Himitsu

Disclaimer: Teen Titans propiedad del señor Glen Murakami.

Era un día como cualquier otro, unas horas atrás Mad Mod había vuelto a hacer de las suyas, por lo que los chicos habían estado combatiéndolo. No había sido nada difícil, fue una cuestión de minutos y el criminal estaba, una vez más, entre rejas.

Ahora se encontraban todos en el sillón, Chico Bestia y Cyborg jugaban acaloradamente a sus videojuegos, Robin esperaba ansioso a su turno de jugar con el ganador de dicha partida, Raven estaba totalmente concentrada en su lectura y Starfire observaba jugar a sus amigos.

— ¡Te queda poco, Bestita!—Exclamó el mitad robot mientras se ponía en mejor posición, como queriendo adquirir más poder haciendo eso. El verde abrió los ojos con pánico y se paró sobre el sillón.

— ¡ESO ES TRAMPA!, ¡NO!, ¡ESPERA!

Cyborg lanzó un grito de victoria, Chico Bestia soltó un bufido y le entregó el control a Robin, el cual estaba completamente feliz de al fin poder jugar contra su robótico amigo y así poder patearle el trasero. Raven los observó y puso los ojos en blanco mientras murmuraba un "hombres" y continuaba con su lectura, Starfire se acomodó un poco mejor para poder darle ánimos a su líder, mientras comía palomitas de maíz.

La partida comenzó, Cyborg y Robin ya habían comenzado a pelear mientras jugaban, no oían nada a su alrededor, solamente eran ellos dos y su consola. En ese instante algo comenzó a sonar. No era la alarma de la torre, ni siquiera sus comunicadores, era un pitido insoportable y provenía de la zona de las habitaciones, por lo que seguramente estaba sonando a un muy alto volumen. La pelirroja del grupo observó algo nerviosa a sus amigos, revisando que si estaban o no notando aquel insoportable sonido. Chico Bestia se lanzó arriba de todos, tapándose los oídos con las manos.

— ¡¿QUÉ DEMONIOS ES ESO?! ¡ME ESTÁ MATANDO!—Robin puso el juego en pausa y también se tocó los oídos, claramente molesto. Starfire para ese entonces ya estaba flotando unos cuantos centímetros del suelo, con una sonrisa nerviosa.

—N-No se preocupen amigos… y-yo iré, es m-mío. —Dijo ella y luego soltó una risa nerviosa para salir rápido de la sala y dirigirse a su habitación. Todos sus amigos se quedaron observando por donde se había ido, totalmente extrañados. Raven volvió a poner los ojos en blanco y susurró "extraterrestres" para luego continuar con su tan entretenida lectura.

— ¿Qué le sucede?—Preguntó Chico Bestia a los dos otros hombres del equipo, Cyborg se encogió de hombros mientras que Robin frunció el ceño. Algo no andaba bien, Star estaba actuando extraña. Miró a sus amigos y les dijo que continuasen jugando ellos, que él iría a ver qué había sido aquel extraño sonido.

El muchacho enmascarado se dirigió al pasillo, y, cuando se dispuso a tocar la puerta de Starfire, pudo oír cómo ella estaba aparentemente hablando con alguien. Decidió acercar su oído a la puerta y escuchar.

—No, no debes venir aquí… no pueden vernos juntos, ¿lo entiendes? —Al escuchar esta frase el joven maravilla agudizó más la audición. ¿Qué demonios estaba pasando? —Lo sé, yo también te extraño mucho… Debes cuidarte, ¿sí? No, por supuesto que no me das vergüenza, tú eres un chico maravilloso, no lo olvides. Sí, nos veremos pronto… Sí, también yo. Adiós. —

Robin de toda la conversación a lo único que le había prestado verdadera atención era a ese "tú eres un chico maravilloso", ¿entonces estaba hablando con un chico? ¿y lo extrañaba? Sintió como su corazón era atravesado por millones de flechas y lo estrujaban con fuerza. Retrocedió un par de pasos, con una mano en su pecho. Esto no podía estar pasando. ¿Por qué Star le ocultaría algo? ¿No podían verlos juntos? ¿Acaso Star estaba saliendo con alguien y no quería contárselo? Miles de preguntas comenzaron a atormentar al líder de los Titanes, se hundió tanto en sus pensamientos que fue sorprendido por la muchacha tamaraneana al abrir la puerta de golpe. Ella lo miró sorprendida y algo asustada. ¿Habría escuchado algo?

