Ich danke Dir für alle die Liebe, Ich danke Dir Ewingkeit
Lacrimosa
Solía ser más miserable, no lo recordaba. Simplemente se venían a su cabeza las mil y una memorias con ella. El sonido de su risa, el brillo de su cabello de fuego a la luz del sol. Su personalidad tan armoniosa, y su infinita paciencia.
Pero ahora todo parecía tan lejano como esas tardes bajo los árboles. Aquellas palabras tiradas al viento y perdidas para siempre. Yacía vacío sin ella, lejos de su cercanía y su aura tan radiante y positiva.
Era su sol en ese mundo de tinieblas.
Pero decidió no volver a buscarla o tratar de pedir perdón. Era demasiado tarde para eso, porque en su ausencia se dio cuenta que la amaba, y por ese amor tan grande y puro, decidió dejarla libre.
Nunca más su mirada se posaría sobre él, ya no sería participe de sus alegrías o cómplice de sus derrotas.
No.
Ya no era poseedor su cariño.
Pero debía dejarla ir, porque terminó por lastimarla y traicionarla. Y aún más allá de todo eso, porque quería verla feliz con o sin él.
