Advertencia: Depresión y Autolesiones

Por favor considera eso antes de empezar a leer.


Fue después de las vacaciones de invierno y de su derrota contra Seirin; Aomine estaba dando la vuelta número 42 al gimnasio y estaba bastante enojado, tenía poco tiempo de asistir con regularidad a las practicas y sinceramente quería golpear a su capitán…. ¿Para qué asistir a una práctica de básquetbol si no practica básquetbol? El maldito idiota oxigenado lo había mandado a dar vueltas al gimnasio en cuanto llegó ―y hay que tener en cuenta de que por una vez llegó temprano―, Aomine por supuesto protestó pero Wakamatsu, en su tono más cortés pero cortante le indicó donde estaba la salida e insinuó que si no hacia lo que le había ordenado el día siguiente sería peor. Y ahora el maldito estaba allí, frente a la puerta del gimnasio, vistiendo una ridícula chamarra que era aun más graciosa cuando veías que bajo esta llevaba los shorts que regularmente usaba en el entrenamiento; al menos se había dignado a salir para indicarle que la práctica había terminado.

―Da tres vueltas más, cuando termines espérame en los vestidores, hay algo que necesitamos discutir.

―¿Qué rayos…? Wakamatsu, vete a la…

―¡Aomine Daiki! ―el capitán de Touou lo interrumpió, su tono era claramente peligroso―ten cuidado en cómo le hablas a tu senpai.

―Mierda, Wakamatsu…

―Tres vueltas y a los vestidores ―finalizó el capitán, después se retiró sin prestarle atención a la letanía de profanidades que Aomine mascullaba.

Diez minutos después, el as de Touou se encontraba en los vestidores pero claramente el capitán no. Aomine estaba más que enfadado, en cuanto viera al maldito bastardo lo asesinaría… no, mejor se calmaba, no quería tener que ir a prisión por algo tan tonto, así que decidió tomar una ducha para calmarse un poco.

Después de ducharse, cambiarse y acomodar las cosas que iba a llevarse en su mochila, Aomine estaba decidido a retirarse sin esperar a Wakamatsu, pero en ese justo momento escuchó a alguien entrar a los vestidores, era el capitán y seguía igual de serio, estaba empezando a asustar a Aomine, ya que el rubio jamás había mostrado una actitud tan compuesta.

―Dijiste que había algo de lo que necesitábamos hablar ―Daiki lo miró desafiante, pero la expresión de odio que puso el otro lo dejó confundido y se quedó en silencio mientras lo veía sentarse en una de las bancas y sacar algo de su mochila. Parecía una bolsa o paquete pero luego comprendió que era un cuaderno.

―Ayer lo encontré tirado justo afuera del gimnasio ―dijo mientras le pasaba el cuaderno a Aomine― es de Sakurai.

Aomine tomó el cuaderno, era uno de esos libros elegantes que uno imagina en posesión de un empresario o escritor, el cuaderno tenía las pastas en piel y una cinta para cerrar en el frente, también podía ver que había algunas hojas sueltas intercaladas y varios separadores adheribles de diferentes colores marcaban algunas páginas. Aomine estaba intrigado, no era la primera vez que veía ese cuaderno, lo había visto una vez en casa de Sakurai pero no le había prestado atención, aunque sí recordaba a Sakurai teniendo un pequeño ataque de pánico antes de tomar el dichoso cuaderno y arrojarlo bajo su cama donde nadie pudiera alcanzarlo; abrió el libro y en la primera pagina pudo ver el dibujo en tinta negra de un cisne, no podía más que admitir que era bastante bueno y además la apariencia de pergamino de las hojas y haber usado tinta y no una pluma normal se añadían al efecto profesional del dibujo; avanzó algunas páginas y encontró un texto:

Pétalos flotando en la luz como barcos navegando el cielo,

Peces volando en las estrellas del lago infinito de la creación.

La cetia canta su canción de misterio y amor.

