¿Qué pasaría si a todos nuestros personajes de DBZ les quitamos sus poderes sobrenaturales? Gokú sin Kame Hame Ha, Vegeta sin sus Energy Balls, etc.
Por favor, ¡sé que pueden imaginárselo! Bueno, el maestro Roshi sigue siendo igual de pervertido, Bulma sigue siendo Bulma, y pues, a pesar de que hay muchos personajes que pierden su esencia por completo, hay otros que siguen igual. Tal como deben estar imaginando, nos queda una pila de terrícolas debiluchos, ¿o no?
Ahora bien, que tal si a esto agregamos que nuestros protagonistas están en plena adolescencia. Entiendo, deben estar pensando "¡Qué clase de universo alterno más extraño! ¡Qué gracia tienen nuestros personajes si no tienen poderes para pelear!"
No es tan raro, les contesto (si es que se hicieron la pregunta). Porque si toman en cuenta que nuestro mundo ya es bastante retorcido, lleno de crimen, de propagandas políticas, de estafas, de drogadicción, de maldad pura.
Desde ese punto de vista, quiero proponerles leer este nuevo fic que tengo en mente. Un universo alterno de cómo sería la vida de nuestros personajes favoritos sin las artes marciales, con problemas cotidianos y con todos los problemas que tiene la adolescencia. Qué pasaría en las vidas de nuestros héroes si hubieran nacido terrícolas.
No me "pre-juzguen". Sólo lean este primer capítulo y veré que tal son las opiniones que tienen. Este es un experimento que hace tiempo quiero llevar a cabo, así que ustedes deciden al final si debo continuarlo... Espero que si. Y prometo de antemano avanzar con los fics que tengo inconclusos, aunque me cueste la vida (:S).
Para todo ustedes les presento: "Ruedas del Destino"
Nota Importante: Este fic puede contener dosis de lemon, violencia y malos ejemplos, así que si eres menor de edad te recomiendo no sigas leyendo (aunque queda bajo tu responsabilidad).
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CAPITULO 1: Vida sobre ruedas.
"No puedo entender que sucede conmigo. Nunca necesité de nada ni nadie... al menos hasta ahora... Porque desde que te conocí, no quiero separarme de ti... ¡jamás!"
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La vida transcurría normalmente en la Capital del Oeste. Miles de estudiantes se preparaban para el nuevo año escolar. Las listas de cursos estaban publicadas sobre el panel de la entrada principal, la que estaba llena de sueños de los temerosos adolescentes que pasaban a 2° año de preparatoria. Al lado derecho de aquel informativo, se reencontraban los amigos inseparables, las chicas porristas, los deportistas, los nerds, los otakus, los raperos y matemáticos, que contaban los pormenores de sus vacaciones y de sus aventuras veraniegas.
Sólo una persona se encontraba aparte, lejana del júbilo y alegrías. Era la chica rica, la única que llegaba en automóvil a la escuela, la que seguramente había pasado sus días de sol en una playa exótica. Nadie se molestó en saludarla, ni ella se resintió por ello. Estaba acostumbrada a esa clase de tratos. Por eso, y durante los dos años que llevaba en aquel colegio, no entablaba conversación con nadie, excepto con sus profesores. Era la chica modelo de cada educador de la institución. La que generaba envidias entre los nerds por su coeficiente intelectual, la que resaltaba el odio de las porristas por su deslumbrante belleza, la que los basquetbolistas temían por su carácter.
A pesar de todos los comentarios hacia ella, todos guardaron silencio al ver que se acercaba a la entrada. Tranquila, se dirigió al gran papel blanco a revisar sus cursos del semestre. Pasaron unos segundos y todos siguieron conversando como si nada. Ella sabía que a pesar de todo, generaba polémica con cada paso que daba, y para que negarlo, le gustaba.
