Snow Kiss

Atención: Inuyasha es © de Rumiko Tahakashi.

Autora: YukaKyo, el fic es © de mi Propia Autoría. Mis fics No se Prestan Ni se publican en Otros sitios a menos que Yo misma lo haga. De no ser así, te obligare a que dejes de publicarlo.
Pareja: Alter-Inuyasha x Kagome. Y dejen decirles que, en ocasiones nuestro querido prota va a salirse un poco de su carácter aunque no mucho, después de todo es un Alter. Hem, espero hacerlo bien, pues hace muucccho que no escribo de esta pareja.
Categoría: A.U excesivo. Romance, Sadness, Angst y mi característico, te extraño, te extraño y no se cuando volverás xD.

¡Hitori iyanai!

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"En la época actual de Japón, volví a conocerlo de nuevo"

1.- Reflectia

Aun lo recuerdo, el tacto suave de su mano, cuidadosa sujetando la mía, evitando dañarme con sus afiladas garras.

Sus palabras fueron simples, solo dijo "hasta luego" y después sonrió tan condenadamente engreído como siempre mientras me observaba.

Y ese día, el cielo sobre nosotros era tan intensamente azul, tan hermosamente azul.

Pero en estos momentos no me encuentro más en aquellos días.

El suave barullo como un murmullo de las voces de personas se escuchaba como una ligera canción, que opacaba de vez en cuando las clásicas piezas musicales que salían tenuemente por las bocinas del vagón del tren rápido. Más esto no interrumpía en lo absoluto la lectura rápida y de última hora que la joven le daba a su libro de ciencias.

Dos estaciones más y estaría en la que le correspondía para llegar a la universidad.

Tenia el horario limpio, salvo por el examen matutino clásico de fin de mes y aunque no era una de sus odiadas materias, no estaba de mas darle un repaso rápido a las ultimas hojas donde los resúmenes importantes se imprimían. Paso a la siguiente hoja y sus ojos almendrados siguieron la lectura rápida.

La monótona voz de una fría grabación le recordó que su estación estaba próxima y lo único que hizo fue apretar contra sus dedos la correa de su bolso oscuro. Se levanto del asiento, sin importar el alisar un poco su corta falda y salio cuando el tren se detuvo casi como autómata.

Más al estar completamente afuera se detuvo.

Las personas a su alrededor se habían marchado al igual que el tren que avanzaba presuroso para la siguiente estación, mas ella continuo estática. Sus ojos se cerraron por un segundo y el libro fue cerrado para entonces hacer su costumbre de casi todos los días. Levanto el rostro y con una añoranza dolorosa contemplo una vez más el azul cielo.

De un azul tan diferente y tan poco puro como el de aquellos días. Era el mismo cielo, el mismo que le cubrió aquel día. Pero le faltaba la calidez y el confort de la compañía de aquellos a quienes había apreciado tan amorosamente que habían estado a su lado momentos antes de su partida.

Sus ojos brillaron acuosos, mientras las nubes sobre su cabeza se disolvían o formaban siluetas diversas e incomparables de las que antes tenían. Susurro entonces un leve quejido.

— Sango, Miroku Shippo… — Por un breve momento quiso evocar el recuerdo de todos ellos mas noto entonces que solo un dorado brillante y llamativo se colaba en su mente.

El oro precioso de una linda mirada exótica y los plateados cabellos de una larga melena.

Kagome entonces entrecerró los ojos y como si nada, guardo el libro entre su bolso mientras se acomodaba los flequillos de su frente y continuaba su marcha.

— A él si que no lo extraño para nada — murmuro para si, avanzando a más aprisa por las calles, la universidad ya no estaba lejos.

Volvió a pensar en sus amigos, en la vieja Kaede y en la manada de Kouga y todos aquellos otros a quienes conoció y de quien no pudo despedirse como le hubiese gustado hacerlo.

Y ahora el conocido haiori rojo volvió a su mente. Siendo vestido esta vez por el dueño de mismo mientras le sonreía con arrogancia.

Kagome se detuvo, justo en medio de la calle concurrida y cerraba de nueva cuenta sus ojos. Agito con fuerza su cabeza una y otra vez tratando con ello de sacárselo de la mente pero…

Ahí estaba justo como la última vez.

Frente a ella, sonriéndole engreído mientras le tendía la mano y una vez mas volvió a susurrarle "hasta luego".

— ¡HA! — Gritó sorprendiendo a los que la rodeaban que se quedaron quietos mirándola sin comprender — ¡YA BASTA DE TODO ESTO!. ¡ES DEMASIADO IRRITANTE! —

Ignoro los murmullos que vinieron después a su alrededor y con rabia se echo la bolsa tras la espalda mientras empezaba a andar una vez mas con largas zancadas. Estaba molesta y demasiado, solo esperaba que nadie fuera a molestarla mientras a su salón se dirigía.

