Oscura noche sin estrellas, era aquella en que se encontraban, sin luna siquiera para hacer de testigo de los hechos, porque era noche de inocencia, en donde incluso la luna era nueva
La manta oscura que servía de velo al mundo no ocultaba de su propia inteligencia; un joven que de las sombras solía hacer su defensa, a la sombra su inteligencia había permanecido, hasta que por inevitable en la vida los demás repararon en ello. Así Shikamaru miraba por su ventana recostado en su cama…
Nada, solo silencio y oscuridad absoluta, ni siquiera tintineantes estrellas aparecían en la lejanía. Solo una luz encendida mínimamente tras una cortina donde una rubia hermana del Kazekage de la Arena se preparaba para dormir
El aburrimiento lo malcomía, al menos hasta que una idea pecaminosa pasó por su mente.
Bien pensado aquella idea era tan pecaminosa como peligrosa o estúpida en proporciones idénticas pero… si es que en el reino de inminentes sombras ¿cuantas cosas no era él capaz de hacer?
Entonces Shikamaru apago la única luz de su cuarto y miró fijamente a aquella cortina semi trasparente donde se encontraba la rubia del viento, la dama de inteligencia lo tentaba de sobremanera, pero ante todo no podía negar la hermosura de la chica, que en secreto había deseado desde hacia ya mucho tiempo. La chica abrió la ventana, llevando puesta solo su yukata, con la que pensaba dormir y apago la luz, dejando tan solo una lamparita de noche encendida, lo que era mas que suficiente para el audaz chico, que tras unos minutos se dispuso a salir por su ventana con la única intención de llegar hacia la de Temari, estaba tan cerca,.
¿Qué culpa tenía él de que la posada estuviera a una cuadra de su casa?
Se asomó dentro de su habitación solo para verla dormida profundamente, fuera de esta el Nara, juntó sus manos en un distintivo sello y una sombra creció de la única luz del cuarto. Una sombra de dos manos fue guiaba gracias a la inteligente mirada de Shikamaru.
Las manos acariciaron las piernas de la chica, sus pies, pantorrillas, rodillas, muslos, las manos de sombra se deslizaban invisibles bajo la Yukata de Temari que suspiraba y que sin pensarlo abrió suavemente sus piernas
El corazón del chico dio un vuelco, era una coincidencia si, pero lucía tanto como una invitación. El Nara negó con su cabeza, eso era una travesura, no llegaría tan lejos, solo quería jugar un poco y ver las reacciones de ese bello cuerpo…
Aunque en ese momento se le antojaba más aún ver en detalle ese cuerpo, así que la sombra bajo la manta y desató el cinto de la yukata, esta se abrió y dejo ver al pervertido ninja el tesoro que escondía. Las piernas desnudas, las pantaletas rojas de satín reveladoras y el valle entre dos pechos que no se habían descubierto en su totalidad.
Shikamaru sintió que su ritmo cardiaco se aceleraba, y usando sus sombreas manos ligeras y suaves, logró que; con el mismo velo de sombra del que esta hecha la noche, terminaran de abrir la bata, dejando a la rubia semi desnuda, enseguida las manos comenzaron a masajear suavemente los firmes y suaves senos de la chica
-Aaaaahh… siii… que bien se siente… dame más… amor- murmuro la rubia
¿Amor? –Se preguntó el Nara - ¿Acaso hay alguien a quien ella llama así?- Shikamaru pareció enojarse, porque lo hacia ellos no eran novios, ella jamás le había dado nada para pensar que tuviera derecho a enojarse si ella tenia alguien a quien llamar amor
Dos dedos de sombra pellizcaron los sobresaltados pezones, y los giraron, Temari se arqueó dejando que un suspiro, invadiera todo, sus manos se aferraron a su almohada y una de sus manos acaricio esos labios que deseaba
-Me gustas tanto- le escuchó decir a la rubia
Esta vez estaba seguro de algo, él no estaba enfado, estaba: celoso, celoso de quien en dichas circunstancias estuviera en sus pensamientos.
Pero a pesar de eso, la excitación en su pantalón era ya visible, una sombra acarició la intimidad de la chica por encima de la tela.
Shikamaru tragó saliva deseaba seguir y descubrir mas, en este excitante juego, deseaba saber el nombre del hombre en su mente, deseaba estar con ella en vez de su sombra, y se sentía asquerosamente sucio y culpable por esto, una indecencia, definitivamente no lo habían educado a tratar así a una chica, finalmente sentía algo de paranoia de que Gaara sin previo aviso y mientras él estuviera en semejante faena lo envolviera en arena y le hiciera uno de sus funerales del desierto.
Las acciones y guturales sonidos de la rubia lo volvieron a su realidad, ella estaba llegando al clímax, y él era el causante de ello, aunque de manera poco común, una vez que paso su estado de embelesamiento. Se dispuso a acomodar sus ropas en su lugar, antes de huir del sitio dispuesto a darse algo de satisfacción propia
Al irse, Temari despertó y se abrazó a si misma, con una lagrima en su mejilla
-¡Shikamaru estúpido!, otra vez te soñé haciéndome cosas, y esta ocasión fue tan real… en verdad tengo que encontrar la forma de estar con él- dijo la rubia con decisión.
Shikamaru repasaba en su mente sus perversas acciones y llegaba a su propio placer. Sin embargo sabía que no había salido de eso sin castigo, porque ahora una daga de celos se hundía cada vez más y más en su corazón.
