**NUEVAS AMIGAS**

¿En qué consiste hacer lo correcto?

Recuerdo los consejos de mi padre durante mi niñez en la cual, constantemente, me indicaba que debía hacer lo bueno.

"Contestar bien aunque te hablen ásperamente"

"No grites, darse a entender no tiene que ser con gritos"

"Quien grita es porque sabe que no tiene la razón"

"Sé pronta y lista para ayudar, aunque no te lo soliciten"

"Si te encuentras algo, y tienes oportunidad de saber quién es el dueño, procura devolverlo"… Uff! ¿Cómo devolver algo que sí quiero quedarme? ¿Cómo entregar algo a alguien que lo extravió por descuido?

Tenía 17 años cuando nuestra economía y estabilidad familiar cambió. Papá hizo una mala inversión y mamá nos dejó argumentando que ella no estaba dispuesta a vivir en la pobreza… pobreza… ¿A caso alguna vez vivimos en la riqueza? Claro que no…

Papá heredó una pequeña finca en la cual cultivábamos algunos vegetales, mismos que vendía y con ese dinero comprábamos animales… así que puedes imaginarte nuestra vida, prácticamente éramos granjeros…

No gozábamos de riqueza pero no teníamos deudas; nuestra vida era tranquila en una hermosa cabaña.

Al igual que mis hermanos acudí al colegio estatal sin ningún problema. Cada día camino a la escuela, al pasar frente al colegio Bernardino, me imaginaba mi vida como aquellas señoritas con hermosos y elegantes uniformes blancos con azul, los zapatos lustrados y un enorme moño en el cuello… todo lo contrario a mí y a los cientos de niños que acudíamos al colegio Sta. Marie en el cual no portábamos uniforme y las mallas no eran obligatorias.

Mi padre aceptó un trato que consistía en entregar la producción agrícola a una empresa de enlatados, pero no contaba con el mal tiempo que arruinó la cosecha, tuvo que vender la propiedad y algunas pocas cosas que teníamos de valor para reponer el dinero que aceptó como anticipo…

Sin casa, sin madre, sin familia y con lo poco que reunió de las pertenencias nos embarcamos en un buque con destino a América. Papá consiguió que nos dieran el empleo en un enorme barco para poder cruzar el Atlántico y así llegar todos juntos a nuestra nueva vida

Recuerdo la sonrisa de papá en el rostro. No sé si le dolió el abandono de mamá o simplemente intentó ser fuerte por sus tres hijos… Por nuestra parte lloramos al mirar a mamá partir sin mirar atrás, sin un adiós y con el único argumento en sus labios "Es mejor que se queden con su padre". Ninguno de los cuatro integrantes de la, ahora desintegrada, familia Andry le pidió quedarse. Lloramos al hacer nuestras valijas y decidir entre nuestras pertenencias qué es lo que podíamos o no llevar consigo –"Solamente una valija por persona"

Durante las semanas de nuestra travesía disfruté mirar la inmensidad del mar, disfruté esa cálida brisa que se estrella con tu piel y te hace sentir frescura; mantenía mis ojos cerrados con el único pensamiento que papá había sembrado en nuestros corazones, antes de emigrar –"Todo estará bien" - ¿Cómo podía hacernos creer que todo iba a estar bien si no teníamos un lugar a donde llegar? No conocíamos a nadie, no teníamos ni la más remota idea de lo que nos esperaba en este lugar. Mientras trabajaba como camarera mi mente se ocupaba en las posibilidades que papá insistía en nombrar "oportunidades" para salir adelante.

Contaba con el certificado del secundario, así que podría conseguir algún empleo que no requiriera estudios superiores, tal vez podría emplearme en alguna casa en la que necesitaran personal doméstico…Aunque tenía el grado preparatorio sin concluir no tenía preparación como para emplearme en algún lugar mejor, no tenía conocimientos de oficina aunque en la escuela contamos con computación, que no pasó de ser teórico para mí debido a que en casa no teníamos computador.

¿Estudiar? Es claro que no era una opción, aunque papá dijo que aquí tendríamos muchas oportunidades más que en el viejo continente.

Por otra parte nuestra vida era un poco austera y no teníamos una vida llena de tecnología como lo que aquí se revela; en casa contábamos con una tv y una línea telefónica; en cambio aquí la mayoría de la gente transita con teléfonos en las manos y revisando las pantallas, otros más van pulsando con sus pulgares a una velocidad que impresiona, otros más parecen que van hablando solos…-Nos veremos aquí en punto de las 7:00 p.m.

-¿Qué?

-Sí, buscaremos un lugar en donde colocarnos

-Papá, no creerás que nos has traído para dejarnos botados ¿Verdad?

