Pues a ver... ya quería publicar esto... aunque se me cruzan los cables porque intercambio las parejas de mi otro fic. Y no quería estar publicando 2 fics al mismo tiempo jaja, pero bueno, ya, aquí va esto, no sé si esta pareja -JiHooxJaeKyung– tenga lectores por aquí...
El amor y su viejo colmo
Disclaimer:Este fic está basado en Boys Over Flowers, a su vez basado en Hana Yori Dango y ni los personajes ni la historia me pertenece, pero algún día me pertenecerá y ya verán las torturas chinas que voy a armar.
1. El Teatro
Para empezar a contar esta historia, hay cuatro puntos de los que se debe hablar; primero, de Jan Di y Joon Pyo, después, de Ji Hoo y Jae Kyung, luego de lo que es ahora el Instituto Shinhwa y cuarto, y más importante, del Teatro de Vayu...
Hablando del primer punto, se cuentan algunas cosas; se cuenta, por ejemplo, que algunas almas no pueden ser separadas, tal como Jan Di y Joon Pyo, quienes quizá ya se conocían de vidas pasadas, quienes quizá tienen un amor tan grande que ni siquiera lo que está escrito en el destino puede romper. Así, este par desde que se conoció se enfrentó a muchos obstáculos, sus posiciones sociales, el carácter de ambos, la madre de él; siempre una tormenta los alejaba pero una fuerza indescriptible los traía sin lugar a dudas de vuelta juntos. Se amaban, nadie podía negarlo; el amor que sentían el uno por el otro siempre estuvo destinado a triunfar, a pesar de todo y de todos.
Es curioso como algo que comenzó como un capricho de un joven millonario se convirtió en una de esas historias dignas de contarse y de escribirse para que todo el mundo sepa cómo fue que lucharon y superaron cada prueba para al final lograr estar juntos para siempre...
Y ya habían pasado años, muchos años de que superaron todas esas pruebas. ¿Cuántos años? Casi veinte.
Llegando al segundo punto; estaban a punto de cumplirse quince años de que Ji Hoo y Jae Kyung se habían casado; fue algo que dio mucho de que hablar y especular durante mucho tiempo; se decía que él se había juntado con ella debido a la depresión y desesperación de ambos por no haber conseguido estar nunca con las personas que en realidad amaban.
Que había sido un matrimonio fingido para guardar apariencias.
Dos almas que habían terminado unidas por la lástima mutua. Por la humillación de que cada uno estuvo a un sólo paso de estar con la persona que quería: Jae Kyung ya tenía entre sus manos a Joon Pyo y Ji Hoo ya había logrado que Jan Di lo aceptara, pero de pronto se los arrebataron y los condenaron para siempre a no tenerlos más.
Y la verdad es que ni siquiera sus amigos más cercanos sabían exactamente cómo se habían dado las cosas...
Había pasado, que ya casi quince años atrás, Ga Eul y Yi Jung estaban cenando en un bello restaurante, felices por la próxima llegada de su segundo hijo y mientras brindaban con un par de copas de champaña sin alcohol, llegó un mensaje al celular de Yi Jung de parte de Ji Hoo que simplemente decía:
"Te invito a mi boda, mañana a las diez de la mañana"
Su expresión de confusión fue total, se quedó mirando la pantalla de su móvil al menos por un minuto hasta que Ga Eul preguntó si ocurría algo malo y menos de una hora después, Woo Bin se había reunido con ellos...
–Ya le hablé por teléfono y ha vuelto a decir lo mismo –espetó Woo Bin, ahora estaban los tres de pie fuera del restaurante–, que se casa mañana a las diez de la mañana.
–¿Se casa con quién? –Yi Jung, para ese momento, ya estaba totalmente fastidiado.
–Con Ha Jae Kyung –contestó Woo Bin el mismo tono.
–¿Ha Jae Kyung? –Yi Jung bufó– ¡¿desde cuándo sale con Ha Jae Kyung para empezar?! –se giró hacia su esposa– tú estuviste con ella hace un par de semanas ¿tenías idea de esto?
