ACTUALIZACIÓN: Hace ya casi 3 años que empecé esta historia y, como es evidente, no la termine. Me he propuesto terminarla este año así que confió en que así sea. La he editado un poco, principalmente corrección de faltas de ortografía y alguna frase. Al parecer mi teclado de por aquel entonces no tenía tildes y aunque el actual las tenga puede que me falte algunas, pido perdón por ello. También lo he dividido en dos porque el original era tediosamente largo, en mi opinión, para leer de una sentada. Así que este es la mitad del primero del original. Por lo tanto el que a continuación será el capítulo dos será la continuación de este. Espero que os guste y le deis una oportunidad a pesar de haber pasado tanto tiempo. Mis más sinceras disculpas a aquellos que seguían esta historia. Se lo "fastidioso" que es seguir una historia que nunca llegas a saber cómo termina y ahora mismo me odio por no haberla terminado nunca, pero espero terminarla ahora Sin más dilación, espero que os guste.
"El alma que hablar puede con los ojos también puede besar con la mirada." Gustavo Adolfo Bécquer.
Prologo
Emily Prentiss se encontraba llorando en el baño de su casa, estaba sentada en el suelo con los brazos sujetando sus rodillas las cuales se encontraban pegadas a su pecho, mientras la espalda y la cabeza las tenía apoyadas en la pared.
En aquellos momentos se encontraba en una vorágine de sensaciones mientras pensaba en cómo se había visto envuelta en aquella situación de nuevo. Ella pensaba que ya había aprendido la lección cuando tenía apenas quince años porque le había sucedido algo parecido, pero al parecer no era así. Esto no puede estar pasándome otra vez, y menos de él pensó.
Se levantó del suelo una vez que recogió el test que tenía a su lado. Era el cuarto test que se había hecho en tres días ya que quería estar segura del resultado antes de tomar una decisión, antes de irse corriendo. Cuando estuvo de pie se acercó al lavabo, se lavó la cara con abundante agua para borrar el rastro de las lágrimas, y se echó un poco de maquillaje. Una vez terminó, dejo el baño para dirigirse a la que sería la boda de JJ.
Aaron Hotchner estaba enfrente de la ventana de su salón, mirando sin ver a ningún lugar en concreto, mientras recordaba lo que se había obligado a olvidar y lo que estaba a punto de perder.
-¡Papá, papá! Beth ya está aquí. -decía Jack a su padre cuando sonó el timbre. Hotch se dirigió hacia la puerta junto con su hijo para abrir a Beth. Al abrir la puerta vislumbró a una sonriente Beth que se aproximó a darle un beso en la mejilla. Su sonrisa no es como la suya pensó Hotch antes de devolverle la sonrisa.
-Hola Beth. ¿Vamos ya a la fiesta de JJ? -preguntó Jack sonriente.
-Por mí sí. -comentó Hotch antes de dirigirse junto con los dos hacia la casa de Rossi.
En la fiesta, Morgan le preguntaba a Emily si estaba segura de que quería irse. Puede que en un principio ella no lo estuviese, pero desde que había visto aquellas dos rayitas en el test por cuarta vez estaba segura.
-Lo estoy, Derek. Este ya no es mi sitio, desde hace un tiempo tengo esa sensación y lo mejor es que me vaya.- declaró Emily a su compañero antes de que apareciese García, quién en cuanto apareció Kevin se fue de allí.
-Hola. Emily, Morgan.- saludó Beth quien acababa de llegar con Jack y Hotch.
-Hola.- correspondió Emily al saludo antes de mirar a Hotch y quedarse perdida en su mirada, este se la devolvía. Ambos oían las voces de Jack, Morgan y Beth como si fuesen un eco lejano. Emily, mientras le miraba, se llevó la mano a su vientre inconscientemente. Ella quería decirle lo que había descubierto solo unas horas antes, bueno, en realidad unos días antes, pero sentía que sí lo hacía destruiría su felicidad. Él estaba feliz con Beth, y Jack lo estaba también y, si Jack lo estaba, él lo estaba más. Así que como ella quería que él fuese feliz era mejor no decirle nada porque entonces él se vería comprometido a estar con ella y ella sabía que así el no sería feliz. Para ella, él era la persona que más necesitaba la felicidad, porque desde que sucedió lo de Haley él ya no era tan feliz como antes. Hotch mientras la miraba no podía evitar pensar en aquella noche, para él aquella había sido la mejor de las noches. Vio como ella se llevaba su mano derecha a su vientre, pensó en el fruto que puede salir de una noche como la suya. En una hija de los dos, con el cabello y la sonrisa de ella, esa sonrisa que tanto le encantaba. Ambos pensaban el uno en el otro sin saber que aquel pensamiento era recíproco.