Pero después de revisar su horario, se quedó sola de nuevo. Tenía varias opciones: llamar por celular al equipo de fútbol de Brasil y demostrar que el portugués lo tenía dominado. O podía llamar a Brad Pitt y preguntarle por la salud de su hija. Pero no, nada serviría, porque al fin y al cabo tendría que esperar al menos 30 minutos para poder entrar al salón a su primera materia... Se sentó en un banquillo a mirar la entrada. Los murmullos empezaron a hacerse notar:
"De que sirve el dinero, los amigos no se compran"
"Si, y cree que sentada allí le tendremos pena y le hablaremos"
"¿Yo, hablarle? ¡Ni loca!"
"Jajajaja, tienes razón. Ni un demente le hablaría"
"Si con ese carácter no la aguanta ni el Papa"
"Jajajajaja"
Ya estaba acostumbrada a todo eso, pero, ¿aguantaría dos años más en aquellas condiciones?
En ese momento...
-¡Bulmaaaaaaaaaa! ¡¡¡Perdón por el retraso!!!-
-¡Pues ya me estaba cansando de que no llegaras!- gritó mientras todos los presentes se volteaban a ver al extraño personaje que salía por entre las ramas de los arbustos -¿y se puede saber porque no usas las calles para llegar al colegio?-
-Es que buscaba un atajo.. Y me perdí.. jajajajaja- una gota de sudor atravesó la azul cabellera de la chica, y también una por cada estudiante que escuchaba a los dos que estaban conversando.
-Está bien, da igual. Ya anoté tus cursos en esta hoja, para que no se te pierdan. Estás conmigo en los dos primeros bloques de la mañana. Así que no te perderás. Te advierto que esta escuela es muy cruel. Los grupos están formados y no hay posibilidad de que te acepten fácilmente. De hecho, estando conmigo aquí y con ¡TODOS ESCUCHANDO LO QUE HABLAMOS!- dijo volteándose al grupo que tenía los ojos puestos en ellos –lo más seguro es te rechacen de plano. A menos que creas que comiendo una tonelada de arroz descompuesto es la clave de una amistad duradera, te recomiendo no te hagas muchas ilusiones de este grupo de granujas-
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"Eres esa luz que cambió mi vida, no sé que haría si no estuvieras siempre a mi lado"---
Ese día en la cafetería...
-¡Gokú! ¡Gokú! ¡Gokú! ¡Gokú! ¡Gokú! ¡Gokú!- gritaban todos los presentes. Efectivamente, nuestro nuevo alumno de la escuela más prestigiosa de la cuidad, se comía 25 kg de arroz descompuesto en frente de todos los alumnos. Era el espectáculo del año. El último que lo había intentado seguía en el hospital internado por destrucción del aparato intestinal. Pero nada era imposible para este campesino recogido por los Briefs. Bulma lo había encontrado en las vacaciones, mientras buscaba las "Siete Zapatillas Perdidas de Cenicienta", que según la leyenda cumplían el sueño de cualquiera. Lamentablemente el único sueño es que podías canjearlas por 2 millones de dólares cada una, lo que para nuestra protagonista era un insulto viniendo de la familia con más bienes raíces del mundo.
Como les contaba, a esas alturas la peliazul buscaba la cuarta zapatilla, cuando se encontró con este fuerte leñador que cabellos parados. Y como éste no tenía nada más que hacer con su vida, decidió acompañarla en su aventura. Conocieron el peligro, el hambre, pero sobre todo la alegría de vivir. Ambos se llevaban fantástico, así que Bulma decidió que lo mejor era llevarlo a su casa luego del fiasco de la leyenda.
Por suerte sus padres no eran la clase de tutores normales que se alarmarían al ver llegar a su hija con un extraño para invitarlo a vivir en su casa, al contrario, lo quisieron tanto como a un hijo. Así que desde ese día, la chica le compró ropa, lo educó y lo inscribió en el nuevo semestre, en su misma escuela. Tenía la seguridad que con un hombre así de guapo, tendría la amistad de sus compañeros de colegio. Pero no salió como esperaba.
Gokú se hizo popular por si solo, ¡y en menos de un día!
