Bleach no me pertenece es propiedad de Tite Kubo.

Bueno pues sé lo que estarán pensando "¿que sucede con esta autora que aun no actualiza sus otras historias y ya sube otras?" bueno pues en primer lugar digamos que la inspiración no ha hecho acto de presencia en este mes u.u y esta historia ya la tenia desde hace un tiempo pero debido a la falta de tiempo no había podido subirla, de hecho sera bastante cortita d capítulos cuando mucho...

Tuve algunos problemas para subirla ya que la pagina solo me deja subirla con el copia y pega... si tiene faltas de ortografia me disculpo por ello... sin mas por el momento aquí les dejo el primer capitulo de esta breve historia n.n

Capitulo 1. Ideas preconcebidas y un mal encuentro.

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Es más fácil juzgar a las personas sin llegar a depositar un gramo de confianza en ellas aun después de escuchar sus razones… las personas son seres cambiantes por lo que pueden comenzar cuantas veces quieran.

Los prejuicios son las armas más poderosas de los seres humanos, tienen el poder de debilitar a otros pero también el de mover a grandes masas.

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Papeleo… papeleo y más papeleo, una montaña de papeles era lo que tenia frente a ella, Rukia Kuchiki bufó por enésima vez en ese día. Estaba algo cansada de sus deberes como teniente de la treceava división, los hombros comenzaban a acalambrarse y el cuello dolía debido a la posición semierguida de su espalda en la incómoda silla, si estaba en semejante estado y no era ni el medio día, no quería ni imaginarse cómo estaría al final cuando tuviese que regresar a la mansión de su hermano por la noche. Llevaba en ese puesto poco tiempo, desde que el antiguo teniente se retiró de sus obligaciones por contraer nupcias con su prometida, pues siendo él un miembro de una de las casas nobles debía cumplir con su "obligación". Pero no podía negar que fue gracias a ese hombre el que consiguiera ese puesto, bueno debido a su recomendación con su capitán y por los meritos que como Shinigami se había forjado la muchacha de la noble casa Kuchiki.

Apreciaba a ese hombre como a nadie pues fue el primero que no se refirió a ella de manera "respetuosa" o la trató como de la nobleza, a ella esos tratos le desagradaban pues solo le traían comentarios despectivos por parte de sus compañeros al pensar que debido a su condición de "noble" había podido egresar de la academia de shinigamis, su historia familiar era demasiado complicada y tampoco le gustaba hablar de ello con otras personas. Como sea, el caso era que el ex teniente de su división le había recomendado con su capitán, Ukitake, para ocupar el puesto vacante a lo que el peliblanco aceptó pues al marcharse Kaien y al estar el mismo capitán delicado de salud alguien debía encargarse de los deberes que surgieran en la división.

Desde eso ya habían pasado algunos meses y con ello el estado de Rukia empezaba a decaer, poco a poco las ojeras en su rostro se hacían más visibles, cosa que ya comenzaba a alarmarle un poco y aunque no lo admitiera, también a su hermano, aunque éste jamás lo exteriorizara abiertamente y solo le enviara ciertas indirectas que hacían alusión a su decadente estado. Y ni qué decir de su pelirrojo amigo, el teniente de su hermano y su mejor amigo de la infancia, Renji no perdía oportunidad de recordarle que de seguir así, pronto se convertiría en un mapache o un panda y por supuesto que cada vez que comentarios así salían a flote, era la misma Rukia la que se encargaba de patearle el trasero al pelirrojo hasta hartarse ¡se lo merecía! Esa remolacha con patas la molestaba por las peculiares bolsas debajo de sus ojos ¡al menos esas bolsas eran por trabajo! No se la pasaba de vaga como cierto chico teniente de su hermano… tal vez como una especie de castigo debiera decirle a su hermano el cargarle un poco más de deberes, si tenía el tiempo para burlarse de ella entonces bien podría aprovechar ese tiempo para hacer algo productivo.

