TRES HOMBRES Y UN CRETINO
prefacio - minific
Neil se sentía especialmente fastidiado aquel día. Ya eran demasiados años persiguiendo su propósito de conseguir la mano y el corazón de Candy. Tras lo que había presenciado aquella mañana habia llegado a varias conclusiones. La primera, que jamás lograría hacerse perdonar por Candy. La segunda, que tampoco lograría entender ni conquistar aquel misterio hecho mujer. Y tercera y última, pero no menos importante, que iba ser un infeliz lo que le quedaba de vida, al recordar su último intento de hacer suya a la rubia.
Si cuando era pequeña, él no podía evitar burlarse de sus pecas y su revoltoso cabello para disimular lo graciosa que le resultaba, a medida que pasaban los años Candy iba adquiriendo a sus ojos una natural voluptuosidad que lo mantenía prendado, por más que intentara autoconvencerse de que ella no estaba a su altura.
Tras la anulación del compromiso su familia se trasladó por un tiempo a Florida, y creyó que ahí podría olvidarse de aquella tontería... pero no fue así, sino que su obsesión se volvió mayor.Y el destino no dejaba de torturarlo, cruzando una y otra vez su camino con la desdeñosa huérfana.
Hacía tiempo que se sabía que Candy había roto sus relaciones con aquel actorucho, y todo indicaba que su relación con el patriarca Andrew iba más allá de la simple amistad por la que la querían hacer pasar. Por otra parte, unos extraños rumores habían empezado a surgir entre la alta sociedad... un extraño desconocido, con un parecido notable estaba frecuentando ultimamente la mansión de Lakewood. Si él mismo no hubiera asistido a su entierro, juraría que se trataba del mismísimo Anthony... Pero aquello, no podía ser ¿Verdad?
Continuará
