Uniendo nuestras vidas.
Cap. 1:
Primer encuentro…
"El destino mueve las piezas necesarias para hacer de las suyas"
Bella POV
Una tragedia me trajo a esta situación, ahora debo comenzar de nuevo, es difícil aceptarlo, llevo un mes sin parar de llorar, la pérdida de un ser querido no se supera fácilmente, menos la de dos… Sí, eso ocurrió, aunque no quiero dar detalles, no es que me guste demasiado hablar de eso… pero, aquel accidente automovilístico fue el causante de que mi padre en su agonía, me dejara a cargo de su mejor amigo para que cuidara de mí, por lo que, un mes después de estar encerrada en casa sin querer salir, y después de tanto insistir, el señor Cullen ha venido a buscarme una vez más, para llevarme junto a él y su familia, a lo que a partir de ahora, será mi nuevo hogar.
- Vamos Bella. – me llamó el tío Carlisle una vez que mis maletas estaban dentro del auto. Miré por última vez lo que fue mi dulce hogar por 16 años y con amargura entré en el auto, con la resignación de saber que por más que esperara en casa, ellos no volverían. , –Todo estará bien cariño –me dijo al notar mi melancolía, soltando aquellas palabras con tanta dulzura, como si de su propia hija se tratase, y es que de esa manera le prometió a mi padre que me cuidaría. – vamos a superarlo juntos. –yo tenía claro que no sería nada fácil, el dolor y el vacío que inundaba mi pecho no podría ser llenado nunca más, pero, no podía ser desconsiderada con aquellas personas tan bondadosas que estuvieron dispuestas a recibirme a pesar de ser solo una carga, porque, ¿en qué podría contribuir una adolescente tan torpe como yo en su hogar?
Todo lo que estaban haciendo por mí, no podría haberlo hecho cualquiera, si hasta decidieron utilizar su gran casa en el pueblo de Forks, dejando la mansión que mantenían en Phoenix, solo para que yo no me cambiara de instituto y las cosas no me resultaran más difíciles de lo que eran. Al final, el que terminaba dándome un poco de lastima, era el hijo menor del tío Carlisle, que aunque no lo conocía, comprendía que no le gustara la idea de cambiarse de instituto, pues yo había pasado por lo mismo al llegar a Forks hace dos años. Pero realmente agradecía el sacrificio inmerecido que hacían por mí, quien lo hubiera pensado.
Así que, siendo esos los motivos, llegamos la tarde del día domingo, a la segunda mansión de los Cullen -la primera era la de Phoenix-, que no se hallaba precisamente en el pueblo, sino que a la salida del mismo, alejada de la carretera principal y oculta a la simple vista de las personas, pues el camino de entrada estaba escondido por la inmensa vegetación que caracterizaba al pueblecito.
Cuando nos acercamos a la casa, quedé maravillada, una hermosa mansión blanca, con enormes ventanales y llena de flores decorándola sería mi nuevo hogar, y esperándonos allí con ojos ansiosos estaba la tía Esme, la reconocí enseguida porque ella, junto Carslile visitaban a menudo nuestro hogar, aunque nunca llevaron con ellos a sus hijos.
-bienvenida- soltó el señor Cullen al estacionar el vehículo.
En cuanto me bajé del auto, la tía Esme corrió a recibirme y de pronto unos delicados brazos estuvieron enrollados en mi cuello, asfixiándome un poco.
-Querida Bella, cuanto lo siento, para mí también ha sido doloroso, no sabes como quería a tus padres, y aunque sé que no podré alcanzar a sentir la tristeza que tú sientes, déjame decirte que estaremos para ti, en el momento en el que lo necesites. –la señora Cullen tenía un gran corazón, siempre fue muy cariñosa con nosotros y realmente lo agradecía. Sonreía ante sus palabras intentando que pareciera natural, porque a pesar de su ofrecimiento, no podía darles más carga de lo que ya estaba siendo.
-madre, la asfixias, esos abrazos solo puedes dárselos a alguien que no se vaya a romper, como yo- sonó una voz grave pero cariñosa, que al parecer acababa de asomarse por la puerta.
-oh Emmett, no seas celoso- acusó la tía Esme cuando un chico alto, fornido y de buen parecer llegó a su lado.
- me has pillado –dijo el grandullón con una sonrisa.
–Cariño, te presento a Emmett, mi hijo mayor. ¡Sé que se llevarán muy bien! –aplaudió.
-qué tal Bella–dijo con la mano estirada para que yo la estrechara.
-sabes mi nombre –espeté devolviéndole el saludo y cayendo en la cuenta de que la tía Esme no lo había mencionado.
-claro que sí, eres famosa en la familia, mi madre no ha parado de hablar de que la pequeña Bella vivirá con nosotros, ha estado preparando todo muy emocionada, es que siempre quiso tener una niñita, pero salimos dos machos recios –dijo dándole pequeños codazos al brazo de su madre de forma juguetona.