— ¡Hey Rukia-chan!—una rubia llamó la atención de Rukia cuando apareció por el umbral de la puerta de su oficina, trastabillando un poco se acercó hasta el escritorio de la menuda mujer—Kuchiki-fukutaicho… como ya sabe es casi la hora del almuerzo y pues quería saber si no sería demasiada molestia el ausentarme del escuadrón—las mejillas de la muchacha estaban adornadas por un tono rojizo, señal de que había estado bebiendo algo de sake.

Rukia rio por lo bajo ante la actitud de su subordinada, Kiyone siempre adoptaba esa actitud cuando necesitaba pedirle un "favor" y más aun cuando se encontraba en semejante estado de ebriedad, cosa que a su capitán parecía no importarle y hasta le daba cierta gracia pues afirmaba que las labores en el escuadrón se hacían más llevaderas con las locuras de esa mujer. Y para qué mentir, esa rubia era de vital importancia, no solo apreciaba en demasía a Ukitake sino que también cuando en verdad las cosas se tornaban serias y necesitaba de su apoyo, la mujer estaba ahí con ellos y eso sin lugar a dudas la había llevado a crear ciertos vínculos tanto con ella como con otro de sus subordinados, los únicos que la trataban como alguien normal, sin hacer caso al ostentoso titulo que se había ganado en sus días de academia como "la princesa del Rukongai" aunque de ostentoso no tenía absolutamente nada, solo un apodo despectivo por el que se le nombraba.

La pelinegra enarcó las cejas ante la petición de Kiyone pues sentía cierta curiosidad al respecto.

—Depende del tipo de favor del que estemos hablando Kiyone— a la mencionada le brillaron los ojos de una manera que Rukia no supo como identificar, tal vez era esperanza, de que ella le otorgara el permiso que necesitaba.

—Lo que sucede es que he quedado con mi hermana para almorzar Ramen y puesto que estos días la he visto en contadas ocasiones debido a que ella estaba encargándose de sus deberes en la cuarta división pues… queremos almorzar juntas así que Kuchiki-fukutaicho ¿Qué dice al respecto?— cada palabra que salía de la boca de la mujer era tan fluida que apenas se le entendía, pero lo suficiente para que Rukia entendiera parte del mensaje. Kiyone adoptó una pose suplicante muy dramática mientras le mostraba un "puchero" a Rukia con los labios, en verdad quería ver a su hermana y ponerse al día, ese día era la única oportunidad que tenían pues los heridos de la última misión ya estaban prácticamente sanos y los deberes de su propio escuadrón no eran bastantes estando Rukia haciendo gran parte de ellos.

Ante semejante vista a Rukia no le quedó de otra más que decirle que si a su amiga, rodó los ojos cuando tras sus palabras de aprobación Kiyone hizo una pose de victoria para luego hacer una muy exagerada reverencia. Intercambiaron unas cuantas palabras más y la rubia se disponía a salir, pero al abrir la puerta un pesado cuerpo cayó al suelo.

— ¡Sentaro desgraciado! ¿Qué haces aquí?—gritó exaltada Kiyone ante la repentina aparición de su compañero de bebida.

El susodicho la miró de manera acusadora mientras se mantenía tendido en el suelo de la habitación, una acalorada discusión comenzó entre esos dos mientras Rukia negaba con la cabeza, ¡cielos! siempre era lo mismo con esos dos, si no era por algún deber por hacer, era por obtener la atención de Ukitake o la de ella o quien fuese, y ahí estaban de nuevo. A la pelinegra no le quedó más que interrumpir la amigable charla con un sonoro carraspeo, lo que funcionó pues atrajo la atención de ambos.

— ¡Oh Kuchiki-fukutaicho! Fue culpa de Kiyone— se quejó el hombre mientras apuntaba a su compañera cuando ésta le dio un pisotón que le hizo gruñir—como sea… vine aquí para decirle que Ukitake-Taicho quiere verla de inmediato—Sentaro se sobó la zona afectada y mirando de manera casi asesina a Kiyone se retiró no sin antes hacer una pequeña venia a Rukia.