Inuyasha…

Espero que no rompas tu promesa.

Me prometiste que estarías con Kikyo y que protegerías a todos con el colmillo de acero. Y que intentarías olvidarme en tus recuerdos, justo como yo también lo haría.

Quisiera que hubiera alguna para saber si es que lo haz hecho.

Ya que si no es así, jamás te lo perdonare.

Kagome de detuvo justo en la pizarra de apuntes donde la conserje, una mujer de avanzada edad limpiaba con esmero la misma, quitando los pegotes con información de exámenes, pagos e incluso fiestas que hacia el alumnado.

No tengo nada que hacer preocupándome por él

— Este, disculpa jovencita—

— Oh — soltó sorprendida la joven girando levemente su cuerpo hacia la voz que a su lado le hablaba. Era la anciana amable.

— ¿Podrías ayudarme a quitar el ultimo aviso de arriba? —

Kagome por reflejo guió su vista hacia el mismo, estaba alto pero no mucho para ella, se quito el bolso del hombro y lo dejo a un lado de sus pies y alzo la mano. Casi podía alcanzarlo, pero no era lo suficiente. Trato esta vez parándose de puntitas, mas únicamente sus yemas lo rozaban. Como ultimo recurso dio un saltito mas sus dedos no alcanzaban a sujetarlo en el intento. La mujer mayor a su lado solo sudo una gota.

— ¡Demonios!. ¡Si no esta tan alto! — soltó molesta haciendo todo lo que estaba a su alcance para tomar el maldito papel.

— Al menos no para mí—

Alguien se acerco entonces, más alto y que con una facilidad despego el papel de la pizarra tomándolo con toda la mano.

— ¿Qué? — Kagome giro levemente el rostro aun con la mano alzada tratando de quitarle el papel a aquella mano metiche.

Fue entonces que sus ojos castaños chocaron contra unos oscuros profundos, demasiado familiares y no fueron solo los ojos de aquel chico lo que reconoció. Sino también, los largos cabellos oscuros y la sonrisa socarrona que en esos momentos se formaba en sus labios.

Inuyasha…

Se giro con rapidez, sin notar que uno de sus pies se enredo con los tirantes de su bolso y por su movimiento brusco le hizo perder pisada. Termino golpeando al chico haciéndole perder también el equilibrio dando los contra el suelo.

— ¡Itai! — se quejo el joven, que había recibido todo el impacto del suelo aparte de también quedarse con el golpazo del cuerpo de la chica sobre él.

— ¡Se encuentran bien muchachos! — la pobre viejecita se acerco con toda la rapidez que podía hacia ellos e intentaba arrodillarse a su lado para ayudarlos.

— ¡Si!. ¡Estamos bien! — soltó el joven mirando la a mujer — ¡Eso creo! —

Kagome le observo con los ojos muy abiertos aun sobre él. Su voz era idéntica y su rostro igual. Tal vez en aquellos momentos su cabello era oscuro, carecía de sus orejas peludas y no tenia rastro alguno del brillo dorado de sus ojos, pero aquella era la apariencia humana de Inuyasha en los días de luna nueva.

Así justamente lo recordaba.

Inuyasha….

En la época actual…

Inuyasha…

Una vez mas en su época…

— ¡AH! — grito por segunda vez en el día, quitándose de arriba de él, pero aun sentada sobre el suelo mientras uno de sus dedos le señalaba y lo había asustado, pues también había saltado en el suelo echándose para atrás lejos de ella con los pelos de punta por el grito.

— P.. po… por — Kagome no podía mas que tartamudear mientras el chico la veía alzando una ceja.

— ¿Por qué estas aquí? — Pregunto al fin aun con su dedo acusador señalándole. El joven solo atino a rascarse la cabeza dudoso.

— Hem… disculpa, pero… ¿Nos conocíamos antes? — Fue entonces que, Kagome cayo en la cuenta de lo que pasaba.

No me digan que él es… es la reencarnación de Inuyasha en esta época…

Ya más de una vez le había pasado. Houyo había sido el primero que conocía de este tiempo y de quinientos años atrás, pero se había topado también con las reencarnaciones de Miroku y Sango y solo unos días atrás a la del pequeño Shippo y su abuelita Kaede que habían caído de visita en el templo Higurashi.

Solo le había faltado ver a Inuyasha y ahora…

Ahí frente a ella estaba.

No portaba su característico haiori rojo, sino una oscura playera y unos cómodos jeans sueltos. Atuendo que le sentaba muy bien de todas formas. La mujer de edad avanzada se había acercado a él y por inercia este se había levantado del suelo.