El príncipe del tiempo está feliz,

Feliz porque el espiral de la vida es un tornado gentil…

―¿Eh? ―¿Qué demonios es esto? pensaba Aomine ¿Su tarea de literatura?― Entonces… a Sakurai le gusta escribir poesía en su diario…. ¿Qué hay con eso?

Wakamatsu le arrebató el cuaderno y cuando se lo devolvió estaba abierto en una página.

―Lee eso ―ordenó.

Aomine estaba cada vez más confundido, su capitán estaba enojado pero aun así esta vez no hizo contacto visual con él y además parecía muy incómodo. Dirigió su vista al cuaderno, la página que le indicaba que debía leer estaba un poco después de la mitad del cuaderno.

Y es en noches como estas en las que me pregunto por qué permito esto…

Pero es mi culpa, yo lo quiero, yo lo invito, yo le ruego.

Es mi único consuelo.

Desnudo en la noche, a merced de los demonios él es único que se apiada de mi, saca del dolor de mi alma y lo infringe en mi carne…y está bien, estoy bien.

Porque la pasión es roja y desastrosa… Violenta.

Pero en noches como estas, cuando estoy tranquilo y tibio y a salvo y los demonios están lejos, me digo: Yo no lo amo.

Y no estoy bien

«Yo no te amo», es justamente lo que no debo decir, es la invocación a todo mal… y entonces él llega.

Mi amante con garras y colmillos de plata.

Me asusta, me da miedo y rezo para que se vaya…. Pero su voz resuena en mi corazón, esa voz fuerte y helada y entonces sé que él es el único que me ama…

Aomine no entendía nada, lo leyó dos veces y luego volteó a ver a Wakamatsu.

―Cinco hojas más adelante ―fue su único comentario que a la vez era una orden.

―¡Ah! ―Aomine se quedó con la boca abierta, allí había un dibujo de él, un dibujo bastante impresionante de él, tenía el rostro apoyado en su mano derecha y parecía estar dormido

―¿Eres tú verdad? ―dijo Wakamatsu en un tono de puro reproche y coraje ―, al que llama su «amante».

―¿QUÉ?

―No te hagas el desentendido, todos saben que el chico se muere por ti ―el capitán de Touou parecía pasar dificultades tratando de no gritar―, lo que nunca creí, ni siquiera de la pobre excusa de persona que eres…. es que tuvieras el cinismo de aprovecharte de sus sentimientos y utilizarlo como un juguete sexual.

―¡¿Qué mierda estás diciendo?!

Aomine Daiki estaba sumamente confundido y enojado, ¿Qué demonios hacía Wakamatsu acusándolo de aprovecharse sexualmente de su compañero de equipo? Y, ¿qué?, ¿a qué se refería con que todos sabían que Ryou estaba enamorado de él? ¡ÉL no sabía nada de eso!

―Quiero tu renuncia al club de baloncesto mañana a primera hora ―sentenció el capitán de Touou―. Y no quiero verte cerca de Sakurai. ¿Entendido?

Una vez más: ¿QUÉ? No entendía por qué lo estaban acusando de algo tan horrible sin tener pruebas y sin pedir su lado de la historia, aunque sinceramente no tenía su lado de la historia…

―¡YO JAMÁS LE HARÍA DAÑO A RYOU! ―Daiki se escuchó gritar― ¡Y no, no puedes ordenarme que me aleje de él!

Aomine salió de los vestidores, estaba hecho una furia. Wakamatsu se quedó de piedra, no sabía cómo interpretar la reacción de Aomine y no sabía muy bien qué hacer. Después de calmarse un poco y maldecir a Imayoshi por haberlo nombrado capitán decidió que solo había una cosa que podía hacer: esperar, pues ya no estaba tan seguro de que Sakurai se estuviese refiriendo a Aomine. Dios, no estaba para nada preparado para lidiar con este tipo de situaciones.

