Por fin llegó el día así que aquí estoy, en este pequeño cuarto esperando que llegue el momento, todos los invitados ya están en sus lugares, esperando el inicio de la marcha nupcial para ponerse de pie y ver como avanza por el pasillo tapizado por pétalos de rosas blancas; y yo, como lo prometí, estoy aquí esperando mientras mi corazón se comprime cada vez más al ritmo de las manecillas del reloj. Ella está más hermosa que nunca, radiante con su largo vestido blanco, con una sencilla banda color lavanda que rodea su cintura deslizándose por la cola del extenso vestido; debí haberlo imaginado, no iba a escatimar en gastos para su boda.
Por fin llego el día que la perderé para siempre.
Debo ser una verdadera masoquista para permanecer a su lado el día de su boda, pero como podría decirle que no cuando me puso su carita de cachorro triste patentada cuando me lo pidió, lo único que deseo es su felicidad y no podía mostrarme reacia a su petición, aunque esta sea al lado de alguien más, después de todo es mi mejor amiga.
Han pasado dos horas y aun no llega, debí haberlo imaginado, era demasiado bueno para ser verdad, debí confiar en mis instintos y alejarla de él, ese patán no la merecía esto me revienta el hígado y justo en el día más esperado de su vida, solo le ha hecho sufrir y llorar; como puedo decirle que todo estará bien cuando se que no lo estará, solo puedo ser un hombro en cual llorar.
- El no vendrá, verdad Natsuki - me dijo entre sollozos
- Lo siento Shizuru - acaricio su largo cabello castaño, como si intentara disipar su dolor
Cuando se aleja para mirarme a los ojos, todo su maquillaje se ha arruinado de tanto llorar.
Oh Shizuru si tan solo pudieras escuchar mis palabras más profundas, esas que me rehúso a decir, palabras que solo puedo escribir sobre papel viejo y arrugado y escondo bajo la cama, como un niño pequeño que busca esconder las pruebas de un inocente delito. Si hubiera tenido el valor de decírtelo en una de nuestras largas conversaciones de media noche, o nuestras sesiones de repostería en los días lluviosos, aunque más que sesiones parecían una vil batalla entre la estufa y yo; tal vez si lo hubiera hecho en aquel entonces, si fuera más valiente, yo sería quien sostuviera tu mano en el altar y tus lágrimas serian de felicidad; pero el "hubiera" no existe y ahora solo me limito a ver tu sufrimiento.
- Creo que será mejor hablar con los invitados y disculparme... -
- No, no, déjalo, yo lo hare, no querrás que te vean así - intento levantarme pero ella me lo impide.
- ¡No, no, quédate conmigo! - se aferra a mi brazo derecho y no tengo voluntad para negarle esa petición; creo que después de dos horas los invitados deberían tener una ligera sospecha de porque no ha iniciado la ceremonia.
Han pasado tres semanas y sigue igual de deprimida, recostada en el sillón esperando junto al teléfono a que su "gran amor" le llame para rogarle su perdón, aunque si me preguntan a mí ese clase de perjurio merecen más que una simple llamada telefónica, merecen que se postre ante sus pies y ruegue por su misericordia cual vil delincuente.
Me acerco al sillón con mi gran tazón de helado y lo coloco sobre la mesa de centro, coloco una película en el reproductor y regreso al sillón, levanto sus piernas para poder sentarme y las dejo sobre mi regazo, como es costumbre todos los viernes; ella ni siquiera rechista y yo solo dejo escapara un largo suspiro, empieza la música y comienzo a comer mi helado; si otras fueran las circunstancias, en tres segundos se hubiera levantado con una cuchara en mano que mantiene oculta bajo uno de los cojines y me hubiera arrebatado el tazón completo, pero no es así esta vez.
