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Olvido
por GabYxA
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Para el pesar de algunas, y por mala suerte de otras, he vuelto. Esta no es la historia que había anunciado sinootra que se me atravesó en el camino y que no me ha dejado avanzar en la que ya tenía planeada… No tengo presentación preparada así que los dejo de una vez con mi nueva historia, con cariño.
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Parte 1
Música
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Sus pasos eran conocidos para la estancia de su casa. Serena también se había acostumbrado al aroma de su colonia y a la impecabilidad en su vestir.
"Buenos días, Serena. Espero que estés muy bien" saludó él con voz amable.
En otra circunstancia, ella habría contestado de la misma forma, pero aquél día se encontraba especialmente confundida. "¿Debería estarlo?" preguntó con la mirada perdida.
"No lo sé, dímelo tú" replicó él, notando la indisposición de su paciente.
Serena encogió sus hombros y siguió mirando el suelo con sus ojos tristes. "¿Cómo está usted?" dijo finalmente.
"No podría estar mejor, gracias. Pero me interesas tú" miró fijamente a sus ojos brillantes y después se distrajo. "¿Te ha dolido la cabeza¿Has podido dormir¿Has tenido sueños perturbadores o algún par de… recuerdos?" Prestó especial atención a las facciones de respuesta en el rostro de su paciente.
Serena levantó la barbilla y negó con un movimiento brusco de su cabeza. "Recuerdos no" Y una duda surgió en su mente. Recuerdos. Se tranquilizó una vez más, para después mirarlo fijamente. "Pesadillas"
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Levantó la vista hacia la ventana que conocía desde mucho tiempo antes; avanzó hasta la entrada principal y golpeó tres veces la puerta.
Una mujer de ojos azules sonrió instintivamente, sin embargo, mostró un rostro serio al encontrarse con la persona menos bienvenida en su casa. "No deberías estar aquí. El doctor ha dicho que no es conveniente que ella te vea; no sabemos cómo reaccionaría" dijo con voz monótona pues había repetido aquellas palabras a la misma persona en varias ocasiones.
Y él, que ya estaba acostumbrado a aquella situación, tomó aire para contestar como siempre lo hacía. "No podemos saberlo hasta que pueda verla" contestó insistente.
Exasperada, la mujer movió la cabeza negando el permiso. "Eres la persona menos indicada para-- Eres la última persona que estuvo con ella antes de que—" suspiró y detuvo su comentario.
"Pero, ellas también estuvieron allí" dijo el hombre arrastrando las palabras.
Y la mujer percibió su tono desafiante. "Pero a ellas las recuerda, y a ti—" pronto se arrepintió de su intención. Respiró. "Lo mejor es que te vayas" forzando amabilidad.
El hombre se apoyó en el alfeizar de la puerta, intentando ver hacia el interior de la casa. "No puedo hacer eso, necesito verla" Dirigió la vista una vez más hacia la ventana. "Ha pasado tiempo. Podemos intentarlo una sola vez, ver la forma en que reacciona… Talvez pueda visitarla seguido y—" la mujer lo miró gravemente. "Por favor" insistió pero ella no contestó. "Serena decidió estar conmigo" dijo con fuerza.
La mujer se escandalizó. "No levantes la voz, mucho menos nombrándola" dijo la mujer y avanzó dos pasos más allá de la puerta. "Te prohíbo…"
Él permaneció en su lugar. "Usted no puede prohibirme nada"
Tenía razón pero no era capaz de aceptarlo. "Lo siento, Darien. Necesito que te vayas" retrocedió "El daño está hecho y no se puede remediar" dijo con tristeza.
"Nada fue culpa mía" aunque en el fondo se sintiera responsable. "Fue la causa a la que la obligaron; ella nunca quiso ser lo que le impusieron desde el inicio" intentó explicar, pero fue interrumpido.
"No quiero hablar de eso, es completamente absurdo y ridículo para mí" replicó la mujer con un ademán de llevarse las manos a los oídos.
"Ha sido real, lo fue… Pero usted tiene razón, hoy es absurdo, ilógico, no existe más" retomó su defensa "Ella y yo podemos—" intentó explicarse.
"No puedo arriesgar a mi hija" dijo la señora Ikuko con los ojos encendidos. "Cuida de ti, Darien. Adiós" dijo con un dejo de cariño.
Él detuvo la puerta "Al menos¿puedo pedirle un último favor?" La mujer no contestó. Darien buscó en su bolsillo y ofreció un objeto brillante en la palma de su mano. "No es necesario que mencione mi nombre… Sólo quiero lo tenga; lo olvidó y pienso que pueda extrañarlo" dijo casi suplicante.
La señora Ikuko permaneció en silencio, suspiró y tomó el objeto de mano del otro.
"Gracias" murmuró Darien, apartándose involuntariamente de la puerta, de la ventana, y del jardín. Pero volvería.
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"¡Darien!" escuchó a su espalda por segunda vez.
Giró sobre sus talones para recibir el abrazo espontáneo. "Apenas te vi por la mañana y ya me parece que eres más hermosa" dijo sin dejar de estrecharla.
Ella se separó de sus brazos "Más pronto de lo que te imaginas no me verás de la misma forma, y te vas a arrepentir de lo que dices" dijo con una sonrisa amplia
Darien entrecerró los ojos y fingió dudar "No, no lo creo" tomó la cintura de su novia. "Cada día que pase—"
Pero Serena interrumpió su inspiración con un beso. "Te veo más tarde" y como llego, se fue. Con su nueva piel, radiante.