-No, Archie, pero no es fácil lo que estamos pasando, no tengo dinero y necesitamos un lugar en donde pasar la noche, son las 11:00 de la mañana, tal vez encuentre un trabajo momentáneo de cargador, de chofer… no sé… ustedes hagan lo mismo y aquí nos vemos

-Bien, ven conmigo Stear, Candy, cuídate

Asentí con mi cabeza porque si abría la boca mis lágrimas saldrían sin poder contenerse, debía ser fuerte, igual o más que mis hermanos; confiar en mi padre así como él lo hacía con nosotros…

Me senté en el peldaño de la escalera que estaba a mis espaldas.

No conocía el rumbo que mis pies debían tomar. Podía o no confiar en mi instinto que me decía que esperara a mi familia hasta la noche, pero mi realidad determinaba que debía recorrer las calles aparentando seguridad.

Respiré profundo, tomé con mis dos manos el asa de mi valija y acomodé mi sombrero… mentalmente conté las calles y las direcciones, izquierda y/o derecha, que iba tomando…

Caminaba concentrada en grabarme el lugar para no perderme al intentar regresar, pero no toda la gente caminaba con cuidado. Fue así, que mi destino cambió… que yo cambié…

-Fíjate por donde caminas, estúpida

-Señorita, -Respondí con una cortesía –Lo siento –Intenté recoger las cosas que cayeron de sus manos

-No lo toques, podría perderse algo –Dijo levantando una ceja castaña de su tez bronceada. Le miré seria por la ofensa recibida

-Se equivoca conmigo, yo no soy ninguna ratera

-No lo sé, no me consta que seas una persona honrada… tu aspecto es… -Mi miró con desprecio – Dorothie, recoge esas cosas y llévalas al auto

-Sí, señorita Eliza

La señorita Eliza, como Dorothie le llamó, soltó la risa al igual que sus acompañantes. Rodé mis ojos y cuando quise alejarme en dirección contraria, una mano me detuvo por el brazo. –Perdona a mi hermana Eliza, ella no sabe tratar bien a las personas, te ruego que le disculpes –Miré a la chica de cabellos bermejos mientras hablaba. Ladeé mi cabeza para mirar detrás de ella y notar a su hermana junto con otra chica de cabellos oscuros contener la risa.

-Si quiere que le disculpe, que venga ella a pedirlo –Me di la media vuelta

-Anda, no seas rencorosa, le hará daño a tu alma- Miraba su esfuerzo por no reír, dudaba si las otras reían de mí o de lo gracioso, que para ellas, que era este momento. –Ven, acompáñanos, iremos a comer y a comprar ropa…

-No, gracias. Dije tajante dando media vuelta… ¡Vaya mujercitas!

Aunque sí tenía hambre no dejaría que su presunción me humillara.

Di algunos pasos y de pronto las tenía enfrente de mí, nuevamente…

-Creo que iniciamos con el pie equivocado, querida –Dijo Eliza, enrollando un bucle en su dedo índice –Soy Eliza Leagan, ella es Susana Marlow y Annie Brighter, somos amigas pero como si fuéramos hermanas –Las tres tenían una sonrisa estúpida en la cara

-¿Qué quieren?

-Ay! ¡Cuánta agresión!

-¿Podrían liberar mi camino?

-Anda, ya te dijimos nuestro nombre, ahora tú dinos el tuyo

-Candice Andry

-¿Eres americana?

-No, vengo de la campiña inglesa- Dije con indiferencia

-Eso explica tu forma de vestir –Mencionó la chica que me presentaron como Annie Brighter

-¿Ya terminaron de burlarse? ¿Puedo retirarme?

-No, aún no, ven con nosotras, - Annie tomó mi mano y comenzamos a caminar con dirección a una plaza comercial.

Tenía hambre y mucha, pero no permitiría que se divirtieran conmigo por un poco de pan -¿Podrías soltarme?

-No, porque entonces te echarías a correr

Nos sentamos en un lugar bonito y lleno de gente, puse mi valija entre mis dos pies y mi sombrero en mis piernas –Señorita, le traigo una percha para su sombrero –Llamó mi atención el camarero

Miré a mis acompañantes y nadie pareció darle importancia, tenían los ojos metidos en el menú, pasé saliva e intenté servirme un vaso con el contenido fresco de la jarra que estaba en nuestra mesa, inmediatamente el camarero la tomó y me sirvió –Candice, pide lo que quieras – Me miró Susana Marlow

-No tengo dinero

-No te preocupes, nosotras pagaremos tu consumo

-No me arriesgaré, gracias –Fingí una sonrisa

Annie sacó su cartera de mano y me dio un billete de denominación americana –Ten, si te hace sentir tranquila, no haremos nada en contra tuya

El papel que sujetaba en mis manos tenía mayor valor que varios platillos completos descritos en, hacía cuentas y pensaba que tal vez ese dinero podría servir para cenar y desayunar como familia, me sentía egoísta.

