Hola de nuevo!

Bueno, este va a ser un Fic de dos capítulos o así, aquí va el primero, que lo disfrutéis. Ah, y en el siguiente... ¡habrá Lemmon!

Advertencias: Insinuaciones de Incesto.

Disclaimer: Los personajes son de Stephanie Meyer; la trama, es mía.


Come, gentle night; come, loving, black-browed night;
Give me my Romeo; and, when I shall die,
Take him and cut him out in little stars,
And he will make the face of heaven so fine
That all the world will be in love with night...

-Romeo y Julieta. Acto III, Escena II.

Alec estaba en el castillo de los Volturi, esperando el regreso de Jane.

Aro la había mandado a resolver un "problemilla" que tenían con un grupito de vampiros en el Sur, que amenazaban con dejarse ver a la luz del sol. Aro no quería acabar con ellos, porque eran espías útiles. Jane tenía que... convencerles... de que "se portaran bien", fueran buenos chicos, y pensaran con la cabeza.

Jane estaba a punto de volver. Demetri había percibido como se iba acercando al castillo. Aro estaba muy contento por lo poco que había tardado en liquidar el asunto. Menos de una semana, y eso que Volterra estaba más bien en el Norte.

Pero no esperaba que Jane llegara en medio de una cacería. Justo acababan de terminar, la mayoría, de alimentarse. Heidi había hecho bien su trabajo. Había conseguido muchos humanos, sanos y fuertes, con sangre de buena calidad. Todos estaban más que saciados, incluso habían sobrado algunos humanos que bien podían ofrecerle a Jane como recompensa.

La bella joven apareció. Entró, con paso ligero, y sonrió a los Volturi.

-Jane, querida.-saludó alegremente Aro.- Te esperábamos.

Alec se acercó silenciosamente. No pensaba decirle a su hermana cuánto la había añorado; que cada noche deseaba que volviera; que intentaba evocar su perfume y la sensación de tenerla entre sus brazos. No, no se lo diría.

Jane se acercó a un muchacho que aún quedaba vivo, y miró a Aro:
-¿Ya habéis comido?-preguntó.

-Sí, querida.-respondió Aro.- Este es para ti.

Jane rió suavemente y se acercó más al muchacho, que tenía el puro terror en sus ojos. Se inclinó sobre él y, bruscamente, le mordió en el cuello, bebiéndose su sangre sin desperdiciar ni una gota. Saciada, se levantó, relamiéndose, y se volvió hacia Aro y Alec.

-¿Y bien?-preguntó.

Aro felicitó a Jane, muy contento, y Jane se dejó agasajar. Alec tenía muy clara la estrategia de su hermana. Quería que él confesara todo lo que pasaba por su mente, pero Alec no pensaba hacerlo. Era demasiado orgulloso. Jane coqueteaba descaradamente con Aro porque sabía que a él le molestaba. Jane no sólo amaba la tortura física. La psicológica también le agradaba, y sentir los celos de su hermano, además, era delicioso.

-Aro.-le llamó Jane suavemente.

-Dime, mi querida Jane.-le sonrió Aro cariñosamente.

-Aro...-susurró Jane, con voz aterciopelada.- ¿No me das un premio por haberlo hecho bien?
-Por supuesto, querida.-rió Aro.- ¿Qué deseas?

Tanto Aro como Alec sabían lo que Jane pediría. Probablemente, un beso, o algo parecido. A Aro no le era ajeno el hecho de que Jane tan sólo le utilizaba para poner celoso a su hermano, pero no le disgustaba participar, y menos teniendo en cuenta la increíble belleza de la joven, sorprendente incluso entre vampiros.

Pero antes de que la malvada Jane tuviera tiempo de decir nada, Alec la agarró de la muñeca con fuerza y la arrastró hasta la puerta.

-Aro, si no te importa... Hace tiempo que no veo a mi "hermanita". Te la robo un tiempo.

Aro asintió benévolamente, mientras veía como Alec arrastraba a su hermana hasta el pasillo.

-¡¿Se puede saber qué te pasa?-exclamó Alec, furioso.

-¿A qué te refieres?-preguntó inocentemente Jane.

-Tú lo sabes. Estás jugando con Aro.-dijo Alec.

-No es cierto.-dijo Jane, sonriendo como una niña caprichosa.- Tal vez me guste de verdad...

