Hola! soy nuevo en esta pagina, así que empezaré presentándome: Mi Nombre es Ricardo, soy de la Ciudad de México y he escrito muchas cosas que nadie ha visto! pero al fin me anime a publicar algunos fics sobre Harry Potter, esté es mi primer Dramione, espero no les aburra…tanto…
Por cierto todos los personajes, lugares, y demás cosas potterianas son propiedad de J.K. Rowling… yo solo los pedí prestados!
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La Noble Familia Malfoy
Habían pasado casi dos semanas desde la batalla y el ministerio aún se volvía loco tratando de restablecer la calma en la comunidad mágica: funerales (los valientes caídos debían ser despedidos como lo merecían), reparaciones (Gringotts y Hogwarts eran un caos total), mortífagos prófugos (algunos de los cuales seguían dando problemas), juicios, quejas, testamentos, muggles, duendes, gigantes, etcétera. Pero ese día Kingsley Shacklebolt, ministro provisional, juzgaría a una familia completa y realmente no sabía cómo.
La familia Malfoy había sido alguna vez la familia más respetada en la comunidad mágica; pero ahora eran bastante mal vistos y se encontraban totalmente desacreditados, debido al apoyo que habían mostrado a Tom Ryddle, mejor conocido como Lord Voldemort o el-que-no-debe-ser-nombrado. Y era precisamente el futuro de esta "prestigiosa" familia la que hoy estaría en manos de Kingsley.
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Tan sólo a la entrada del ministerio las cámaras mágicas y las vuelapluma no se hacían esperar; el ahora afamado trío dorado había llegado y se veía envuelto –por no decir atrapado- por toda clase de reporteros y curiosos, hasta que Arthur Weasley logró rescatarlos de aquella masa de personas encabezados, como era de esperarse –y temerse- por Rita Skeeter.
-¡Harry, Harry! ¿Qué sientes al saber que de haber vencido al Señor tenebroso unos minutos antes, hubieras salvado muchas vidas?...- Preguntaba la mujer mientras su pluma literalmente volaba escribiendo infinidad de líneas a pesar del mutismo del chico.
La voz de la reportera se iba apagando conforme Harry Potter y sus dos amigos Ron Weasley y Hermione Granger bajaban por el elevador hasta la sala de juicios del Wizengamot.
-Esa vieja arpía… – gruñía Ron casi lastimando a Hermione por la fuerza con la que apretaba su mano.
-¿Cómo se atreve? Ojalá hubiera peleado con él ella misma, hasta casi me hubiera dado gusto que la eliminara… o al menos a su pluma. –Sentenció Hermione casi escupiendo las palabras.
Pero Harry sólo pensaba que Rita Skeeter en parte tenía razón. La guerra le había dejado una sensación de pérdida más que de victoria; casi desde el inicio de su vida había perdido a sus padres, años después a quien resultó ser su padrino, Sirius Black, y más tarde, al ser que tal vez creyó invencible, Albus Dumbledore. Sí, demasiadas personas queridas, pero lo peor era pensar que tal vez podría haber hecho algo para evitar las pérdidas ocurridas en el último mes. La muerte de Fred le había dolido como si hubiera perdido a un hermano y más le dolía la expresión atormentada de Geroge al recordarlo. Sentía un gran peso en el alma por la muerte de Colin, Dobby, Ojoloco, Hedwig y Snape, pues ahora sabía la verdad: que éste siempre lo había protegido debido a la lealtad que guardaba a Dumbledore y, sobre todo, al amor que sintió por Lily Evans. Sin embargo, lo que más le dolía era la muerte de Lupin y Tonks; en gran parte porque Lupin había sido el último de los merodeadores y, por tanto, el último vínculo con su padre, también porque Tonks siempre lo había animado y ayudado sin reserva… pero sobre todo, porque ahora había un niño más al que Voldemort había dejado sin padres, como él, como Neville y como muchos más, anónimos en la batalla. Un niño, al que un día, tendría que explicarle por qué murieron sus padres, por qué él no los ayudó, por qué fue tan débil…
-Sabes que las cosas no ocurrieron así, ¿verdad Harry? –Al parecer Hermione había intuido, o casi leído, los pensamientos dolorosos que atravesaban por la mente de Harry.