Acto seguido Kiyone también se retiro y fue tras Sentaro a "arreglar cuentas", no le sorprendería a Rukia que al ver después al pelinegro, éste trajera un ojo morado o un brazo vendado. Pero eso no era relevante ahora, sino lo que Ukitake debía decirle ¿algún problema había surgido? O era otra misión del escuadrón a la que tendría que asistir… "genial más trabajo" pensó Rukia, ahora sí que le daría más razones a Renji para burlarse de su apariencia.

Acataría de inmediato las órdenes de Ukitake, pero primero debía terminar con el papeleo faltante y así una vez terminado una pequeña porción se dispuso a abandonar su oficina.

¿Qué estaba haciendo ahí?

Claro que el lugar en el que se encontraba anteriormente no era muy bueno que digamos. Se llevó ambas manos al cabello, desordenando aun más las hebras de su ya alborotada y peculiar cabellera, el hombre que tenia frente a él parecía bastante decente y amigable, cosa que al principio no le inspiró nada de confianza, es decir, el sujeto sonreía todo el tiempo y se mostraba muy amable para con él… nadie podía ser así de cortés sin esconder algo detrás de toda esa aparente amabilidad, segundas intenciones que no se atrevía a mostrar. Pero conforme fue entablando comunicación con él se dio cuenta de que el sujeto era un buen tipo.

—Ukitake-san no creo que esto sea una buena idea… ya sabe lo que los demás shinigamis piensan de mí y creo que de seguir con esto, en algún momento las cosas puedan salirse de control y ocurrir un altercado—habló el muchacho, en verdad quería ahorrarle al hombre el tener que pasar por eso en su escuadrón, conocía el alcance de las cosas y las consecuencias que se desatarían en el lugar si llegaba a quedarse, él no era un hombre que se mantuviera callado ante las malas lenguas.

El peliblanco de semblante apacible ensanchó aun más su sonrisa en un gesto casi paternal, el muchacho que le dijo eso parecía bastante convencido de que algo así pudiese suceder. De cierta manera ese gesto era bastante considerado de su parte, el hacerle recapacitar de su decisión pero simplemente no lo haría, sabía que él no era el tipo de hombre que los rumores decían ¿Cómo lo sabía? Simple… algo llamado intuición, no era la primera vez que tenía ese presentimiento con alguien y tenía la confianza de que el muchacho no fuese la excepción a su "sexto sentido".

Ukitake iba a decir algo cuando la puerta se abrió dando paso a una menuda figura que asomaba la cabeza mientras pedía permiso para entrar. La hizo pasar y la instó a sentarse.

Rukia había llegado un poco antes de lo previsto tras terminar a medias con los papeles que le quedaban por revisar. Una vez que tomó asiento despegó la vista de su capitán para enfocarla en la otra persona que se encontraba a su lado, a la que en un principio no había prestado atención, lentamente viró la cabeza en dirección al sujeto mientras se encontraba con la mirada del tipo, una bastante penetrante que de igual manera estaba inspeccionándola de pies a cabeza, en ese momento se sintió algo cohibida por la descarada mirada del sujeto así que optó por apartar la mirada y posarla de nuevo en el peliblanco pero aun así esa sensación de ser observada no se iba.

—Kuchiki saluda a nuestro nuevo subordinado… él es…

—Kurosaki Ichigo—se apresuró a hablar el pelinaranja sin apartar la mirada de Rukia, mirándola cuidadosamente, había escuchado rumores de ella en la academia de shinigamis pero jamás la había visto en persona, "¿esa enana es la princesa del clan Kuchiki?" se preguntó Ichigo. La chiquilla se veía bastante arrogante y por la mirada que ella le dio casi podía compararla con las que Byakuya le había dado en otro momento ¿y se suponía que no eran hermanos de sangre? ¡Por favor! Si se parecían más de lo que deberían y ni qué decir de esa arrogante mirada Kuchiki que compartían… esa pequeña mujer había aprendido bien a adoptar ese apellido.

