Holiis n.n y aquí esta la primera entrega de mi segundo proyecto, esta vez con los espectros a petición de varias, espero les guste y lo disfruten (y no me linchen), lamento la tardanza pero hubo fallas técnicas y demás, dejen review por que en serio que me animan a seguir escribiendo y por ahí de paso me dicen que espectro quieren para el otro cap. Por cierto una aclaración, esta vez no van a ser situados en la noche si no en cualquier momento del día y para hacerlo más fácil... si, serán espectritas de Hades.

Saint seiya y The Lost Canvas no me pertenecen.

Amor Espectral.-

1.- Minnos de Grifo

-Maldición – susurraste, y es que ser una espectro no era fácil, sobre todo porque solo había tres mujeres y los demás puros hombres. Un minuto de descuido y ya eras subestimada.

Trabajabas en la división de Wyvern pero por alguna extraña razón habías sido transferida a la división de Grifo.

-Llegas tarde

-Ya se Lune, solo son dos minutos no te alteres, además fue por hacer algo que debiste hacer tú y no yo.

-Shh cállate, el señor Minnos no sabe que te mande

-¿Y qué con ello?

-Que después que te mande te llamó, quiere verte

-Maldición – te molestaste y comenzaste a maldecir en todos los idiomas que sabias entrando a su oficina ignorando su presencia.

De pronto sentiste como unos hilos tensaban tu cuerpo.

-S-señor Minnos, usted disculpe

-Eres muy ruidosa marioneta mia, y mal educada, se toca antes de entrar jajaja

-Lo siento, no volverá a ocurrir – en ese momento sentiste como los hilos eran retirados

-¿Dónde estabas?

-Haciendo guardia señor

-Ja, mentirosa, dí la verdad, mande a Byaku a buscarte y no te vió en ningún momento

-Tal vez no me noto señor

-Ya, confiesa de una vez que fuiste a Caína

-¿Cómo sa…

-Valentine me lo dijo nena; te prohíbo ir a Caína de nuevo, eso es trabao de Lune no tuyo

-Señor Minnos creo que exagera, es solo…

-No exagero y no interrumpas – Minnso te envolvió en sus hilos y se acercó demasiado a ti

Tu semblante cambió en un instante, ese juez te hizo sonrojar con su mirada y su peligrosa cercanía, ese hombre te gustaba y lo sabías. No te podías quejar, aunque tuviese sus arranques de ira nunca te lastimaba, te trataba bien, con uno que otro susto pero nunca pasando a mayores.

-¿No entiendes tu posición verdad?

-¿De qué habla?

-De que eres mía, eres mi marioneta, mía y de nadie más – tomó tu mentón y deposito un rápido beso en tus labios, lo cual te sorprendió.

-¿A qué se refiere? – en ese momento los hilos desaparecieron y te tomo de la muñeca

-Me refiero; a que no soporto como te miran los demás; como te hablan, como se te acercan

-Pero es que…

-Es que nada – te atrajo hacia el con fuerza para pegar su frente con la tuya – ¿me vas a negar que te gusto?

Él lo sabía, ¿tan obvia eras?, no podías creerlo, tenías que estar soñando, no era posible. Te quedaste sin habla y el estrujo tu brazo exigiendo una respuesta.

-M-minnos, me lastimas

-Entonces contesta, porque hasta yo que soy un psicópata al servicio de Hades sé que estoy enamorado y que te amo

-Minnos

-Eres mi marioneta, la marioneta a la que le tengo devoción, la que amo, la que no utilizo por diversión; por la única que vivo y por la que daría la vida; porque realmente te amo, por ello pedí tu traslado.

Y ahí estaba la respuesta de por qué te encontrabas en la Ptolomea y no en la Caína.

-Minnos, también te amo – lo miraste a los ojos aun sonrojada y vislumbraste nuevamente su sonrisa.

-Entonces… - se acercó a tu oído y susurro – caigamos juntos al más profundo de los infiernos y consumámonos en el fuego eterno de la lujuria. Mi amada marioneta, juro que te mantendré a mi lado.