El chico asintió levemente cuando la puerta del elevador abrió y se encontraron de frente con Kingsley, quién les saludó alegremente:
-Harry, Hermione, Ron, me da mucho gusto verlos. Estoy realmente orgulloso de ustedes. Me sorprende que hayan querido venir a este juicio, pero como les dije anteriormente, me gustaría que más tarde discutiéramos algunos asuntos que pueden interesarles para su futuro.
-Gracias Kingsley –contestó un tanto cohibido Harry-, pero todavía tenemos algunas cosas pendientes por atender, antes de pensar en eso.
Desde hacía un par de días Kignsley había comentado que tenía algunos planes que le gustaría comentar con el trío, pero ellos, en especial Harry, todavía no sentían del todo bien anímicamente como para pesar en un futuro que pocos días antes habían dudado que llegase a existir.
-Bien. Mientras tanto, llegan a tiempo, pasemos a la sala que pronto traerán a los Malfoy.
Harry y sus amigos no habían estado en ningún juicio como parte del jurado; no había sido necesario ya Greyback, Yaxley y Blaise tenían suficientes cargos para ser enviados inmediatamente a Azkaban; muchos otros como Crabbe y Goyle habían muerto; y otros, los menos, como Nott, habían conseguido escapar. No obstante, contrario a lo que se hubiera esperado, los Malfoy no habían huido, obviamente no habían muerto y lo cierto es que realmente no habían participado activamente en la batalla final de Hogwarts; incluso, aunque resultaba sorprendente para algunos, Narcisa Malfoy no tenía la marca tenebrosa.
Las puertas del salón se abrieron de par en par y dos magos uniformados condujeron a los tres Malfoy al centro. Lucius entró altivo como siempre, aunque parecía bastante desaliñado; Narcisa conservaba su porte elegante, pero llevaba la vista fija en el suelo; finalmente Draco, quien caminaba al lado de su madre, llevaba el cabello un poco largo y despeinado, parecía casi indiferente a lo que estaba sucediendo, era difícil imaginar lo que estaba pensando o sintiendo.
-Miembros del Wizengamot y quienes nos acompañan esta tarde en este juicio –añadió Kingsley volteando hacía Hermione-, se encuentran ante nosotros Lucius Malfoy, su mujer, Narcisa Black y su hijo, Draco Malfoy. Acusados de apoyar, los monstruosos actos e ideas de Tom Sorvolo Ryddle, mejor conocido como Lord Voldemort -al terminar estas palabras, algunas personas no pudieron reprimir un ligero espasmo o murmullo, era evidente que para muchos sería difícil olvidar el terror que ese nombre había causado-. Comenzando con Lucius Malfoy de un paso al frente y muestre su brazo izquierdo.
Lucius avanzo lentamente y se descubrió la manga donde tenía la ya ahora apagada marca tenebrosa, dando lugar a diversas miradas de odio, algunas de ellas acompañadas con palabras.
-Lucius Malfoy –continuó Kingsley haciendo callar a todos los presentes-, las acusaciones en su contra son las siguientes: se le acusa de utilizar objetos de magia tenebrosa para propiciar la abertura de la Cámara Secreta; acción por la que más tarde fueron atacados diversos alumnos del colegio de Hogwarts, así como algunos profesores…
Lucius asintió levemente
-Se le acusa de haber comenzado una revuelta en los mundiales de Quidditch torturando a muggles y quemando varias tiendas de acampar, así como haber acudido al llamado de Voldemort donde tuvo lugar el asesinato de Cedric Diggory y el casi asesinato de Harry Potter…
Lucius volvió a asentir e incluso dirigió una breve e indescifrable mirada hacia Harry.
-Se le acusa de haber entrado ilegalmente a una cámara de alta seguridad dentro del ministerio, la sala de los misterios; de destruir objetos irremplazables, como los son las profecías, para la comunidad mágica y de atacar a seis adolescentes.
