Prólogo.

Estaba acorralado ¿Cuál era el sentido de seguir negándose a perder? Y es que estuvo tan cerca…
Tantos siglos oculto en las sombras juntando fuerzas para este día, este gran día en donde se daría nuevamente su era de oscuridad y terror ¡Renacería el rey de las pesadillas en toda su gloria! Y sin embargo…

-No tienes dónde ocultarte, Pitch…- Le advirtió el espíritu del invierno, dando por hecho que aquel era su fin.

Jack Frost…ese maldito elfo entrometido, el bastardo que había enviado el hombre de la luna, un imbécil arrogante que se negó a unirse a su reino de oscuridad ¿Por qué? ¿Porque el hombre de la luna lo nombró guardián? Tonterías… Pitch no mentía cuando le decía que los demás jamás le aceptarían. Es decir, ¿el mocoso estuvo trecientos años aislado y porque ahora descubrieron que podía hacer algo más que congelar tuberías lo iban a invitar a su grupo? El idiota de Frost tarde o temprano se arrepentiría de rechazar su oferta. Nadie ¡Nadie le da la espalda al rey de las pesadillas! Y...sin embargo…

Asustado, confundido, atrapado, derrotado…Habían muchos términos nada favorables para describir su situación en estos momentos. Pero Pitch no había esperado tanto tiempo para ser derrotado por los fenómenos del circo. Formó con arena negra la primera arma que le vino a la cabeza, al materializarse no se tomó ni tiempo para apuntar antes de atacar con toda la ira y desprecio que sentía ante el elfo del invierno.

-¡Jack, cuidado!- Logró oír de ese conejo ridículo. El coco estuvo a punto de reír, su blanco era tan fácil que nada podía impedir que lograra su pequeña venganza antes de retomar el dominio del mundo con su terror.

Nada….ni si quiera….

No hubo momento de reaccionar, hacia unos segundos había estado a punto de darle su merecido a Frost cuando de pronto se encontraba siendo arrastrado por… ¡¿Sandman?!
Su pánico fue evidente. Debía tratarse de una mala broma, una pésima broma y en un terrible momento.

En lo alto del cielo observó durante un par de segundos sus pesadillas convertidas en sueños…su reino convertido en cenizas.

Y entonces quedó inconsciente.

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Voces familiares… música folklórica...murmuros, susurros y risas…

Felicidad.

Pitch se encontraba en algo similar a un túnel con una luz insoportablemente radiante ¿Estaba soñando? ¿Él?

Pero ¿Qué podía soñar alguien que no ha soñado desde hace más de mil años? ¿Qué puede soñar el rey de las pesadillas? ¿Miseria, muerte, dolor? No, esto parecía algo sumamente alegre y tranquilizador, como la risa de un niño.

Pitch Black meditó una vez más sus opciones antes de atreverse a seguir aquel túnel de luz. Antes de enfrentarse a lo que podía ser su más dulce sueño, e irónicamente, también su peor pesadilla.