-es cierto –reconoció Esme tapándose las mejillas que se habían sonrosado levemente – siempre quise una hija y ahora estás aquí. Podremos hacer todo lo que nunca pude con estos dos chicos… cocinaremos, saldremos de compras, veremos telenovelas…. – y así se fue casi saltando de vuelta a la casa soñando con todo lo que compartiríamos, pero no sin antes decir –Emmett… ayuda a bajar las maletas y llévalas al cuarto de Bella –y luego volvió a soñar despierta.
- claro madre – asintió con una sonrisa el fortachón y luego me guiñó un ojo. –no vas a aburrirte con ella.
Al entrar a la casa, vi que era tanto o más hermosa que por fuera, pero lo que me dejó aún más maravillada, fue una hermosa melodía que llenó mis oídos, al parecer venía desde el living de la casa.
-¡oh! Edward está tocando el piano, eso es raro –dijo el tío Carlisle cuando entró con la última maleta.
Con que Edward se llama el hijo menor…
- a puesto que está luciéndose para recibir a Bella –se mofó Emmett que no sé de donde, apareció a mi lado, haciéndome dar un brinco y sacándome del éxtasis que me produjo la melodía. –oh… y parece que ha funcionado – se burló al ver mi reacción. Pero antes de que alcanzara a decir algo, Esme tomó de mi mano y desde el recibidor, me jaló al lugar de donde provenía la música.
-vamos Bella, esto no es de todos los días –entonces entramos al living y allí pude ver un hermoso piano de cola que sonaba a las mil maravillas y oculto tras él, el causante de aquella hermosa melodía que por primera vez desde que mis padres murieron, llegó a estremecerme.
Cuando el piano cesó de sonar, los aplausos por parte de Esme y Carlisle llenaron el silencio que este había dejado y entonces, poniéndose de pie, un hermoso chico -de pelo cobrizo algo desordenado y de tez tan pálida como la cal-, siguiéndoles el juego, hizo reverencia a sus padres, dando las gracias como si hubiera estado dando un concierto. Y al levantar la vista, unos ojos verdes traspasaron los míos que se avergonzaron ante aquella mirada tan intensa y deslumbrante, que me hizo arder los ojos. Al parecer, él no se había cuenta que yo estaba allí porque antes de bajar yo la vista avergonzada, puede notar un tono rosa en sus mejillas, seguro por la vergüenza de que alguien que no fuera de la familia, lo estuviera observando en esa faceta, que al parecer, no sacaba muy a menudo.
-hola – dijo el menor de los Cullen. Levanté la vista otra vez y le vi sonriéndome amablemente, que hermosa sonrisa.
– hola, tú debes ser Edward ¿verdad? –que tonta, claro que sí.
– sí, y tú eres Isabella…
– ehh, solo… llámame Bella por favor.
– bienvenida entonces, Bella. – dijo con una voz suave y sexy.
Que buena bienvenida, este chico es fantástico que hermosura tan singular, nunca a conocí alguien como él.
– Edward ¿por qué no le muestras a Bella su cuarto y la ayudas a desempacar? – rompió de pronto mi burbuja la tía Esme.
-claro, por aquí –indicó al pasar por mi lado y ver que no me movía.
-ahh… sí –dije torpemente y me lamenté por eso, ya que Edward soltó una risita gracias a mi falta de concentración.
Me guió hasta el segundo piso y me indicó la habitación de los integrantes del hogar, las primeras eran la de sus padres con baño propio y todo, luego la de los invitados y un cuarto de baño simple también de invitados, además del estudio del tío Carlisle.
En el tercer piso se encontraba la habitación de Emmett y la de Edward al lado de ella. Frente a la pieza de Emmett estaba el enorme baño del tercer piso, con jacuzzi incluido y frente al cuarto de Edward y al lado del baño, se encontraba la mía.
Cuando el menor de los Cullen abrió la puerta, entregándome la llave de este, quedé realmente impresionada, Esme había decorado todo y me avergoncé un poco de ello, parecía la habitación de una princesa, todo color rosa, incluso el tapiz de las paredes, aunque era un rosa bastante claro y la alfombra del piso toda peluda, era enorme y muy iluminada gracias a los grandes ventanales que daban al patio delantero.
si Alice viera esto..
– ¿qué te parece? – Me dijo Edward con una tierna sonrisa- mi madre se ha esmerado bastante ¿no crees?
– Pues sí, ya lo creo- dije aun con la boca abierta, ella realmente quería una niñita, reí para mis adentros con ese pensamiento.
– Bien, he hecho mi trabajo, seguro querrás un poco de privacidad, nos vemos en otro momento – y cerrando la puerta por fuera, se marchó.
La verdad, fue bastante considerado de su parte, porque necesitaba un tiempo para mí, para poder asimilar todo este nuevo cambio y lo que sería comenzar una nueva vida, ya que tendría que compartir con más personas que en mi propia casa y eso era nuevo para mí.