Harry sintió una punzada de dolor al escuchar hablar sobre ese día, mas se recordó a sí mismo que aquel hombre había sido sólo un espectador y no el causante de la muerte de Sirius.
-Finalmente, se le acusa de haber escapado de Azkaban y de dar alojamiento en su casa a Voldemort, donde éste tuvo prisioneros, como fueron Charity Burbage, Ollivanders, el duende Griphook, Dean Thomas, Luna Lovegood, Ron Weasley, Hermione Granger y Harry Potter. Además de acudir con él a la batalla de Hogwarts entrando por la fuerza y atacando a civiles, estudiantes y profesores.
Lucius no se movió, pero su mano se cerró involuntariamente en un puño. La sala se encontraba tensa y Kingsley había guardado silencio, como esperando poder medir en el silencio el peso que las acusaciones habían causado en el hombre, pero al final, retomó la palabra:
-Sin embargo, aunque algunos de sus actos fueron realmente atroces, no se ha encontrado prueba de que haya participado directamente en alguna de las muertes o torturas; así mismo, durante lo ocurrido en Hogwarts, su participación fue prácticamente nula.
Hubo un largo murmullo, Lucius había levantado la mirada y la sostenía en dirección a Kingsley, parecía a punto de sonreír, cuando Kingsley suspiró y dijo:
-Sinceramente, confesaré que no sé bien cómo debo juzgarlo, si como un terrible mortífago o como un pobre cobarde.
Ante esto, el rictus de Lucius cambió completamente, era evidente que jamás se había sentido tan humillado en toda su vida, incluso, Kingsley estuvo seguro por un momento que de no ser por el casi imperceptible lamento de Narcisa, Lucius habría dicho algo para acallar a quienes lo tildaban de cobarde.
Algunos miembros del jurado hablaban entre ellos, señalaban e incluso, hubo cierta cabeza pelirroja que no dudó en murmurar "cobarde" en tono elevado y perfectamente audible para todos, o al menos para su compañera.
-¡Ron! - Lo pisó una nerviosa Hermione.
-¿Qué? ¡No digo nada que no sea bien merecido!
-Por lo tanto –prosiguió Kingsley- y si nadie del jurado o testigos tiene algo que agregar, aún para interceder por Lucius Malfoy… – espero unos segundos pero nadie interrumpió-. Lucius Malfoy, es usted condenado a ocho años en la prisión mágica de Azkaban.
Lucius Malfoy se retiró lentamente al fondo, donde un guardia le esposo mágicamente, sin voltear hacia donde estaban su esposa o su hijo.
-Narcisa Malfoy…-Prosiguió Kingsley en un tono neutro.
Narcisa se estremeció en cuanto escuchó su nombre, pero caminó rápidamente al frente, se arremangó un poco la túnica y acto seguido miró a todo el jurado de frente, retándolos a acusarla de algo o siquiera a hablarle en un tono que no fuera el que ella creía merecer.
-Narcissa Malfoy, se le acusa, al igual que a su esposo, de alojar a quien-usted… mmm… a Voldemort…
-No fue mi decisión –interrumpió tranquila y decididamente Narcisa; el jurado pasó la mirada de Kingsley a ella y de ella a Kingsley, mientras este intentaba continuar.
-…en la mansión Malfoy –era evidente que Kingsley no había esperado esa clase de actitud- donde tenían como rehenes…
-No eran mis rehenes…
-Sin embargo estaba con él –exclamó el brujo intentando recobrar la atención del jurado que ahora posaba sus ojos en Narcisa- con Voldemort.
-Ella sólo cuidaba de su hijo –esta vez Harry era el que había tomado la palabra… y la atención del lugar.
Todas las cabezas se volvieron hacia Harry, hasta Lucius se encontró mirándolo.