Todo el mundo lo alababa por su hazaña y determinación. Las chicas se lanzaban a él por su belleza, los deportistas lo invitaban a unirse a todos los talleres por su destreza física, y los populares se alegraban de ver a alguien tan divertido y exitoso. Todos estaban felices, excepto nuestra protagonista.
O sea, en el fondo estaba feliz porque su amigo había logrado lo que ningún ser humano recién llegado había podido hacer. Sin embargo, nadie recordaba que "el nuevo" era amigo de Bulma Briefs, y eso la entristeció de nuevo. Esperaba poder compartir su comida con alguien en la cafetería, caminar con alguien en los pasillos, no estar sola todo el tiempo...
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"Eres la luz que ilumina mi camino... pero... ¡ah!"-¡Qué pasa!- gritaba mientras se detenía en seco. Las luces de su Harley Davidson se habían apagado de repente –¡Mataré al insecto que la revisó! ¡¡Las luces FUNCIONABAN PERFECTAMENTE!!-
Nada podía hacer Vegeta. Sólo le quedaba esperar a que el sol apareciera para continuar su camino. Llevaba días vagando por diferentes rumbos, buscando la libertad. A pesar de los miles de kilómetros recorridos, sentía que no avanzaba nada.
Había dejado atrás a sus fieles compañeros motoqueros. Solían recorrer juntos las pistas de la vida, divirtiéndose con cada mujer que se les cruzaba en el camino, bebiendo cada noche, arriesgando la vida en cada giro que hacían en la carretera mientras seguían borrachos y prendiendo aquellos cigarrillos que los hacían volar y olvidarse de todo. Sin embargo, aquellos dos no eran más que los mosqueteros de D'Artagnan. Vegeta era el líder indiscutible, a pesar de ser el menor de los tres. Y eso mismo lo hizo alejarse de ellos. Estaba cansado de tenerlos siempre, ya que lo único que completaba su vida era su Harley, y su ahora estropeada, luz delantera. No podía correr el riesgo de dormir a la interperie y despertar sin su moto. Estaría en vela hasta ver aparecer los primeros rayos de luz para continuar su camino.
Su vida había tenido muchos giros inesperados. Sus padres murieron cuando era muy pequeño, y fue criado por un tío de la familia, que lo único que hacía era forzarlo a realizar labores exigentes y arriesgadas. Con el paso del tiempo, el pequeño se volvió hostil y creció con rabia de tener que ser el esclavo de aquel tirano.
Pero ahora no le importaba. Tenía todo lo que necesitaba. Si tenía hambre, amenazaba a los meseros en los restaurantes aledaños; si quería abrigo, se quedaba en los moteles de los pueblos. Es decir, nada le hacía falta más que su motocicleta y su actitud.
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-¡Ya vámonos a casa Gokú!-
-¡Ya voy! ¡Ya voy!- decía mientras terminaba de despedirse de sus nuevos amigos.
-¿Cómo puedes ser amigo de esa loca?- preguntó el capitán del equipo de baseball.
-Todos ustedes se equivocan en pensar que Bulma es mala. Puede que sea rabiosa y algo gritona pero es buena gente-
-Bueno, no puedo negar que su belleza es deslumbrante. Pero su actitud es muy arrolladora-
-Pero qué cosas dices Yamcha. Sólo debes conocerla mejor- dijo marchándose hacia el único convertible rojo del lugar.
-¿Se puede saber con quién hablabas tanto?-
-Creo que me uniré al equipo de baseball... o al de basketball... o al de hokey... ¡aaah! quizá me una a todos jajajaja-
-¡No has contestado mi pregunta!
-¿Cuál pregunta?-
-¡Por Dios Gokú! ¡Qué despistado eres!...-
-Pues ya dime la pregunta-
-¿Con quién hablabas tanto?-
-Pues con Yamcha, ¿no lo conoces?-
-De nombre solamente-
-Que raro, él dijo que todo el mundo lo conocía-
-Pues no me incluyas en ese grupo-
Las ruedas del auto último modelo resonaron por la calle hacia el horizonte. Quizá el chico nuevo tenía razón, podía darle una oportunidad a esa chica de cabellos azules.
