- Peeta, déjalo por favor.
- No, no lo dejo Katniss.
Me levanté de la cama con intención de ir al baño a darme una ducha, pero Peeta fue más rápido que yo y me interceptó. Suspiré apesadumbrada. Estaba harta de aquella discusión. No íbamos a intentarlo más, al menos por hoy.
- No tiene sentido que lo sigamos intentando, y lo sabes.
- No digas eso cariño. Hemos hablado de esto miles de veces. Sabes que puede ocurrir. El médico lo dijo.
- ¿Ah sí? Puede ocurrir. Sí, claro. – Puse los brazos en jarras y le miré a los ojos. – De aquí a que ocurra ya tendré la puta menopausia, Peet. Mi cuerpo está roto. A ver si lo entiendes de una vez. Ahora si me dejas, me voy a duchar, porque algunos tenemos que trabajar.
Salí del cuarto disparada mordiéndome la lengua. No, no había sido nada justa con Peeta, y lo sabía. Nadie tenía la culpa de que las pinturas de Peeta no se vendiesen. Es cierto que en el pasado nos habían dado mucho dinero, era un gran artista. Pero ahora mismo la galería estaba abandonada, la gente pasaba por la calle, se asomaba tímidamente, y se iba. Los precios tampoco es que fuesen muy asequibles. Me duché rápidamente, me hubiese gustado estar más tiempo debajo del chorro de agua caliente pero no tenía tiempo para eso.
Cuando llegué a la habitación, mi marido ya no estaba. Me quedé de pie un momento, sopesando las consecuencias de la pelea. No eran demasiado graves. Estaba segura de que después intentaría algo conmigo, algo íntimo… y yo tenía que acceder. Aunque no me apetecía nada.
¿Qué me pasaba? ¿Desde cuándo no quería acostarme con mi marido? Era sin duda el marido perfecto. Guapo, atento, inteligente, divertido, responsable y definitivamente sexy. Tenía el mismo cuerpazo que hacía 10 años. Y en la cama era brutal. Muchísimo mejor que cuando nos conocimos. Sabía dónde tenía que tocar exactamente para que me fundiese en un segundo, sabía dónde y cómo chupar, cuándo parar y cuándo seguir. Era el amante perfecto. Y aún así, no me apetecía acostarme con él.
Aquel accidente no sólo me había dejado secuelas psicológicas. Físicamente también me había dejado bastante mal. Pese a que las cicatrices habían sanado hacía ya muchos años, seguía estando rota por dentro. Seguía sin poder crear vida en mi interior. Cada vez que Peeta decía que esa vez podía ser "la vez definitiva" yo me emocionaba. Pero nunca sucedía. El embarazo nunca llegaba.
Intenté despejar la mente y me vestí con prisas. Unos tejanos grises, zapatillas gastadas y una camiseta con el logo de Superman en lentejuelas. Me puse encima una chaqueta vaquera, cogí mi maletín, y me encaminé hacia el instituto.
La sala de profesores estaba atestada de gente, pero en un lunes por la mañana era normal. Como ya venía siendo costumbre, me fui hasta el fondo de la sala con mi termo lleno de humeante café y me quedé leyendo uno de los periódicos que había por allí, en silencio y sola. Hasta que el profesor más alto del lugar se me acercó.
- Te lo advierto Marvel, no estoy de humor – gruñí.
- Se te ve en la cara Everdeen.
Puse los ojos en blanco. A mi amigo le encantaba sacarme de quicio, y la verdad es que lo hacía muy bien. Tenía que reconocer que siempre lograba arrancarme una sonrisa.
- ¿Cuántas veces te tengo que decir…
-… que ahora eres la señora Mellark? – terminó la frase por mí, me sonrió, y ambos nos reímos. Era oficial, adoraba trabajar con mi mejor amigo.
- Así que, ¿problemas en el paraíso?
Marvel se sentó a mi lado y yo plegué el periódico. No quería mentirle, pero no me apetecía nada hablar del tema.
- Es complicado, Marv. Ya sabes que los matrimonios lo son.
- Lo sé, Kat, pero tienes que entenderle a él.
- ¿A él? – fruncí el ceño.
- Peeta me ha llamado esta mañana. – Genial, de puta madre. Ahora no solo Marvel sabía lo de la pelea, también Glimmer, y por extensión todos los demás. Me veía una intervención en el salón de mi casa cuando volviese del trabajo. – Me ha contado que ya no quieres intentarlo más. Sé que debe ser difícil, pero también lo es para él.
