Capitulo 1
Érase una vez, en un reino del lejano Oriente, un joven príncipe, casi niño, llamado Sesshomaru. De ojos dorados y cabello lacio y plateado. Alto y culto, pero algo solitario. Su semblante ha sido algo lúgubre desde que su madre murió, y su padre, el rey Inu No Taisho se volvió a casar. Una actitud muy antisociable que preocupaba a todos. Todo le desagradaba. Y para todo tenía una reprobación. Prefería sentarse bajo un árbol de cerezos a leer, que socializar con alguien de su edad, o platicar con su padre. ¡Qué chico tan terco!
¡Ni hablar cuando se ponía a discutir! Siempre salía ganando… siempre y cuando no se tratase de su padre, el rey, claro, o de lo contario, lo único que ganaría sería un severo castigo.
El joven crecía, y parecía aislarse aún más del mundo.
Izayoi, la segunda compañera del monarca, se preocupaba por el muchacho, aunque ya tenía otra criatura por la cual preocuparse. Inuyasha, el hermano menor, parecía ser todo lo opuesto, y eso era un alivio. A veces intentaba en vano jugar con su hermano mayor. Era completamente difícil, invitarlo a alguna actividad sin que él la rechazara o aceptara de mala gana.
Un día, su padre, decidió ir a visitar a un viejo amigo, y llevo a sus dos hijos con él. Con la esperanza de que su hijo mayor hiciera algún devoto nuevo, ya que su amigo, tenía muchos hijos, y todos muy alegres y divertidos.
Llegaron a la gran estancia, la mansión principal era enorme y muy espacioso, a la vista muchos terrenos más, animales y cultivos. A lo lejos se veían unas hermosas montañas lilas distorsionadas en el firmamento, los animales perdidos en los vedes y amarillentos pastizales, y la gente trabajando allí haciendo sus labores, fuera de la estancia estaba el dueño esperando a sus invitados.
Sir. Naraku era el nombre del dueño de estos bastos terrenos, y el amigo del monarca Inu No Taisho.
Llegaron el rey los príncipes, y Sir Naraku los recibió amablemente, ente los viejos amigos hubo una larga charla.
Que fastidioso resultaba estar allí para Sesshomaru. Aquellas "maravillas" de la naturaleza que su padre le dijo que gozara las podía ver en cualquier momento, y hasta desde su ventana. Su humor no se podía poner peor. No había casi sonidos, solo algunos pájaros, los chillidos de Inuyasha y la charla de los adultos.
De un momento a otro. Le pareció escuchar voces ajenas, pero no les prestó atención, hasta…
-¿viste al más pequeño con orejas?-mascullo una voz infantil masculina
-sí, es muy ruidoso-respondió una voz infantil femenina
-oigan, ¿ven a ese flaco alto de allá? El que tiene una fea luna en la frente ¡que ridículo!-siguió hablando la primera voz
-jajajaja ¡sí! ¡Le queda bastante deslucido! ¡Pobrecillo! Al menos tiene todo un reino bajo su poder…
-odiaría verme tan mal, yo preferiría ser pobre a verme así, y por la forma de su cara debe de ser malo… no me gustaría verme como el
-ay vamos… tú haces tus travesuras Byakuya…
-¡pero no lo hago por maldad! Si no por diversión… ¿estás de acuerdo, Juromaru?, lo ves, él me apoya. No seas tan aguafiestas.
-más aguafiestas de seguro es ese de ahí… ¿Por qué papá se junta con ese tipo de personas?
-no seas tonta Kagura, es porque es el rey, o si no le cortaría la cabeza, ya sabes, como en los cuentos…
Las voces infantiles siguieron cuchicheando insolencias contra la persona de Inu No Taisho, Inuyasha ¡y Sesshomaru! ¿Cómo se atreven? ¿Cómo se atreven inmaduros a criticar el gusto de un príncipe refinado como lo era él? Aunque, normalmente era indiferente a sugerencias y críticas, era la primera vez que escuchaba estas burlas ¿acaso eran así siempre y nunca se daba cuenta? Pero esta vez, no lo toleraría de unos pequeños inexpertos. ¡Apostar a que eran imperfectos en todo detalle!
-mira, mira Byakuya, Juromaru… -la niña de cabello café, vestido rosa y ojos rubí comenzaba a imitar a Sesshomaru soltándose el cabello y poniéndose seria- …grrrr…. Soy el príncipe Sesshomaru- y con un movimiento de su mano empujo su cabello al aire asiéndolo bailar en una corriente "sexy"
Aquella imitación se robó las carcajadas de su hermano Byakuya, de ojos azules y cabello azabache, y vestimentas azul marino con toques amarillos, y las pequeñas risas del peli púrpura ojos del mismo color, de vestimenta blanca y verde de su hermano Juromaru.
Seguía asiéndolo hasta que la felicidad se borró en los rostros de los varones, dejando a la niña Kagura confundida, ellos miraban asustados por arriba de su cabeza, eso significaba que alguien estaba detrás de ella y fue volteando la cara lentamente.
¡Estaba Sesshomaru ahí! y nada contento, peor de lo que estaba ¡si, peor! Se veía muy molesto. Molesto con esos tres niños pero más con la insolente niña. Ella dio un paso atrás, sus hermanos estaban muy asustados, hasta que Juromaru se echó a correr de una forma muy cobarde, y Byakuya también quería correr pero no quería abandonar a su hermana en esa situación.
-¿¡cómo se atreven hablar así de mí!?-fue lo primero que se le ocurrió escupir al príncipe.
Estaba muy enojado y no había calculado bien en sus palabras, aquella frase sonó muy ridícula pero con autoridad, si hubiera usado otras expresiones hubiera soñado aún más imponente como debería ser y como quería ser tratado, con respeto.
La mirada "espeluznante" en espera de una disculpa que lanzaba el príncipe, iba directo a la fastidiosa niña. Ella titubeaba, no sabía que decir, y a Byakuya tampoco salía nada.
