Habían ya pasado dos años desde que Arnold y Helga, habían trabajado juntos salvando el vecindario de la destrucción, en esos dos años ninguno de los dos se habían acercado el uno al otro más de lo que ya eran desde esos entonces; lo que pasó ese día, parecía que no hubiera pasado.
Arnold estaba algo confundido, y ¿para que negarlo? El beso le había hecho pensar… que tal vez Helga no le desagradará, pero estaba Lila y Lila le gustaba gustaba.
Un día común en la escuela PS 118, clase 206.
Hace tiempo que debió de haber dejado ese grupo, pero no podía, se había enamorado de la belleza de ese grupo, que conoció en 4to. Grado, esos jóvenes que le habían demostrado que eran seres humanos increíbles, seguía con ellos por petición, y ahí estaba ese día, agrupándolos para su graduación; el Sr. Simmons, estaba feliz de acompañarlos hasta el final de sus días en aquella primaria que los había visto crecer.
Como se habrán dado cuenta su ciclo en esta primaria pronto llegara a su fin. Es por esto que les recuerdo que dentro de 2 semanas será el baile escolar.-
El Profesor hablaba con todo afable como siempre lo había sido, y sin embargo sentía algo de tristeza, que la contenía en su corazón, ya que sabía de antemano que después del baile a varios no los volvería a ver.
Los chicos empezaron a gritar prácticamente al unísono, menos una chica que como siempre veía a los demás como si fueran un insecto, aquella chica rubia llamada Helga.
Todos gritan a en unísono, menos Helga que como siempre se muestra áspera y sin emoción respecto ante tal evento
-¡Vivaaa!, ¡que bien!."
-si viva, viva... ¡tontos zopencos!- Helga hablaba en un tono apenas audible, mientras de entre su ropa sacaba un hermoso medallón de oro, volteando a todos lados para que no la fueran a ver, así mismo su voz cambiaba por algo más dulce, delicado, con amor mientras recitaba versos a una fotografía - ¡Arnold! dulce ángel de cabellos dorados, si tan solo fuera yo la chica que robará tus sueños, y me llevaras al baile, sería muy dichosa...-
Iba a seguir entre sus pensamientos y frases de amor y odio a Arnold, pero el Sr. Simmons le saco de su trance, casi gritando para que pudieran escucharle.
Recuerden que el baile es de parejas, pero aún si no tienen, puede asistir sin ella –
Cuando dijeron parejas, Arnold y Lila se miraban fijamente, mientras a lo lejos una sola y triste Helga los miraba a ambos..
Esa tonta Lila... tengo que pensar que hacer para que Arnold vaya al baile conmigo y no con ella, pero ¿que haré?… -
Helga pensaba lo anterior muy concentrada, tan concentrada que no escucho cuando su mejor amiga se dirigía a ella, hasta que la chica de lentes casi le grita para captar su atención.
¡HELGA!, desde hace rato que te hablo, ¿que te pasa sucede algo? –
Nada Phoebe, larguémonos de este apestoso lugar, quiero golosinas antes de irnos a casa –
Esta bien Helga – le dice su amiga, siguiéndola caminando detrás de ella.
Y así a los segundos sonó el timbre de salida, los demás empezaron a guardar sus cosas, cuando Helga y Phoebe ya estaba en la salida del aula de clases.
Otra que no pierde tiempo es Lila, que se acerca rápidamente a Arnold, sabe que a el le gusta gusta, y ella no tiene pareja agradable que la lleve al baile, así que se piensa que debería aprovechar el momento, sonríe primorosamente y habla con una dulce voz que entorpece a Arnold.
¡Hola Arnold! ¿Ya te vas a tu casa, o tienes algo más que hacer? –
¡Hola Lila!, sí, yo creo que ya me voy a casa, mi abuela me pidió ayuda, pero… si quieres podemos caminar juntos –
¡Oh!, sí Arnold, eso me encantaría -
Lila tomo a Arnold por el brazo y se pego mucho a él, sonriendo, Arnold por su parte parecía que se iba a deshacer en baba, tenía una sonrisa estúpida en todo el rostro, venía completamente en las nubes, tanto como para caminar sin percatarse que enfrente de el venía Helga G. Pataki.
¡Ouch!, ¡Arnold!, es decir, fíjate por donde caminas tonto cabeza de balón. –
Por primera vez, Lila subió un poco el tono de voz, haciendo que Arnold la viera con extrañeza, más sin embargo apoyándola en todo.
Helga, si mal no me fije tu debiste ver por donde caminabas, venías muy distraída y tu tropezaste con nosotros -
Arnold pensó que Lila se comportaba así porque había visto como Helga lo trataba, y no se equivoco, Lila pensó que debía ayudar a Arnold, sin embargo todos culparon a Helga, siendo que ambos chicos tenían la culpa del tropiezo; Arnold ya estaba acostumbrada a esa clase de tropiezos por lo que no le importo mucho, pero decidió optar por apoyar a su amor platónico, Lila.
Helga… - creo que Lila tiene razón nosotras veníamos distraídas comiendo estos dulces y no veníamos viendo al frente y . . .
Helga se sintió herida, por el apoyo de Pheobe hacia Lila y se siente sola, opta por no decir nada, sacudirse su vestido rosado y contestar con molestia.
Si, si como digan -
Arnold veía la situación desde el suelo, no había atinado a pararse hasta que Lila le tendió la mano, esto enfureció más a la de por si ya enojada Helga… no quería que esa tonta tocará a Arnold, no podía soportarlo, grito muy fuerte, demasiado, nunca la habían escuchado así de molesta… y todos le vieron con extrañeza.
¡Quien tiene que fijarse, y pedirme una disculpa, es ese tonto cabeza de balón que siempre esta tropezando conmigo¡ - Soltó un corto bufido.
Arnold para evitar más pleitos decidió no darle mayor importancia al asunto, pero por esos momentos al tocar a Lila se olvido de sus modales para con Helga.
Sí, Helga como digas – decía Arnold mientras tomada de la mano a Lila y se levantaba sonriéndole como bobo.
Será mejor que nos marchemos Arnold. -
Helga quisiera golpear a ese idiota, contiene su puño, pero en su cara se refleja mucha rabia, no dice nada y solo los ve marcharse, tomados de la mano, su rabia se convirtió en tristeza la cual hizo que algo dentro de ella se quebrará, rompiendo cualquier ilusión o posibilidad de ir al baile con Arnold.
Sin, siquiera percatarse, de los ojos de Helga salen pequeñas lagrimas que manchan sus mejillas con agua salada… sin poder controlarse, se tapa en su amiga y confidente, la abraza y no dice más.
Su amiga entiende y solo la consuela en silencio.
Gerald vio a lo lejos a Pheobe y decidió ir con ella, pero al percatarse de un moño rosa decidió no ir, sin embargo le intrigo ver que estaba abrazadas y Helga parecía… extraña.
