Estoy aterrado. No puedo sobrevivir solo en esta ciudad. Solo; estoy solo.
Yo y esas creaturas extrañas que devoran todo a su paso. Lo único con lo
que cuento es un revólver, con municones para seis rondas más, pues, 36
tiros; y una mochila, donde tengo vendas, alcohol, agua y alimento para un
par de semanas. Pero no es suficiente; esos monstruos son muchos más de lo
que parece. Ellos acabado con cientas de personas: niños, jóvenes, adultos
y ancianos; todos han sido eliminados sin piedad. Creo que soy el único
sobreviviente. ¿Por cuánto tiempo? No lo sé.
Capítulo 1
Me persiguen
Ya gasté cuatro tiros en un fenómeno. Es verde, de ojos saltones y temibles garras; parece un sapo mutante. Jamás pensé que existiera ese tipo de creaturas. ¡¿Qué demonios es eso?! Lo único que se me ocurre es que estoy drogado, borracho, o sea una pesadilla; por desgracia, no resultó ser ninguna de las tres ocpiones.
Han pasado días desde que estoy sólo; confirmé mis sospechas: no quedó nadie, o por lo menos eso creí. Pues me encontré una niña abandonada, en plena calle. Ella estaba tumbada, herida y débil; no demoré en levantarla e inspeccionar sus heridas. La sangre dejó de brotar hace tiempo. Lentamente, la dejé en su posición original y saqué un par de vendas de mi mochila. No había terminado de ayudarla, cuando tres tipos salieron en mi encuentro; ellos íban cabizabajos, y se movían lentamente. Dejé a la herida en el suelo, y me acerqué a pedir ayuda; me atacaron: uno de ellos me quiso morder, más le di un fuerte golpe en la cara, haciendo que esta saliera desprendida. Antes de que pudiera desenfundar mi arma, escuché un agudo grito. Y girando rápidamente, divisé a cuatro tipos más, rodeando a la niña; busqué algo a mí alrededor que ma ayudara, pero no encontré mucho, pues me encontraba a plena avenida. Sólo cadáveres, cosas en llamas, autos volcados, y más cadáveres estaban a mí alrededor. No me quedó de otra, que sacar mi arma, ignorar a los tipos detrás de mí, y soltar un tiro al monstruo más cercano a la pequeña. Me quedan 31 descargas. Tengo que ahorrar, por lo que simplemente empujé a los otros tres y levantando a la niña con delicadeza, hice que se subiera a mi espalda y que sus brazos rodearan mi cuello; e ignorando todo lo demás, partí lo más rápido posible.
-¿Estás bien?- le pregunté, ya en un lugar seguro: una tienda de víveres vacía. Pero ella no contestó... Pregunté de nuevo, y tampoco me respondió. Como quiera esta niña, por mí, que no hable. Lo dije antes, la tienda estaba vacía. La inspeccioné, y sólo encontré dos cosas: un par de Handguns, con 5 balas cada una y alimento: frituras, frutas, pan dulce, carne; agua, refresco y algo de licor. Cuando pensé que todo estaba bien, algo destrozó la puerta, revelando una aterradora e inhumana figura: un monstruo. Pero, para mi sorpesa, la niña gritó:
-¡¡Papá!!-
Capítulo 1
Me persiguen
Ya gasté cuatro tiros en un fenómeno. Es verde, de ojos saltones y temibles garras; parece un sapo mutante. Jamás pensé que existiera ese tipo de creaturas. ¡¿Qué demonios es eso?! Lo único que se me ocurre es que estoy drogado, borracho, o sea una pesadilla; por desgracia, no resultó ser ninguna de las tres ocpiones.
Han pasado días desde que estoy sólo; confirmé mis sospechas: no quedó nadie, o por lo menos eso creí. Pues me encontré una niña abandonada, en plena calle. Ella estaba tumbada, herida y débil; no demoré en levantarla e inspeccionar sus heridas. La sangre dejó de brotar hace tiempo. Lentamente, la dejé en su posición original y saqué un par de vendas de mi mochila. No había terminado de ayudarla, cuando tres tipos salieron en mi encuentro; ellos íban cabizabajos, y se movían lentamente. Dejé a la herida en el suelo, y me acerqué a pedir ayuda; me atacaron: uno de ellos me quiso morder, más le di un fuerte golpe en la cara, haciendo que esta saliera desprendida. Antes de que pudiera desenfundar mi arma, escuché un agudo grito. Y girando rápidamente, divisé a cuatro tipos más, rodeando a la niña; busqué algo a mí alrededor que ma ayudara, pero no encontré mucho, pues me encontraba a plena avenida. Sólo cadáveres, cosas en llamas, autos volcados, y más cadáveres estaban a mí alrededor. No me quedó de otra, que sacar mi arma, ignorar a los tipos detrás de mí, y soltar un tiro al monstruo más cercano a la pequeña. Me quedan 31 descargas. Tengo que ahorrar, por lo que simplemente empujé a los otros tres y levantando a la niña con delicadeza, hice que se subiera a mi espalda y que sus brazos rodearan mi cuello; e ignorando todo lo demás, partí lo más rápido posible.
-¿Estás bien?- le pregunté, ya en un lugar seguro: una tienda de víveres vacía. Pero ella no contestó... Pregunté de nuevo, y tampoco me respondió. Como quiera esta niña, por mí, que no hable. Lo dije antes, la tienda estaba vacía. La inspeccioné, y sólo encontré dos cosas: un par de Handguns, con 5 balas cada una y alimento: frituras, frutas, pan dulce, carne; agua, refresco y algo de licor. Cuando pensé que todo estaba bien, algo destrozó la puerta, revelando una aterradora e inhumana figura: un monstruo. Pero, para mi sorpesa, la niña gritó:
-¡¡Papá!!-