Después de meditar un poco lo difícil que sería acostumbrarme a esto, simplemente suspiré resignada, y luego me dediqué toda la tarde para ordenar mis pertenencias que ya estaban en mi cuarto, mi ropa y mis útiles de aseo entre otras cosas, lo demás no fue necesario traerlo ya que el cuarto estaba completamente amoblado y contaba con lo necesario (una preciosa cama con dosel y veladores a los lados, un closet enorme que con toda mi ropa no llenaría ni la mitad.
También había un sofá blanco junto a uno de los ventanales, un lindo escritorio con repisa en donde muy bien sabía que llenaría con mis libros favoritos y… algo llamó mi atención encima del escritorio. Me acerqué para ver mejor y fue grande mi sorpresa cuando hallé un hermoso laptop rosa con una cinta de regalo y una pequeña tarjeta, que al leerla decía:
"BIENBENIDA A CASA BELLA"
La verdad es que me emocioné demasiado, y no pude evitar que de mis ojos corrieran algunas lágrimas silenciosas, es que no podía creer lo buenas personas que eran los Cullen, no les bastaba con recibirme junto a ellos, sino que además se cambiaban dela ciudad a este pueblo, para que yo estuviera más cómoda, me preparan una habitación hermosa y que debe haber costado mucho dinero re decorar y más encima, se toman la molestia de comprarme un obsequio, la verdad es que no cabía en mi mente como podrían haber personas tan bondadosas.
Secándome las lágrimas con la manga de mi blusa, tomé la pequeña tarjetita y bajé corriendo las escaleras hasta el primer piso, pero nadie estaba en la sala principal, entonces escuché ruido en algún lugar de la casa y me dirigí hasta allí, cuando llegué, descubrí que todo el mundo estaba en la cocina y vi una hermosa imagen de aquella familia, ayudando entre todos a preparar la cena mientras reían y jugaban muy felices, tanto que hasta me sentí un poco incomoda de interrumpir ese cuadro tan privado, yo realmente no pertenecía allí.
Comencé a retirarme intentando no hacer ruidos para que no me vieran, pero fue demasiado tarde.
–¡Bella, cariño! –me llamó Esme – que bueno que bajaste, justamente iba a mandar a buscarte para que cenáramos.
– ah… - no supe que decir, aunque luego miré la tarjeta que tenía en mi mano y la levanté para que ellos la notaran también.
– oh, veo que descubriste tu regalo –dijo Emmett.
– la verdad, no sé qué decir, es demasiado, yo… –oh no, lagrimas otra vez…
– ohh pequeña, no llores, no quisimos acerté sentir mal. – dijo Esme mientras corría hacia mí para abrazarme.
– no es eso, estoy… muy agradecida, no tenían por qué molestarse y aún así… yo…no sé cómo pagarles todo esto.
–no hay nada que pagar – comentó de pronto Carlisle– se lo debemos a tus padres, ellos fueron muy buenos amigos nuestros y cuando necesitamos apoyo, fueron los primeros en estar allí, todo está saldado, si eso te hace sentir mejor, digamos que esto es una pequeña parte de lo mucho que le debemos a tus padres.
La verdad es que sirvieron un poco sus palabras, porque me sentí extrañamente más tranquila y las lágrimas cesaron.
– Eso está mejor - dijo Esme alegremente –ahora ¡todos a comer!, pasamos al gran comedor que según Emmett utilizaban en su mayoría de veces, solo para eventos especiales y compartimos el delicioso alimento que todos se esmeraron en preparar, este realmente sería un día para no olvidar.
Pronto cada uno subió a su dormitorio, para poder descansar, tanto ellos del viaje -que aunque habían llegado dos días antes, estuvieron haciendo todos los preparativos para mi llegada -, como yo de la mudanza.
Mañana sería día lunes, un día diferente para todos.
Emmett, que con 25 años ya había salido de la universidad con título de arquitecto, entraría a trabajar a una nueva empresa que tenía grandes proyectos para el pueblo, como, un centro comercial propio y cosas así y el grandullón sería el diseñador principal.
Carlisle por su parte, trabajaría en el hospital de Forks, que con su excelente currículo, no dudaron en aceptarlo, mientras que Esme trabajaría en una empresa de diseño de interiores.
En tanto Edward y yo, comenzaríamos un nuevo día de estudios en nuestro tercer año escolar. Aunque claro, sería más difícil para él, como alumno nuevo, para mí sería un día más, o al menos, eso creí.
Mis queridos lectores, este es mi primer fic, espero que le haya gustado, no espero que haya sido algo increíble porque como ya mencioné, es el primero, y además, el primer capítulo ha sido más que nada una introducción, para que pudieran saber exactamente el porqué de los sucesos, ya sea por qué Bella vive con los Cullen, o por qué Emmett ya no asiste al instituto, etc. ojala sigan leyendo, espero sus reviews
