El conde Phantomhive se despertaba algo alterado en medio de la madrugada, mirando a su alrededor percibía el absoluto silencio y oscuridad propio de esas horas, recostándose de nuevo en la cama cerraba los ojos cuando una efímera imagen de lo que había soñado segundos atrás cruzaba por su algo confundida mente, sintiendo como sus mejillas parecían cobrar calor, y un extraño estremecer recorría su cuerpo, sin querer su mano rozó sus piernas, algo peculiar estaba pasando a sus trece años, o era algo normal a su edad, se cuestionaba a sí mismo en silencio. Colando sus manos bajo su pijama acariciaba sus piernas, estando algo dudoso de llegar a su ropa interior, pero sentía que le palpitaba un poco su pequeño miembro. Tímidamente logró colar su mano derecha bajo su ropa interior, y un leve jadeo se escapó de sus labios, un fuerte motivo para avergonzarse, y más abochornado que antes, siente como al rozar su intimidad con uno de sus dedos verifica lo que sospechaba, estaba un poco erecta su intimidad.
-¿Erección?- Murmuró con vergüenza el conde escondiéndose todo bajo las sabanas, como refugio secreto de lo que estaba experimentando, o como no queriendo ser visto a pesar de que no había alguien cerca, porque con un solo roce se sentía bien y ese jadeo inesperado era prueba de ello, pensando que si al tocar un poco más firme podía ser más satisfactorio, solo sabia en teoría lo que ocurría en el cuerpo de un hombre cuando se excitaba, pero era la primera vez que su cuerpo lo experimentaba, en su aturdida mente culpaba a su galante mayordomo, pues en la mañana le había referido el tema en su clase de anatomía y fisiología, avergonzado recordaba la sensación cuando en clase escuchaba a Sebastian hablar del tema.
Flashback
-¿Parece dudoso?- Cuestionaba el demonio con esa sarcástica sonrisa cuando terminó de explicar su clase, y notar como su amo medio sonrojado trataba de disimular la vergüenza que sentía.
-Claro que no... entendí muy bien...- Se jactaba el orgulloso conde no dándole la razón a su ahora tutor, pero en su mente si tenía muchas dudas del tema, solo que si las decía pensaba en la burla que le darían por respuesta.
-Puede preguntar lo que quiera...- Trataba de persuadir el demonio acomodando sus lentes y lanzado una mirada algo coqueta al jovencito, que solo desvió la mirada ante ese gesto.
-¿Qué podría preguntar?- Murmuró entre dientes el conde que cerraba con molestia su libro pues tenía un gráfico sobre el aparato reproductor masculino.
-Usted es curioso... me sorprende que siendo tan curioso, no quiera saber más del tema.- Fue la respuesta de Sebastian con algo de ironía, mientras no dejaba de ver el bello rostro sonrojado de su amo.
-No soy un pervertido- Se justificaba con fingida molestia el de mirada azulina como queriendo acabar con el tema.
-Eso no es perversión, la sexualidad humana es natural- Le aclaraba su tutor con fingida seriedad pero se notaba que tenía intenciones ocultas.
-Su cuerpo... por ejemplo ahora su pene podría experimentar una erección.- fue el atrevido comentario de Sebastian aquello que hizo apenar más al conde que de reojo miraba su entrepierna, pero no notaba algún cambio, entonces decidió que no dejaría que su demonio lo siguiera molestando.
-¿Qué lo provocaría?- Dijo con su mirada desafiante el conde a su mayordomo,
-Dijiste que eso se producía cuando algo es excitante a nuestro cuerpo, por ejemplo la persona que nos atraiga... ver cuerpos desnudos, lectura erótica o alguna tontería de esas y ahora no tengo nada de eso a la vista- Decía con sarcasmo el jovencito mirándolo con fastidio pero a la vez con esa sonrisa desafiante.
-Cierto, usted no tiene a alguien que le guste... ¿Verdad?- Insinuaba el demonio con una pícara sonrisa, aquella insinuación que hizo avergonzar de nuevo al conde, otra vez volvía a caer en el juego de él.