Alec, sintiendo fuego en sus entrañas, se alejó bruscamente de su hermana en dirección a su habitación. Pero, oh, desgracia. Había olvidado que él mismo, dos siglos atrás, había pedido a Aro compartir la habitación con su querida, pero sádica, hermanita.

-Eh.-le llamó Jane con sorprendente suavidad.

Jane abrazó a su hermano por detrás, rodeándole la cintura con los brazos.

-¿Es que no me has echado de menos?-preguntó haciendo un puchero.

Alec no quería entrar en su juego, pero tenía unas ganas tremendas de abrazarla, y eso hizo. Se volvió sin más y le acarició la mejilla.

-Sí.-admitió finalmente.

-Respuesta correcta.-rió su hermana.

-El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que temen, muy largo para los que sufren, muy corto para los que gozan; pero para quienes aman, el tiempo es eternidad.-Alec citó a William Shakespeare con el rostro helado, pero sus ojos brillaban ligeramente.

Jane se quedó bastante sorprendida, y luego su mirada refulgió, y llena de dulzura, le susurró a su gemelo al oído:

-Amore mío...-Jane le miró a los ojos.- Ti amo.

-¡Mientes!-exclamó Alec. De repente, se sentía muy mal. Quería creerlo, pero no podía.- Amas a Aro, ¿cierto?

-Sólo me gusta ponerte celoso, bobo.-sonrió Jane.- In amore e in guerra tutto è lecito.

Alec no dijo nada. Estaba serio, y algo furioso.

-Demuéstramelo.-dijo.- Demuéstrame que me quieres, que me has echado de menos.

-¿Qué quieres que haga?-preguntó Jane suavemente.

Ella se acercó, cogió el rostro de su hermano entre sus pequeñas y delicadas manos, y le besó, llena de ternura.

-Haré todo lo que esté en mi mano para convencerte.

-Quiero que me des algo.-dijo Alec.

-¿El qué?-quiso saber Jane, curiosa.

Alec supo que si hubiera podido sonrojarse, lo habría hecho, y por suerte Jane estaba demasiado ocupada esperando su respuesta como para darse cuenta de este hecho.

-Quiero...-susurró Alec, mirando fijamente a su hermana para ver qué reacción producía su respuesta.- Quiero tu virginidad.

Jane se le quedó mirando asombrada, en silencio, pero de repente, soltó una carcajada estruendosa. Alec se sintió dolido.

-¿No se te ha ocurrido pensar...-Jane sonrió sádicamente.-...que quizás ya no la tenga?-Alec contuvo la respiración.- ¿Y si se la he dado a Aro?

Alec sintió las lágrimas que luchaban por correr por sus mejillas, aunque nunca lo conseguirían. Se sintió humillado, dolido, rabioso... pero ninguno de esos sentimientos era comparado con el dolor. Sí, dolor. Un dolor intenso y abrasador.

-Jane...-dijo él, ahogándose, con voz gutural.

-Alec, tranquilo.-Jane ya no parecía divertirse tanto.

Había fruncido ligeramente el ceño, y parecía preocupada.

-Alec.-repitió.- Por favor, tranquilo. Déjame que te diga un secreto.

Alec estaba helado, completamente helado, por eso ni se movió cuando su hermana se acercó, y rozando el lóbulo de su oreja con los labios, le susurró al oído:

-En realidad, todavía la tengo.

-¿El qué?-preguntó él en voz baja, destrozado.

-Mi virginidad.-respondió Jane, acariciándole la mejilla.- Todavía la tengo. Estaba esperando para dártela a ti.

-Aro...-empezó Alec, sintiéndose un poco mejor. Jane esperó.- ¿Aro ha llegado a tocarte?

-No.-dijo Jane.- Ni siquiera me ha besado, bobo.

Y la opresión que tenía Alec en su pecho desapareció rápidamente.

-Entonces la quiero.-jadeó Alec, mirándola a los ojos.- Quiero tu virginidad.-repitió.

-Toda tuya.-susurró juguetonamente su hermana.- Ven.

Jane abrió la puerta de su habitación compartida. Entró, y su hermano la siguió como un autómata.

Jane cerró la puerta con llave y se volvió hacia su hermano gemelo...


NOTAS Italiano- Español

*Amore mío- Amor mío.

*Ti amo- Te quiero.

*In amore e in guerra tutto è lecito- En el amor y la guerra todo vale.