Los personajes no me pertenecen, solo los utilizo como participes en esta historia.

La trama es completamente de mi autoria.

Sin mas que decir.


Capitulo Uno. El demonio escarlata.

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Seria su primer dia en la preparatoria "Neon Institute" y se encontraba claramente fastidiada. Caminó temblososa hacia el área de administración, acomodo sus amplias gafas, y suspiro para llenarse de valor antes de tomar el pomo de la puerta.

— Aqui vamos. —Susurro entrando en aquella oficina.

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Sus pasos resonaban causando eco por aquellos pasillos solitarios, caminaba de manera torpe y vana hacia el que seria su aula durante sus próximos cuatro años.

— Que sera lo que tengo de malo como para que me eviten tanto.— Susurro la chica mientras se detenía para observar la entrada del área de la cafetería.

Fijo su mirada en el reflejo de la pizarra de anuncios y agacho el rostro. Estaba algo preocupada y tenia bastante miedo como para entrar. Nunca había sido muy segura de si misma ni de su apariencia. Era delgada, sin pecho, pálida y de un extraño color de cabello, un rosa durazno tan llamativo que le causaba problemas y burlas, usaba unos lentes de culo de botella, esos que te hacen ver de lo mas geek y torpe posible, los cuales ocultaban sus ojos jade turquesa, lo único de lo que estaba orgullosa, a excepción de que estaba bastante mal de la vista. Pero aunque su apariencia -a su punto de vista- era horrible y nerd, a muchos otros les parecía lindo.

Tropezó con uno de los escalones que daban hacia ese concurrido pasillo y cayo estrepitosamente haciendo que sus gafas saliesen volando violentamente, un quejido de dolor escapo de sus labios al sentir el golpe en su parte trasera. Trató de ponerse de pie pero una enorme punzada en su tobillo la hizo caer de nuevo sobre sus rodillas.

— Demonios... — Soltó al tocarse el tobillo.

—Mira que caerte en uno de los pasillos mas concurridos del instituto. ¡Si seras patosa!.— Pensó tratando de alcanzar sus gafas.

El timbre sonó, dando a entender que pronto los pasillos se llenarían de gente. Y Sakura se alarmo.

Rayos, rayos, rayos. ¿En donde están mis lentes?— Susurro desesperada tocando con sus manos el cristal del suelo.

Se detuvo de repente, poniendo atención al eco que comenzaba a escucharse al fondo del pasillo, justo frente a ella, al parecer alguien se acercaba. Y de un momento a otro, el sonido se detuvo.

Levanto su vista, temblorosa. Solo lograba distinguir algunas cosas borrosas y lo que pudo distinguir fue una silueta muy alta. Su rostro enrojeció de manera violenta, se sentía realmente estúpida.

Sakura escucho una risa cinica sobre ella.

Aquella persona le entregó sus gafas. Sakura trato de levantarse después de poner las gafas en su rostro.

— Te lo agradezco mucho... —Susurro, cayendo de nuevo por el calambre de su tobillo

El chico frente a ella la sostuvo un momento antes de alzarla sobre sus hombros sin pedirle permiso, ella se sonrojo a tal grado que estaba caliente. Trato de bajarse pero el chico la apretó mas para que dejara de moverse.

— No entraste a clase por esto. Suponiendo que tienes la suerte de un conejo, diría que te has lastimado. Así que cállate y aguanta hasta el fin del día.— Menciono con voz grave el chico que la cargaba. Haciéndola sonrojar de nuevo.

Al entrar al comedor los murmullos no se hicieron esperar. Muchos disimulaban y algunos otros no entendían la palabra "disimular", así que básicamente fue el tema de conversación en ese momento. El chico la sentó en una de las mesas al final del comedor y tomo asiento frente a ella, La observo sombrío, como si pensara que decir.

— Soy Sasuke. ¿Sakura Haruno?— Menciono serio y neutro.

La pelirrosa sintió miedo y asintió rápidamente.

— Te agradezco mucho por... por ayudarme hace un rato— Menciono nerviosa la pelirrosa.

— Estabas estorbando. Era mejor quitarte de ese lugar o te confundirían con un animal perdido.—

Comento remarcando la palabra estorbo. La pelirrosa se sintió mal por eso.

— Señor Uchiha, aquí tiene su almuerzo.— Susurro un chico de cabellos blancos hacia Sasuke sin levantar la vista.

El pelinegro tomo su bandeja de comida.

— Tráele lo mismo.— Menciono señalándola con la mirada.