—H-Hola amigo R-Robin… ¿Qué se te o-ofrece? —El enmascarado la observó con una mirada triste, su corazón estaba destrozado, quería asesinar a aquel que se había atrevido a arrancar a su Starfire de él. Luego se dio cuenta de que había sido descubierto en la puerta de la habitación de la muchacha evidentemente espiando, por lo que comenzó a ponerse nervioso.

—Eh, bueno… en realidad… simplemente… eh, ¿quieres ir a la azotea? —Genial, ahora sí que estando solos allá arriba no iba a poder evitar preguntarle sobre su extraña y romántica conversación de hace unos momentos. La chica asintió con una sonrisa, comenzó a flotar, lo tomó del brazo y se lo llevó a la azotea.

Una vez allí, depositó a su mejor amigo en el suelo y se sentó, él la imitó. Estuvieron largo rato en silencio, bastante incómodo por cierto, cada uno estaba absorto en sus propios pensamientos. Star se sentía un poco culpable, se sentía mal ocultándole algo así a la persona en la que ella más confianza tenía, cerró los ojos y suspiró pesadamente. Robin no pasó desapercibida esta acción y la miró con preocupación.

— ¿Qué sucede, Star?

—Robin… tú eres mi mejor amigo, ¿verdad? —El muchacho asintió y tragó saliva. ¿Qué diablos iba a decirle? Ya se venía venir todo, hablándole de lo maravilloso y encantador que era su nuevo "amiguito" y de cómo lo extrañaba. Sentía ganas de gritar o de tirarse al precipicio. —H-Hay algo que quiero contarte… sobre una persona muy cercana a mí…

¡Genial! ¡Genial! Ahí se venía otra apuñalada a su ya herido corazón. Cuando la pelirroja quiso comenzar a hablar, la alarma de la torre comenzó a sonar. El chico se paró de golpe, dándole la espalda a su amiga.

—Deberá esperar, hay problemas. —Dijo secamente antes de entrar corriendo. Star notó el tono en el que le había hablado y su culpa se incrementó. ¿Estaría enfadado?

Se dirigió a la sala principal donde se encontraban sus amigos, observando imágenes de la ciudad siendo destruida por alguien aparentemente desconocido. El líder frunció el ceño y con el grito de "Titanes, ¡vamos!" todos salieron al ataque.

Una vez en el centro principal, vieron todos los edificios de alrededor destruidos o en llamas, pozos muy hondos en las calles, autos abollados uno sobre otro, gente escondida por todos lados, niños llorando, muy asustados, todo era un completo caos. Cyborg se acercó a un señor que se encontraba escondido cerca de ellos y le preguntó qué fue lo que había sucedido, el señor lo primero que hizo fue mirar a Starfire y, al verla, mostró una cara de pánico como si estuviera viendo un fantasma y la señaló, aterrorizado.

Los titanes se voltearon hacia Starfire, la cual al ver de la manera en la que el señor la señaló, se dio cuenta al instante de lo que ocurría y ahogó un grito con sus manos. Definitivamente iba a matarlo. Ante la mirada atónita de sus amigos, comenzó a volar en busca de algo, mejor dicho, alguien.

—Starfire está actuando muy extraño, ¿no creen? —Comentó Chico Bestia, Robin frunció el ceño y comenzó a correr en la dirección por la que se había ido su mejor amiga.

— ¡Titanes, vamos!—Los otros tres se miraron entre sí y luego comenzaron a seguirlo.

Demonios, demonios, ¡demonios! No había duda de que era él, menos mal que le había especificado que no podía venir a este planeta. ¿Qué es lo que le había provocado hacer todo este desastre? Esto no iba a terminar bien, además tendría que explicarle todo a sus amigos, todo a su querido Robin.

¿Y si lo encontraba fuera de control? No iba a poder detenerlo tan fácilmente. Continuó volando, siguiendo la presencia de ese ser que estaba buscando. Finalmente sintió un extraño ruido proveniente de una dulcería. Una dulcería muy familiar.

