Una condena sería la palabra perfecta para describir la victoria del mal sobre el bien, porque una vez que ya no existe el bien… ¿qué queda para el mal, sino un mundo distante que lo repele, que lo detesta, que lo evita a toda costa? Es por esto que el mal es la fuente de la verdadera soledad, la causa de que nadie le tienda la mano ni siquiera para llevarlo hasta el mismo infierno. Sin el bien, el mal no tiene ni siquiera una motivación, puesto que su odio carece de sentido. No se puede odiar algo inexistente, mucho menos a algo muerto. El bien y el mal son personas, son todas las personas, todos los humanos tienen un poquito de bien y un poquito de mal. Sin embargo, una vez que estos seres vivos pierden su humanidad pueden formar parte de un solo elemento, muy raramente de ambos.

Esta es la historia del mal, Pitch Black, y del inhumano más humano, Jack Frost.

De cómo el mal le dio una oportunidad de volverse a él, y de cómo el inhumano más humano la aceptó.

De cómo ambos se condenaron mutuamente al aceptar un trato diabólico.