Daiki mientras tanto se encontraba corriendo, salió del gimnasio y luego de la escuela, no sabía muy bien por qué lo estaba haciendo o a donde quería ir así que dejó que sus pies lo guiaran; no paso mucho tiempo antes de que empezara a sentir el dolor en sus piernas ya que previamente había corrido alrededor del gimnasio 45 veces y agradeció a los dioses y a los planeadores urbanos cuando vio un parque cercano.

Se dejó caer en una banca y poco a poco recuperó el aliento, entonces se dio cuenta de que sus brazos también le dolían, bajó la mirada y vio que estaba sosteniendo el cuaderno de Sakurai contra su pecho, aunque con más fuerza de la necesaria.

―Bien, estoy confundido ―Aomine se expreso en voz alta, simplemente para comprobar que no era un mal sueño, pero no, el dolor en sus piernas y la parejita alejándose lo más rápido posible de él eran la prueba porque a) en los sueños no hay dolor físico o al menos que él sepa y b) si fuera una pesadilla la parejita en vez de alejarse se habría puesto a torturarlo o acusarlo de hacerle daño a las personas…

Cuando reconoció donde estaba recordó que había una cafetería cercana, así que se dirigió allí, entró, pidió un café y se sentó en una mesa cerca de una esquina y lo más alejado posible de la concurrencia. Pasó un buen rato hasta que el as de Touou tuvo el valor de volver a abrir el cuaderno, no le importó que estuviera mal leer sin permiso, además también necesitaba saber más cosas. Aomine se pasó poco más de dos horas leyendo, las primeras entradas del cuaderno eran poemas bastante felices y un par de mini cuentos, no eran muy interesantes en la opinión de Aomine a ese chico se le daba mejor la poesía que la prosa, también había varios dibujos y Aomine incluso sonrió cuando vio el dibujo de una mujer en yukata, sentada y sirviendo el té, era uno de los pocos dibujos a color y frente a este había un poema que Sakurai sin duda había escrito para su madre; pero a cada página que avanzaba los escritos y poemas se volvían cada vez más oscuros, también encontró varias páginas que sentía se referían a él, la mayoría poemas, poemas que en realidad no le gustaron, eran demasiado desesperados, depresivos se podría decir y también eventualmente apareció el tema de «el amante» Aomine por poco arrancó la hoja de un poema en que Sakurai lo llamó «mi salvador», mismo poema en el que hacía referencia a una especie de juego de sangre. Las hojas sueltas parecían ser borradores o ideas y también algunas anotaciones con respecto a algunos libros, incluso encontró una nota autoadherible con el nombre de una biblioteca y el código de un libro seguido de muchos signos de exclamación, Daiki se preguntaba a que venían tantos signos de exclamación, también finalmente notó que quedaban pocas páginas en blanco y cuando finalmente cerró el cuaderno y miró por la ventana notó que estaba empezando a anochecer.

En la mente de Aomine Daiki solo había una cosa: necesitaba hablar con Sakurai. Sacó su celular y le marcó, le dijo que necesitaba ayuda con una tarea y que quería verlo en su casa en una hora, Sakurai en un principio se negó pero Daiki lo presiono para aceptar… tal vez no era la mejor estrategia hacerle bulling al pobre muchacho, pero él consideraba imperativo el verlo ese mismo día y en privado, Aomine vivía solo, era la mejor opción, pues sabía que en casa de Sakurai estaría al menos su mamá y las cosas que ellos necesitaban hablar era algo muy delicado como para arriesgarse a que alguien más oyera.

Sakurai llegó a la hora acordada, Aomine no tenía en si un plan, decidió actuar conforme se fueran dando las circunstancias.

― Aomine-san, buenas noches ―saludó un asustado Sakurai.

―Buenas noches Ryou ―contestó Daiki de la manera más normal que pudo mientras lo dejaba pasar y le indicaba que tomara asiento en la sala mientras iba por sus cosas.