El chico peliblanco asintió y fue corriendo directo a la fila en donde se repartía la comida. La jade solo se quedo aturdida por el carácter del hombre frente a ella. Por el trato que daba y le daban.

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El almuerzo en si fue silencioso para la pelirrosa, el pelinegro la miraba enfadado. Termino de comer y agradeció por la comida. Saco de su mochila un libro de anatomía y comenzó a repasarlo, Sasuke solo levanto una ceja incrédulo.

— ¡Oye! ¿Que haces? ¡Estoy leyéndolo!.- Comento sorprendida cuando el pelinegro le arrebato el libro de la mano.

— El timbre, hay que ir a clase.— Sasuke enfatizo su enojo cuando menciono aquello.

Cargo de nuevo a la pelirrosa mientras comenzaba a caminar.

Cuando entraron al aula el salón estaba en silencio, o al menos cuando ellos entraron.

La presentación fue rápida y tediosa. La profesora de Terminología -Kurenai- Era amable pero explicaba las cosas como si tratara a unos niños. Todos mandaban miradas leves hacia la ella murmurando cosas como "-pobre chica...- -terminara mal...- -Akuma-san es muy cruel al haberla elegido... se ve muy ingenua...-" y así siguieron durante el día.

El dolor en su tobillo disminuyo y pudo caminar sin la necesidad de ser tratada como costal de nuevo. Estaba por salir de clases.

— Haruno Sakura — Menciono una chica de cabellos castaños y una profunda mirada chocolate haciendo voltear a la pelirrosa, quien ya tenia ansia por irse ya que el Uchiha la observaba atentamente desde su escritorio.

— Si, soy yo. ¿Sucede algo?— pregunto nerviosa, observando sobre el hombro de la castaña dándose cuenta que el pelinegro estaba por ir a la salida del salón. A su lado.

— Por ahora. Solo quisiera advertirte en nombre mio y de mis amigas que debes tener cuidado con el demonio escarlata— Susurro la castaña para salir rápidamente del aula.

Sakura se quedo pensativa un momento-¿Akuma-sama?¿Demonio escarlata?. Se refieren a Sasuke ¿no? Quizá estoy confundiendolo, ya preguntare después.- Camino hacia la salida cuando sintió que era tomada por el hombro, un escalofrió helado paso por su columna y su frente tomo un leve tono azul.

— Mi auto esta afuera. — menciono el pelinegro tomandola por el cuello de la camiseta, siendo esta casi arrastrada por los pasillos. Lagrimas de miedo se asomaron por sus jades ojos.

Y un fuerte pensamiento cruzo por su mente.

— ¡Tragame tierra!—


-Por favor. ¡Que ya no me mire!- Pensé intranquila, dándome cuenta por la ventana del auto que Sasuke no dejaba de mirarme pensativo. Acomode mis gafas tratando de no sonrojarme mas de lo que ya estaba, ya que me encontraba demasiado mareada.

Por las pocas horas que he convivido con el, podía distinguir fácilmente que era una persona de carácter fuerte con un don para el mando. No pregunta, solo afirma y ordena sin que puedas dar tu opinión. La verdad me da bastante miedo, tiene una escalofriante aura negativa que se puede notar con facilidad, es como un demonio, es pálido y muy alto, delgado pero muy fuerte ya que me ha cargado como si fuera un costal de patatas y su mirada es demasiado penetrante, casi profunda. No pude evitar ver su cabello a través del cristal, desordenado y largo de un tono negro con destellos azules, muy parecido al estilo que usan los cantantes visual kei. Su voz es neutra y aterciopelada. Siempre tiene un tono de mandato y fastidio en la voz, como si todo le molestara o le resultara molesto de alguna forma. No lo conozco mucho, pero por como me ha tratado el día de hoy, presiento que esto solo empeorara.

El graznido de un cuervo me obligo a levantar la vista. Estaba frente a mi casa.

Salí rápidamente del auto para entrar a mi pacifico hogar cuando sentí que me tomaban del hombro, comenze a sudar frio y voltee algo nerviosa hacia Sasuke.

— Pasare por ti mañana antes de que salga el sol, trata de no romperte nada.— Asentí asustada, ya que su mirada era amenazante, cuando el se dio la vuelta para irse, yo entre corriendo a casa.

Me tire sobre la amplia cama de mi habitación y comencé a llorar como una niña. Hoy había sido el peor primer día de clases en la historia. Ademas, como siempre, madre y padre no estaban en casa, estaba sola, deprimida y ahora tenia a un matón controlándome. ¿Es que acaso la mala suerte no me iba a dejar nunca?.

Sin darme cuenta me había quedado dormida.