Paso otra semana y sus amigas llegaron al apartamento, básicamente la arrastraron hasta la calle, diciéndole que la vida continua, que no es el fin del mundo y que cuando regresara ese cretino le cortaría la razón por la cual utiliza pantalones; no soy muy afín de sus amigas, sobre todo de esa rubia gritona, juraría que cada vez que habla mis oídos quieren salir huyendo; pero en esa ocasión no podía más que estar de acuerdo con su plan de venganza. Entre jaloneos y gritos podía ver la suplica en sus hermosos ojos ocres que me decían a gritos que no la dejara ir, pero la verdad es que yo quería que saliera del apartamento, que volviera a respirar el azul de cielo, que volviera ese brillo a su orbes y daría lo que fuera porque eso sucediera, así que con gran esfuerzo, dibujo una sonrisa en mi rostro y les deseo que se diviertan; ella confundida deja de resistirse y mientras es llevada por sus amigas me lanza una mirada amenazante, como solo ella sabe hacerlo, sé que cuando vuelva tratara de matarme.
Cuando regresó vi que parte de su júbilo lo había hecho con ella, esa Haruka sabe como animar a las personas, o debería decir ¿sermonear a las personas? Cuando llegó, me encontraba en la cocina a punto de hacerme un sándwich de mayonesa cuando tomo mi mano me dirigió a la sala, por un momento creí que iba a ser la escena de mi homicidio; me indicó con la mano que me sentara junto a ella y después de unos segundos de duda obedecí, quería contarme todo lo que había hecho esa tarde y yo es cuche sin protestar.
Me dijo que durante su plática su amiga de anteojos... ¿Cuál era su nombre? ¿Chie? no, ella es una Casanova o eso dicen, aunque su novia tiene un perfecto control sobre ella; no la otra amiga, la tímida y que siempre anda con la rubia... ¡Yukino! si esa es.
- ¿Qué fue lo que te dijo? -
- Bueno estuvimos platicando de varias cosas y repentinamente Yukino comentó que muchas veces estamos buscando a la persona que los demás esperan que encontremos y no la persona que realmente estamos destinados a encontrar, y lo peor de todo es que muchas veces puede estar justo a tu lado pero estas tan ciega que no la puedes ver -
- Parece que tu amiga sabe lo que dice – no podría estar más de acuerdo con su amiga.
- Si, lo sabe, pero Haruka no -
- Oh -
Extrañaba estas conversaciones y su sonrisa y vuelvo a ver en sus ojos ese anhelo de encontrar a la persona indicada, su alma gemela, su media naranja y muchos otros sinónimos que podría decir.
Jamás cruzo por mi mente pero sucedió anoche, por fin me enfrentó; al parecer las palabras de su amiga habían despertado una gran curiosidad y no sabía de que, hasta anoche.
Uno de los temas que abordaron en esa salida de hace dos meses fue lo que era el amor, el verdadero amor; si era sentir mariposas en el estomago, soñar con esa persona todos los días, quedarte sin respiración cuando estas a su lado, bla bla bla. Bueno si me preguntan a mí, el verdadero amor es desear la felicidad de la persona por sobre todas las cosas, por sobre tu propia felicidad, por encimas de tus deseos y tu sueños o convertirse en ellos.
Me encontraba dormida en el sillón cuando de pronto sentí algo pesado sobre mi estomago, hecho que hizo despertarme de golpe.
- ¿Qué es esto? - me cuestionó mientras sostenía algo con su mano derecha
- ¡¿Qué es qué?! – rara vez me molesto, pero en esta ocasión era diferente por su inesperada acción, mi visión aun esta medio borrosa y no distingo lo que tiene en la mano.
- ¡Esto! - me arroja una libreta a la cara - ¡¿Qué es todo esto?! -
- ¡¿Estuviste en mi habitación?! - por fin reconozco lo que es, son mis diarios donde escribí todas las palabras que nunca me atreví a decirle, todos mis deseos y mis secretos más oscuros.
- ¡Contéstame! -
- ¡Estuviste hurgando en mi habitación, tú deberías contestarme! - tomo todos mis diarios y me dirijo a mi habitación.
- ¡¿Por qué no me dijiste lo que sentías?! - me detengo en el acto al escuchar esas palabras, lo sabe todo, ahora la eh perdido, toda esperanza se ha ido.
