¡Hola! Aún no volví con mi otra historia, lo siento mucho por eso, la verdad es que estoy escribiendo pero estoy muy trancada. Necesitaba despejarme un poco porque lo que decidí hacer este juego de Drabbles o Viñetas acerca de esta maravillosa parejita. Espero les guste, los comentarios son más que bienvenidos.

Disclaimer: Rowling es la dueña de los personajes.


P E R F E C T

I / Fotografía.

Albus seguía contándole acerca de su osadía con la escoba en la tarde pasada y él seguía sin hacerle caso. Ya la había escuchado como tres veces, y no era prácticamente partidario a subirle el ego a su mejor amigo. Al menos Albus sí tiene algo por lo que agrandarse; una familia de buena fama y fortuna, es conocido como el hijo de un héroe, se convirtió en el capitán de Quidditch en Slytherin y tiene una de las mejores notas.

— ¿Quién es éste? —preguntó el rubio. Su amigo se detuvo dramáticamente y lo miró con un poco de furia, pero al final se acercó hacia la fotografía que Scorpius señalaba.

—Es Teddy, es como un hermano para nosotros —contestó, sin mucha importancia. Se recostó sobre la chimenea que estaba llena de cuadros en la parte de arriba y movió los brazos—; ¡Debiste verme! Parecía que volaba, sí, sí, es obvio que volaba, pero de todos modos era fantástico, ninguno de los obstáculos me distrajo ni me detuvo y al final James me comenzó a lanzar hechizos para que cayera de allá arriba y a aún así no lo logró y...

Scorpius volvió a hacer oídos sordos y quitó la vista de la fotografía encuadrada de forma elegante. El joven que sonreía abiertamente era muy apuesto, de cabellos oscuros medio azules y de ojos vivaces y de un color brillante y claro. Siguió corriendo su mirada y esa vez se topó con la imagen de una mujer de ojos azules saltones y una cabellera rubia casi tan pálida como su padre. Tenía una mirada bonita y una sonrisa afable durante toda la imagen pero parecía estar despistada.

— ¿Y ésta? —volvió a cuestionar, Albus bufó.

— ¿Qué tienes? ¿Te la quieres ligar? Es demasiado mayor para tí —se tiró sobre un sofá—. Es Luna Lovegood, es la madrina de mi hermanita y está un poco loquita...

Mientras Albus volvía a continuar con su monótona historia acerca de cómo logró vencer a su hermano en ese juego, Scorpius desvió su mirada nuevamente hacia la fotografía. La madrina de su hermana menor. Poco sabía de Lily Luna Potter, si mal no recordaba así se llamaba. Estaba enterado que tenía dos años menos que Albus, y tres que James, que estaba en Beauxbatons junto a una prima de su misma edad. Scorpius nunca se había interesado mucho en ella ni en conocerla, pero le llamaba mucho la atención las cartas que mandaba a Albus y Rose y siempre terminaba leyéndolas. Sin dudas esa tal Lily no tenía un comportamiento exactamente femenino y podía ser bastante masculina, pero su letra era tan bonita y prolija que Scorpius se la imaginaba asquerosamente mandona, mucho más que Rose.

— ¿Me estás escuchando? —preguntó en voz alta el morocho tras él. Scorpius asintió— No parece, te acabo de preguntar hace cinco minutos si quieres ir a jugar Quidditch.

—Está bien —contestó, pero en ese momento desvió la mirada y se encontró con otra fotografía más. Esta vez no era de ningún adolescente ni de ninguna señora, era de una muchacha bonita, demasiado bonita.

Scorpius frunció el ceño y miró con atención cómo ella sonreía. Tenía la sonrisa más hermosa que había visto en su vida, incluso más bonita que la de su madre.

— ¿Qué estás mirando ahora? —bufó Albus, el sonido del cuero del sofá amoldándose cómo se debe se escuchó seguido de los pasos lánguidos de él acercándose.

Malfoy agarró la foto entre sus blancas manos. Esa debía ser Lily. Tenía los cabellos pelirrojos, pero no eran como los de Rose que eran anaranjados, los de Lily eran de un matiz oscuro, un rojo fuego brillante que no parecía ser de verdad mientras se contrastaba con el brillo del sol y las suaves ondas que el viento le daba. Sus ojos eran extraños, por un momento le parecieron del color café brillante y al otro segundo de un verde clarito como la aceituna. La aceituna, que comparación más estúpida: sobretodo suponiendo que era su aperitivo pequeño preferido.

— ¡Oye, estúpido pervertido pedófilo, dame eso! —gritó Albus en su oreja. Scorpius le entregó la fotografía con fuerza, pagándosela en el pecho— No te hagas el idiota, si James te viera con esa sonrisa estúpida en la cara te bajaría los dientes con su escoba nueva.

—Sólo miraba —aclaró Scorpius, coló sus manos por los bolsillos y se sintió suprimido al sentir un poco de vergüenza.

—Sólo mirabas, sí claro... —murmuró irónico, mientras volvía a poner la fotografía en su lugar.

—Nunca me hablaste de ella —comentó, mientras salían afuera y agarraban sus escobas en el camino.

—Es mi hermana menor, no tiene por qué interesarte —objetó. Se puso sus guantes, pero sin quitar su mirada verde oscura sobre su mejor amigo.

—Pensé que estaría aquí —dijo, para variar—. Se supone que las vacaciones están para que las familias la pasen juntos.

—Y tú estas aquí, Scorpius Malfoy, sin embargo —se subió a su escoba mientras Scorpius apretaba la mandíbula—. Mi hermana está en la casa de Dominique, mi prima que va con ella a la escuela de señoritas —hizo una mueca burlona—. Llegan mañana.

Scorpius se pellizcó mentalmente cuando sintió cierta alegría por eso. Molestarla. Claro, sólo para eso necesitaba saber si la vería. Molestarla porque parecía ser divertido. No por otra cosa. Burlarse de su cabello abultado, de sus finos labios y de las pestañas larguísimas que tenía, sólo eso. Claro.

—Te aviso que si le pones una mano encima te castro con un alfiler —informó, con voz tranquila, pero pausada, haciendo juego con una mirada llena de advertencia y una mano hecha un puño.

—No la tocaré —dijo, como si fuera obvio.

— ¿Ni siquiera te pareció bonita? —preguntó, interesado. Scorpius levantó las cejas y tuvo ganas de preguntarle si era bipolar o masoquista. Pero como Albus era su mejor amigo y lo conocía Scorpius sabía que aquello no era más que una táctica débil para conocer la respuesta de la manera más tonta posible por parte de la mente sucia de aquel Potter Slytherin.

—Es muy bonita —se subió sobre su escoba—. De hecho, es demasiado bonita.

Albus sonrió, con orgullo, pero luego volvió con su aura amenazadora.

—Te advierto que la manada Weasley ira detrás de tí si le miras siquiera una uña —el dedo índice de Albus se levantaba amenazador contra él.

—No lo haré —se acomodó mejor y aguardó para comenzar a huír—, no le miraré las uñas. Tiene muy buenos senos como para distraerme con una de las uñas.

Tal vez debió pensarlo mejor antes, mucho mejor. Porque se había encontrado a él mismo tan sorprendido de decir aquello que Albus sí pudo lanzarse sobre él.