Hola esta es la primera vez que logro subir un ff aqui... ha sido todo un triunfo espero que les guste... y que me den su opinion para seguirlo publicando...
Aclaremos de paso que los personajes de Saint Seiya ni de chiste son mios... aunque ya quisiera, asi sacaba a ciertos caballeros dorados de su prision en el obelisco de piedra... pero en fin... no son mios ¬¬ pertenecen a el señor Kurumada y a la Toei... yo no gano nada mas que buenos ratos de entretenimiento con esto... p
Aclarado el punto espero nuevamente que les guste y me dejen su opinion... este primer Capitulo esta dedicado a Misao... si a ti Misao, por haberme hecho pasar momentos geniales con La Letra Pequeña... fue un trozo de cielo, en medio de mis problemas... muchas gracias...
Prólogo.
"Aunque camine por el valle de las sombras no sentiré temor alguno..."
"Cuando la hora de mi juicio llegue y la tierra arda en el Apocalipsis, cuando solo seas un recuerdo, ningún dios podrá salvar la tierra, mientras el espíritu que duerme en las cumbres no sea despertado, este mundo esta destinado a morir..."
Fragmento del manuscrito de la leyenda
Sobre el juicio final y la resurrección de los muertosDiciembre 1
(Once años después de la ultima batalla)
Un suave resplandor baño la casa de Aries, abandonada mucho tiempo atrás al igual que las demás casas del zodiaco, al igual que el mismo santuario donde solo quedaban un par de caballeros vigilantes, encargados de resguardar en su sueño el Templo de Atenea ahora que las guerras santas habían sucedido...
El cielo se ilumino como si el amanecer se avecinase en medio de la noche mas oscura, el resplandor se intensifico de tal forma que una a una las casas zodiacales se fueron bañando de esa luz al mismo tiempo que en la torre del reloj los doce fuegos se encendían signo por signo...
Sus ojos se abrieron lentamente tratando de acostumbrarse a la luz que lo rodeaba, estaba desorientado y confundido, no conseguía hilar ni un pensamiento coherente, simplemente no tenía la mas mínima idea de lo que le estaba pasando, el dolor atenazo sus músculos, como sino pudiese moverse siendo presa de un gran peso sobre su espalda... su cuerpo se estremeció arqueándose en busca de aire, aquel dolor le impedía respirar, como si una daga le desgarrara las entrañas... agotado y bañado en un copioso sudor se dejo caer por fin al suelo incapaz de comprender o cambiar la situación...
Parecía que sus sentidos se apagarían de nuevo, que perdería el conocimiento una vez mas, el eco se expandió por todo el recinto, la gruesas columnas de orden jónico se estremecieron como si fuese el eco de aquellas batallas mortales que se libraran ahí, el sonido se hizo mas claro, mas nítido, eran pasos, los pasos apresurados de alguien, ya no sabía que pensar, estaba totalmente bloqueado, dolorido, casi desgarrado... quien fuera el ser que se acercaba a él corrió en el ultimo tramo que les separaba como si apenas le hubiese reconocido tirado ahí junto a uno de los pilares de la entrada de la casa... le quedaban pocas fuerzas, tal vez moriría... pero ¿no se suponía que él ya estaba muerto?
¡Oh no Mu! ¡Despierta! ¡No te des por vencido! — le dijo al tiempo que lo tomaba entre sus brazos y lo volteaba hacia si...
