Dicen que en los tiempos de la edad media, las princesas eran las chicas perfectas, tenían buenas costumbres, de buenos ideales, y un gran afecto a la religión, pero como siempre hay algo o alguien, mejor dicho, que está en contra de todo esto. En un reino muy lejano, ubicado en Forks, península de Olympic, donde los reyes Emmet y Rosalie Hale, tenían una joven hija llamada Alice. Alice cumplía todos los rangos de una bonita joven, baja y delgada, de pelo oscuro y corto, y tenía una forma agraciada para caminar que hipnotizaba a cualquiera, pero no era como las princesas comunes, no era muy amigable con las chicas, pero se llevaba muy bien con los jóvenes del pueblo, con los cuales escapaba de su castillo para salir en las noches. Su padre, el rey Emmet, no toleraba que su hija fuese así, y la reina Rosalie, su madre, estaba histérica al no poder convencer a su hija para ser una buena mujer, contrató eruditos para que pudieran ayudarla con el "mal" de su hija, pero ninguno lo pudo lograr.
Un día se avecinó la llegada de la familia real de California, los Cullen, conformada por el rey Carlisle, la reina Esme y su hijo, el príncipe Jasper. Eran una familia muy respetada en el ámbito religioso y de muy bien linaje. Eso les molestó un poco a los reyes, pero a su hija Alice le aborreció al sólo escuchar que eran muy apegados.
Las realezas al tomar el té una tarde, conversaron sobre la unión de sus primogénitos en santo matrimonio, los cuales no estaban al tanto. La reina Rosalie tuvo una buena relación con la reina Esme hace unos años atrás y habían prometido casar a sus hijos cuando tuvieran la edad suficiente. El rey Carlisle tuvo buen contacto, al igual que su esposa, con el rey Emmet, aunque fuera más joven, pudieron comprenderse. En cambio las altezas estaban en el jardín conversando de su vida y el futuro
-Tengo un pequeño cliché sobre nosotros, Alice – dijo el príncipe Jasper
-¿qué ocurre? – preguntó la joven
-presiento que nuestros padres nos quieren unir en matrimonio – dijo un poco preocupado – te veo muy joven para casarte con alguien como yo, tres años mayor
-Jasper, siempre he llevado la contraria a mi familia y las costumbres, ésta no sería la primera vez que haría algo que molestara a mis padres
-pero yo nunca lo he hecho, Alice – la chica se detuvo en su agraciado caminar y miró al chico a los ojos
-Jasper, haz algo que a tus padres les moleste, juégales con la contraria, no es bueno no escucharte de vez en cuando
El chico miró al balcón donde estaban sus padres y los de Alice – lo tengo que pensar, Alice, no quiero hacerles mal
En la noche el joven tuvo una discusión con sus padres, lo cual le hizo tomar la decisión más crucial en su vida
-¡no me voy a casar madre! – alegaba el joven príncipe, su madre lloraba por la decepción
-de seguro que fue Alice la que te metió esas ideas en la cabeza – contradijo su padre
-no fue ella, solamente me dio una pequeña opción
-te casarás Jasper, no importa lo que hagas – trató de finalizar su madre
-ya verán, por obligarme a hacer algo que no quiero, ya verán las consecuencias – el chico cerró la puerta de la habitación y se encontró con la princesa Alice - ¿escuchaste?
-un poco Jasper, entonces, ¿te escapas?
-si me escapo
Y a la noche siguiente, la princesa Alice y el príncipe Jasper escaparon gracias a los años de experiencia de la princesa. Ya cuando la joven pareja estuvo a varios días de distancia de ambos reinos.
-¿ahora entiendes que es mejor tener un poco de contrariedad a los padres?, es bueno tener un poco de tus ideales Jasper
-Alice, no sé que habría hecho si no te hubiera conocido
-no habrías vivido tranquilo
Fin