-¿Cómo estás?. -preguntó Hotch a Emily cuando ambos se quedaron a solas. Él la veía un poco pálida. Emily no sabía que responder. No sabía cómo estaba, en las últimas tres horas solo sabía tres cosas con seguridad; la primera, que se iba a ir a Londres; la segunda, que no se iba sola y, la tercera, que quería a un hombre al que no podía querer.
-Uff. Eh… -intentó contestar, pero era incapaz, lo único que era capaz de hacer era achicar los ojos y mirar para cualquier lado.
-¿Tan mal? –preguntó Hotch preocupado por ella, eso era lo que hacía siempre que no estaba bien.
-¿Qué? –preguntó ella.
-Es tu gesto. –comentó él.
-¿En serio? – preguntó sorprendida. Parecía que la conocía más de lo que pensaba. Él asintió como respuesta.
-¿Desde cuándo lo hago?
-Pues… desde que te conozco. –contestó pensativo.
El recordó que ese no era el único gesto que solía hacer. Cuando estaba nerviosa se mordía las uñas, jugaba con sus propios dedos o se mordía el labio. Estos y muchos gestos más, él los conocía. Gestos que solo podría saber si la hubiese estado observando, lo cual era cierto. En los últimos meses se había encontrado mirándola más de lo habitual cuando ella no se daba cuenta, era algo que él había intentado evitar pero que le salía de una forma casi instintiva.
-Tú también tienes uno, pero no te lo diré porque si no lo dejaras de hacer. –comentó Emily con una leve risa. Después de aquella risa le mostró la mejor de sus sonrisas, aquella sonrisa que a él le encantaba, automáticamente él se la devolvió haciendo que ella sintiese un cosquilleo en el vientre.
-¿Quieres que hablemos? –preguntó Hotch después de unos segundos, preocupado y formal.
-Sí, por supuesto. –contestó un poco dudosa y pensando en que tenía que pensar muchas cosas antes de hablar con él- pero ahora no.
-¿Mañana a primera hora? –consultó esperanzado.
-Es una cita. –respondió Emily. Porqué habré dicho eso pensó con un leve sonrojo antes de apartar la mirada.
-Bien. Por cierto, estás preciosa esta noche –dijo Hotch sin poder evitarlo antes de lanzarle un última mirada, recibir una sonrisa de ella e irse a buscar a Jack. Siempre lo estás pensó mientras se iba.
-Solo doce horas –susurró Emily al aire con los ojos cerrados una vez que Hotch estaba fuera de su vista.
-¿Doce horas para qué? –curioseó JJ poniendo su mano derecha en el brazo izquierdo de Emily.
-Para nada. ¿Cómo estás? –esquivó Emily dando una sonrisa a su amiga.
-Creo que eso tendría que preguntártelo yo, tienes mala cara.
-¡Oh, gracias!.
-Quiero decir que parece que no estás bien, estás un poco pálida, parece que te vas a caer de un momento a otro al suelo.
-Estoy bien JJ. Solo ha sido un largo día.
-Mami. Papá te busca –manifestó Henry que llegaba corriendo.
-¿Ah sí?, pues vamos –dijo JJ a su hijo antes de darle la mano para después girarse hacia Emily. -Tú y yo hablaremos luego.
Había pasado media hora desde la conversación de JJ con Emily y en aquellos momentos se encontraban en plena ceremonia. Los novios se estaban intercambiando los anillos cuando Emily sintió la mirada de alguien fija en ella, giró su cabeza hacia el lugar donde provenía la mirada y vio que quien la miraba era Hotch. Él cuando vio que ella le había descubierto mirándola le sonrió, sonrisa que Emily devolvió hasta que vio como Beth le sujetaba la mano a Hotch y le susurraba algo. Cuando esto pasó la sonrisa de Emily se volvió triste y como había hecho antes se llevó su mano a su vientre, a ese lugar en el que sentía un hormigueo cada vez que Hotch la tocaba, le sonreía o la miraba, a ese lugar que albergaba un trocito de amor desconocido. Beth le había dado la mano a Hotch cuando vio el intercambio de miradas entre él y Emily, ella sentía algunos celos pero se obligaba a pensar que aquello era una forma de expresar la amistad que se tenían y que ahora con la partida de Emily se destruiría.