Japón Fundación Kido¿Cuántas horas habían pasado? Seguramente muchas pues estaba a punto de amanecer y... ¿qué hacía él ahí? Se suponía que había jurado no volver, que había renunciado a esa posible ilusión, después de todo ella ya no estaba, no lo estaría, su ciclo en la tierra se había cumplido ¿o no? De otra forma ¿cómo explicar su presencia allí? No, no había tiempo para dudas... con un solo ademán la verja de la señorial mansión se abrió franqueándole el paso, no hubo nada que delatara su presencia, ni alarmas, ni cámaras, era como en los viejos tiempos, la tecnología nunca superaría la fuerza del cosmos... aquellos jardines que nunca vio en persona pero que tantas veces visitó en sueños, a veces pensaba que las visitas frecuentes eran algo normal, tal vez la mujer que era necesitaba ser escuchada, necesitaba alguien que la comprendiera, no era lo mismo estar rodeada por hombres, los mas fieles y dedicados del mundo sí, incluso algunos, los mas enamorados, de su belleza, de su ser... pero también los que la mantenía en un mundo demasiado solo... por lo menos ella tenía a su hermana, y a la gente de su pueblo, pero con ella, con ella podía hablar de esas cosas que nadie mas entendía, que nadie, ni esos hombres podrían comprender porque simplemente ellos no eran Dioses...
Cuando llego a la entrada del planetario aquellos recuerdos la asaltaron en medio de una sensación agridulce... cuando le había llevado aquel libro, entre emocionada y dudosa...
Extremo norte del mundo
Nueve años atrás...
¿Las memorias de Dios? — le pregunto sosteniendo el libro de finas y antiguas pastas rojas entre sus manos y leyendo el titulo que con letras doradas y en cursivas adornaba una franja del lomo — ¿no es un titulo demasiado pretencioso?
Yo no lo llamaría así, tal vez sea un poco asombroso pero... — respondió ella mirando por la ventana el misterioso paisaje nevado, los imponentes hielos eternos — lo escribió un monje Italiano, que fue excomulgado cuando saco el libro, es muy difícil encontrar un ejemplar en estos días, la iglesia lo prohibió y se las arregló para destruir o esconder casi todos sus ejemplares...
¿Blasfemia? — le pregunto intrigada —
Revelación, eso fue para mi... — le dijo volviéndose para mirarle a los ojos — ha sido como un bálsamo para mi corazón...
¿De que estas hablando? — le cuestiono sorprendida, algo había cambiado, podía sentirlo, aquella visita no era como las otras, donde buscaban la mutua compañía y comprensión, donde se sentaban a charlar largas horas frente al fuego de la chimenea de esa hermosa estancia en la torre del castillo... — ¿qué ha sucedido?
Es algo que tarde o temprano tenía que pasar — confeso con una sonrisa llena de amargura — ya es hora...
¿Cómo? No hablas en serio — se negó a creerlo, aun era muy joven y el mundo... ¿qué le sucedería al mundo si...? un cúmulo de sentimientos se agolpo en su pecho, se volteo dándole la espalda mientras recargaba una mano sobre la repisa de la chimenea, perdiendo su mirada en el frenético bailoteo de las llamas — ¿ya se lo dijiste a ellos?
No pude, quise decírtelo primero a ti...
Pero yo tampoco quiero que te vayas... eres mi amiga... una amiga como no tendré alguna otra...
Y yo siento lo mismo Hilda, hay tantas cosas que aun quiero compartir en esta tierra, pero lo siento, hay algo en mi interior que me dice que es tiempo, que debo volver al sueño de los dioses para poder despertar cuando se requiera...
Pero aun te necesitan... ellos y sobre todo... él... — esta vez Hilda de Polaris no pudo seguir escondiendo la mirada, camino hasta ella para abrazarla y darle el apoyo que sabía bien necesitaba — Saori...
Es hora de que Atenea se marche de esta tierra — le dijo sin poder contener las lagrimas — y no se si quiero hacer eso, aun quiero vivir y...
La vida de un Dios es muy dura... tú y él tiene derecho a... — dijo entre sollozos mal contenidos —
El amor de Atenea no puede ser para un solo caballero... cada uno ha dado su vida por mi... — dijo recordando las palabras que años atrás le había dicho Mu —
Pero ya no hay guerras, ahora puedes vivir como una mujer...
