DISCLAIMER ON
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Discordia
Ella quería ser una esposa con un sentimiento que la atará verdaderamente a su esposo…'Yo que apenas empiezo a conocerlo y ella se interpone en nuestra relación.'…'Quiero que seas mi compañía…no mi esclava.'
Capitulo 1: La invitación a tomar el té y por consecuencia, la boda.
La suave brisa azotaba su pálido rostro, el invierno estaba cerca y él podía sentirlo. Sentado allí observando hacía el jardín de aquella enorme casa podía divisar a los pequeños correr rápidamente, divertirse y creyendo ser grandes samurais, si tan solo ellos supieran lo difícil que era ser un samurai. Su rostro giró, y, antes de beber de su taza de té, observo que esta tenía un palillo flotando en ese delicioso líquido.
Bebió.
–Sasuke-sama…ha llegado una carta.
El silencio que domaba aquella estancia había sido opacado por su fiel sirviente quien le avisaba de algo que, para él, no tenía importancia. Su mirada escudriñó la cabeza gacha de su criado, tomó de las manos la carta y la abrió.
Era nada más y nada menos que la carta de un señor feudal. Pero no era cualquier carta…era una invitación a tomar el té.
Le pareció una tontería pues, esa excusa se usaba para muchas cosas. Sabía de gente que había terminado mal por aceptar "invitaciones a tomar el té". Bufó…y ese tipo de invitaciones no se podían negar.
–Tráeme algo con que escribir…
O.o…O…o.O
–Padre…ha llegado una carta para usted.
Una pequeña familia tomaba el té en silencio, kimonos y muebles costosos se podían apreciar en tan hermosa estancia.
–Debe ser la contestación de Uchiha-san…tráela mi pequeña.
La chica, de no más de diecisiete años se acercó a su amado padre con aquel perfectamente doblado papel, se lo entregó e hizo una reverencia y terminado, se sentó en su lugar.
–Pues vaya, ha aceptado. Tiene muy buena caligrafía.
–¿Uchiha-san vendrá a tomar el té? –habló por primera vez la mujer de casa.
–Así es…hija mía, ¿por qué no sirves tú el té esta vez? –preguntó su padre.
–Pero padre… ¿no sería una vergüenza si yo cometiera un error? –se apresuró a decir ella.
Su madre sonrió maternalmente y posó una de sus blancas manos en el hombro de su hija.
–Tranquila, lo harás bien, mi pequeña Sakura.
O.o…O…o.O
Alisó su traje por enésima vez, verificó que cada cosa estuviera en su lugar y su madre le dio la señal. Paró en seco frente a la puerta de la estancia, inhaló y expiró, y con sumo cuidado recorrió la puerta, la cerró y comenzó a caminar hacía su padre y su visita.
Lo que su corta vista le dejo ver fue un hombre de buen porte, de cabello negro, piel pálida, guapo…muy guapo. Sintió sus mejillas arder en calor, desde hay, sintió sus pasos volverse torpes.
¡Oh no!…¡Él la estaba observando!
–Uchiha-san, le presentó a mi hija Sakura, quien se ha ofrecido a servir el té en esta ocasión.
O.o…O…o.O
Jamás había visto semejante color de cabello. Rosa…detestaba ese color. Le parecía torpe su manera de servir el té y la manera en la que ella se sonrojaba cada vez que le vía de reojo.
De al drede, mantuvo su mirada fija en ella y sintió como ella lentamente iba perdiendo torpeza, eso le pareció algo extraño. Lo estaba ignorando…
Se sintió idiota.
Ella se marchó en silencio.
Es fue la única vez que la vio.
O.o…O…o.O
Tiempo después, el día de darle el pésame había llegado. Se casaba…y lo peor de todo es que no sabía con quien.
La sociedad exigía…y mucho. Primero, le exigió un entrenamiento duro, luego…que se marchase a la guerra…y ahora esto, ¡le pedían herederos!… ¡Eso era mucho pedir! Bufó por décimo quinta vez, por supuesto esto era un completo arreglo entre los feudales y los altos mandos entre ellos… ¡Pero como se empeñaban en joderle la vida!
Todos vestían con kimonos caros y finos, los niños vestían mejor que nunca y todo eso le parecía una completa farsa a Uchiha Sasuke. Le jodía, le jodía y mucho.
Ella…llevaba su rostro cubierto ni siquiera podía sentir quien era y su aroma le parecía familiar pero en su mente todo parecía nublado y sin sentido.
Cuando menos pensó ya estaba con un anillo en los dedos y con sus manos a punto de descubrir el rostro de su ahora esposa. No sintió pena por ella, pues seguramente ella era como todas las demás, deseosas de tenerlo como su esposo. Hasta que sus manos levantaron el velo…piel blanca, labios rosas, mejillas sonrosadas y…ojos jade. Era ella.
Leyó su mirada, había pena, tristeza, confusión…ella no deseaba estar allí. Inclusive pudo ver como ella retenía esas lágrimas que amenazaban con traicionarla. Como clásica ceremonia…sentían la presión de demostrar el no nacido amor entre ellos. Un beso.
Se horrorizó con solo pensarlo…se sentiría culpable de arrancar –seguramente– el primer beso de sus labios. Dios…se sentía un completo pedófilo. Se acercó lentamente con los ojos entrecerrados y sintió como ella temblaba ante su agarre.