Bajó hacia allí e ingresó, todo estaba destruido, tal y como ella la había dejado el día que llegó a la Tierra. Era exactamente la misma dulcería. Y ahora él imitaba sus acciones pasadas. Sonrió al pensar la fuerte conexión que los unía, pero su sonrisa desapareció al escuchar ruidos dentro de otro sector. Se acercó lentamente hacia él, iluminándose con un Starbolt, al llegar a su destino, su Starbolt desapareció, y un montón de lágrimas se acumularon en sus ojos.

— ¡No puedo creerlo, eres tú!—Corrió hacia unos brazos fuertes que la recibieron con muchísimo amor, ella soltó todas esas lágrimas acumuladas y se aferró más al pecho desnudo de éste individuo. En ese momento, los cuatro titanes restantes llegaron a donde se encontraban ellos, Robin al ver esa escena se quedó paralizado.

Esto no podía estar sucediendo.

—Vaya Star… ¿quién es tu nuevo amigo? —Dijo Cyborg algo sorprendido por lo que estaba mirando. Chico Bestia asintió.

—Muero por conocerlo. —Agrego Raven, totalmente sarcástica como de costumbre.

—Sí Starfire, preséntanos a tu… amiguito. —El chico del antifaz escupió esta última palabra con mucho veneno y celos que lo estaban carcomiendo. ¡Solamente miren de la forma en la que ese niño bonito abrazaba a su Star! Definitivamente iba a romperle un par de huesos.

La tamaraneana los miró con sorpresa y pánico, se separó del muchacho al instante que sus amigos llegaron. Ya no había vuelta atrás, tenía que presentárselos y abstenerse a las consecuencias. Tomó un poco de aire, apoyó su mano en el hombro de su acompañante y, cuando iba a soltar la primera palabra, una voz muy varonil la interrumpió.

—Así que ustedes son los amigos deKori, eh. Cyborg, Raven, Chico Bestia y… Rabino. —Al último lo miró con desprecio, éste al escuchar cómo lo había llamado ardió de la furia. ¿Quién demonios era se tipo?

—Es Robin. Y me encantaría saber quién diablos eres tú y por qué destruiste toda la ciudad. —El líder de los titanes respondió con furia, mientras se acercaba a ese tipejo pelirrojo que se encontraba delante de él. El otro chico lo miró, de forma sobradora, y esbozó una sonrisa.

Star observaba toda la escena totalmente preocupada, sabía que todo esto terminaría así. Nunca iba a cambiar. Ahora tenía que hacer lo posible porque éstos dos se lograran llevar bien desde el principio.

¿Sería eso posible?

Cyborg observaba detalladamente al muchacho, su aspecto era parecido al de Star, era pelirrojo, alto, tenía ojos verdes y esa piel bronceada al igual que su amiga, la única diferencia es ese pantalón extraño que tenía, parecía como cubierto de cadenas de alta densidad, además del torso desnudo claro. Dedujo entonces que se trataba de un tamaraneano pero… ¿quién era?

La conversación se estaba volviendo muy… silenciosa. Nadie hablaba. Ni siquiera Chico Bestia. Fue entonces que Star se colocó delante del muchacho, captando la atención de todos sus amigos.

—A-Amigos, él es…

·: Chapter Complete :·

¡Hola! Bienvenidos a esta nueva locura en la que me estoy metiendo. Ni siquiera tengo terminado ninguna de mis otras historias y me vengo a insertar en un nuevo fandom, no tengo remedio D:

¿Quién será el amiguito de Star? ¡Robin arrrrrrrde!

En fin, espero ser bien recibida por aquí, hace muchos años que vengo leyendo historias excelentes de Teen Titans y pensé, por qué no, hacerlo yo también. Esta historia se la dedico a una vieja amiga que antes publicaba en el fandom anteriormente dicho pero que, por temas personales, tuvo que dejar sus historias inconclusas. La vieja "Luna-Titán" y la actual "Yuume no Tsuki", esta historia es toda para ti.

Un beso grande para todos, ¡nos veremos en el próximo!

Emi.