―Me dijo que necesitaba ayuda con cálculo, ¿verdad? ―Sakurai pregunto cando lo vio volver con su mochila.

―Ahm, no exactamente ―entonces sacó el cuaderno y lo puso en la mesa frente a Ryou.

El joven de cabello castaño palideció considerablemente, Aomine podía ver el pánico en sus ojos.

―U-usted… ¿lo leyó?

―Sí

―Lo siento, lo siento ―Sakurai empezó a disculparse, tomó el cuaderno y parecía listo para salir huyendo pero Aomine lo tomó de los hombros y lo obligó a volverse a sentar.

―El poema con el separador amarillo y el dibujo de una pantera… ¿es acerca de mí?

―S-Sí ―el joven admitió, seguía con la cabeza gacha y por su expresión corporal era claro que estaba muy incomodo ya que parecía que quisiera ocupar el menor espacio posible― lo siento, de verdad de verdad lo siento…

―Es bastante bueno, aunque casi todos tus poemas son extraordinarios…―bien, se estaba alejando del punto, maldita sea― No es que sepa mucho de poesía, pero al menos no me dormí leyéndolos… ―quería corregirse pero falló miserablemente― Y bueno ese poema… no creí pensaras tan alto de mi.

Sakurai lo volteó a ver sin decir nada.

―¿Estas enamorado de mi, verdad?, ¿desde cuándo?

Sakurai respondió con un mantra de «lo siento», estaba llorando pero aun así después de un momento levantó la mirada y en una voz relativamente estable dijo:

―No sé cuando me enamoré de usted, tal vez desde el primer día, tal vez… solo sé que a pesar de lo que la mayoría de las personas piensan de usted… usted no es malvado, lo he visto jugar con el perro de mi vecina, lo he visto fruncir el seño cuando se da cuenta de que alguien está haciendo trampa en un examen o en un juego de basquetbol, lo he visto defender a Momoi-san de los pretendientes que intentan acosarla ―por un momento pareció dudar―… he visto la tristeza en su cara al ver a Kuroko-san con Kagami-san, es claro que lo que más quisiera es ir e irrumpir en sus vidas y tratar de recuperarlo a él…. Pero no lo hace, seguramente siente que no tiene ningún derecho de hacerlo y además son bastante obvias las miradas de devoción entre ellos dos, usted jamás arruinaría la felicidad de Kuroko-san por mero egoísmo.

Aomine no estaba seguro de cómo Sakurai sabia muchas de esas cosas pero le parecía demasiado exagerado que alguien creyera que el disgustarse con la falta de honor de alguien o proteger a la única persona que consideraba familia fuera suficiente para redimirlo como ser humano; pero también estaba lo de Kuroko… ¿por qué creía Sakurai que él sentía algo más que cariño de amistad por el ojiceleste? Era verdad que entre ellos había habido algo, Kuroko había sido su primer amor e incluso habían llegado a tener una especie de relación platónica, bueno tal vez ese no era el termino correcto, no, Amine estaba 98% seguro de que ese no era el termino correcto pero ellos a lo más que llegaron fue a besos apasionados aunque castos y dormir en la misma cama sin ningún contexto sexual cuando alguno se quedaba a dormir en la casa del otro; aunque eso había terminado mucho antes de que su relación se quebrara por completo, habían decidido que ellos funcionaban mejor como amigos o lo que comúnmente se le llama amistad… y así fue, al menos hasta que las cosas malas empezaron a pasar y él terminó hiriendo irreparablemente a Tetsu.