- Habría cambiado algo si te hubiera dicho la verdad – hace un intento por contestarme pero ninguna palabra sale de su boca – eso pensé –
- ¿Por qué no me dijiste? – vuelve a preguntar
- ¿Quieres saber por qué? -
- ¡Si! -
- Lo hice por ti –
- ¿Por mi? –
- Si por ti, porque quería verte feliz, porque quería verte sonreír, y aunque me carcomía por dentro cada vez que te veía con él, cada vez que te abrazaba, te veías tan feliz que no podía atreverme y destruir eso que tenias, que tenemos, eso era todo lo que quería, que fueras feliz, aunque no fuera conmigo –
- Pero… -
- Preferí mantener nuestra gran amistad a arruinarla al decirte lo que sentía por ti, así podría verte y tu hermosa sonrisa todos los días, lo suficiente para mantenerme viva en mi patética fantasía. – creo que he dicho suficiente.
- Pero esas sonrisas eran… -
Me di la media vuelta y entre a mi habitación, cerré la puerta y permanecí varios minutos inmóvil recargada en la puerta, en el mismo sitio contemplando mi habitación; estaba toda desordenada como siempre, cuadros sin terminar sobre el piso, bocetos sobre mi mesa de trabajo y el cuadro que me rehusaba a terminar aun sobre el caballete, lo había cubierto con una sabana, no quería verlo en las mañanas al despertar pero tampoco tenía el valor para deshacerme de él; cuando me percate que la sabana estaba movida y parte del cuadro sobre salía de ella, una ola de pánico me invadió al entender que había visto el retrato.
- Natsuki, ahora lo entiendo, ahora lo entiendo todo, fui una tonta y estaba completamente ciega que no vi lo que realmente tenia frente a mi – está diciendo algo, pero casi no le entiendo – esas sonrisas de las que hablaste, no eran para él, eran para ti, cada vez que te veía algo dentro de mí se encendía, se alegraba; el jamás me hizo sentir como tú lo hacías – ok creo que mi subconsciente se está mofando de mi – eras tú quien me hacia sonreír, pero fui demasiado tonta y obstinada que no quise darme cuenta de ello… confundí las cosas… Por favor Natsuki, abre la puerta –
Ahora una ola de furia me embargo, arroje los diarios hacia la pared y comencé a golpear y patear todo lo que se encontraba a mi paso, los cuadros, las pinturas, mis bocetos, excepto su retrato.
¡¿Por qué?!, ¿Por qué había decidido revisar mis cosas?, ¿Por qué se atrevió a entrar en mi cuarto?, jamás habíamos entrado a la habitación de la otra, era la única condición que habíamos puesto en el apartamento cuando decidimos compartirlo, ¿Por qué tenía que leer mis diarios?, ¿Por qué no se lo dije antes?, ¿Por qué ahora? ¡¿Por qué?!
Escucho su voz al otro lado de la puerta, esta angustiada porque no sabe lo que está pasando en el cuarto, no sabe porque comencé a gritar; me grita que abra la puerta, que debemos hablar, que la deje decir lo que tiene que decir; pero me niego hacerlo, estoy demasiado asustada como para verla a la cara, creo que me dará un ataque de ansiedad, todo comienza a dar vueltas, necesito salir de ahí y rápido.
Tomo mi chamarra de piel negra y las llaves de la motocicleta y salgo de la habitación, la empujo y cae al piso, me dirijo a la puerta sin escuchar nada de lo que me dice, bajo apresurada las escaleras mientras ella sigue gritándome; llego al estacionamiento, enciendo la motocicleta y salgo a todo motor del lugar, no se a donde me dirijo, solo quiero alejarme lo más pronto posible.
Después de dos horas sin rumbo fijo, sin recordar cómo, llegue a la casa de Mai, pasa de la media noche y estoy toda empapada, espero que aun se encuentre despierta, espero unos minutos y alguien abre la puerta, es mi voluptuosa amiga.
- ¡Natsuki, ¿Qué te paso?! – me pregunta con su tono maternal.
- Hola Mai, ¿puedo pasar la noche? – su mirada de preocupación hace que me quiebre en ese instante, inmediatamente se acerca y me abraza diciéndome que todo estará bien.
