala principal.

...

–Hola mamá, hola papá –dije un poco despreocupada. En todo el camino de regreso estuve pensando en una buena excusa que permitiera evitarme un castigo y a la vez dejar a mis amigos quedarse en el castillo. Espera ¿dije amigos? Quise decir conocidos.

–¡¿Merida?! ¡¿En qué rayos estabas pensando?! ¡Estábamos muy preocupados por ti, jovencita! – mi mamá estaba gritando pero me lo esperaba, de todos modos había planeado una excusa muy buena. Tienes razón ¿por qué no decirle la verdad? Pues simplemente porque no me creería y de seguro me tacharía de mentirosa y posiblemente me castigue por toda la eternidad.

–Perdóname, mamá –dije mientras trataba de encontrar las palabras correctas. Hiccup y Rapunzel se habían quedado detrás de la puerta con la orden de esperar a que yo les indicara pasar.

–Tu madre tiene razón, ¿por qué llegas a estas horas, Merida? –mi padre también quería saber

–Pues verán… Es que yo estaba en el bosque, como de costumbre, pero me topé con un… Oso –En mi mente eso sonaba bien pero ahora quisiera retractarme.

–¡¿Un oso?! ¡Mor'du! – uh oh, eso no estaba bien. Mi padre ahora pensaba en ese oso otra vez

–No, no, no… Era un oso normal, uno cualquiera de los bosques –espero haber corroborado mi error, desgraciadamente mi madre no estaba muy convencida y al parecer decir la palabra "oso" le traía malos recuerdos- Me refiero a que estaba muy agresivo, así que saqué mi arco y le disparé una flecha pero éste aún no estaba muerto y era la última que me quedaba –de hecho, si, perdí todas mis flechas, pero fue disparándoles a las sombras mientras volaba. ¿Lo ven? ¿ustedes creerían algo así? Claro que no- Así que traté de escapar cabalgando pero Angus se descontroló… e hizo que me cayera -¡Angus! ¡Lo había olvidado completamente! ¿Qué clase de amiga soy?

–¡Merida eso es terrible! ¿y cómo te salvaste? -¡Qué bien! Al menos mi madre estaba empezando a creer en mi historia.

–Pues estaba perdida pero entonces llegaron dos personas que sabían cómo domar bestias y lograron hacer que el oso se marchara – Eso se oyó tan poco convincente que creo que tendré que probárselos más tarde- Así es, no es mentira –de hecho, no lo es. Rapunzel y Hiccup fueron capaces de estar con ese dragón sin que éste les gruñera.

–¿Enserio? ¿Y quiénes son esas personas? Nos vendría muy bien tener domadores de bestias en nuestra guardia real –mi padre estaba encantado con la idea, al parecer él creía verdaderamente en mi historia, en cambio mi madre se veía un poco confundida.

–El punto es que en agradecimiento los invité a cenar en el castillo y llegué tarde porque Angus se escapó y tuvimos que regresarnos a pie –bien, eso último sonó bien

–Bueno, hija, eso no parece tener nada de malo. Eres la princesa y aquellas personas que te salvaron deben ser recompensadas –cuando mi madre miente o no parece del todo convencida se le nota en la cara claramente, pero esta vez de verdad creía en la historia así que era hora de que les presentara a los chicos

–Madre, padre, ellos son Hiccup y Rapunzel – ellos inmediatamente entraron a la sala con cara de asombro y un poco de timidez

–Bienvenidos, os doy las gracias por haber salvado a mi hija de ese oso y les invito a que pasen a la mesa porque la cena esta por servirse –definitivamente al ver a Hipo y a Rapunzel se dio cuenta ciertamente que era imposible que esos dos hayan podido domar un oso pero también tenían las caras más inocentes de todo Dunbroch.

En la cena mi madre les hizo preguntas sobre cómo lograron domar a ese oso, yo les hice señas para que le siguieran la corriente y a la final todo resultó muy bien porque Hipo les contó la forma en que domó a su dragón, claro, obviando la parte del dragón. Y Rapunzel, pues, ella solo fue honesta todo el tiempo, les contó sobre sus hobbies y de lo mucho que amaba a los animales y ahí fue donde vi a la lagartija que traía en el hombro; no me había dado cuenta de esa lagartija, después de verla detenidamente noté que se trataba de un camaleón y eso aclaró la duda. Rapunzel les presentó a mis padres a Pascal y mi madre casi pone el grito en el cielo pero se contuvo de una forma casi excepcional. Hiccup, en cambio, dijo que él era hijo del jefe de un pueblo de vikingos… ¡¿Qué?! Espera un minuto ¡Yo no sabía eso!

–¡¿Enserio?! Vaya entonces tú debes venir del reino que está al norte de aquí. Nosotros no tenemos relaciones comerciales con ese reino, ¿o sí, Fergus?- la buena noticia es que mi madre ahora tiene mucha más confianza en ellos, la mala era que yo ¡no sabía eso! ¿Por qué no me lo dijo antes? Tal vez no lo veía importante pero obviamente era muy importante.

–No lo creo, Elinor. Esas tierras pertenecen a mis parientes pero hace mucho tiempo que no recibo noticias de ellos. Merida ¿Por qué no nos dijiste que él era un Noble? –mi padre hizo que casi me ahogara con mi agua.

–Pues… ¿Era importante? – vaya.. definitivamente soné muy despreocupada

–Pero Merida, si me hubieras dicho eso desde un principio no hubiera dudado de ti – mi madre estaba más calmada… Espera ¡¿Qué?! ¿Ella dudo de mí? ¿Cuándo? Bueno no importa, lo importante es que ya no dudaba

Bueno todo resultó bien al final. Uno que otro detalle que me sorprendió pero en definitiva todo salió de acuerdo a lo planeado; mis padres insistieron en que ellos se quedaran esa noche en el castillo. Al final de cuentas, a mi madre le alegró que hiciera amigos, especialmente si eran príncipes igual que yo. Si se refieren a Rapunzel, fue aceptada inmediatamente, de hecho ella era una mejor imagen de una princesa que yo; hasta escuché a mi madre decir a Moudie, la sirvienta, que Rapunzel era "una chica adorable". Ah y sobre Chimuelo; Hipo, Punzie (la manera en que empecé a llamarla para acortar) y yo lo escondimos en uno de los pasadizos del palacio que tenía acceso desde afuera.

También empecé a pensar en muchas cosas cuando llegué a mi habitación, muchas preguntas llegaban a mi mente como flechas; ¿Qué eran esas sombras? ¿De dónde salieron? ¿Por qué las luces azules me guiaron hacia Hipo y Punzie? ¿Qué había sido de Angus, mi fiel amigo?... Debía salir a buscarlo.

Los 3 puntos suspensivos indican que es otra escena, ah y les tengo que decir que este fic tendrá partes contadas por Mérida y otras partes contadas por un narrador omniciente :S Btw, Ya estoy terminando el segundo capítulo y lo publicaré cuando pueda xc Comenten! xD