-Ella sólo obedecía para que no le hicieran daño a su hijo –continuó Harry- además Luna Lovegood y Dean Thomas, pueden atestiguar que fue ella quien evitó que cayeran en manos de Bellatrix, quien sin duda los hubiera torturado hasta la muerte o la locura. Por otro lado, estoy aquí porque fue ella quien se atrevió a mentirle a Voldemort directamente, para encubrirme cuando nos encontrábamos en el Bosque Prohibido.
Harry dijo esto intentando mostrarse sereno. Cuando se enteró del juicio, decidió que debía ayudar a Narcisa, pues de alguna manera se sentía en deuda con ella y además, ¿quién podía saber mejor que él lo que una madre podía llegar a hacer por su hijo?
Ron no estaba muy contento con el asunto, pero Hermione estaba de acuerdo, así que su amigo no había tenido mucha oportunidad de réplica.
Una vez que Harry terminó de hablar, fue notoria la confusión del jurado. Transcurrieron unos minutos que parecieron ser más largos de lo normal, pero al final un mago bajito y rechoncho, se acercó como portavoz de la decisión del jurado a Kingsley, este asintió un par de veces y posteriormente continuó:
-Gracias por la declaración, Harry; ahora vemos el caso de Narcisa desde una perspectiva mucho más clara…
-¡Maldita sea! –pensó Draco- Otra vez San Potter aparece para salvar el día.
-Entonces –continuó Kingsley- si ningún miembro del jurado se opone y nadie más tiene algo que agregar… -esperó unos silenciosos segundos-. Narcisa Black, en vista de las circunstancias, de la falta de participación activa y de la ayuda prestada: queda usted libre de los cargos.
Narcisa se movió hacía atrás, aun retando con la mirada, fue hacia su hijo, le apretó brevemente la mano y aunque este no hizo gesto alguno, ella pudo notar que le devolvía levemente el gesto.
-Finalmente, Draco Malfoy – llamó Kingsley.
Draco dio un paso al frente alzando la cabeza, pero el movimiento causó que el cabello le cubriera un poco los ojos; se alzó la manga bruscamente, sin que Kingsley hubiera tenido tiempo de exigírselo, y ahí estaba la marca tenebrosa, aunque ésta no era como la de todos; la de él tenía alrededor como un halo rojo, como si se hubiera rascado por horas, la piel se notaba adolorida y eso la hacía más espeluznante. Kingsley se mostró impasible, pero parte del jurado, se parecía asqueado, al igual que Ron.
-Draco, se te acusa de ser cómplice de los mortífagos, dentro y fuera del colegio de Hogwarts; por lo que pusiste en peligro de forma accidental a Katie Bell y a Ron Weasley, así como la de todos tus compañeros al facilitar la entrada a Hogwarts para un grupo de mortífagos; convirtiéndote así en responsable indirecto de la muerte del director Albus Percibal Dumbledore.
Draco miraba a Kingsley, pero su cara y ojos resultaban totalmente inexpresivos, como si no sintiera nada ni tuviera el menor interés en lo que pudiera ocurrir.
-Pero esos actos a excepción de la batalla de Hogwarts, los cometiste cuando eras aun menor de edad y, en su momento, Albus P. Dumbledore te excusó al afirmar que actuabas motivado por el miedo y control que ejercía Voldemort en ti y en tu familia, lo cual es comprensible…- siguió Kingsley- sin embargo, atacaste con libre albedrío a tus compañeros en Hogwarts. Muchacho, me temo que elegiste el bando incorrecto; eres joven –el ministro parecía dudar entre agregar algo o terminar con aquel asunto de una vez por todas-… En fin, si nadie tiene algo que agregar… Draco Malfoy, s se te condena a…
-¡No!
El agudo grito sorprendió –y hasta asustó- a los presentes que pasearon la mirada por la sala para buscar a quien interrumpía, una vez más, el juicio. Por su parte, Kingsley volteó lentamente imaginando quien había sido.
Al otro lado de la sala, Harry y Ron, la miraban de pie y exaltada, pero no tan pálida como el pelirrojo ni tan estupefacta como el chico de gafas; el propio Draco, atónito, la miraba desde su lugar y no pudo menos que encontrarse reflejado en los ojos de Hermione.