Ha pasado una semana y no he regresado al departamento, siento demasiada vergüenza para volver, con que ojos podría volver a verla ahora que sabe toda la verdad.
Mai me dijo que ha llamado todos los días, al menos diez veces; supongo que encontró su número en mi celular, salir tan deprisa ese día que lo olvide. Tengo que volver y recoger mis cosas, será lo mejor, me alejare de ella y hará su vida con quien le parezca, y yo no tendré que soportar esas escenas, me dedicare a mis pinturas y otros proyectos, estoy segura que Mai me dejara quedarme un par de días con ella mientras arreglo mi vida, creo que será lo mejor.
Estaciono la motocicleta en el estacionamiento y me dirijo a las escaleras; me pareció una eternidad para llegar al apartamento, espero que haya salido, no quiero enfrentarla; abro la puerta con cuidado tratando de hacer el menor ruido posible, todo está callado, parece que no hay nadie; camino por el pasillo y atravieso la sala pero el destino es cruel y una tabla del piso rechina al poner todo mi peso encima, ¿porque nunca la arregle?; de pronto veo por el rabillo de mi ojo derecho a alguien que se levanta pesadamente del sillón, es ella, creo que ha pasado varios días en el.
- ¿Natsuki, eres tú? – escucho mi nombre salir de sus labios, oh Dios cuanto he extrañado su voz.
- Perdón no quise molestarte, me iré de inmediato, volveré después por mis cosas – doy media vuelta para huir pero ella es más rápida que yo y me detiene del brazo.
- ¡No, espera! Tenemos que hablar –
- No tengo nada que decir – tomo la perilla de la puerta y la abro, pero ella estira su brazo y la cierra fuertemente, dejo escapara un suspiro y agacho mi cabeza en señal de derrota, lentamente me doy la vuelta para enfrentarla – Shizuru… yo… - lo que vino a continuación no lo esperaba.
- ¡Cállate! ¡¿Sabes lo preocupada que estaba?! –
Me da una fuerte bofetada con su mano derecha que hace que retroceda y choque contra la puerta, llevo mi mano instintivamente al lugar de la agresión y no puedo evitar verla totalmente sorprendida, está muy molesta y llorando, veo un gran dolor en sus ojos. Sin poder reaccionar, se lanza contra mí y me besa en los labios, me abraza por el cuello y me acerca más a ella, profundizando el beso; mi cerebro no logra procesar lo que está pasando, sigo ahí parada como una completa idiota con los ojos abiertos hasta su límite y aguantando la respiración, en serio está pasando, en todo este tiempo jamás había visualizado circunstancias tan gallardas; oh por Dios, sus labios son tan suaves, siempre me pregunte como seria besarlos, su aroma es tan hipnotizante, todo parece en cámara lenta; "¡vamos Natsuki reacciona, no te quedes como una idiota ahí paralizada, haz algo!", me grito mentalmente para tratar de reaccionar, siento su lengua en mis labios pidiendo permiso, es ahí cuando mi subconsciente toma control y le permite el acceso, la abrazo por la cintura fuertemente, no quiero dejarla ir; mi corazón se acelera, siento el latir de nuestros corazones al unísono, acaricio su espalda mientras exploro cada rincón de su boca, la quiero, la deseo, quiero hacerla mía, quiero… ¡No Natsuki, reacciona, no puedes hacer algo de lo que se arrepentirá después".
Con mucho esfuerzo retiro mis manos de su espalda y tomo sus brazos alrededor de mi cuello para liberarme, rompo el beso y desvío la mirada hacia el piso.
- No hagas esto Shizuru, no me des falsas ilusiones –
- ¿De qué hablas? Yo… -
- No necesito tu compasión, solo déjame ir, me alejare de tu vida para siempre, no volverás a ver… - levantó mi cabeza y colocó su dedo índice sobre mi boca, evitando que siguiera hablando.
