"La despedida"

Exteriormente, gritaba que aquello le parecía ridículo…Pero sabía que no hacerlo era una evasión, pero es que, la pelirroja siempre había sido un asco despidiéndose. Sin embargo, había estado a punto de irse una vez, y recordó lo doloroso que había sido creer, que nadie iba extrañarla. El ambiente en la Yorozuya estaba tenso, aunque Shinpachi intentara fingir que no sucedía nada. Pero, para cualquiera que hubiese entrado, las cosas no parecían fuera de lo normal, aparte de las vibras de sequedad que transmitía el hogar. Ella se dedicaba a devorar una sexta ración de arroz, intentando aislarse de lo inevitable. Pero lo hecho, hecho estaba, y era una decisión que había tomado solita…Más o menos. Se suponía que había madurado, pero, cuando Gintoki aviso que si no salían, no podrían pedir almuerzo en las casas que visitarían, no quiso atravesar el umbral, fingiendo cosa de media hora que se le olvidaba algo, aunque la gigantesca maleta que llevaba a cuestas tenía pinta de explotar de un momento a otro. Finalmente, tuvo que salir, seguida por Sadaharu, con la frente en alto, al menos, todo lo que podía, ya que el sol brillaba con una intensidad que no iba acorde a la triste situación, protegida del radiante astro con su sombrilla.

¡¿Ah?! ¿Irte?-Exclamo, con los castaños ojos abiertos de par en par, la "hermana mayor" de la jovencita, lanzándole la mesa encima al peliplateado, que se levantó entre quejidos, despotricando sobre el universo, e insinuando que la madre de Otae era un chimpancé.

¡No, un gorila!-Se corrigió, recibiendo toda la fuerza de la muchacha sobre él, a través de un golpe con la ya malograda mesa, destrozándola por completo. Cuando lograron librarse del lugar, con Kagura llevando a cuestas no menos de cincuenta cajas de materia oscur…Es decir, nutritivos alimentos derivados del huevo, y Gintoki, preguntándose porqué habían empezado por tal infierno, se encontraron con Kyuubei, que estuvo a punto de jalarlos nuevamente al hogar, pero lograron evadir tal desgracia cuando Katsura hizo milagroso acto de presencia. Gracias a tal coincidencia, fue informado de la partida de la jovencita de ojos azules, causando un escándalo que pudo haber llamado a la fuerza del Shinsegumi entera, pero no se avisto ni un solo mechón de cabello de ningún miembro, o al menos eso pensaron, al transcurrir algunos minutos sin que sucediera nada sospechoso. Pero cantaron victoria antes de tiempo. De la ventana de una heladería, brillo el cañón de una bazooka, y poco después, el cabello del cuarteto, ya que la Yagyuu había huido por la izquierda mucho antes, y Elizabeth carecía de cabellera, había adoptado la forma de un perfecto afro; incluso el de Kagura, que había crecido bastante, y estaba atado en un par de coletas, pero no por ello había reemplazado los antiguos adornos chinos. Pronto el grupo digievoluciono a un trío, y antes de lo que canta un gallo, estaban esposados. Excelente forma de continuar el día.

-Katsura huyo, Hijimayo-Advirtió una voz aburrida, por no decir desinteresada, perteneciente a una revuelta y sedosa cabellera castaña, con una personalidad que dejaba obsoleto al término "Sádico". Sostenía el arma causante del nuevo peinado del prácticamente disuelto trío de la Yorozuya, recibiendo un cabezazo directo por su momentánea distracción ¿La culpable? Era obvia.

¡Suéltame, desgraciado! –Chillo, iracunda, Kagura, lazándole patadas a diestra y siniestra al policía, intentando, por todos los medios, no solo nockearlo, sino liberar sus muñecas de las ataduras de metal que prácticamente la inmovilizaban. Pronto aquello se convirtió en una de sus típicas e infantiles peleas, donde no podía predecirse al final, aunque la fémina llevaba las de perder. De una forma ridícula, termino con las piernas esposadas. No obstante, intento continuar la batalla, por supuesto, pero sus andares de pingüino se lo impidieron. De alguna parte del repertorio "policial" del sádico, surgió un arma de fuego, y el aire se tensó lo suficiente como para cortarlo.

-Etto…Soichiro-kun, no hay porque ponernos agresivos-Opino Gintoki, con una voz que pretendía ser tranquilizadora, pero, que no venía al caso, porque, en ningún momento, desde su encuentro, habían estado "pacifistas". Pero, el artefacto no tenía balas, sino dardos, y con una facilidad tenebrosa, tres humanos, y una alienígena, que requirió un par de municiones extra, quedaron tendidos en el suelo. ¿Qué por qué tres? También sedaron a Hijikata, sin embargo, la pelirroja jamás toco el suelo; el castaño la cargo, no como se hace con una delicada princesa, o un bebe, sino como a los ebrios, en el hombro, mientras esta balbucía cosas inentendibles, y lo pateaba de vez en cuando. Se fue, dejando tirado allí al vice capitán del Shinsengumi, con un par de oficiales, y el resto de la Yorozuya, moviéndose a pie hasta el cuartel, llevando encima a aquel peso muerto.