Escuché sus opciones de comida, cada quien pidió algo diferente. Yo no sabía que pedir, todo era relativamente caro. -¿Qué pedirás, Candice?

-No sé, no tengo apetito

-Tráigale la especialidad de la casa –Annie retiró de mis manos el menú y lo entregó al camarero

Estiré mi mano para alcanzar hogazas de pan y pasármelas con agua –Espera, querida, nuestro servicio no demorará.

Las escuché hablar de todo y todo era banalidad.

-Candice, ¿Viajaste sola?

Pasé mi bocado –No, con mis hermanos y mi padre

-¿Por qué andas sola?

-Porque papá nos dijo que buscáramos empleo, por esa razón tuvimos que separarnos

-Ah! ¿Entonces no estudiarás?

-No, por ahora no está en mis planes

-Que mal, estamos seguras que nuestro colegio sería una buena opción –Levanté mis cejas al tiempo que pensaba que el colegio a donde ellas estudiaban sería más caro que la ropa, comida y todo lo que ellas estaban acostumbradas…

Al momento de liquidar la cuenta, extendí el billete que Annie puso en mis manos –No querida, esta comida la cubriré yo, puedes quedarte con ese dinero –Mencionó Eliza, la verdad no insistí para pagar, sino que deseé conservar el dinero para compartir la cena con mis hermanos y mi padre…

-Muchas gracias por su generosidad hacia mí, es tiempo que siga mi camino

-¿Tienes algo mejor qué hacer?

-Buscaré un empleo

-De eso no te preocupes, en cualquiera de nuestras casas podrías trabajar, ahora vamos, acompáñanos a comprar más ropa –Dijo Susana

Comenzaba a sentirme incómoda porque sabía que debía limitarme a mirarlas y cada vez sentía que mi ropa estaba pasada de moda y envejecida; era ideal para el campo pero no para la ciudad –No, en verdad, debo encontrar algo para establecerme –Dije mientras subíamos por la escalera eléctrica

No hicieron caso a mis palabras porque las tres centraron su vista y emociones a un grupo de chicos.

Mi joven corazón también latió emocionado al mirar a un integrante de ese grupo de muchachos un poco mayor que nosotras –Eli, ahí está Anthonie –Dijo Annie con una sonrisa cómplice mientras Eliza se sonrojaba

-Me encanta Anthonie pero Terrence es mejor parecido

-Terrence será para mí –Dijo levantando un hombro Susana y haciendo una mueca coqueta

-¿Apostamos?

-¿De qué sirve apostar? Ellos no nos hacen caso

-Por ahora, pero de algo debe servir que Neil es amigo de ellos.

-¿Los saludamos? – Preguntó Eliza

-Es algo obvio ¿No?- Respondió Annie -¿Tú que piensas, Candy?

-No sé, no tengo idea que es lo que deseen hacer ni a quienes se estén refiriendo

-Vengan, vamos por un mantecado Dijo Susana –Planearemos bien lo que vamos a decir

Hacían ruido entre risas y secretos. Se podía notar su deseo de llamar la atención de aquél grupo de chicos que fijó sus ojos en nosotras pero sin la mayor importancia

Camino a los mantecados pasamos dos locales de ropa y los chicos pasaron a un segundo plano –Esta blusa está increíble! Yo la quiero –Dijo Annie como si fuera una pequeña niña haciendo un berrinche ante una negativa

-Pues hay que comprarla –Se metieron como si se tratara de una ganga, les esperé fuera y salieron como con cinco bolsas de ropa cada quien

-¿Regresamos a donde están los chicos?

-No, Annie, tengo una idea mejor

-¿A qué te refieres Susy?
-Vamos a tu casa

-¿Tan pronto?

-Sí, vamos a probarnos todo lo que comprarnos y ver cómo se nos mira la ropa

-Yo quería ir a donde están ellos y saludarlos

-Mi hermano le pidió permiso a mis padres para hacer una fiesta mañana, antes de regresar a clases, así que yo les puedo invitar a mi casa y pues ahí los saludamos

-Eres una perversa Eli –Rieron y no comprendí por qué lo hicieron

Aproveché el momento para despedirme de ellas, nuevamente, y agradecerles la comida y el mantecado –Nada de decirnos "adiós" Candice, tú vienes con nosotras, porque antes de ir a casa de Annie pasaremos al cine ¿No te apetece ver una película romántica?

-Es tarde, en verdad, debo regresar

-Vamos, luego te acompañamos a que te encuentres con tu padre y hermanos

-No, en verdad, no, pero gracias por todo

-Aún no, vamos al W.C. del centro comercial y que Candice se pruebe algo de lo que hemos comprado

-Sí, ponte la blusa que me gustó, si te queda te la regalo

-No, no es necesario, así estoy bien

-Anda, vamos, Candice – Insistió Eliza –Porque tengo una idea.