Hilda, has sido la mejor amiga que haya podido tener, solo contigo he podido hablar de las cosas que ni él comprendería, no es solo ser una Diosa, sino el conflicto de ser una persona, una mujer... y sin embargo... dejar de serlo... — un pesado silencio se alzó entre las dos por unos minutos, incluso para Saori aquello sonaba tan increíble, pero lo sabía, tenía que irse, el ciclo se estaba cerrando, el tiempo de su reencarnación se extinguía — solo es cuestión de un par de meses...
Tus habitaciones están listas amiga, y los caballos ensillados... si es que aun quieres salir a montar... — Saori agradeció las palabras de Hilda, el cambio de conversación... la había entendido, aquella era una despedida, se quedaría como siempre unos días y compartirían juntas todas aquellas cosas y platicas que solían compartir, para después regresar al oriente solo que esta vez... — le diré a Fler que ordene tu cena favorita — agregó recuperando su aplomo y elegancia natural, mientras dirigía sus pasos hacia la puerta —
Hilda... — le llamo antes de que esta saliera de la habitación — gracias...
No tienes nada que agradecer... tú y yo somos amigas... además... el mismo Odín lo supo en su tiempo... cuando se ató a aquel árbol para ser devorado... es muy difícil ser un dios...
Japón Fundación Kido
Época actualAmiga...la vida de un dios como tú es muy dura — musito Hilda abriendo las puertas del planetario... mientras el recuerdo de su ultima visita se desintegrada en el pasado — Atenea... tal vez me equivoque pero... solo tu puedes ayudarnos... Saori... solo tú puedes evitar esta calamidad — dijo internándose en la oscura sala mientras una a una las estrellas aparecían en la bóveda —
Algún lugar al norte de la India
Su cuerpo se doblo cual hoja de papel, bajo el crujir de sus huesos, un ataque mas y no podría sobrevivir... una nueva descarga salió de su cuerno tratando de defenderse de alguna forma, no podía morir, no así... no sin haber cumplido su misión...
¡Renuncia Caballero! ¡O morirás! — exclamo aquel sujeto mientras bloqueaba fácilmente el poder de Jabú y descargaba sobre él otra vez su ken —
El golpe rozo su pierna derecha desgarrándola completamente, la sangre comenzó a manar de manera escandalosa mientras el Caballero del Unicornio se retorcía de dolor
Voy a mutilarte pedazo a pedazo sino te rindes... te dejare sin la otra pierna y sin los brazos, hasta que solo te quede la cabeza... —
No puedo rendirme... debo entrar ahí... — Jabú apenas podía articular palabra ahora, su cuerpo estaba seriamente herido y su poder no era suficiente para derrotar a su misterioso enemigo, lo único que aun lo mantenía mientras se arrastraba, era la firme intención de cumplir su misión, el debía entrar a esa cueva, encontrar el templo y romper el sello que permitiría liberar el espíritu que dormía ahí... — debo saber lo que esta sucediendo, debo liberarlo antes de que... es... la única forma... por favor Athena permíteme elevar mi cosmo, guíame al séptimo sentido...
¡Eres una rata! ¡muere y ve a reunirte con tu diosa! ¡Furia Titánica!
La cumbre se ilumino por un poderoso rayo mientras el aire disipaba el grito de agonía del caballero... la muerte había llegado hasta aquel lugar...
Capitulo Primero Visiones"Y cundo las almas de los caídos en combate sean restauradas y el durmiente del Templo de Urano sea liberado, el juicio iniciará con la muerte de un inocente... las cuatro bestias cabalgaran al fin sobre la tierra..."
