Disclaimer: Naruto no me pertenece

Parejas: SakuxSasu,

Summary: ¿Te acuerdas donde nos conocimos Sasuke? En la torre Eiffel, tu tenias esa molesta mirada y yo... Yo simplemente te odiaba. Si lo pienso bien, te sigo odiando.

Advertencias: Ninguna, nada de nada.

Notas: Odio escribir en primera persona, pero nose, se me dio, espero que le guste ._. esta raro, mas raro de las cosas que escribo, solo va a ser contado desde punto de vista de Sakura.


Capitulo 1

Goodbye

Pourtant quelqu'un m'a dit

Que tu m'aimais encore,

C'est quelqu'un qui m'a dit que tu m'aimais encore.


Una ultima calada, un suspiro ahogado por humo y una lágrima silenciosa.

Es primavera, y aunque falte mucho para el tan esperado verano el calor es insoportable, hay gente por todos lados, la mayoría inmersa en un un movimiento de pies rítmico perdiéndose en la lejanía con la misma rapidez con la que aparecieron, la otra parte se encuentra en una pelea de flash en la cual no piensan ceder, turistas, todos inmersos en la belleza de la Torre Eiffel que se alza imponente, etérea, tan hermosa que te hace pensar si es un sueño o no, a pesar los años, la siguió amando, aun continuo viéndola con la misma adoración de cuando era niña y mi madre me traía a pasar las tardes, con el tiempo deje de venir, y ahora...ahora simplemente la observo por la añoranza del recuerdo.

Ahí conocí a Sasuke.

Mi estomago se revuelve en un insistente remolino de emociones que prefiores ignorar, al igual que el ardor en los ojos, nunca me gusto llorar, tampoco es que fuera una persona muy sensible, pero pensar en el pasado, en él es...

Cierro los ojos, mis pies se mueven por honor a mi orgullo, aborrezco llorar en publico y sobre todo pensar en el pasado por mas hermoso que sea, la sensacion del sol sobre mi piel me relaja, puedo respirar y no hay mas lágrimas, soy solo yo, otra vez.

Dejo caer el cigarrillo y voy hacia el interior de la torre con la frente en alto, mios pasos son lentos, inseguros, pero aun así no me detengo, no me molesto en hacer la enorme fila para el ascensor, me dirigo hacia la escalera con la esperanza de calmar mi cuerpo con cansancio.

En el segundo piso, tomo el ascensor, mi corazón se agita como un polluelo recién nacido, cierro los ojos intentando alejar todos los recuerdos que me invaden como piedras, tan fríos, como la nieve antes de tiempo, me muerdo los labios incomoda, siempre odie la sensacion de nostalgia y ultima mente, se esta haciendo muy familiar.

Cuando llego a mi destino, ya no soy yo, me pierdo, las lágrimas quieren salir pero no las dejo, no todavia no, el aire fresco me ayuda a calmarme, mis pasos son lentos, me acerco a la baranda, aquella de la ultima vez, cuando eramos felices, cuando solo eramos, nosotros dos.

— Nunca me gustaron los diamantes — Conteste con voz clara y la frente erguida, orgullosa de mi declaración.

Sasuke me miro con un ceja arqueada, y luego resoplo molesto.

— Podrías haberlo dicho antes, tonta.

El recuerdo vino rápido, todo mi cuerpo tembló de dolor y el aire me falto por un momento, los recuerdos buenos siempre son los que mas duelen, no siento así cuando recuerdo aquella noche, pero sencilla mente, estar aquí por segunda vez, puede ser suficiente para romper mi corazón, creo que simplemente aborrezco este sentimiento llamado amor.

Miro el anillo en mi mano derecha, vuelvo a tener diecisiete, el pelo corto, la sonrisa aniñada y ojos risueños, como la primera vez que lo vi, estamos otra vez en la casa de mama, el vació en el estomago cuando lo vi, su mirada fría, calculadora, era tan insoportable solo verlo.

Suspiro, dejo escapar un pedazo de mi, de Sasuke, de lo que una vez tuvimos, aunque si lo pienso bien, fue mas un sueño que una realidad, acaricio con cariño escondido el anillo, un pequeño diamante color rosa, mas parecido a una lágrima congelada que cualquier cosa, dentro se lleva todos los recuerdos.

Lo saco de forma seca, actúo por inercia, si lo pienso mucho, no lo haré. Miro todo París en su esplendor, brillante, hermosa como una caja de cristal, y ahí lo tiro con fuerza, se pierde enseguida, engullido por la caja de cristal a la que pertenece, porque en realidad, nunca fue mio.

Y ahí esta el cruel vació.

Por suerte esta vez no hay drama, nada de lágrimas o gritos acusadores, soy solo yo, despidiendo me silenciosamente de un recuerdo, un fantasma que se en el fondo, me seguirá atormentando. Y no, no por malos momentos, sino por la dulce añoranza de tener algo, que nunca sera mío.

Es horrible, ver la cosa mas hermosa frente a tus ojos, una canción, un alma, una novela o recuerdo de la infancia, sin poder abrazarlo, hacerlo tuyo, cuando en realidad te pertenece mas que nada.

Suspiro.

No puedo ser tan patética.

Bajo por el elevador con una sinfonía de lágrimas silenciosas, la gente me mira, no importa, por mi podría caerse la Torre Eiffel ahora mismo, y seguiría sin importarme.

Finalmente me alejo de la torre, del recuerdo, de todo lo que una vez tuve, la miro con añoranza una ultima vez, pero el sentimiento ya no es el mismo, ya no es mía, no es mí recuerdo, es simplemente el símbolo de París, aun así se que en el fondo la voy a extrañar.

Me alejo, sin mirar atrás, esta vez no hay mas vuelta atrás, no mas miradas, gritos, insultos, mordidas, suspiros, besos, mentiras, soy grande no puedo seguir mintiéndome, con que, eso, era una relación.

Odio las historias de amor. Son patética, repetitivas, arruinadas con promesas de amor.

Odio sobre todo la mía, aunque siempre me hace llorar.