Cuando la ceremonia terminó vino el banquete y después de este vino el baile. Todos bailaban con todos, bueno, excepto Emily. Ella se encontraba un poco mareada así que decidió quedarse en una esquina viendo a la gente bailar. Desde allí veía como Derek bailaba con García mientras Kevin bailando con su pareja los observaba, como JJ y Will bailan con Henry, quien no paraba de reír. Al ver a Henry reír así se le enterneció el corazón pensando que algún día un hijo suyo también lo haría. También veía coma la subdirectora Erin Strauss bailaba con David Rossi, lo que le saco una sonrisa que no duró mucho porque vio como Hotch y Beth se besaban y bailaban abrazados. Ver aquello le dolía, pero se consolaba sabiendo que dentro de 24 horas estaría en Londres y no tendría que ver aquello nunca más. Al terminar la canción muchos de ellos cambiaron de pareja, Kevin se atrevió a pedir bailar a Penélope, quien aceptó. Jack le quitó la pareja de baile a su padre por lo que este se quedó sin una para bailar hasta que a lo lejos vio a Emily sentada en una esquina.
-¿Quieres bailar? –preguntó Hotch esperanzado a una Emily sorprendida que no le había visto llegar. Cuando ella levantó la cabeza no se esperaba que fuese él quien le estaba pidiendo bailar.
-No. Gracias. Estoy un poco mareada –argumentó ella, era cierto que no se encontraba bien, pero había un aliciente por el que no quería bailar con él, ella no quería estar cerca de él, eso le hacía daño además de que tocar su cálida piel le traía vívidas imágenes a la mente que no quería recordar. Hotch se agachó para estar a la altura de Emily y la miro fijamente. Es cierto que no se encuentra bien, está un poco pálida pensó.
-¿Te acerco hasta tu casa? –preguntó Hotch con la mejor de las intenciones para después recordar lo que ocurrió allí. Emily levantó la cabeza y le miro a los ojos. Ambas miradas chocaron como si fuesen el más potente de los imanes, en ellas ambos veían reflejado lo que estaban recordando; las caricias, los susurros, los besos y los abrazos.
-No. Ya estoy mucho mejor –murmuro Emily sin poder apartar su mirada chocolate de la de él del mismo color.
-Está bien. ¿Bailaras conmigo? Será nuestro último baile. –pidió Hotch sintiendo un pinchazo en el estómago al recordar que ella se iba para no volver. Emily le miró indecisa, no había nada de malo en bailar con él, solo sería un baile, el último. Pero como siempre ocurre toda acción tiene su reacción y esta vez sería una que no podría olvidar.
-Vale. Solo un baile –respondió ella aceptando la mano que Hotch le ofrecía. Ambos se aproximaron al centro y cuando llegaron empezó a sonar "As It Seem".
-Que apropiada –susurro Emily abrazada a Hotch. Mientras bailaban abrazados él le daba leves caricias en la espalda, sentía como la calidez de sus dedos al roce de su piel la cautivaba, le encantaba esa sensación que recibía todo su cuerpo con el solo roce de sus dedos. Se sentía feliz, triste, sentía otra vez la misma vorágine de sentimientos que tuvo cuando vio el resultado.
Hotch estaba extasiado, le seducía la suavidad de la piel de Emily, le embelesaba el olor que ella emanaba, le fascinaba la sensación que le provocaba la respiración de ella en su cuello, el latido de su corazón contra su pecho. Emily levanto la cabeza y le miro a los ojos, eso ojos tan oscuros que se podía perder en ellos. Estaban tan cerca que sus narices prácticamente se tocaban mientras sus alientos se fusionaban. Tal era la cercanía que Hotch podía apreciar el olor a frambuesa que emanaba de la boca de Emily, de su labios más precisamente. Adoro ese olor, ese sabor. Solo quiero probarlo una vez más pensaba Hotch mientras intercalaba su mirada entre esos deliciosos labios que le volvían loco al contacto con su propia piel y los ojos chocolate de Emily. Ella sentía que la mirada de Hotch le quemaba, se sentía tan atraída hacia él que aunque su mente le decía que se alejase que eso no estaba bien, no podía evitarlo. ¿Cómo algo que se siente tan bien, que se siente correcto, no está bien? Se preguntaba.
Estaban tan ensimismado el con el otro que ni siquiera se habían dado cuenta de que había terminado la canción. Hotch la miro pidiéndole permiso para besarla y ella se mordió levemente el labio dándole permiso para hacerlo. Sus bocas estaban separadas a apenas cinco centímetros, sentían sus cuerpos temblar por la proximidad, por ese próximo beso que iban a compartir. Ambos se…