-Tengo a mi prometida...- Dijo casi sin pensar para no perder la discusión.
-Oh ella... entonces... imagínesela desnuda...- Hablaba con una falsa sonrisa el demonio, su amo solo al pensar en eso más que avergonzarse le parecía una ridiculez.
-Eso si es pervertido, idiota...- Respondió nervioso ante esa petición extraña de su demonio, que le sonreía divertido.
-Además no podría imaginarla desnuda...- Murmuraba el conde sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo, por más que quisiera no podría imaginarla sin ropa era escalofriante pensaba, ambos se quedaron en silencio.
-¿Duele tener una erección?...- Fue la inocente pregunta del conde ante el demonio que sonreía algo complacido pues ahora escucharía las dudas de su virginal amo, aquella curiosidad mezclada de inocencia le resultaban fascinante.
-Es algo incómodo al principio... pero si lo sabe tratar... resulta placentero.- Le respondió Sebastian con una pequeña sonrisa.
-Entonces ya que estamos en el tema, hablemos de la masturbación...- Terminaba de decir el demonio que parecía emocionado con el tema, mientras el conde sentía la más grande vergüenza que pudo haber sentido en una clase, pensando que esa sería una clase por de más incómoda, sonreía nervioso al notar el entusiasmo de su pervertido demonio.
Fin del flashblack
-Es tu culpa, Sebastian...- Se escuchaba decir con algo de dificultad al conde, cuando sus manos rozaban con más fuerza su miembro que estaba totalmente erecto, y algo humedecido lo que facilitaba su torpe movimiento de manos.
-¿Por qué tuve que soñar con él?- Se cuestionaba cerrando los ojos y recordaba el extraño sueño de antes en el que estaba Sebastian en una situación muy erótica parecía provocarle, por su mente pasaban esas sensuales imágenes y eso provocaba que jadeara al compás del estímulo que sus manos le daban a su miembro.
-Ahh...-Levemente gemía con vergüenza sentía como el calor llenaba su ser, ya no solo sus mejillas, hasta sus manos parecían arder, eso solo lo motivaba a seguir, recordaba el gesto coqueto de Sebastian en la mañana, esa sonrisa sarcástica, solo lo excitaba más, sintiendo como algo parecía querer salir de su falo erecto, sentía que debía liberarlo de una vez.
-Nhn...- Jadeó mordiéndose un poco los labios al sentir como en el éxtasis, eyaculaba con fuerza, ese cálido líquido que salía de su miembro y se escurría en sus manos, lo hacía sumergirse en una sensación que no había experimentado en su vida, con su respirar agitado, los ojos cerrados y sintiendo como parecía que el corazón se le escapaba del pecho por su rápido latir, decidió calmarse y respirar tranquilo, con sus manos algo pegajosas se sentaba en la cama, su ropa interior que habían descendido hasta sus rodillas, podía sentir como las sabanas de su cama rozaban su trasero. Avergonzado por lo que había hecho se tumbaba de nuevo a la cama, algo cansado, pero tampoco era algo de lo que se arrepentía, porque fue una extraordinaria sensación, pero lo que si le llenaba de vergüenza era en quien lo había provocado, su atractivo demonio, cerrando de nuevo los ojos y pensando en él sintió la necesidad de lamer su mano lascivamente probando su propio semen, que era de un extraño sabor pero ahora no le importaba, el solo imaginarse que fuera Sebastian quien lamiera su eyaculación nuevamente le excitaba, y ocultándose bajo las sabanas seguiría en la fascinante exploración de su sensible cuerpo y con la traviesa imagen de su varonil demonio que en su mente se paseaba.
Gracias por comenzar este sensual mini fic... pues... ayer estuve viendo algunos doujinshis shotas y se me ocurrió escribir esto... :3
Espero haya sido de su agrado, no olviden dejar sus comentarios
besos :*
