Ohayooo~
Bueno, vuelvo al fandom de Free!con un fic lector x personaje porque están muy, pero que muy de moda y me entró el gusanillo y el otro día en clase estuve pensando y fue como... ¡OH, DIOS, UNA IDEA! Así que aquí estoy de nuevo.
Bien, este es el primer capítulo de un ciclo. Aún no sé cuántos ciclos serán, estaba pensando en que este fuera de días y el siguiente de meses, pero ya veremos según la acogida que tenga ^^ Comienzo con Makoto porque es mi amor platónico nunca alcanzado... xD
So, quizás haya algo de OCC en el carácter de los personajes, pero los conozco bastante e intentaré que no sea así, pero por si acaso lo advierto.
Sin más, espero que lo disfruten.
Besos & Abrazos.
Ciclo rubí.
Tachibana Makoto.
Lunes.
Las clases habían empezado hacía unas horas, pero tú no habías notado el paso del tiempo tan inmersa como estabas en tus pensamientos. ¿Cómo habías llegado a la situación en la que estabas? No lo sabías y eras muy consciente de ello, pero lo que hace unos meses te parecía algo terrible ahora no te importa demasiado. Te has acostumbrado, eso sí lo sabes bastante bien. Un suspiro escapó de tus labios y cerraste suavemente los ojos. ¿Cuánto tiempo hace que no duermes una noche entera? Otra pregunta sin respuesta. Cínicamente pensaste que era curioso aquello en lo que se había convertido tu vida, tu día a día.
- (T/N)-chan, ¿estás bien?
Diste un brinco en tu asiento al saberte descubierta en medio de tus pensamientos. Sin embargo, ese escalofrío que recorrió placenteramente tu espalda al escuchar aquella voz no fue debido a la sorpresa. Tus ojos se movieron hasta la persona que te había hablado y notaste el calor subir hasta tu rostro y colorear tus mejillas cuando tu cerebro por fin procesó quién era él. Reconociste los penetrantes y dulces ojos de Makoto Tachibana, su perfecto rostro levemente bronceado por las largas horas de entrenamiento y aquel cuerpo que… oh, kami-sama, ¡PARA YA! Obligaste a tu cerebro a dirigir tu vista hasta la de Makoto. El dulce Makoto. Casi parecía un chiste, un chiste demasiado bueno. El espaldista traía de cabeza a más de la mitad del sector femenino de tu curso; resististe la tentación de chasquear la lengua molesta. Ese dato te incluía a ti. Eras plenamente consciente de ello, quizás más que nunca, gracias a las reacciones involuntarias de tu cuerpo sólo por notar los ojos del joven clavados en ti.
- No pasa nada, Makoto-sempai.
No le gustaba que le llamaras así, él odiaba que pusieras tanta distancia entre los dos. Sin embargo, no te importaba. Hoy no. Querías ver más, más de la otra cara de la moneda. Y lo habías conseguido porque aunque su rostro no mostrara ningún signo de perturbación tú eras capaz de ver el pequeño atisbo de molestia en sus ojos. Makoto era la persona más interesante que habías tenido el placer de conocer y te había fascinado por completo.
En el momento que él sonrió suavemente con sinceridad, al igual que las otras veces que se había dado la misma situación, supiste que no lo dejaría pasar por alto. Sentiste una leve presión de excitación en tu bajo vientre. Lo estabas deseando.
- ¡(T/N)-chan! ¡(T/N)-chan!
El hiperactivo rubio apareció por la puerta seguido de un avergonzado Rei. Sonreíste, era la misma situación de todos los días desde que habías ingresado a la preparatoria Iwatobi y sólo había alguien que rompía con tu cómoda rutina cada vez que se le antojaba: sí, esa misma persona que, cuando te levantaste para ir junto al resto de tus amigos, te agarró de la muñeca para detenerte.
- ¿Qué pasa, Mako-chan? – cuestionó Nagisa llegando junto a vosotros.
- ¡Ah, no, nada!
Viste con agrado cómo los colores subían al rostro de la primera persona con la que cruzaste palabra al mudarte.
Tu reflejo te devolvía una mirada que tú no reconociste como propia. Suspiraste. Todo el tema de la mudanza y la marcha de tus padres al extranjero te estaban pesando como nada antes. ¿Por qué elegiste aquel precioso pueblo costero para independizarte?
- Quizás fue por el mar…
El mar. Amabas el mar. Nadar. El agua. E Iwatobi tenía uno de los más prometedores clubes de natación de toda la prefectura. Sí. Ese había sido el motivo.
Abandonaste el sencillo escaparate y comenzaste a subir una serie de escaleras, cuando ya llevabas un trecho andado decidiste despegar la vista del suelo y mirar más allá de tus narices. Uauh. Ante ti había muchas escaleras, pero no era eso lo que había captado completamente tu atención. Un atractivo chico moreno te observaba fijamente, entre sus brazos tenía una pequeña gatita blanca a la que estaba alimentando. Él se levantó despacio y bajó las escaleras hasta quedar cerca de ti.