- Marvel, no tienes ni puta idea – dije bajando la mirada – llevamos intentándolo 18 meses. Sin ningún resultado. Os negáis a creerlo. No puedo tener hijos. Es un hecho. Más vale que empecéis a aceptarlo. Ah, y por favor. Dejad de meteros en mi vida sexual. Todos. Te recomiendo que se lo digas al resto.
Me levanté de mal humor y me fui a dar mis clases de historia.
Para colmo de males empezó a dolerme la espalda de mala manera. "Los años no pasan en balde para nadie", pensé. Me tomé un ibuprofeno y mandé a los alumnos que leyesen en silencio mientras intentaba no morir del dolor. Estaba deseando llegar a casa y tomarme una buena copa de vino. Al final de una interminable mañana las clases acabaron y me fui a casa, pensando en los exámenes que al día siguiente tenía que hacer. Los de la clase de tercero copiaban demasiado. Iba a tener que tomar medidas.
Llegué a casa casi sin darme cuenta. Fui directa a la cocina, estaba hambrienta. Calenté las sobras que había en la nevera y me las comí rápidamente. Peeta no estaba en casa. Me arrastré hasta el sofá, pensando inevitablemente en la pelea que habíamos tenido aquella mañana, y las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. Al final, me quedé dormida.
Me desperté sobresaltada sin saber bien dónde estaba. Peeta me miraba desde el otro lado del sofá, con semblante serio. Cerré los ojos. Ojalá pudiese quedarme dormida de nuevo.
- ¿Cuánto tiempo llevas mirándome dormir? – pregunté tímida.
- Un ratito. – Peeta se acercó a mi lado del sofá. – Katniss... siento lo de esta mañana.
Cerré los ojos y suspiré. Después de la tormenta siempre llega la calma.
- No lo siento yo. Además, te debo una disculpa. Por lo que te dije del trabajo – me sonrojé fuertemente – lo siento mucho Peeta. Tú no tienes a culpa de que no se vendan tus obras. Son muy buenas, y lo sabes. Siento también lo otro.
Peeta me abrazó y yo me dejé llevar por su cálido cuerpo. Era reconfortante estar en los brazos de aquel hombre del que estaba enamorada. Acarició con suavidad mi cabello y limpió las lágrimas que, de nuevo, inundaban mis mejillas. Me acunó como habría acunado al bebé que no llegaba. Susurró en mi oído palabras reconfortantes, palabras bonitas, de las que hacen que se te derrita el corazón. Me besó con ternura y cariño, me acarició el cuerpo como sólo él sabía hacer.
Me dejé hacer, cansada de tanto discutir. Liberé mi mente de la ira y la frustración, dejé de pensar en todo lo que no podíamos tener y me centré en lo que tenía entre mis brazos en aquel momento. Cerré los ojos y me agarré con fuerza al cuello de mi marido cuando noté que me alzaba en vilo para llevarme a la cama. Aspiré su olor, acaricié su rubia cabellera, noté la fuerza de sus músculos. Busqué a tientas sus labios y los choqué contra los míos. Jadeé cuando separó sus labios de los míos para morderme un pezón, y el gimió cuando mi mano atrapó su duro y caliente miembro. Nos perdimos en nuestros cuerpos, y aunque no lo sabíamos, obramos un milagro.
YOLOOOOOOO! ¿A que no os esperabais esto? ¿A que no? ¡Yo tampoco! Pero mira, aquí está :D Vale, antes que nada, quiero dejar claras un par de cosas. El primer lugar: La Chica Misteriosa NO se ha terminado. Aún tiene para rato, así que no flipéis porfa :) En segundo lugar. Este fic serán one-shots. Este primero es corto pa ver que os parece y eso. Digamos que es para "entrar en calor". Todos y cada uno de ellos estarán ambientados en el futuro, pero puede que expliquen cosas del pasado. Tercero. Es posible que haga spoiler de cosas de LCM (como en este caso lo del "accidente", ¿qué habrá pasado? CHANCHANCHAN!). Lo hago de forma deliberada, es obvio. Seguramente deje cositas caer hasta que lo cuente en el fic. Sobre todo si tiene que ver con el pasado. Creo que es una forma de que queráis saber más (aún) del fic.
Espero que os guste la idea, a mi me gusta y es una manera de relajarme de los otros fics. Y repito (just in case, os conozco) NO dejo ninguno de los fics, todo tiene su final, están en mi cabecita bien ordenados.
¿Qué os ha parecido este mini capi? No sé de cuánta extensión serán los capis, más largos que este fijo. Espero vuestros reviews y opiniones. Por cierto, que también acepto peticiones de lo que queréis leer. Mientras yo voy escribiendo.
Chicas, va por vosotras, you know.
Por un review os dejo el baile de Marvel nunca visto
Claudia aka Marvelous