Ahora, volviendo al presente, Aomine en realidad no sabía que decir o si tenía que decir algo, solo continuó con la vista fija en Sakurai, hubo unos momentos de incomodo silencio y luego el castaño empezó a hablar de nuevo, aunque esta vez no con la misma confianza:

―E-espero que algún día me pueda perdonar y no se preocupe, se que después de esto mi presencia en la cancha será probablemente incomoda… hablaré con Wakamatsu-san para pedirle que me saque del equipo titular o tal vez sea mejor renunciar al baloncesto… los del club de literatura y los de dibujo se alegraran de tenerme y por fin podré ir a la biblioteca sin que Yuki-kun me acose con las formas para cambiarme de club... tendré tiempo de estar en dos clubs, no solo en uno ―Sakurai trataba de sonreír pero lo que estaba diciendo era claramente doloroso, Aomine se pudo dar cuenta y esto lo hizo reaccionar.

Baka, ¿cómo puedes siquiera pensar en renunciar al equipo?... te necesitamos

Aomine, sorprendentemente había utilizado su tono más suave y calmado de voz.

―Y también me gustaría decirte que te equivocas, no soy una buena persona y… no, no siento nada por Tetsu ¡ahh!―suspiró en exasperación, aunque más bien sonó como un gruñido―, no… estoy mintiendo, él es muy importante para mí, pero no… no estoy interesado en él de una manera err… ¿romántica?

El as de Touou se puso de pie y por una fracción de segundo su cabeza se llenó de dudas pero las dejó a un lado, se sentó junto a Sakurai y tomó su mano derecha entre las suyas. El chico de cabello castaño había comenzado a temblar y miraba a Aomine con los ojos muy abiertos y una expresión de completa confusión.

―Ryou, tú eres especial, por el momento tú y Satsuki son lo único positivo que hay en mi vida, ella es mi familia, mi hermana sin lazos de sangre y tú… no tienes idea de lo importante que eres para mi, tú representas todo lo bueno y amable de este mundo, tú me haces sentir más… humano, más vivo.

Aomine quería decirle exactamente lo mucho que influenciaba su vida, lo mucho que lo necesitaba en ella y lo idiota que había sido al no decírselo desde antes. Todavía recordaba una conversación cierta tarde en la casa de Satsuki en donde la chica por fin lo había hecho aceptar que sentía algo por Sakurai, recordaba su enojo, no quería aceptarlo, no podía reconocer esos sentimientos, pero Satsuki lo había hecho entrar en razón o más bien lo había obligado a entrar en razón, pues si él se podía pasar media vida engañándose a sí mismo la pelirosa no se lo iba a permitir «Puedes ser feliz, Dai-chan. Tienes la oportunidad, no la desperdicies» le había dicho, en ese momento pensó que solo era Satsuki tratando de animarlo a confesarse pero ahora y después de que Wakamatsu le insinuara que era obvio para todos ―excepto para Aomine―que Ryou sentía algo por él estaba seguro de que era la manera amable de decirle «Aomine idiota, deja de perder el tiempo y confiésate, es más claro que el agua que ambos quieren estar juntos» o algo así.

Sakurai, sin embargo, parecía estar al borde de un colapso emocional, su expresión no era lo que esperarías de alguien a quien se le acaban de confesar, había dolor, había pánico, estaba temblando incontrolablemente, parecía un cervato siendo devorado vivo por alguna bestia horrorosa; esto hería el corazón y el orgullo de Aomine pero peleó contra su instinto de decir algo estúpido y probablemente hiriente y trató de reconfortar a Ryou, lo acercó a su pecho y empezó a trazar círculos en su espalda con una mano mientras que con la otra se disponía a hacer a un lado el cabello que cubría el rostro de Sakurai…. Craso error, el chico ya estaba bastante asustado con el mero contacto de sus manos, ¿qué esperaba ahora que lo tenía casi aprisionado contra su cuerpo? Bien, Ryou soltó un gemido angustiado, Aomine incluso pensó que lo había lastimado sin darse cuenta, aunque ese pensamiento desapreció al momento que sintió que lo empujaban con fuerza y maldijo cuando cayó de sentón en el piso.