Fragmento del manuscrito de la leyenda
Sobre el juicio final y la resurrección de los muertosJapón Fundación Kido
Recorrió los jardines tratando de no vomitar de nuevo... ¡por dios! ¡si solo habían sido unas cuantas cervezas!... aun no podía creer que algo así le hiciera sentirse tan mal, pero lo estaba, estaba totalmente ebrio... —¡Maldito vicio!— balbuceo torpemente en su camino a la casa... ¿no era ese el mismo jardín donde había enfrentado por primera vez a Cid de Mizard? Ummm no, no lo recodaba, tal vez mañana cuando... estuviera mas sobrio y no le doliera tanto el estomago y la cabeza. Todas las luces de la mansión estaban apagadas, nadie estaba esperando por él, lo sabía, desde que ella se había ido, nadie vivía en esa casa por mas de tres semanas, bueno de hecho él ya iba para la cuarta semana, era la única manera en que no la extrañaba tanto, y era el mejor lugar para estar cerca de ella y lejos de la diosa que lo había abandonado...
¡Ingrato!— se quejo malhumorado cuando se dio cuenta de que Tatsumi dejo la puerta principal con llave, ¿dónde había dejado él su copia? No recordaba si llevaba las llaves consigo cuado salió de la mansión esa tarde, pero no podía culpar a ese obstinado sujeto, después de todo se lo advirtió antes de que saliera a vagar por la ciudad visitando todos los bares posibles... como era su costumbre en las ultimas semanas— ¡Maldito Tatsumi!
Injurió contra el mayordomo una vez mas a pesar de todo, y como no hacerlo si había descubierto que todas las ventanas y el resto de las puertas estaban igualmente cerradas.
Bien tu pagaras la reparación Tatsumi... — rió burlón mientras se dirigía a la parte trasera donde pensaba volar la puerta de servicio de un simple golpe — ya veras... ya veras... Tatsumi...
Ciertamente con su ausencia, aquellos cinco, especialmente él se habían vuelto una verdadera calamidad, a tal grado que la fundación prefería no tenerlos juntos, cosa que era sencilla tomando en cuenta que el único necio que siempre volvía era él...
Sus pasos, torpes por el exceso de alcohol fueron a enredarse con las raíces de un árbol justo cuando daba la vuelta a la casa... no obstante su estado alcanzó a reaccionar asiéndose de una rama del árbol que a pesar de su grosor se rompió llevándose consigo gran parte de la corteza... cayendo finalmente de espaldas sobre el pasto, se quedo inmóvil por unos momentos, sin saber que hacer o sentir... mirando entre el follaje el resplandor de las estrellas... que siempre lo habían guiado...
Sabes que te extraño mucho, y que merecía saber la verdad... pero ya no me importa, solo sé que me haces falta... que nunca te lo dije y que ahora me arrepiento — dijo hablándole al cielo, al eterno titilar de las constelaciones, que ella regía, que protegían a sus 88 caballeros — si tan solo tuviera una oportunidad para decir todo aquello que necesitabas saber Saori —
Pero era inútil ¿o no? Ella ya estaba muerta, bueno, de hecho había cumplido su ciclo en la tierra y se había marchado de la manera mas ingrata, sin despedirse... siendo el único que no sabía de su partida... ahora, tirado ahí en el pasto sintió algo de pena y nostalgia pues no importaba donde estuviera, así fuese en el rincón mas remoto de la tierra o en la mansión Kido, siempre pensaba en ella...
Cerro los ojos incapaz de soportar la hermosura del cielo donde seguramente ahora estaba ella... donde su cosmos cuidaría de la relativa paz que ahora disfrutaba la tierra... Saori adoraba las estrellas, incluso aquel planetario en la mansión había sido construido por su abuelo para complacerla... y pensar que aquel era irónicamente su verdadero santuario, donde se encerraba por horas a pensar sus asuntos y estar tranquila... lo sabía, había aprendido a conocerla y comprendía perfectamente que aquel lugar era especial... para los dos... pues ahí la había visto por ultima vez...
