Bridgette ve a Félix sentarse alrededor de la fuente con su libro en mano y leyendo atentamente. Al rato, ella se acerca y se sienta a unos metros de él. Pensando en que le diría o más bien que le preguntaría.

¿De qué hablo?

Se preguntó viéndolo leer... ¡La lectura! se dijo inmediatamente y las palabras salieron por si solas.

— ¿Estás leyendo?

Al realizar esa pregunta se golpeó la frente con la palma de su mano ¿Porque pregunto si lo estoy viendo? Tonta, tonta, tonta.

— ¿Te gusta leer? —Interrogo intentándolo de nuevo. Y otra vez quiere golpearse, pero esta vez contra la fuente— ¿Que estoy preguntando? —Se reprocha— Si, él siempre está leyendo. Obvio que le gusta sino no lo haría —Se contestó a sí misma.

Entonces al minuto vuelve a intentar...

— ¿Esta bueno el libro?

¡Pues claro, por algo lo estará leyendo!

Y mientras Bridgette se lamentaba por ser tan idiota al hablar y no encontrar un tema. Félix retiraba la mirada del libro, observándola.

— ¿Dijiste algo? —Y la aludida detenía la acción de arrancarse los pelos para mirarlo boquiabierta, quien estuvo a punto de caerse en la fuente al darse cuenta que no le presto atención.

¡Oh! Bueno si lo miraba por el lado positivo tenía otra oportunidad. Y mientras él volvía a su lectura, ella se preguntaba de qué podía hablarle.