–Unnie y yo hablamos muy seguido –Ga Eul se encogió de hombros–, pero nunca ha mencionado que haya algo entre ella y Ji Hoo sunbae... aunque sinceramente yo sí creía que algo podía surgir entre ellos.
–Tú lo has dicho, mi vida –empezó a remarcar las palabras–; "creíamos" que "podría" surgir algo entre ellos, no que se casen de la nada.
–Yi Jung, cálmate –Woo Bin resopló–. Esto tiene que ser una broma de Ha Jae Kyung, ya sabes cómo es...
Pero no había sido ninguna broma; al día siguiente, justo a la hora, Ji Hoo y Jae Kyung se casaron en una pequeña ceremonia, él con uno de sus habituales trajes blancos, ella sin el típico Vestido de Novia, tan sólo había usado un sobrio pero bonito vestido blanco de corte recto hasta la rodilla. Sin fiesta y sin Luna de Miel.
Y no hubo ni una, ni solamente una persona que estuviera de acuerdo ni que apoyara ese matrimonio.
–
Ahora, Ji Hoo estaba al frente de de la Fundacion Suam Art, que absorbía la mayor parte de su agenda, aunque también trataba de pasar el mayor tiempo posible en el hospital del que era director, ese que su abuelo había empezado como una pequeña clínica, a la que le había dedicado los últimos años de su vida para desarrollar el proyecto de convertirla en un hospital bastante grande y moderno para gente necesitada.
–Director Yoon –dijo uno de los secretarios entrando a su oficina–, es bochornoso pero las dos empresas que se están encargando del patrocinio del Festival de Invierno quieren que su logotipo sea el único en la publicidad.
–¿Y? –Ji Hoo ni le dirigió la mirada– esas cosas son tu trabajo, ¿qué quieres que haga yo?
–Bueno –titubeó un poco–, ya que usted es el director, quizá podría hablar con ellos y explicarles por qué el patrocinio de ambos es igual de importante...
–De acuerdo –dijo Ji Hoo, el secretario exhaló aliviado–, le diré a mi esposa que hable con ellos.
El secretario puso entonces una cara de horror.
–No se preocupe, director, yo puedo resolver esto; no es necesario que la señora intervenga.
–¿Seguro?
–Totalmente.
–Oh, hablando de mi esposa –continuó Ji Hoo– ¿está listo lo que mandé pedir para ella?
–Por su puesto, aunque no veía la prisa ya que la señora regresa de Nueva York hasta la próxima semana.
–No –Ji Hoo tomó una carpeta y empezó a hojearla–. Regresa hoy.
–Con el debido respeto, director, estoy muy seguro de que su vuelo está agendado para la próxima semana, cuando las negociaciones terminan.
–Exactamente, debería regresar la próxima semana. Pero regresa hoy –dijo cerrando la carpeta y poniéndola a un lado.
–Pero...
Antes de que el secretario pudiera seguir hablando, un murmullo empezó a escucharse fuera de la oficina y luego los empleados empezaron a correr nerviosamente de regreso a sus puestos de trabajo.
–Ya regresó –sonrió Ji Hoo levantándose y saliendo de la oficina.
Mientras Ha Jae Kyung pasaba, todos se tensaban y se inclinaban en marcadas reverencias. Ella chasqueó los dedos y un segundo después tenía una taza de café en las manos, de pronto, su vista encontró a Ji Hoo y sonrió entregando la taza de café, después de haberle dado tan sólo un trago, a la persona que estaba más cerca de ella.
–¡Ji Hoo! –trotó hacia él y al llegar se prendó de su cuello y lo besó– ¡Te extrañé mucho! –lo besó de nuevo– Benditos los ojos que te ven –otro beso–. Jamás volveré a viajar sin ti.
Ji Hoo se echó a reír.
–Sólo fue una semana.
–Y por poco fueron dos –ella pegó su frente con la de él.
–¿Dejaste todo a la mitad?
–Lo más importante está hecho, pueden arreglárselas perfectamente sin mí –hizo un pequeño puchero dando dos pasos atrás– No pareces sorprendido de verme ¿Que no te da gusto que esté aquí una semana antes de lo esperado?
Su esposo le sonrió.
–No me sorprendiste en el absoluto.
Ella arrugó el entrecejo y se cruzó de brazos.