Se reincorporo quitándose la rama de encima... ¿qué importaba que todas las puertas estuviesen cerradas? Bien podría dormir en aquel cómodo sillón y así seguir pensando en Saori... como era su costumbre, se dirigió al extremo opuesto del jardín allá donde el nuevo planetario se alzaba... abrió la puerta sin mucha dificultad, entrando en la sala que se encontraba tan oscura como "la boca del lobo", y se sentó en el sillón de siempre acurrucándose para dormir las pocas horas que quedaban antes que amaneciera...
Saori... solo quisiera... perdóname... si hubiese sabido que era la ultima vez que te veía yo... — musito cerrando los ojos y rindiéndose al sueño, incapaz de resistirse al cansancio —
No te preocupes Seiya... estoy aqu
El hombre abrió los ojos al escuchar esa dulce voz y sentir una tibia caricia en su mejilla... esa aura cálida y poderosa que ilumino el centro del gran planetario envolviéndolo en una sensación de paz que no había vuelto a sentir y que le obligo a volver a ese estado soñoliento a pesar de que él quería despertar y comprobar si lo que sentía era verdad...
Saori... Saori... no te vayas... Saori... ¿eres tú?... — alcanzó a decir débilmente antes de quedarse profundamente dormido —
Estación ferroviaria de TrikalaGrecia (200 Km. al sur del monte Olimpo)
Su mirada volvió hacia el reloj de la estación, al parecer el tren llegaría con una hora de retraso... "umm tal vez no debí dejarla sola, era un viaje muy largo y... " pensó el hombre que sentado en la banca mas apartada del anden esperaba impaciente...
Parece ser que el tren tuvo un pequeño retraso
¿Perdón? — musitó saliendo de sus pensamientos —
El tren esta retrasado... — le repitió — ¿Esta ocupado este asiento? — pregunto el recién llegado, el hombre en la banca alzo la mirada estudiándolo brevemente, el tipo que se encontraba de pie junto a él tenía un aspecto amable y un porte sereno—
No, para nada — respondió quitando los periódicos que ocupaban el resto de la banca — y sí, parece que esperaremos por ese tren... mas de lo planeado— comento mientras el extraño se sentaba junto a él —
Bueno es inevitable... habrá que entretenerse en algo... ¿me permite su periódico? — añadió señalando la pila que formaba el papel ahora en el piso... —
Si claro tome el guste... — contestó tratando de ocultar su molestia, había escogido precisamente esa banca para evitar compañías indeseables, por mucho que aquel hombre casi cincuentón pareciera agradable, él no estaba de humor para soportarlo, simplemente el retraso del tren lo tenía nervioso, necesitaba verla de nuevo y saber que estaba bien... "¡Por dios Gabrielle! ¿dónde estas?" volvió a llamarla mentalmente mientras el desconocido revisaba las noticias del día —
"Deshielos en la zona norte del planeta preocupan a la comunidad científica" ¿preocupan? Yo diría que los tiene histéricos... ¿sabe usted cuantos centímetros ha ganado el mar a nivel mundial en los últimos meses? Se alarmaría, en serio — comento de nuevo el hombre sin esperar recibir una respuesta — ¿sabe que es lo mas preocupante de todo esto?
¡El Tren! ¡Por fin llegó! — exclamo poniéndose de pie de improviso y alejándose rumbo a la maquina que anunciaba su arribo al anden — ¡Gabrielle!