- ¿Qué…? – diste un paso atrás cuando notaste los suaves dedos del desconocido acariciar tus mejillas.
Entonces te diste cuenta de algo, ¿cuánto tiempo llevabas llorando?
Un maullido captó la atención de ambos.
- Las chicas como tú y como ella no deberían llorar solas – dijo, dejando a la gatita en el suelo con un último aperitivo y se despidió de ti con una sonrisa suave para luego correr escaleras arriba donde parecía estar esperándolo otro joven.
Y con aquellas palabras tu corazón oficialmente aceleró su ritmo por primera vez debido a Makoto Tachibana.
Cuando te tranquilizaste pudiste darte cuenta de un detalle muy importante: ¡él llevaba puesto el uniforme con la insignia de la preparatoria Iwatobi!
Y así era como habías llegado a la actualidad. Bueno, más o menos. Saltando algunas cosas por allí y otras por allá. Estabas tan perdida en tus recuerdos y con la cabeza metida en una camisa a medio quitar que no te diste cuenta de cuándo él entró en los vestuarios, por lo que te asustaste muchísimo al notar que tu camisa terminaba de ser jalaba y te quedabas sólo con el bañador.
- Adoro verte así…
La voz de Makoto.
Era Makoto.
Suspiraste de alivio hasta que te diste cuenta de cómo aquella abrasadora y dulce mirada te recorría entera deteniéndose en puntos clave de tu anatomía femenina.
- ¿Por qué me haces esto? – exigió saber, colocándote contra la pared más cerca y apoyando ambos brazos alrededor de tu cabeza.
Sentiste otro delicioso escalofrío recorrer tu columna, pero no supiste identificar si era por tener sólo el bañador puesto en pleno abril o por el aliento de él que se estrellaba contra la piel de tu cuerpo. Oh, venga, será mejor que seas sincera contigo misma. Mordiste suavemente tu labio, aceptando la innegable atracción que sentías por él.
Allí tenías lo que querías. Lo que habías estado buscando cuando lo provocaste por la mañana.
Al no recibir ninguna respuesta de tus labios suspiró sonoramente, probablemente entendiendo qué era lo que te estaba molestando. Sin embargo, y aun sabiendo que era culpa suya, eso no consiguió que él no colocara sus fuertes manos en tus nalgas y aprovechara el brinco que diste por la sorpresa para elevarte hasta su altura y obligarte a pasar las piernas alrededor de su envidiable y sexy cintura. De tus labios escapó un gemido traicionero por la fría temperatura de la pared y él aprovechó para besarte sin cuidado, para penetrar tu boca sin pedir permiso y alejarse con la misma rapidez. Un beso que había durado un instante. Un beso que te había dejado sin aliento.
- ¿Sigues enfadada, (T/N)-chan? – preguntó, sus labios sobre la desnuda piel de tu hombro, el tiro del bañador levemente deslizado hacia abajo por tu zona más sensible y él lo sabía, él la había descubierto un mes atrás.
Tu pequeño cuerpo era estrujado por las manos de Makoto mientras sus labios recorrían toda la piel a su alcance para luego dejar un camino de besos que terminaba con un pequeño mordisco.
- ¿Q-qué crees que buscan esas chicas cuando te piden que les a-ayudes a llevar el material? – preguntaste entre pequeños gemidos, molesta por la bondad que el muchacho entregaba a todo el mundo. Tus manos estaban clavadas en sus anchos hombros con tanta fuerza que tenías los nudillos blancos.
- ¿De verdad crees que dejaría que pasara algo? – se separó un poco para poder mirarte mejor y tú inflaste los mofletes, ¡claro que no lo haría! ¡Pero él no era el problema! ¡El problema eran todas esas chicas, y chicos si se atrevieran, que trataban de acapararlo y alejarlo de ti el poco tiempo que teníais entre horas para poder estar juntos! - Yo sólo quiero a (T/N)-chan – te sonrojaste de nuevo y él lo notó.- No dudes de mí, pero sobretodo – cogió tu rostro – no dudes de ti.
Y como si quisiera dar fuerza a sus palabras estrujó tus nalgas con más fuerza, haciéndote gemir, rozó sus partes íntimas con las tuyas y colocó la cara entre tus pechos, dando pequeños besos a aquella zona tan querida por él.
Aaahh…
Suspiraste dejándote llevar por aquel torrente de placenteras emociones.
¿Ya qué más da?
Bueno... ¿Qué tal?
¡Espero sus opiniones con muchas ganas!
Y ya les adelanto que el siguiente es Rin.
Buenos días & Buenas tardes & Buenas noches.
