D. Los personajes pertenecen a L.J. Smith. La serie y los dialogos a CW.
Los ojos de Damon Salvatore perforaban la oscuridad de la noche, dirigiéndose hacia la ventana de la habitación superior de la casa Gilbert. Aguzaba el oído esperando escuchar cualquier sonido proveniente de ahí. No quería entrar, no se sentía preparado para volver a mirar su rostro contraído de odio; pero tenía que entregarle su collar y… hablar con ella. Solo una vez mas.
El había salvado su vida, y cuando ella corrió a su encuentro, mirándolo a los ojos estaba seguro de que en realidad iba a abrazarlo a él… pero entonces, como siempre intervino Stefan.
Damon no odiaba a su hermano. Muy a su pesar le había quedado claro eso desde hacía mucho tiempo, pero si odiaba el hecho de que ella lo amara a él.
Primero había sido Katherine, y ahora Elena. Stefan era el chico bueno. Stefan era el héroe, el caballero, el poeta. Damon era solo su hermano, el vampiro malo.
Suspiro y salto con ligereza hasta la cornisa que daba a su ventana. Ya no le importaba lo que Elena pudiera pensar; necesitaba verla.
Se sentó en el mismo sofá de tapiz blanco en el que solía sentarse siempre a verla dormir, y espero jugueteando con sus dedos. Ella estaba en el baño terminando de alistarse para dormir.
Salió de ahí reluciente como siempre. Su piel se iluminaba ligeramente bajo la luz del foco, y sus labios, perfectos hasta lo imposible lo llamaban como nunca. Sus ojos brillaban con gentileza antes de mirarlo. Entonces se tornaron duros.
—Lindo pijama —susurro Damon señalando mirándola con una pequeña sonrisa falsa, repleta de nerviosismo.
—Estoy cansada Damon —suspiro Elena mirándolo con ojos fríos.
Se levanto de su puesto y camino hacia ella sacando del bolsillo de su pantalón el collar con verbena.
—Vine a traerte esto.
Ella lo miro extrañada por su amabilidad. Damon siempre era bueno con ella a pesar de todo.
—Pensé que lo había perdido. Gracias —estiro la mano en un intento de recuperarlo, pero el vampiro lo aparto una vez más, con la decisión pintada en las facciones. Se lo diría, le diría lo que sentía por ella incluso a pesar de no tener esperanzas —. Por favor devuélvemelo —su rostro se contrajo en una ligera mascara de miedo. Ella temía que él pudiera herirla. ¡Como si fuera capaz!
—Solo quiero decirte algo —susurro él. Por favor, rogo mentalmente, por favor.
— ¿Y para que necesitas mi collar? —ella dudaba, no se fiaba de él. Eso dolió, le dolió muchisimo.
Dudo una fracción de segundo aun decidiendo si de verdad sería capaz de hacer aquello que planeaba. La mirada que Elena le dirigió; una mezcla entre repugnancia, intriga y calor fue lo que lo hiso decidir.
—Porque lo que estoy a punto de decir es probablemente lo más egoísta que he dicho en mi vida.
—Damon no hagas esto —negó Elena desviando la mirada. Su corazón palpitaba ruidosamente, y él podía escucharlo.
Damon se acerco mas a ella mientras susurraba tratando de convencerla.
—Solo tengo que decirlo una vez. Solo tienes que escucharlo —estaba a pulgadas de su rostro, con su olor perforando sus sentidos. Tomo aire una vez, y mirando sus preciosos ojos marrones y lo soltó de golpe —. Te amo Elena —ella entreabrió los labios, demasiada sorprendida para poder hablar —, y es porque te amo que no puedo ser egoísta contigo —su voz era solamente un susurro y en su pecho sentía una opresión dolorosa que le impedía respirar con normalidad. — ¿Por qué no puedo hacer esto? —se pregunto a sí mismo frunciendo el ceño.
No te merezco —de pronto cayó en la cuenta. Damon solo había ido para confesare, él quería que ella supiera que la amaba, y ahora estaba haciendo justo lo que no quería. La estaba entregando en bandeja de plata sin luchar —, pero mi hermano sí.
Sus ojos picaban, y el no podía contener más las lagrimas. La opresión en su pecho aumento hiriéndolo más de lo que cualquiera podría hacerlo. No era más que la verdad; Elena era la persona más buena y noble del mundo, ella merecía a alguien igual que ella, no a Damon.
Se acerco lentamente y puso sus manos sobre sus muñecas, para impedirle rechazarlo, y roso su frente con sus labios suavemente. Cerró los ojos ante el tacto y reprimió un gemido de dolor.
Se alejo de ella y acaricio su mejilla suavemente. Los ojos de Elena lo evitaban, podía ver la duda de ella, su incomodidad pero aun así no hacía nada por apartarlo.
— ¡Dios! Desecaría que no tuvieras que olvidar esto —miro sus ojos firmemente mientras susurraba 'pero lo harás' como una orden, y la lágrima que había tratado de contener se desbordaba de sus ojos. La había hipnotizado. Elena no lo recordaría.
Antes de que pudiera reaccionar puso el collar alrededor de su cuello y salió de ahí lo más rápido que pudo hasta llegar al bosque.
Se recargo en un árbol con una mano sobre el pecho y la otra en el rostro. Después de la primera lágrima le había sido imposible contener las demás.
El amaba a Elena. La amaba más de lo que jamás había amado a Katherine. Ella de verdad se había preocupado por él, ella era buena, era amable, noble y cálida. Elena Gilbert era perfecta y lo era todo para él.
Stefan sabía que su hermano sentía algo por su novia, pero no estaba ni cerca de saber hasta qué punto los sentimientos de Damon podían llegar. Ni él ni nadie sabían que tan profundo era su amor por ella… Y nadie nunca lo sabría; ya no.
~Hello! (:
Bueno amo a Damon (obviamente) y ese capitulo es mi favorito solo por ese hermoso final. Yo de verdad creo que Damon ama a Elena! Es super lindo :')
Espero que les haya gustado! Las amo ^^
*fatii 'GM