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-¡Pero chicaaaas! ¡Les dije que deben usar Hot Pants para las prácticaas!-
-¡Maestro! ¿Está seguro que así tendremos un mejor desempeño en nuestro juego?-
-¡Por supuesto! ¡Así tendrás más movilidad!- decía el profesor de educación física.
Desde que había ingresado a la escuela, nadie podía detener al pervertido viejo que dominaba el gimnasio de la escuela. Cada año, miles de pequeñas de 1° año de preparatoria quedaban choqueadas al ver los diminutos uniformes que debían usar en clases de deporte. Hot-pants que no dejaban nada a la imaginación y tops que resaltaban la silueta de la más esbelta. Sin embargo, esta práctica le había dado resultado al pervertido del profesor Roshi, quien había logrado hacer de las más "gorditas" más esbeltas, y de las "sin forma" tener curvas marcadas.
-¡Quiero diez más! ¡Uno, dos! ¡Uno, dos!-
Además de ser el encargado de las clases deportivas, era el entrenador del equipo de volleyball del instituto. Su ardua preparación, en que solía entrenar a las chicas y chicos de la selección con inusuales chaquetas hechas de material pesado, hizo en menos de seis meses, aumentar considerablemente la agilidad del equipo. Desde esos años, en todos los campeonatos nacionales ganaban el 1° lugar, haciendo de la escuela una prestigiosa institución para los futuros deportistas de la nación.
Sin embargo, el sueño de este anciano no estaba completo. Durante dos años se ilusionaba con tener en su campo a la belleza más temperamental de la escuela. Anhelaba verla en mini falda, o mejor dicho, en hot pants, pero la chica peliazul nunca tomaba sus clases, lo que hacía soñarla aún más.
Cuando las clases terminaban, salía al patio a deleitarse con las faldas que usaban las chiquillas como uniforme, a mirarle las piernas a cuanta morena, rubia o trigueña se le atravesara por el camino. Pero no había nadie como aquella chica. A ratos, el encargado de la limpieza del gimnasio le hacía ver su error de soñar con alguien tan joven, pero éste anciano no se daría por vencido... jamás...
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-¡Y más te vale que haya quedado bien esta vez!- gritaba enfurecido el motorista –Si no, ¡vendré yo mismo a destruir tu taller de porquería!-
Nada podía intervenir en el carácter del motorista. Dejaba el caos y el temor esparcido en cada pueblo que pisaban las ruedas de su Harley.
-No se preocupe señor, esta vez no fallará... lo prometo-
-¡Más te vale, insecto!-
Continuó su camino. El viento soplaba fuerte a la velocidad que llevaba, su cabello sin embargo, no se movía en lo absoluto. Sus anteojos negros brillaban son el radiante sol que cubría el cielo, el ruido del motor hacía esconderse hasta el más fuerte de los dinosaurios. Era el rey de la ruta; su motocicleta dejaba ciego a cualquier auto que lo cruzaba. Siguió por la misma calzada el resto del día. Hasta que algo más grande que su orgullo se acercó a él al caer la tarde. Una enorme metrópolis que se interponía entre la velocidad constante y su orgullo impenetrable.
-Así que ésta es la famosa Capital del Oeste..- dijo mientras echaba un vistazo de los grandes edificios que se veían al fondo –Tendré que hacerles saber a las buenas personas que viven aquí... quien manda...-
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Bueno, ojalá les haya gustado este primer capítulo.
Recuerden que cualquier comentario son libres de dejarlo a través de un review.
Saludos a mis grandes amigas escritoras SuperBrave y Kawaii Destruction, y a todos los que pasan a leerme!
Nos vemos en el próximo capítulo!
Bulnatt
Pd. Si se quieren contactar conmigo,
