Nunca he hecho un fic largo, ni mucho menos algo más allá de un Drabble o como mucho un par de capítulos sueltos.
ADVERTENCIAS: Yaoi/ Yullen
DISCLAIMER: D Gray Man le pertenece a la fantástica e irrepetible Katsura Hoshino.
CAPÍTULO 1: Rutina.
El inevitable odio hacia todo ser humano sale desde mi pecho como llamaradas continuas. No lo puedo evitar. El mundo y sus personas me joden.
Otro día más. Otro día como el anterior. Y con eso la seguridad de lo conocido. Porque no hay nada más reconfortante que saber qué va a pasar. Levantarme temprano me relaja, me da tiempo a descargar mi jodido odio. Y llevarlo con la rutina lo hace más llevadero. Lavantarme, entrenar, ducharme, desayunar, e ir al instituto. Para después comer, entrenar, quizás estudiar durante alguna hora, y volver al entrenamiento. Como demonios odio estudiar. Me quita tiempo de mi valioso entrenamiento. Pero si había algo que no soporto es el estúpido conejo. Como odio a ese sujeto, que se hace llamar mi amigo. Puedo llamar ejem, amigo a Alma. Pero a ese imbécil no. Alma ha estado desde que mis padres se mudaron al barrio. Fue él el que me enseñó mi actual dojo, el que me hizo soportable la escuela, y el que me permite entrenar kendo con él. Sin miedo a dejarle llorando en una esquina del tatami por haberle hecho demasiado daño. Alma era un amigo. Lavi sólo quería hablar, ir a fiestas, cumpleaños, al cine, de cena, de picnic, de hostias... sólo quería joderle la existencia
Entrenar una y otra vez. Porque a mí no me sirven las mierdas pacifistas para caer en la debilidad.
Los estúpidos que me rodean pueden pensar que el kendo me relaja. No pueden estar más equivocados. Coger la katana no me relaja, simplemente canaliza mi ira.
Y hoy como el resto puedo entrenar sin interrupciones. Porque los inútiles, están durmiendo a estas horas.
Por eso me encuentro aquí, en el patio trasero de mi casa. Con un pantalón como mi única prenda. Y el sonido de la noche como único acompañante. Mis padres y mi abuelo, están durmiendo. Quizás mi madre me observe desde su ventana. Cuando no puede dormir o se levanta demasiado temprano, me echa un ojo por encima, para poder calmarse y ver que todo está bien. Pero hoy algo no está bien. No he sentido los ojos de mi madre sobre mí. Ni he escuchado entrar a casa a mis padres, después de la cena de empresa. Quizás sean tonterías mías, quizás Alma me esté pegando algo.
Es extraño, escucho la puerta de la casa abrirse, y volver a moverse para cerrarse. Los pasos continuados pero indecisos se dirigen a mí. Supiro, quizás si le ignoro se vuelva a la cama.
- Yu-chan ... -
El viejo de mi abuelo es el único que me llama de esa estúpida forma cariñosa, ni mi madre tiene la osadía de referirse así a mí. He captado perfectamente el deje de preocupación y dolor. Me volteo suavemente sobre mis pies. Y le miro. Miro a mi abuelo Tiedoll. Y le veo llorar. Suele llorar por muchas cosas, pero no por ello levantarse a las 5 de la mañana. Quizás debería preocuparme por lo que ha pasado, pero no deseo hacerlo. No deseo saberlo.
- Viejo, estoy entrenando.-
- Yu-chan, tu padre... ha tenido ... yo... Yu, tu padre esta muy grave en el hospital ...-
Y dicho esto sólo pude contemplar al viejo desmoronarse en lágrimas vivas. Mientras se abalanzaba sobre mí,para poder abrazarme. Yo sólo pude dejar caer mi shinai.
- ¿Qué coño siginifica esto?.-
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Nada más conocer el paradero de mi padre, salí corriendo de casa. Mi abuelo intentó detenerme. Sólo hablaba de cosas como dejarlo para mañana, descansar, las clases, que mi madre estaba bien, algo de un coche que no pude escuchar bien... pero lo que pude captar perfectamente fueron las peores palabras que me habían sentado el la vida.
" - Yu, tu padre está muy grave, está en coma.- "
Cómo cojones podía estar mal él. Su padre, el hombre que le puso por primera vez en las manos una katana. Y le dijo que aquello no era un arma, ni una decoración. Era la forma de poder vivir con los demás, un camino a seguir, una luz en la oscuridad. Mi padre conoció a mamá así, fueron juntos al mismo dojo. Pero ella terminó dejándolo al quedarse embarazada. Cuantas veces he escuchado de mi madre, que yo me revolvía demasiado en su barriga. Que lo único que la dejaba descansar era el tatami.
Salí corriendo por las calles. Pasé las aceras y dejé atrás los jardines. Derrapé en las curvas, y crucé sin mirar. Había dejado a mi abuelo atrás cuando quise darme cuenta. Pero al llegar a la parada de taxis, no me importó si iba solo, si llevaba dinero o si no tenía idea de donde ir.
Y así fue. Mi primera vez, la primera vez que suspiré cansado, junté las manos, las dirigí al cielo, y me puse a rezar. O más bien rogarle a Dios, porque mi madre estuciera bien, mi abuelo dejara de llorar y mi padre saliera del coma.
Así llegué a donde estoy ahora. En frente de mi madre, que no hace más que hablar al cuerpo sin voz de mi progenitor.
- Amor, Yu está aquí, cuando despiertes iremos a Edowonderland. Ya sabes como le gusta a Yu, podremos el abuelo y yo comer dangos..., y kanda y tú ...
- Mamá... por favor... no te escucha-
Una y otra vez, esa comunicación rota por la cual no hay receptor. Mi padre no escuchaba, ni podía alzar la cabeza. Cómo coños quería su madre que le respondiera.
- Yu, los médicos han dicho que debemos hablar, es bueno para él. ¿Has visto? Yu está preocupado, quizás si hablas con él más tarde, lo entienda.-
Aquello era insoportable, un padre en coma, una madre que se había vuelto loca, y un abuelo que estaba perdido por las calles. Tengo que salir de aquí, me levanté con la mirada perdida. No podía redirigirla al cuerpo inmóvil o a la mujer desesperada.
Salí lo más deprisa de aquella habitación.
Me gusta la rutina, los días que no cambian, y el sabor conocido que dejan.
