Disclaimer: Los personajes de Harry Potter le pertenecen a J.K. Rowling y asociados.


Mírame solo a mí

Parte I

Ardía de rabia.

Llevaba semanas viendo como Malfoy la seguía con la mirada todo el tiempo. Justo como ahora al otro lado de la biblioteca.

Estaba al frente de un librero fingiendo (o él piensa que finge) buscar un libro afanosamente, después de todo llevaba ahí mas que unos pocos minutos y él podía notar cómo su mirada se desviaba cada poco tiempo, mirándola.

Sus puños se apretaron con fuerza, tornando sus nudillos blancos.

— ¿Harry?—escuchó que lo llamaba Hermione, ignorante de lo que sucedía en su cabeza. Flexionó el cuello al voltear a verla, con la rabia bullendo detrás de sus ojos esmeralda— ¿Sucede algo?—preguntó repentinamente temerosa, llamando la atención de Ron. Sus ojos se quedaron clavados en los de ella, furiosos.

No se explicaba (o no quería entenderlo) cómo es que el rubio había pasado de mirarlo con odio a mirarlo con indiferencia, o a veces, a no mirarlo. Y lo más insólito no era sólo eso, era que en cambio sí lo hacía con una chica.

Aunque no eran específicamente miradas de rabia las que le dirigía.

Pero tampoco se explicaba porqué estaba tan furioso.

Volteó a otro lado cuando vio a Ron abriendo la boca para decir algo. — No pasa nada—dijo con los dientes apretados. Los dos lo miraron escépticos.

¿Esto era porque la dichosa chica era Hermione? ¿Acaso lo que sentía era preocupación? Porque sentía como si fuera todo lo contrario. Y menos quería darle explicaciones a su castaña amiga.

Aunque estaba seguro de que eso ya no importaba, en cualquier momento le abordaría para preguntarle qué había hecho mal, porque era evidente para ella que el "extraño humor" que se cargaba era sólo con ella.

Toda la estúpida situación lo estaba haciendo rabiar. Se supone que ese estúpido rubio odia su sangre, que sea una comelibros y una sabelotodo. Pero ha preferido prestarle más atención a ella en lugar de, no sé, ¿qué tal nadie?

¿Qué tal él?

Harry apretó su mandíbula.

Pero Harry creía que lo entendía, digo, desde que empezó el año Harry se había estado aprovechando de la precaria situación del rubio. Todo el mundo sabía que Malfoy no podía alzar su varita contra nadie porque sería mandado a Azkabán sin ninguna réplica o juicio. Menos contra el Héroe-del-mundo-mágico. Y Harry no había desaprovechado esa oportunidad para devolverle todas las que le había hecho el rubio en esos seis años.

Pero de un día para otro, Malfoy había dejado de protestar y había comenzado a ignorarlo. Había dejado de responder a sus provocaciones con gritos furibundos y retos, con miradas llenas de rabia y poco después con impotencia y… desesperanza.

Ugh. Era un maldito imbécil.

Malfoy había comenzado a apagarse un día en que él lo golpeó en el hombro al pasar a su lado por el pasillo. El rubio había dejado caer un libro que cargaba por el impacto y Ron se reía con fuerza a su lado, como siempre. Hermione puso mala cara, ya les había dicho varias veces que dejaran de molestarlo, pero ninguno quería hacerle caso. El libro cayó al alcance de un Hufflepuff de último año que lo pateaba lejos de las manos de Malfoy cada vez que se agachaba a recogerlo, golpeando sus manos en su último intento. Harry ya lo estaba insultando para ese momento, burlándose de su bando en la guerra, de la marca en su brazo y de su cobardía.

Malfoy lo miró furibundo y Harry sonrió satisfecho. Pero para su sorpresa Malfoy respiró hondo, con sus ojos penetrantes puestos en él, y Harry pudo ver con angustia como los ojos de Malfoy se volvían opacos.

— ¿El ratón te comió la lengua, Malfoy?—le gritó en su intento por hacerlo volver a reaccionar, pero el rubio sólo estaba ahí, parado, mirando al Hufflepuff con los brazos cruzados e indiferente. Ya había entendido que no podría recoger su libro, y el Hufflepuff seguía jugando con él como si fuera un balón de fútbol.

Gruñó.

— ¡Deja eso!—le gritó al de Hufflepuff. Quita esa mirada, pensó con fuerza.

Escuchó como el Hufflepluff gruñía de rabia por su indiferencia, vio como pateaba el libro con fuerza y al instante se escuchó el impacto del libro chocando contra la pared de piedra. El chico sacó su varita con rapidez, apuntando al rubio dispuesto a hechizarlo.

Maldición, pensó con rabia. Harry ya estaba sacando la suya para detenerlo. Su idea no era llegar a lo físico. Más bien, su idea tampoco era que lo molestara alguien más que Ron y él.

Pero de la nada vio por el rabillo del ojo como una cabellera castaña y revuelta se movía con rapidez colocándose al frente de Malfoy. Lanzándole un silencio a Harry y a Ron y un mocomurciélago al estúpido de Hufflepuff, defendiendo a Malfoy de todos. Defendiendo a Malfoy de él.

Harry le reclamaría enojadísimo por eso mucho más tarde, pero no por las razones que ella creía, sino porque en ese momento sólo podía ver, con la rabia bullendo en sus venas cómo Malfoy la miraba. Sus ojos habían dejado de golpe la fría indiferencia con la que se había cubierto y la miraban con un brillo… diferente.

Después de eso Malfoy reaccionó con rapidez y ágilmente llamó su libro con un accio y caminó con sus pasos largos y elegantes enfrente de todos, como si en ningún momento lo hubieran interrumpido.

Pocos días después de eso Hermione les contaría con sorpresa que Malfoy le había enviado una nota de agradecimiento, y Harry protestaría porque, por Merlín, ¿le dio las gracias a ella por defenderlo de un montón de adolescentes, pero no a él que lo salvó de Azkabán? Era incoherente.

Hermione sólo se le quedaría mirando y le diría:

— "No se lo merece", o eso me dijo cuando le pregunté, y estoy de acuerdo—se encogió de hombros. Y Harry se sonrojaría de la vergüenza.

Suspiró viendo a Malfoy caminar de vuelta a su mesa de la biblioteca con sus amigos.

Y en serio lo entiende. Él lo volvió opaco con sus burlas. Lo justo sería que lo sacara de su vida pero... Desde ese momento Malfoy comenzó a interesarse por Hermione, y a él lo ignoraba cada vez más.

Apretó con más fuerza su mandíbula. Lo había vuelto a hacer. Casi se desnuca por voltear a verla desde su asiento cuatro mesas más al fondo.

Un segundo después y se encontraba saliendo de la biblioteca hecho una furia dejando a Hermione y a Ron atrás preguntándose qué carajos le pasaba. Eso era una muchísima mejor opción que acercarse al Slytherin y gritarle que dejara de mirarla.

O reclamarle a ella.

Porque ella había conseguido, en tan sólo un momento, lo que él estaba tratando de volver a conseguir con sus peleas e insultos, hacerse notar por él.

Obviamente, no había necesitado de la mente prodigiosa de su amiga para darse cuenta que lo que hacía era meter la pata cada vez más. Y sobretodo porque Hermione no hacía más que defenderlo de él.

¡No sabía qué le estaba pasando con Malfoy y sus estúpidas miradas indiferentes, pero…!, maldición si no iba a hacer que lo volviera a mirar.