- Shhh… Tonta Natsuki, no te estoy dando falsas ilusiones, esto es lo que quiero –
- ¿Lo que quieres? –
- De hecho, creo que primero debería disculparme contigo –
- Disculparte conmigo, pero ¿Por qué?, Shizuru si alguien debe… -
- Déjame terminar, debo disculparme contigo por haber estado tan ciega todos estos años, tenía todo lo que realmente necesitaba frente a mí pero no quise verlo, lo supe desde el día que nos conocimos pero me negué a aceptarlo, pero al fin lo comprendí todo –
- ¿Todo? –
- Esa tarde cuando Haruka me arrastro a la calle, me quitaron el velo que había ante mis ojos, me hicieron ver lo que realmente significabas para mí y todo el dolor por el que te hice pasar, aunque jamás los demostraste – las lagrimas comenzaron a salir nuevamente de sus ojos
- Pero yo… -
- Aun así quise comprobarlo, tarde mucho tiempo en decidirme, pero al final me atreví a entrar a tu cuarto, el único refugio que tenias y donde sabia que podría encontrar las respuestas que buscaba – estoy sin palabras, no sé qué decirle en este momento, es demasiada información para asimilar. - Es por eso que te pido perdón Natsuki, por haberte ignorado, por hacerte daño - apoya su frente sobre mi hombro izquierdo y deja salir todo lo que tenía guardado mientras se aferra a mi playera con sus dos manos.
- No Shizuru – la tomo por los hombros y la separo de mi, haciendo que me vea directo a los ojos – tu perdóname a mí, por no haber sido lo suficientemente valiente para decirte lo que sentía, por permitir que te hicieran daño – sujeto su rostro con ambas manos haciendo que nuestras frentes hicieran contacto, ella sujeta fuertemente mis brazos sin dejar de llorar – aun cuando mi instinto me decía a gritos que te salvara, perdóname – no puedo evitar que mis lagrimas escapen de mis ojos.
Ella retira lentamente mis manos de sus mejillas y me vuelve a abrazar por el cuello, se aferra a mí como si fuera a desaparecer en cualquier momento, yo respondo a su gesto y la abrazo por la cintura, apoyando mi barbilla sobre su hombro y escondiendo mi rostro en su cabellera.
- No te dejare ir Shizuru, esta vez no, esto te lo prometo –
- Yo tampoco dejare que te vayas, Te amo Natsuki –
- Yo también te amo Shizuru –
Nuestra vida no ha cambiado mucho desde ese día, seguimos teniendo las mismas rutinas que teníamos antes, excepto por nuestras muestras de afecto de vez en cuando, un beso por aquí y por allá, en nuestras sesiones de repostería, nuestros viernes de películas, al despertar y al ir a dormir o cuando pasamos las tardes en completo silencio abrazadas en el sillón, escuchando la respiración de la otra. En lo personal, a mi me gusta más la rutina de los viernes, cuando me siento con mi tazón de helado frente a la pantalla y ella recostada con sus piernas sobre mi regazo, no sé como lo hace pero siempre encuentra la forma de meter su pie bajo mi playera para hacerme cosquillas, logrando que coloque el tazón en la mesa de centro, es ahí cuando ataca y se incorpora inmediatamente abrazándome por el cuello me lleva a recostarme sobre ella provocando que la bese durante toda la película, mientras el helado se derrite en la mesa de centro.
Dos semanas después.
- ¡Ah, Shizuru, veo que por fin le hiciste caso a tu corazón! – dijo su amiga rubia mientras esperábamos que nos trajeran la cena. Shizuru me presento como su novia y amor de su vida y yo no puedo quejarme, estoy en el cielo.
- Así es Haruka, hice caso a mi corazón y a las sabias palabras de Yukino –
- ¿Yukino?, ¿qué fue lo que te dijo? –
- Ella me dijo que en ocasiones el amor de tu vida está justo a tu lado, pero estás tan ciega que no la puedes ver –
- ¿A tu lado? – instintivamente Haruka volteo a ver a Yukino quien había hecho lo mismo, ambas se sonrojaron y desviaron la mirada inmediatamente.
- Bueno cambiando de tema, como van los negocios – jajaja ciertamente mi novia tiene un don para puntualizar las cosas y avergonzar a los demás. Mi novia, se siente bien decir esa palabra.