Bueno, fue un gusto platicar con usted Doctor Mamoru... es una lastima que la señorita Gabrielle no venga aun en ese tren... — dijo en tono sarcástico para si el desconocido dejando el periódico sobre la banca y siguiendo los pasos de aquel científico, tal vez uno de los mas brillantes de su generación y al cual se le creía retirado de la actividad después de su ultimo escándalo... —
Trato de asirse a la superficie congelada, pero el hielo se estaba derritiendo y todo cuanto tocaba estaba resbaloso y frágil... "no puedo caer... no puedo morir aqu" se decía una y otra ves tratando de ignorar el precipicio que se abría bajo sus pies... ¡vamos! ¡sube! Se obligo a resistir... con gran esfuerzo volvió a impulsarse logrando subir una pierna jalando así medio cuerpo mientras el resto se columpiaba peligrosamente en el vacío... ¡Por favor! ¡un poco mas! Con su ultimo esfuerzo la plataforma de hielo cedió desquebrajándose rápidamente, ella apenas había alcanzado a rodarse hasta quedar acorralada en una pequeña saliente de piedra junto a la boca de una oscura cueva... "esa... esa es... la cueva de las revelaciones, el oráculo de Minerva" se decía mientras el eco del hielo cayendo sobre el abismo retumbaba en todo el lugar... Una imponente puerta de piedra sellada con el escudo de la Tríada se alzaba como un silente guardián le dio la bienvenida... pero no fue hasta que penetró completamente en la cueva que descubrió el Templo tallado en la roca de la montaña, todo de una sola pieza como si de la mítica Petra se tratase... —Es el Templo, el oráculo, tengo que encontrarle— dijo mientras acariciaba el sello en la puerta... "!Tú no puedes estar aquí! ¡Cualquier intruso que ose violar la santidad de este lugar será muerto!" aquella voz surgía de todos lados como un potente rugido... "¡Gabrielle! ¡Huye de aquí pronto!" le exigió otra voz... amable pero apremiante... era él, la otra voz, estaba segura de que era él... "!No voy a irme sin ti!" "¡quiero verte!" grito con todas sus fuerzas tratando de encontrarlo, "!Voy a matarlos a ambos! ¡Malditos insectos! ¡Furia Titánica!" aquel resplandor surgió de lo mas profundo de la cueva devastándolo todo, la puerta del templo parecía temblar con el paso de aquel poderoso meteoro... que rápidamente se aproximaba a ella, no podía moverse, algo le había paralizado por completo... "¡Muere maldita traidora!"
"¡No!" el grito desesperado fue apagado con el estruendo de la explosión de aquel bestial ataque... Gabrielle lo sabía, él la había protegido a costa de su vida... el hombre cayó entre sus brazos bañado en sangre... trato de ver su rostro, de reconocerle algún gesto, "dime quien eres... por favor no te vayas... dime quien eres, no puedo recordar..." "Ahora morirás t" volvía a rugir el misterioso atacante... "¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Furia Titánicaaaaaaa!!!!!!!!!!" ¡NOOO!
Gabrielle despertó sobresaltada, otra vez esa pesadilla... ¡esas malditas visiones no la dejarían tranquila nunca! ¡Esa maldita obsesión de años! se reincorporo un poco estirando las piernas mientras sacudía la cabeza alborotando su negra cabellera tratando de volver a la realidad, los finos bucles que se formaban ensortijando su cabello se acomodaron alrededor de su rostro dándole junto con esos hermosos y profundos ojos verdes una apariencia angelical, miro por la ventanilla para darse cuenta que el tren acababa de dejar la estación de Toánina, bien, si la marcha del tren seguía igual llegaría a Trikala justo a la media noche... entonces, después de disculparse con el profesor... empezaría el trabajo fuerte, la parte final de la búsqueda en la que se encontraba inmersa desde hacia casi cinco años y que le había llevado a lugares tan asombrosos y remotos que nunca había llegado a imaginar mas que en esos endemoniados y perturbadores sueños...