―¡Ryou, ¿qué demonios?! ¿Por qué hiciste eso? ―Aomine miró con enfado al de cabello castaño y por alguna razón la expresión en su rostro le hizo hervir la sangre y escupió con rencor unas palabras que después se arrepentiría de siquiera haber pensado―. Si quisiera aprovecharme de ti no andaría con sentimentalismos…

Y en ese momento las palabras en el cuaderno de Sakurai volvieron a su mente: «Y los demonios en las sombras sonríen por mi falta de valor, por mi falta de fuerza… ¿Cuándo fue la última vez que traté de gritar pidiendo ayuda?», «Ha dejado de ser un demonio, se ha convertido en mi amante». Fue como una bofetada. Era un idiota, el mayor idiota en la historia de los idiotas, un egoísta que antepuso sus sentimientos cuando debería haber puesto en primer lugar los de Ryou, cuando debería haberle preguntado qué estaba pasando, si estaba bien, si podía ayudar. Había arruinado esa oportunidad, y no hizo nada por recuperarla, ni siquiera se movió o intentó ponerse de pie hasta que escuchó que la puerta de su apartamento se cerraba.


Esa noche Sakurai tuvo dificultad al conciliar el sueño; se removía en su cama tratando de encontrar una explicación lógica a lo que había sucedido en casa de Aomine pero era como estar corriendo en círculos, no entendía nada y estaba tan confundido que ni siquiera recordaba cómo había llegado a su casa, recordaba haber pagado algo así que suponía que debió haber utilizado el transporte público, pero fuera de eso todo era caos. ¿Por qué Aomine-san le había dicho esas cosas? Eran sin duda mentiras, el as de Touou jamás había actuado de alguna manera en que se pudiera intuir que él fuera alguien especial… y bueno, es que él no era nadie especial ¿verdad? Él quería creer que se había enamorado de alguien que era capaz de corresponder sus sentimientos, pero era imposible, nadie en su sano juicio querría estar con él, menos alguien como Aomine que era es especial en más de una forma.

Se reprendió por todos esos meses de hacerse ilusiones basadas en nada, por ser débil y estúpido al alimentar sus patéticos sueños románticos con cada pequeño detalle que conseguía ver del carácter de su compañero de equipo. Pero ahora también sentía algo nuevo, sentía rencor por Aomine. ¿Por qué esa confesión? Bien, estaba seguro de que desafortunadamente era otra persona tratando de manipularlo para tener sexo con él y después botarlo junto con el condón que usaran para coger. Estúpido, estúpido, estúpido, se repetía una y otra vez. Es tu culpa tú le entregaste tu alma en bandeja de plata ¿esperabas que no se sirviera del festín? Sinceramente el enfrentar esa realidad era más de lo que Sakurai podía soportar y la rabia y la desilusión y el rencor a si mismo se estaban volviendo asfixiantes.

Sentía un frío vacío en el estomago, su respiración empezaba a ser entrecortada y dolía, no quería llorar, no quería sentir, pero mientras más trataba de evitarlo su mente lo llevaba a lugares cada vez más oscuros, y ¿qué más daba? Ya todo estaba arruinado. Sakurai salió de la cama, el frío del piso de la habitación se unió al frío en su interior, eso era mejor, en parte, era reconfortante el que las sensaciones estuvieran en su exterior donde podía controlarlas y no dentro de él donde no podía hacer nada. Caminó hasta su escritorio, abrió el cajón superior derecho y tomó el cúter que yacía allí justo sobre el storyboard del manga que quería dibujar en las próximas vacaciones. El fantasma de una sonrisa adornó sus labios al recordar la emoción con que Momoi-san le había dado el visto bueno a su idea, ella había leído algunas de sus creaciones y siempre lo animaba a seguir dibujando y escribiendo, pero este proyecto era diferente, era la primera vez que planeaba algo de más de veinte páginas, de hecho rondaba las sesenta y no era solo eso, sino que la temática era un poco más personal de lo que usualmente se atrevía a crear, además siempre había querido experimentar con lo sobrenatural, eso ayudaba a camuflar las cosas que en cualquier otro tipo de género saltarían a la vista y claro, de paso divertirse con los mitos y leyendas que había investigado, porque Sakurai sí que amaba el folklor de su país.