–¿Cómo no te sorprendí? No sabías que llegaba hoy.
–Lo sabía.
–Demuéstralo.
Ji Hoo sólo señaló detrás de ella.
–¡Omo! –gritó ella tapándose la boca al descubrir un oso de peluche color miel de su tamaño que sostenía un ramo de rosas– ¡Es el oso de la película que vimos! –oso que ella había gritado que quería a media función– ¡Oh, me encanta! –corrió y lo abrazó, luego volvió a dirigirse a Ji Hoo– Aunque eso no prueba que sabías que regresaba hoy.
Él alzó ambas cejas justo en el momento que ella notaba una nota entre las rosas. La tomó y la leyó; estaba escrita a mano por Ji Hoo.
"Tan bella que eres.
Sé que vuelves hoy
ya que cumplimos 14 años con 10 meses.
Ah, y te apuesto una cena en el restaurante Medieval
a que tomaste un vuelo económico porque
no encontraste lugar en clase ejecutiva a último momento
para volver.
Por cierto, qué hermosa te ves hoy"
–¿¡Pero cómo...?! –sonrió emocionada mirándolo– ¡¿Cómo sabías que iba a tomar el vuelo económico...?! ¿Y cómo sabías que yo...? Esto es... –se rió negando con la cabeza y lo abrazó otra vez, dándole un nuevo beso– ¡Oh, te amo!
Para aquellos que aún decían que era un matrimonio fingido, bueno, debían admitir que fingían demasiado bien
–
Lo tercero es hablar del famoso, para algunos infame, Instituto Shinhwa; aunque los años habían pasado había cambiado poco, la gran diferencia era que ahora el diez por ciento, el altísimo diez por ciento de los alumnos eran plebeyos becados, una desgracia de clase de gente, de chicas que no saben caminar correctamente en tacones y de chicos que creen que todos los trajes son lo mismo...
Uno de estos barriobajeros, uno de esos muchachos que aún no aprende que la punta de su corbata debe dar justo arriba de la hebilla de su cinturón, ni un centímetro arriba ni un centímetro abajo, era Park Yun Sung y era aún peor que un estudiante becado; era un nuevo rico, quien en su primer día en el Instituto, cuando se sentó en una mesa de la elegante cafetería los murmullos empezaron a resonar por todo el lugar. El joven bufó fastidiado pero empezó su comida sin prestar atención, hasta que uno de los plebeyos becados se acercó a susurrarle.
–Tienes que levantarte de ahí...
–¿Por qué? –levantó la ceja con desdén.
–Estás en el lugar de la princesa.
Tragó su comida ruidosamente.
–¿De quién?
–La princesa. Goo Ye Jin. ¿Nunca oíste hablar de ella?
Justamente, había sido el nacimiento de Goo Ye Jin lo que dio la fuerza a Jan Di y a Joon Pyo de luchar y aferrarse para no separarse jamás.
–Oh, Goo Ye Jin –giró los ojos aburrido–, claro, es la famosa sucesora del Grupo ShinhwaJK.
–Ahora que entiendes, puedes levantarte.
–No me importa quien sea la sucesora del imperio ShinhwaJK, ni si es más poderosa que la Reina de Inglaterra –dijo firmemente–; si es una alumna en esa escuela, mientras estemos aquí no es diferente a nadie. No me levantaré.
El silencio fue total, podría haberse oído caer un alfiler. Todos se giraron para ver entrar a la princesa Goo, quien había alcanzado a escuchar aquella última frase. Ella caminó hacia su mesa, ya había cumplido dieciocho años y era un clon de su madre Jan Di, lo único que la diferenciaba, era que Ye Jin era un poco más alta, su rostro era más alargado y lucía mismísima sonrisa de Joon Pyo, además, Jan Di jamás vistió con ropa tan cara ni caminó con tanta elegancia.
A su lado, el hijo mayor de Ga Eul y de Yi Jung, So Sang Hee, de diecisiete años, también caminaba.
–¿Y este quién es? –preguntó la princesa a su amigo al llegar junto al nuevo rico, sin lograr entender qué hacía en su lugar.