Me quitaron el sombrero y Susana sacó un pequeño cepillo de su bolso, me humedeció el cabello y embarró una especie aceitosa con un rico olor a frambuesa, me sacaron la blusa de mangas largas y estampado de flores para ponerme la blusa rosa de tirantes que Annie se compró, mi viejo y desgastado jeans me lo cambiaron por una falda que dejaba ver hasta el alma de lo corta que estaba, Eliza me dio sus sandalias y ella se puso los zapatos que se acaba de comprar, me pusieron zarcillos y un aro plateado en mi mano.

Guardamos mi valija en un locker de la cadena de market que había en moll, máscara para las pestañas y brillo en los labios. ¡Por Dios! No me parecía a mí.

Caminamos rumbo al cine y pasamos nuevamente cerca de aquél grupo de chicos; Eliza saludó a su hermano con el pretexto, perfecto, para acercarnos –Hola chicos - Amablemente ellos nos saludaron y mis amigas sonreían bobamente –Les presento a mi prima Candice Andry, recién llegada de Londres – dos mentiras, no soy su prima y menos soy de Londres, viví cerca de Londres que es diferente…

El hermano de Eliza sonrió y rodó los ojos pero gracias al cielo no nos echó de cabeza.

Eliza se acercó al chico que mis ojos no podían dejar de mirar –Anthonie, ¿no saludarás a mi prima? –Mi corazón palpitó emocionado, pero comprendí que yo era el pretexto para que ella se acercara a él

-Terrence – Dijo Susana al chico de bella apariencia que sobresalía de los demás - ¿Cómo te va?

Sacó el cigarrillo de su boca y se alejó de todos; Annie rodó la mirada y dijo –Candy – Usó el diminutivo que solamente mi familia y amigos empleaba en mí – se integrará a partir del lunes a nuestro colegio y no conoce a nadie, ¿podrían ustedes ser amables con ella?

Tercera mentira, ¿Cómo diablos iba a pagar un colegio como el de estos niños ricos? –Bienvenida, Candy, podrás contar con nosotros aunque ya somos universitarios

-Ay! Pero nos encontramos con mucha frecuencia…

Neil sonrió y se despidió de su hermana susurrándole algo al oído.

Eliza y Susana caminaron por delante de Annie y de mí –Candy, puedes quedarte con la ropa –Dijo con una sonrisa

-Te lo agradezco, pero no puedo

-Tómalo como un regalo

-Gracias. Bueno chicas, muchas gracias pero creo que ahora sí es necesario que me retire.

-Candy, ¿En verdad no estudiarás?

-Soy una persona pobre que emigra en busca de oportunidades, necesito trabajar y apoyar a mi familia.

-No nos dejarás como mentirosas, ¿Verdad?

-Yo no pedí que mintieran por mí

-¿A caso no te diste cuenta de la mirada de Terry? Es un amor –Suspiraron al mismo tiempo

-No sé quién es Terry

-Por Dios… mira, si hablamos con nuestras madres para que te apoyen, estoy segura que mi madre querrá que friegues los pisos de la casa, la madre de Eliza querrá que atiendas cualquier cosa relacionada al servicio de su casa y la madre de Annie, uff! Esa te querrá lejos de su hija; en cambio si hablamos con el padre de Eliza él puede pagar tus estudios en el mismo colegio al que vamos nosotras

-¿Y por qué lo haría?

-Porque no existe nada que su padre le niegue a su princesa

-Les agradezco su preocupación, pero no es cuestión de estudios, sino de todo lo demás, yo no tengo dinero, no tengo ropa como la que ustedes usan, no es mi mundo

-¿Es por eso? No te preocupes, nosotras nos encargaremos de ti, solamente queremos algo a cambio

Ya sabía que nada en esta vida era gratis, pero como un día me dijo mi madre "toma todo lo que venga a ti sin pedirlo" -¿De qué se trata?

-Queremos que enamores a Terrence Grandechester, queremos que él se sienta humillado así como nos ha humillado a nosotras

-No, gracias. No puedo hacer eso

-No tienes que tomar una decisión ahora, piénsalo y nos dices mañana

-¿Mañana? ¿Cómo pretenden que mañana les dé una respuesta? Ni yo misma sé que me deparará el día de mañana

Annie tomó mi mano –Candy, nadie ha logrado que Terrence se enamore perdidamente, él nos ha humillado a nosotras y creemos que sería bueno darle un escarmiento

-¿Y por qué yo?

-¿A caso no miraste la forma en la que te vio?

-No, no logro identificar quién es él

- El de ojos azules y cabello castaño

-El que apagó su cigarrillo y se marchó

-Ah! -Terrence era bien parecido, pero no me concierne a mí lo que pase o no en su vida


Gracias por leer, deseo que sea de su agrado.

También les agradezco que me hagan saber sus comentarios