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Serena bajó las escaleras rápidamente tan pronto escuchó la puerta cerrarse. "¿Quién ha sido, madre?" preguntó ansiosa.
La otra se sintió terriblemente miserable. "Un vendedor" contestó.
El rostro de la muchacha reveló un rasgo de decepción. "¿Le has comprado algo?" preguntó nuevamente.
La mujer asintió y mostró a su hija aquél tesoro. "Lo compré para ti".
Su cabello se balanceó sobre su espalda mientras avanzaba ligeramente hasta su madre. "¿Qué es?" preguntó con la misma voz de temor.
"No lo sé" contestó la otra con sinceridad.
"Es lindo" dijo Serena con entusiasmo. Su madre asintió. La muchacha dio la vuelta sobre sus talones y ambas subieron las escaleras. Cruzaron la puerta de su habitación iluminada y la más joven se sentó sobre su cama, la otra permaneció de pie.
Serena contempló un par de segundos los adornos. La abrió y su música estrechó sus oídos. Imágenes, aromas y sonidos, unos tras otros. La mañana, el día, la tarde y la noche. Un hombre de ojos oscuros frente a los suyos. "Esta música…" murmuró aturdida.
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Porque nunca lo habría imaginado, y porque realmente no hubo un solo momento en que se detuviera a pensarlo. Encontró una memoria a la mañana siguiente, a un lado de sus zapatos en la entrada de la habitación. Una mañana de sol y rastros de lluvia, otoño y el gentil rostro del hombre, aún con los párpados cerrados. Perdió la respiración por un momento en que sus nervios se tensaron.
"Darien" susurró muy cerca de él. "Darien" tan cerca como nunca lo había estado, y aun con una voz más cuidadosa. Dirigió su rostro hacia el suyo, y besó la frente del hombre.
Él hizo el gesto de un bebé que no desea despertar, y finalmente abrió los ojos, ansioso por sonreír. "Buenos días" despacio se acomodó en la almohada y su brazo dejó el cobijo de las sábanas. "¿Te das cuenta de este momento?" preguntó rozando el cabello de ella, que permanecía en silencio. "Te amo" la abrazó una vez más, como ya tantas veces, más nunca tan temprano, ni tan cerca.
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"La última vez que nos vimos, hablamos de esto" dijo el hombre que normalmente vestía de blanco. Entrecerró un tanto los ojos "Ella lo ha recuperado todo y muestra inquietud por saber de nadie más" a modo de reflexión.
"Pero—"la señora Ikuko se mostraba inquieta y expectante "La reconoció; él dijo que talvez podría extrañar ese objeto; pienso que tuvo un significado para los dos" el hombre le dio la espalda "Lo pude ver en su rostro, lo noté en sus ojos. Algo sucedió en ella, se estremeció mientras escuchaba la música" afirmó con decisión.
El médico permaneció inmutable.
"Doctor, por favor, talvez deberíamos permitir que lo viera; pienso que Darien podría mejorar su situación" dijo la señora Ikuko con esperanza.
Pero el hombre insistió. "Su mente ha bloqueado todos los recuerdos de él, es su mecanismo de defensa emocional. Lo veo todo el tiempo y le aseguro que, lo que sugiere, no es lo mejor para ella" afirmó con voz monótona.
Ella se inquietó aún más. "Su nombre. Podría decir su nombre y observar su reacción—"
El hombre fijó su mirada en el cajón de su escritorio para esconder su inquietud. "Solo si encontráramos la mejor forma" aceptó finalmente. "Enfrentarla a él significaría la posibilidad de una crisis o colapso nervioso" dijo gravemente volviendo la mirada a los ojos azules de la mujer. "No puedo exponer a Serena a esa situación" dijo con el sentido de vago de quien no desea lo inevitable.
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"En cuanto ellas estén en condiciones, llévala contigo a un lugar seguro, por favor" suplicó el hombre "Confío en ti" sentenció fijando su mirada intranquila en los ojos de Haruka.
"No te preocupes, cuidaré de ellas de la misma forma en que lo harías tú" respondió Haruka acomodando una mano en el hombre derecho del otro.
Darien apoyó su frente en el vidrio tibio por el que escudriñaba, desde hacía una hora, manos, pies, ojos, color de piel, gestos y movimientos de la recién nacida. "Debo irme y comprobar lo que dicen que sucede" dijo dolorosa y gravemente. "Ami y Mina estarán aquí en un momento" distrajo su vista, sin desearlo, de las sábanas blancas. "No permitan que Serena deje su habitación" forzó su mandíbula y dio tres pasos en reversa, giró en sus talones y caminó con prisa hacia la puerta.
Haruka memorizó las instrucciones. Se acercó al vidrio y recitó por primera vez los datos que pendían de la hoja a los pies del tesoro del que, a partir de aquella noche, sería nueva guardiana.
"Sexo, Femenino.
Peso, 3.400 kg.
Talla, 49 cm."
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N/A
Y aunque fue inesperado y me tomó por sorpresa, no estoy improvisando; tengo, milagrosamente, una línea a seguir... Está por de más recomendarles que no esperen dulces y caramelos de mi parte hahaha. Espero no confundirlas con los cambios de tiempos, necesarios para mí.By theway, dejen su review.Por último, discúlpenme pero presiento que tardaré en actualizar TT. Besos. GabYxA.