Aun intranquila saco de su bolso la libreta donde siempre anotaba cada sueño antes de que lo olvidara, comenzando a garrapatear de manera presurosa los detalles que parecía se le iban de la mente conforme quedaban registrados en el papel, trato de ver nuevamente aquella puerta, recordar lo que en el sueño sabía, el templo... esa era la entrada y ella sabía que lugar era, a quién estaba dedicado, quien lo protegía, pero todos esos datos se iban como siempre al despertar como si nunca hubiese tenido conocimiento de todo aquello, solo le quedan trozos sueltos, los mismos que escribía en le libreta, para después darle coherencia a la situación, así había descubierto que uno de esos sueños en particular era repetitivo, que aquella situación en el templo y el hombre que la protegía eran una constante... y que de igual manera nunca conseguía ver su rostro ni saber su nombre, y que nunca lograba recordar el nombre del templo, ni el lugar donde se hallaba... todo era una verdadera locura, lo sabía, carecía de sentido... desde el primer instante cuando despertó en el hospital de Inglaterra tras aquel terrible accidente, en donde fue la única sobreviviente... aquellos cinco minutos, los mas aterradores de su existencia, volvieron a ella perturbándola aun mas, ahora estaba temblando, lápiz y libreta cayeron de sus manos...
No te dejes dominar Gabrielle... tranquila, respira... no estas ahí, eso fue hace años, vamos Gabrielle... — pero parecía que cualquier intento sería inútil, aun podía sentir la sangre de aquel hombre sobre su regazo, los gritos de angustia de los demás pasajeros, el súbito resplandor que lo envolvió todo antes de que el motor derecho del avión volara en mil pedazos y después el estremecedor silencio que reino a su alrededor... como si todo ocurriese otra vez... — ¡Estas completamente loca Gabrielle! — se reclamo mentalmente mientras rebuscaba entre sus cosas un frasco de Valium... intentando controlarse mientras lo abría y sacaba la cantimplora con agua... cerro los ojos dispuesta a tomar aquella pastilla y dormir sin soñar por unas horas hasta que aquel suspiro le arranco completamente del estado de ensoñación en que aun se encontraba... se obligo a dejar de temblar y a recuperar la serenidad... haciendo acopio de todas sus fuerzas, de toda su voluntad... guardo inmediatamente el frasco de pastillas, sin ingerir una sola, sus ojos se fijaron sobre aquella figura recordando sus palabras, la confianza, el apoyo incondicional... "no deberías tomar esas cosas, porque no hay nada que no puedas lograr si te lo propones, te aseguro que no te hacen falta esas pastillas, yo sé que tú puedes hacerlo, confió en ti Gabrielle" ¡oh dios! podría decir que él si parecía un sueño, un hermoso sueño... que le ayudaba a ser mas fuerte, a resistir todas sus calamidades — bien querido Hyoga esta vez has ganado — acepto esbozando una leve sonrisa, recuperando el pulso sereno y el control de todos sus sentidos, mientras lo miraba dormir en el asiento frente a ella— tú has sido una verdadera bendición... Hyoga... — susurro antes de ponerse de pie e ir al carro tocador... —
¡Marín! ¡Marín! ¡Tenemos problemas! ¡El fuego de la tercera y doceava casa se han encendido! — grito una de las guerreras que estaban bajo su mando, el santuario se había vuelto un pandemonium desde la media noche cuando el primer fuego, el de la casa de Aries se había encendido, poco a poco cada casa había recobrado su aura protectora, al principio nadie entendía lo que estaba ocurriendo, ni siquiera el mismo Maestro y guardián del santuario hasta que hallaron a Mu y cinco minutos después con el fuego en la casa de Leo a Aioria, con lo cual aquello cobraba lógica —
¡No puede ser posible! ¡Afrodita y Saga! — exclamo Marín alejándose del lecho donde Aldebarán descansaba —
¡No mi señora! ¡se trata de Afrodita, Saga y Kanon! — aclaro la guerrera sin ocultar su preocupación —
¡Por Athena! ¡Esto es una maldita cosa de locos! ¡Avísenle al maestro y manda a los guardias a la casa de Piscis! — ordeno Marín— ¡Tenemos que aprovechar que aun estén débiles!
No hará falta que el maestro vaya a la casa de Géminis... Marín... estoy aquí...
