Dulce espera

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2° Premio para el concurso : ¡Canciones de año nuevo! del foro y grupo Irresistiblemente Naranja

Para : Ame no Yoru.

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Disclaimer: Naruto no me pertenece.

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Todo el mundo esconde cosas. Sus propias devilidades, miedos ocultos pero palpitantes como un corazón que se desangra en silencio. Parte de su eduación era eliminar dichos latidos, ocultar el temor incluso de uno mismo. FIngir una valentia que roza la temeridad, pero donde la prudencia gana por habito. Kushina había aprendido, por las malas, a no demostrar el panico en su niveo rostro, o dejar entre ver en su mirada la aflicción.

Pero frente al espejo de su cuarto, apenas vestida, no podía seguir mintiendose a si misma. No, ya no podía fingir una tranquilidad que no existía. Al menos no a si misma, cuando las lágrimas ya se habían acumulado y las manos le temblaban.

Kushina se dejo caer al suelo, despacio. Sus ojos violaceos con la mirada fija en el espejo. Miro su vientre, abultado y redondo. Una lágrima furtiva corrió aprisa por sus mejillas y cayo sobre su torso descubierto.

Estaba asustada, no importaba cuanto sonriera, el miedo no se iba. Podía ocultarselo a Minato, a sus amigas, incluso a la partera. Pero no podía negarselo, sería una idiotez tratar de engañarse a si misma. Acaricio el vientre, limpiando la gota que humedecía la piel.

Sabía que los sellos se devilitarían, ella misma se sentía débil. Con cada contracción el dolor aumentaba y sabía que iba siendo hora. Toda su vida iba a reducirse a unas pocas horas, minutos, quizá. Se levanto del piso con esfuerzo, apoyandose en la pared y utilizando toda su fuerza para hacerlo. Se puso el vestido que había escogido y dejo que su cabello cayera libremente por su espalda. Contemplo el reflejo que el espejo le ofrecia. Se limpió los restos de un llanto que no fue y sonrió.

Aún tenía que anunciarle a su esposo que tenía contracciónes. Lo había ocultado por varias horas, pero sabía que no podría hacerlo más. Lo vio sentado en la cocinar y lo abrazo por la espalda, susurrandole unas pocas palabras de cariño. Minato sonrio y echo la cabeza hacía atrás para verla. Ella sonreía, y la humedad en sus ojos no la delataba.

— Ya es hora. — Declaro y la sonrisa de MInato se volvio una mueca de preocupación.

Ambos sabían que todo desencadenaría en dos probables finales, uno tragico, donde el sello se ropiera. Y otro festivo, glorioso y euforico, donde el sello no se rompia y solo iniciaba el llanto de un bebe. Kushina deslizo sus manos por el rostro masculino y le beso la frente.

El joven cerro los ojos, disfrutando del tacto. Tenía fé, las cosas irían bien. Después de todo, ni la misma Kushina tenía miedo ¿Por que tendría que tenerlo él? Suspiró y asintió, viendola acariciarse el vientre.

Todo iba a terminar, lo sabían. Solo quedaba descubrir si sería un final tragico, o uno feliz. Ambos sonrieron mutuamente. Si, solo había que esperar.