Rozó. Un roce…apenas y si tocó y se retiró. Ella se lo agradeció en un muy inaudible susurro que solo él pudo escuchar.
La fiesta…fue una completa farsa, en el ambiente se podía sentir la falsedad de las risas de esas hermosas mujeres y sus costosos kimonos, se podía oír como los feudales hablaban y hablaban de temas triviales y de cómo los novios "se querían tanto…". Sasuke, quien estaba retirado del alboroto, se dedicaba a observar tan hermoso cielo quien le ofrecía manto lleno de bellas estrellas, inhaló y suspiró, pensó en lo hermosa que era esa noche y en lo triste que estaba su reciente esposa.
Esposa. Era una palabra muy grande para alguien de vocabulario pequeño como él. Era una chica, no le calculaba mas de diecisiete años, seguramente ella sería una chica común, a la que le gustaba servir el té, platicar con su madre, vestirse con bonitos kimonos, que gustase de los niños…y había terminado así: casada con un hombre al que solo había visto una vez, casada por acuerdo…y hasta vendida, por que estaba muy seguro que ella había sido vendida. Viéndola desde esa perspectiva, ella sufría más que él. Sentía que había destrozado una vida, que había ultrajado un futuro prospero. Se sentía vil culpable.
Sonrió irónicamente. Después de todo…siempre resultaba culpable de todo.
Divisó a la pelirosada y cuando la vio, ella tenía una muy pequeña falsa sonrisa en sus rosados labios. Lo estaba pasando mal.
La fiesta estaba por terminar, y ellos…volvieron a juntarse para despedir a los invitados. Todos se fueron y ellos…fueron lo últimos en irse.
O.o…O…o.O
'Yo no sabía nada de él, sabía su nombre, su apellido y de donde provenía…pero no sabía que pensaba, que sentía, que necesitaba, que le gustaba, que le disgustaba…no sabía nada de su persona. Y eso me alteraba de sobremanera.'
En ella se podía sentir el miedo y nerviosismo recorrer cada rincón de su ser, ¿Qué haría?… ¿Qué podría ofrecerle? No sabía, nadie le había dicho nada…ningún consejo, nada…había quedado al libre albedrío en el campo de batalla, como un soldado sin su capitán…y eso le asustaba.
Habían llegado a una pequeña casa…muy hermosa había que decir, ese sería su hogar. Una vez en la puerta él se tomo la modestia caballerosidad de abrirle la puerta, una vez dentro pudieron observar como todo estaba perfectamente ordenado, todo oscuro y misterioso…como un callejón sin salida.
–Anda…ve a cambiarte para dormir.
Sin saber que hacer se inclinó con el debido respeto que su esposo merecía, se adentró en la casa y buscó con la mirada la habitación que, por ley, debía ser compartida.
–Te esperare aquí.
Volteó y sonrió levemente. Estaba siendo muy gentil con ella y eso le agradaba. Con paso más decidido se adentró a la ya encontrada habitación.
Un futon grande, seguramente muy cómodo, con dos almohadas y listo para usarse, una mesita de noche cerca y puertas corrediza con vista a un estanque adornado de bambúes y hermosos árboles Sakura esperando la primavera. Sintió el frió recorrer su espalda y corrió las puertas dejándolas cerradas. Comenzó a bajar su kimono.
O.o…O…o.O
La había estado observando. Los rayos de la luna le pegaban de lleno en su rostro y la hacía ver aún más bonita, cuando ella comenzó a bajar su kimono por le hombro le costó más apartar la vista.
Lentamente recorrió sus ojos por la casa observando que esta no era muy grande pero si lo demasiado espaciosa para un matrimonio.
Cuando ella salió de la habitación, lo encontró cerca de ella y tembló bruscamente.
–Lo siento…
Se disculpó ella y a él le pareció un gesto por muy demás tonto. Se adentró en la habitación y espero a que ella saliera de la habitación…también comenzó a desvestirse.
Las puertas corredizas seguían cerradas impidiéndole ver lo hermoso que había fuera de ellas. No pudo evitar pensar que esas puertas eran…sin duda, su esposa quien le impedía ver más dentro de ella. Desde luego, él era un competo extraño para ella.
–Sakura…
Escuchó ruidos por detrás de la puerta.
–Tráeme algo de agua…por favor. –le pidió.
Cuando ella había regresado con el vaso de agua, él ya había terminado de cambiarse…y bebió el agua con urgencia, la necesitaba.
–¿Gustas algo más…? –preguntó ella con la cabeza gacha.
–No…puedes dormir ya.
Y ella se dedicó a buscar con ansiedad las sabanas del futon.
Ambos…recostados volteando al lado opuesto del otro pensaban tantas cosas.
'¿Quién es él?'
'¿Quién es ella?'
Se preguntaban. A él, le carcomía el sentimiento de culpa…a ella, le carcomía el sentimiento del miedo.
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¡Hola!
Pues otra vez yo aquí publicando una nueva historia, ya saben lo típico de siempre; UA, SasuSaku…romance xD!…
Esta historia se desarrolla en la época feudal, épocas de samurais y todo ese tipo de cosas. Me ha gustado desarrollarla en esa época pues en aquellos tiempos era muy acostumbrado a vender a las mujeres para casarse para beneficios familiares.
Me he dado cuenta que muchas de mis tramas no dan para fanfics largos o la menos yo no doy para ellos así que esta vez no le pondré una duración como a otras…a esta lo que le salga y ya xD!
¿Reviews…?