–Park Yun Sung –contestó–, su familia es la que heredó el Teatro de Vayu.
Aquí, está el cuarto y más importante punto; el Teatro de Vayu. La sede de los principales eventos de la Fundación Suam Art; en ese teatro se habían presentado los artistas, los conciertos, las obras de teatro, las danzas, orquestas y ensambles más prestigiosos del mundo entero; siempre había un gran acontecimiento que presenciar y cualquiera que se dedicaba al arte deseaba tener en su curriculum una presentación allí. Pues bien, la familia de Yun Sung había resultado ser la única heredera del famoso recinto y se había vuelto millonaria de la noche a la mañana al fallecer la anterior dueña...
–Oh, claro –ella dio una palmada–, eres tú el nuevo dueño del Teatro –le sonrió–. Sé que no comprendes aún nuestro modo de vida, así que te explicaré –señaló la silla en la estaba sentado–, verás, este es mi lugar, así que sería fantástico si te quitaras.
–No me voy a mover, princesa –contestó desafiándola–, yo llegué primero y me importa un pepino quién seas tú –señaló el resto de la cafetería–. Además, hay muchas mesas vacías en las que puedes sentarte.
Ye Jin abrió la boca sorprendida y anonada. Todos los presentes la imitaron en el gesto.
–¿Qué has dicho? Aish... Estos modales de los pobres son... –lo barrió con la mirada– repugnantes.
–Y estoy orgulloso de ser alguien pobre –replicó Yun Sung– ¿Tienes algún problema con eso?
–Oh, no, claro, que no –rió ella meneando una de sus manos–. La familia de mi madre también era pobre, así que de hecho yo admiro a ustedes, la clase... hum... –lo miró de nuevo torciendo la boca– obrera.
Yun Sung levantó una ceja.
–Hablando de mi madre, Geum Jan Di, te cuento que antes de ella no se aceptaban a las clases bajas aquí, ni siquiera a los nuevos ricos como tú... así que en agradecimiento a mi madre... quítate.
–Ese ha sido el peor silogismo que he escuchado en mi vida –bufó–, pero para demostrarte que sí soy amable, te dejaré que te sientes conmigo en mi mesa y me acompañes en el almuerzo... oh, incluso podrás sentarte junto a mí en la reinauguración del Teatro una vez que sea remodelado.
–¿Qué dijiste? –ella una vez más lo miró incrédula.
–Que si te parece, siéntate, si no, apártate, pero yo no me moveré.
–No –sacudió la cabeza– ¿qué dijiste del Teatro?
El chico miró a sus costados confundido.
–Que en la reinauguración...
–Remodelación –ella colocó sus manos sobre la mesa– ¿dijiste remodelación?
–Mis padres planean remodelar todo el Teatro.
–No pueden remodelar el Teatro. No pueden tocar nada del Teatro.
–Es un Teatro muy antiguo, por lo que entiendo las mejoras tecnológicas que se le han agregado a lo largo de los años son superficiales y poco eficientes –explicó–, es absurdo que un Teatro como el de Vayu tan jodidamente importante no tenga la infraestructura adecuada.
–Pueden ponerle cosas –insistió la chica–, pero no pueden derribar muros ni cambiar cuartos; tiene que quedarse igual.
Yun Sung la miró confundido.
–Hay una razón por la que el teatro no se remodela –intervino Sang Hee captando la atención del otro–; dicen que está embrujado, que fuerzas extrañas se mueven en él y se enfadan cuando alguien interviene su espacio.
–Qué ridículo –bufó sarcásticamente–, ya sabía que los ricos tienen el cerebro atrofiado, pero no pensé que tanto.
Entonces, Ye Jin, sin discutir más, dio media vuelta y se marchó.
–
–¿Hubo algo interesante en mi ausencia? –preguntó Jae Kyung canturreando una canción mientras hojeaba una carpeta en la oficina de Ji Hoo.
–Mmm –Ji Hoo estaba terminando de guardar algunas cosas para poder irse–. Ayer llegaron a la ciudad los nuevos dueños del Teatro.
–Cierto, qué bien –cerró la carpeta–. ¿Ya te reuniste con ellos?
–Aún no. Los veré mañana, quieren empezar el trabajo de remodelación cuanto antes.