Los guerreros que se encontraban en la sala no pudieron evitarlo, instintivamente retrocedieron ante el recién llegado... Marín se adelantó lentamente mientras la tensión subía a cada segundo, si bien se encontraban cinco caballeros dorados en la habitación, ninguno estaba en condiciones de hacerle frente a ningún enemigo...
Marín... — musito Saga —
Esta bien Saga... Kanon necesita atención y tu también — dijo la mujer ayudando al caballero a sostener a Kanon quien se encontraba desmayado y respiraba débilmente — ¡Traigan mas agua y lienzos limpios! ¡Ahora! — grito cuando ninguno de sus subordinados atino a reaccionar... —
No queremos causar problemas... — los ojos de Saga eran sinceros y su aura limpia, Marín lo sabía por eso había decidido aceptarlos... —
Lo sé Saga, no hace falta que lo digas — juntos depositaron a Kanon en la cama vacía junto a Shaka — ahora tú necesitas descansar estas ardiendo en fiebre...
Estaré bien, solo dame un momento... aun no entiendo que esta pasando... no sé como llegamos aquí... — el hombre se sentó en la cama junto a su hermano mientras se llevaba las manos a la cara y se limpiaba el sudor — algo malo debe estar por suceder...
¿No recuerdas nada? — Saga negó el silencio —
Mi ultimo recuerdo es sobre la batalla con Hades, después desperté en el salón de la casa de Géminis y para mi sorpresa Kanon estaba ahí junto a mi... Marín necesitamos hablar con Athena, ella debe saber lo que esta ocurriendo... sé que ella no nos ha traído a la vida nuevamente... míranos, doloridos, débiles, enfermos... Athena debe saber ¿dónde esta ella ahora? ¿y Seiya y los demás? ¿están en el Oriente?
Me temo que estamos solos en esto Saga... — contesto sintiendo como aquella angustia revivía en ella... si es que una nueva guerra se avecinaba ¿por qué Athena se había ido? —
¿Qué quieres decir?
Athena se fue de este mundo hace casi diez años Saga, después de la ultima batalla, cumplió su ciclo... Saori Kido su reencarnación dejó de existir —
¿Qué? Eso no puede ser posible... entonces ¿quién nos ha revivido? — pregunto Shaka reincorporándose en el lecho —
Shaka, despertaste... ¿cómo te sientes? — pregunto Marín poniéndose de pie y dirigiéndose a él —
Eso no importa ahora, sino ha sido ella quien nos ha regresado, si ella no esta... ¿quien es responsable de todo esto?
Eso no lo sabemos... hasta hace unas horas solo el maestro guardián y yo custodiábamos el santuario... los pocos guardias que están aquí, son aquellos que se quedaron en los pueblos cercanos... rehusándose a la orden de olvidarse del Santuario...
¿Y quien es ahora el maestro? — preguntó Saga — ¿Athena lo asignó?
Ella dejo un testamento — comenzó a explicar Marín, mientras obligaba a Shaka a volver al lecho — antes de irse... ella dispuso todo para que el santuario entrara en un prolongado letargo... a cada uno de los caballeros sobrevivientes les dejo un legado y una misión, excepto a uno... los 9 caballeros del zodiaco, Shena y yo recibimos instrucciones precisas... en su testamento...
En el siguiente Capitulo...
— ¡¿LA CALMA?! ¡ESTE SUJETO VIENE A DECIRNOS QUE TRAE UN CITATORIO PARA LEER EL TESTAMENTO DE SAORI EN ATHENAS! ¡ELLA NO APARECE POR NINGUN LADO EN UN MES Y ME PIDEN CALMA! — Seiya no había sentido aquella sensación tan horrible en toda su vida, ni aun en la batalla mas cruel y sanguinaria que sostuviera con Hades — ¡QUE ESTA PASANDO! ¡POR QUE VIENE A DECIR ESAS MENTIRAS!