"Genial" pensó Rukia ¿Qué hacía alguien como él en su escuadrón? Esperen un minuto, rebobinó un poco las palabras de Ukitake hasta que… ¿escuchó bien? ¿Nuevo subordinado?

—Disculpe Ukitake-Taicho ¿Qué dijo?—sacudió la cabeza y la inclinó un poco como queriendo sacar algo de su oído para saber si en verdad había escuchado correctamente, Ukitake soltó una leve carcajada ante la acción de la muchacha.

—Kuchiki de ahora en más Ichigo-kun formara parte de esta división y es la razón por la que te llamé… ya que como teniente te encargaras de poner al tanto a Kurosaki de los asuntos de la división—la sonrisa del peliblanco era apacible sin ningún rastro de vacilación alguna ¿Cómo decirle que no a eso? Sin embargo…

— ¡Pero él es Kurosaki! Los rumores dicen que él…—comenzó a rebatir Rukia pero se detuvo al escuchar como algo chocaba contra la madera del escritorio del capitán. El causante de ello no era más que Ichigo quien la miraba con cierta rabia y su entrecejo más fruncido de lo posible, señal de que estaba más que enojado tal vez fúrico.

—Solo porque procedas de esa horrible familia no quiere decir que menosprecies a otros por tontas especulaciones… si supieras de todo lo que se dice de ti entonces te lo pensarías dos veces antes de hablar así de los demás—Ichigo trataba de controlarse, quería estrangular a esa odiosa mujer por decir algo de él, pero no podía, en primera porque era una mujer y él nunca ¡jamás! Tocaría a una mujer para golpearla y en segundo lugar no lo haría por respeto a Ukitake quien de inmediato se levantó y trató de apaciguar el ambiente.

La atmósfera era bastante tensa y la fricción entre ambos era notable. Sin decir nada el peliblanco les pidió a ambos jóvenes que se sentaran, aun reticentes los dos lo hicieron.

—Sé lo que los rumores dicen… de ambos—el peliblanco miró tanto a Ichigo como a Rukia, con un semblante bastante serio ¿Cómo no saber de esos rumores? ¡Por favor! Era lo único que se hablaba en el lugar, pero a él eso no le importaba en absoluto, lo único que era importante para él era el valor de sus subordinados sin jamás llegar a juzgarlos ni nada parecido—fue por ello que creí que serias la más adecuada para tratar con Ichigo, pensé que al menos serias más comprensiva con él Kuchiki—

La pelinegra supo a lo que se estaba refiriendo Ukitake ¿ser empática con el chico después de haberla tachado de arrogante? Su capitán debía estar jugando, aunque descartó aquello al ver la seria mirada que el hombre le enviaba, de todos los shinigamis en los trece escuadrones ¿Por qué a ella?

—De acuerdo Taichou lo haré… ahora si me disculpa—se despidió de Ukitake y sin mirar a Ichigo le habló—vamos sígueme—le dijo tan seca como pudo y con un tono bastante tosco, sin esperar a que el muchacho hiciese lo que ella le ordenó salió de la oficina para ir a la propia.

De manera reticente el pelinaranja se levantó de su asiento para ir tras la "enana" como él la había nombrado.

—Tenle paciencia Ichigo-kun, Kuchiki puede ser un poco difícil a veces pero en realidad es todo lo contrario a lo que aparenta

¿Paciencia? Estaba pidiéndole a él que tuviera paciencia con la enana arrogante, eso sí que era algo imposible para él, su tolerancia estaba al límite luego de ese primer encuentro y al parecer tenía que sacar más de quien sabe dónde, honestamente dudaba terminar la semana sin estrangular a esa odiosa mujer.

¿Serenidad y paciencia? Al demonio con eso, no dejaría humillarse por nadie, ya nunca más.

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Hasta la próxima XD y prometo ponerme a trabajar en las actualizaciones de las otras historias...