-No eres más que un estorbo, china-Se quejó, sacándosela de encima, dejándola caer al suelo sin escrúpulos. Esta yacía más dormida que marmota en hibernación, y a pesar del golpe, se había acurrucado en el suelo, aferrándose a la nada. Como quien se acerca a una granada sin seguro, el joven se aproximó hasta el cuerpo casi inerte de la jovencita, lo suficientemente cerca como para pellizcarle una mejilla, si hubiese querido. Ladeo el rostro, y la observo, "desperdiciando" aquellos momentos en los cuales podía cortarle la cabeza, por estar su rival sumida en un sueño artificial. Sus incoherencias vagaban desde "Carne seca" hasta "Sadaharu"…Pero, ni una sola vez escucho su nombre, y, por alguna razón desconocida, se sintió enfurruñado. Nada tenía sentido, hasta cierto punto, que bien pudo haber sido inventado.

"Debo irme, y quizá nunca regrese" La reacción fue abrupta, y el adormilado sádico abrió los ojos de par en par, como si creyese que aquello hubiese sido parte de su sopor, y aún estaba en este, ya que murmuro un curioso, pero disimulado "¿Por qué?" espero, sintiéndose idiota al creer que podía encontrar otra variación coherente en las idioteces que estaba soltando la muchacha. Sintió que pasaban horas, quizá días, hasta que esta volvió a articular palabra, y no simples tartamudeos "Iré a exterminar monstruos, con el calvo"…El silencio, después, fue sepulcral; la sensación que cayó sobre el castaño, se asemejaba a que le hubiesen dejado caer un balde de agua fría encima. Como un autómata, se incorporó, y desapareció tras el umbral, volviendo con un saquito improvisado de tela, de aspecto húmedo. Uno, tras otro, dejo correr por la pálida piel de la muchacha los cubos de hielo que este contenía, al tiempo que soltaba sus esposas. El resultado tardo más de lo que esperaba, pero, no por ello perdió gracia. Un quejido agudo, e infantil, y luego, una oleada de improperios cayeron sobre su persona, antes de apagarse, en un gesto que hubiese creído imposible en apreciar en un rostro tan orgulloso.

Unos escalofríos que no tenían nada que ver con los difusos sueños que estaba teniendo, la hicieron volver al "mundo real". Lo primero en vislumbrar, fueron un par de ojos, de tonalidad rojiza, muy conocidos para ella, siendo, por ello, su reacción, inmediata. Sin embargo, aparte de los desconocidos cuerpos que se derretían en su espalda, había algo más tibio, suave, que se deslizaba por su espalda-¿Qué crees que estás haciendo? ¡Bastardo, pervertido, pedazo de mierda, sádico!-Lo acuso, en su sofisticada forma de expresarse, propia de un camionero, retorciéndose, inundada por la vergüenza, y cierto pánico, hasta que sintió la calidez del aliento ajeno rozarle las ruborizadas mejillas, imposibles de disimular sobre su tez, que carecía de pigmentación, prácticamente; y aunque lo más lógico hubiese sido patear a su acosador, muy, muy lejos, comenzó a hundirse en su posición, como si pudiese fusionarse con el suelo.

-Su-suelta-Ordeno, entre tartamudeos, humillada al verse tan indefensa, petrificada ante la repentina situación en la que se encontraba; hubiese preferido continuar soñando idioteces.

-¿Quién te ha dado permiso de irte a la mierda, China?-El contrario menciono su nombre con aires teatrales, presionando con cada palabra el cuerpo de la fémina aún más contra el suelo, si es que era posible.

¡No necesito el tuyo, desgrac…!-Y nunca pudo concluir las palabras, o al menos, no en aquel momento. Sus palabras se vieron ahogadas cuando sus labios se vieron obstruidos por los de su opresor, sintiéndose arder ante el abuso, en la ira, la vergüenza, y quien sabía que otra emoción. La respiración de la pelirroja volvió agitada, ya que había contenido el aliento hasta los momentos, asfixiándose ella solita; una completa idiotez, considerando que sus labios entreabiertos, en busca de oxígeno, se humedecían entre beso y beso. ¿Acaso estaba correspondiéndole? No, era una suposición imposible, considerando que no sabría cómo hacerlo, y además, a ella no le gustaba aquello… Pero su cuerpo clamaba a gritos mudos lo contrario. Cuando sus manos, involuntariamente, comenzaron a deslizarse hasta la sedosa nuca del contrario, una voz, cargada de ira, irrumpió en la estancia. Y pudo volver a la realidad.

-¡HIJO DE PUTA!-Estalló, pateándolo sin consideraciones lejos de ella, de manera prácticamente suave, por culpa de los resquicios del somnífero sobre ella. Sus mejillas ardían, y abandono la estancia en carrera, luego de dejar a un moreteado Sougo sobre un destrozado Hijikata, que no había tenido nada que ver en el asunto. Fingió que nada había pasado, y continúo su despedida hasta que llegó la hora de acudir a la terminal; y, como una puñalada, su último pensamiento al abandonar la atmosfera terrestre fue el rostro de su rival. Lo peor de todo, era que no se trataba de la primera vez que le robaba un beso; y se odiaba por haberlo dejado vivo la primera vez que lo había hecho.

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¡Tarán! Es mi primer fanfic Okikagu, pero yo ADORO a esta pareja. Ya, lo sé, quedo del asco, pueden patearme todo lo que quieran. ¿O no se les antoja? ¿Les interesa saber, si esto en un One-shot, o el primer capítulo de una larga historia? A ver, a ver, pregunten en sus reviews, y quizá un segundo capítulo sea su respuesta.

¡Hasta luego, gracias por leer, nos vemos después!

P.D: Me lancé a este abismo de escribir okikagu porque… ¡Es mi pareja favorita de todo el mundo del anime! Y me deprime que haya tan pocos fanfics de ellos en español, así que si llegaron aquí en esa larga búsqueda, los comprendo, y espero no haberlos fastidiado demasiado.