Jae Kyung se quedó muda un instante mirándolo, él se veía distraído mientras caminaba a la puerta para salir...
–¿Remodelación?
Ji Hoo detuvo sus mano un instante antes de llegar al picaporte y miró a su esposa con un dejo de incredulidad en los ojos.
–Sí, remodelación –alzó una ceja–. No creerás las tonterías que se dicen del Teatro, ¿verdad?
–¡No! –ella se rió falsamente– Claro que no, es sólo que... humm... los empleados del Teatro sí que lo creen y bueno... –empezó a hacer ademanes con las manos.
–Todo el mundo se sugestiona demasiado con el asunto del Teatro... –Ji Hoo giró los ojos y abrió la puerta–. Igualmente no es decisión mía sino de los dueños.
–¿No lo crees ni tantito...? –preguntó acercándose a él realmente curiosa– ¿Ni un poquito?
–Claro que no –él sonrió negando con la cabeza–. He estado cientos de veces en ese teatro y no hay nada extraño. Ahora quiero mi cena en el Medieval.
–Bueno, pero yo manejaré –rió lanzándose a tratar de quitarle las llaves del coche que él acababa de sacar; Ji Hoo fue más rápido y alzó el brazo sacándolas de su alcance.
–No.
Ella jaló la puerta para volver a cerrarla antes de que él saliera y lo empujó contra ésta, lanzándose a besarlo con bastante pasión que él correspondió de inmediato. Jae Kyung recorrió con sus manos el pecho de él y luego sus brazos mientras lo seguía acorralando, entonces le quitó las llaves de las manos y se alejó de él con una sonrisa triunfante.
–Tramposa como siempre –murmuró él mirándola reír y menear las llaves.
–Tramposo tú que orquestaste lo del oso para que yo te invitara una cena en el Medieval –suspiró satisfecha cerrando en puño con las llaves.
Ji Hoo le sonrió y se acercó, tomando su rostro con una de sus manos.
–Bueno, eso es cierto –y la besó mordiendo sus labios y haciéndola estremecerse un poco. Suavemente la empujó unos pasos hacia atrás y la hizo sentarse en el escritorio mientras recorría su espalda y su cintura con las manos. Cuando logró quitarle las llaves de nuevo, la soltó, le sonrió, dio media vuelta y salió tranquilamente de la oficina.
–Tramposo y manipulador como siempre –murmuró Jae Kyung recuperando la respiración. Luego volvió a reír, de un saltito se bajó del escritorio y corrió para alcanzarlo.
–
–Te voy a explicar lo del Teatro –le dijo el hijo de Yi Jung al nuevo rico–, ya que eres el nuevo dueño, debes saberlo.
El otro chico lo miró con curiosidad, pero no contestó.
–El Teatro tiene una fuerza extraña –continuó–; y es posible hacer un pacto con esa... fuerza... para que se cumpla algo que quieres con real fervor. Para Ye Jin es especialmente importante porque si no hubiera sido por ello, quizá ella ni siquiera habría nacido.
–Explícame eso –contestó comenzando a sonar bastante curioso.
–Antes, hace años, el Grupo ShinwhaJK, era en realidad dos grupos; el Grupo Shinhwa y el Grupo JK –remarcó ambos con movimientos de sus manos– y los jefes estaban aferrados a que los herederos se casaran para que se pudiera formar el poderoso Grupo que es ahora; eso separaría a los padres de Ye Jin, ya que su padre, Goo Joon Pyo, era precisamente uno de los herederos que debía contraer matrimonio, así que él y la madre de Ye Jin, quien era de una familia pobre, hicieron el pacto con el Teatro como su última esperanza de estar juntos...
–¿Y qué pasó...?
–Sucedió –se encogió de hombros–, ahora están juntos, nadie pudo separarlos más... mucha gente la pasó muy mal en ese entonces, no tienes idea de todo el sufrimiento que provocaron por ese pacto, pero finalmente lo único que importó al final fue que Geum Jan Di y Goo Joon Pyo lo lograron.
–¿Pero cómo...? ¿cómo lo lograron...?
Esa es una historia que ocurrió tiempo atrás...
