Crisol de espejo
Nuestras voces son muy distintas. Cuando te quedas sin aire, y mis manos te recorren para atraerte contra mi pecho, eres como una roca que cae desde lo alto y yo, que también dejo de respirar para tomarte por sorpresa, soy como un murciélago que aletea por el bosque y choca contra un árbol.
Pretendes ser depredador, cazarme, cuando en realidad eres tú mi pequeña presa. Ingenuo exorcista, disfrazado de asesino con trozos de seda oscura y dientes apretados. Si te vieras ante un espejo, te asustarías. Pero soy yo quién emerge de la verdadera sombra para acercar mi rostro cubierto de tu piel al tuyo, sorprendido y aterrado.
Quiero verte hundido en la tierra y que la tierra te devore por mi mano.
Quiero terminar contigo y sentir el éxtasis innoble de ser quien te fulmine.
Tú sabes que los dominios de la luz te pertenecen como humano, pero hoy es de noche, Exorcista y te masturbo, para humillarte de placer ante tu supuesto Dios.
No sabes defenderte. Cuando termine contigo, te mataré y llevaré tu cadáver castrado ante el Conde Milenio.
Lo comeremos y beberemos. Brindará conmigo y en poco tiempo, te haremos mierda.
Moraré en tu carne, mientras lloras sin consuelo. Robaré tu inocencia, masticaré tu ingle.
Mi alegría entonces, será inadjetivable.
Si de pronto, la pintura que cubre, descascarada, éste aposento, cobrara vida y luz, verías en los tapices a mil payasos dibujados. Todos como yo, aunque sólo sea mi falo el que te hiere y traspasa.
¿No ves la pintura del niño florentino, con ojos tristes y un barrilete en las manos? Cuando acabe de violarte, así te verás.
Te invitaré a permanecer en mis brazos mientras lloras, lamentando la pérdida de tu vida y comenzando a desangrarte.
Eres digno de ser un objeto a admirar hasta el hartazgo, me imagino que ya lo sabes.
-No…-Dices con tu boca enrojecida y tus ojos húmedos. Pero yo sé que lo que quieres decir es¡Sí!
Yo soy tu reflejo, saludándote con un gesto obsceno desde afuera del marco abstracto. Oféndete, Exorcista.