Cerró el cajón con la mayor delicadeza posible para evitar hacer ruidos y fijó la vista en el objeto que sostenía, era ligero como una pluma, de color rojo semitransparente y la cuchilla brillaba bajo la luz que se filtraba por la ventana. Sakurai había aprendido a apreciar y valorar el brillo de una navaja nueva desde aquella vez en que había intentado cortarse con una cuchilla desafilada y había terminado con algo que parecían rasguños sobre su piel amoratada. Tomó el paquete de pañuelos desechables y la toalla de mano que escondía en uno de los cajones de su ropa, los dejó en el piso junto a la cama y se desnudó, luego se sentó con la espalda apoyada contra la cama, alargó la mano para encender la lámpara de lectura, necesitaba ver con detalle lo que hacía y cuando la luz iluminó su cuerpo suspiró, estudió las marcas que había en su vientre, cadera y la parte superior de sus muslos, la piel sobre su cintura, su pecho, sus brazos y la mayor parte de sus piernas estaban intactas, por años había peleado con el deseo de poner marcas en sus muñecas, sabía que no debía dibujar en ninguna parte de su cuerpo que los demás pudieran ver, ya era problemático esconder las marcas que hacía en lugares de su cuerpo que no estaban usualmente expuestos, una de las razones por las que siempre entraba de último a ducharse después de una práctica. Sakurai pasó sus dedos sobre la cicatrices, en realidad era como si las estuviera acariciando, le puso particular atención la cicatriz que corría desde su cadera sobre el hueso pélvico hasta la mitad de su muslo izquierdo. Era extraño lo reconfortantes que podían llegar a ser las cicatrices, pero nunca tan reconfortantes como las heridas nuevas; su lado derecho ya estaba plagado de cortadas empezando a curarse y no había en realidad mucho espacio para abrir nuevas, así que tomó el cúter en su mano izquierda tomo unos segundos de duelo para lamentar el tener que profanar su cicatriz favorita y luego procedió a empezar a dibujar.


Hola, se suponía que esto iba a ser un drabble pero terminé a las 4am y con un documento de Word de 40 páginas… documento que sigue creciendo... todo gracias a que en medio de mi depresión y de estar haciendo scroll en fb vi una imagen de Sakurai diciendo "perdón por estar vivo".

La verdad nunca me imaginé hacer un fic AoSaku, ya que de mi OTP es TakaMido… y a Aomine siempre lo preferí con Kise o con Kuroko y Kagami (sí, AoKagaKuro no me vean raro estoy segura que muy profundo en sus almas también les gustan las triadas o ménage à trois)… pero heme aquí, mi primer fic de KnB es de esta pareja.

¿Que mas? Ah sí:

· La Cetia Japonesa o Ugüitsu (ウグイス / 鴬/ 鶯; nombre científico Horornis diphone) es un ave cantora relacionada con el inicio de la primavera.

· Segun tumblr, Nodus Tollens es cuando te das cuenta de que la trama de tu vida ya no tiene sentido, incluso cuando pensaste que estabas siguiendo el guion de la historia y continuas encontrándote con cosas que no entiendes y piensas que ni siquiera pertenecen allí, por lo que tienes que volver al principio y releer los capítulos que te habías saltado para llegar a lo interesante solo para encontrarte con que se suponía que siempre debías haber elegido tu propia aventura... ok mi traducción no es la mejor xD

Por último, estoy segura de que debería escribir algo educativo y racional sobre las autolesiones pero no me siento en el mejor estado para ello... tal vez en mi "afterword" del próximo capitulo o al final de este fic... no se

Y si insulto a alguien con lo que estoy escribiendo... lo siento mucho, pero era una idea que tenia que sacarme de la cabeza.