— ¿En verdad no les paso nada? —

— Al menos a mi no, sabrá a ella —

Cálmate…

Cálmate…

Cálmate…

Se repetía una y otra vez Kagome, evitando por todos los medios posibles mirar a ese sujeto. Mas le fue imposible no ver una mano firme que se le ofrecía.

— Te sostendré para que puedas pararte — la mano seguía suspendida en el aire y sus palabras eran suaves, mas de pronto giro el rostro y formo un pequeño mohín en el mismo apenado.

— No fue mi intención asustarte hace un rato— volvió a girar su cara viéndola otra vez y esta vez la miro preocupado. — Parece que me conocías de antes, pero lo lamento. No me acuerdo de ti. ¿Fuimos compañeros de clases antes? —

Aquello la irrito y sin necesitar su mano se levanto de un solo tirón del suelo.

— Puedo levantarme sola como vez y no, solo te confundí con alguien —

No pudo evitar morderse la lengua la decir aquello, mientras ladeaba el rostro decepcionada y aquello realmente no paso desapercibido para el chico. Mas no fue solo eso, uno de sus tobillos al presionarlo suavemente sobre el suelo le dolió y le hizo apoyarse contra la pared. Con nerviosismo se mordió levemente el labio.

Seguramente con la caída se lo había lastimado.

Ahora tenía otro problema. Tenia que ir primero a la enfermería a que la revisaran, solo esperaba que no fuera a atrasarla más de la cuenta en su examen, era una suerte que llegara con tiempo de sobra.

Pero aun así…

— ¿Cuál tobillo te duele? — pregunto el pelinegro nuevamente cerca de ella, mas bien en cuclillas a su lado mientras miraba con detenimiento hacia aquella zona lastimada de la joven.

— No es nada, en verdad estoy bien— soltó y sin querer un leve sonrojo se coloreo en sus mejillas.

— Eso solo lo creeré hasta que vea que en verdad estas bien — susurro mientras levemente tocaba con uno de sus dedos el tibillo exacto lastimado notando como con rapidez el mismo comenzaba a hincharse.

Por un breve momento sus ojos castaños lo vieron.

Ataviado con su traje rojo y sus cabellos plateados moviéndose al mismo tiempo que su dueño, las orejas gachas y las largas uñas tanteando la carne lastimada, inspeccionando dedicación su estado. Sin poder evitarlo sus ojos se le llenaron de lágrimas.

Mas en el justo momento en que el joven levantaba su rostro para verla, ella había escondido el suyo entre sus cabellos azabaches sueltos.

— Si serás necia ¿Te lastimaste cuando nos caímos?. ¿No es así? —

Ya no puedo con esto…

Alejo su pie de sus dedos y con paso lento se empezó a alejar de él.

— En verdad estoy bien — aseguro con mentiras — Solo dolió un poco pero ya se me quito—

— ¿Pero pudo habérsete luxado? —

— No pasa nada en verdad — Kagome siguió avanzando tozuda — ¡Ya tengo que irme! —

El chico la vio alejarse con el ceño fruncido, si que esa mujer era rara. Aunque no se preocupo tanto, después de todo una persona con el pie torcido, no podía alejarse con la misma rapidez con la que ella lo había hecho.

Se dispuso a irse también cuando la voz de la viejecita lo detuvo.

— ¿Esta mochila es tuya? — sus ojos oscuros se le quedaron viendo a dicho objeto.

— No, es de ella—

Kagome avanzaba ahora mas despacio, su pie le dolía horrores y la enfermería se encontraba tan lejos. El irse recargada contra la pared al menos ayudaba un poco. Mas aquello no le afligía, sino mas bien el cruel reflejo de aquel que tanto había añorado volver a ver.

Estaba bien recordarlo de vez en cuando y guardarlo muy profundo de su corazón.

Pero…

Volver a verlo, después de cuatro años de solo recordarlo.

Tenerlo una vez más a su lado en esta época y saber que en verdad no era…

Su Inuyasha

Se detuvo, con sus ojos acuosos, sosteniéndose de la pared sobre la que estaba.

— No puede ser posible todo esto— murmuro encogiéndose en si misma.

— ¡Oyeeeeeeeee! — aquella voz.

Kagome giro su rostro y entonces lo volvió a ver acercándose corriendo hacia ella. No supo en verdad porque, pero su cuerpo empezó a moverse, queriendo alejarse de él tan pronto como le fuera posible. Su tobillo dolía y la hacia cojear, mas sin embargo logro moverse con rapidez.

— ¡Detente! —

— ¡Ya te dije que tengo que irme! — siseo la chica aun avanzando lastimosamente.

— ¡Olvidaste tu bolsa! —

Y el joven solo pudo ver como el pie sin soportarlo mas se negaba a dejarla seguir avanzando, mandándola de bruces al suelo. Termino cerca de ella y volvió a quedar en cuclillas a su lado.

— ¿Segura aun que te encuentras bien? — Dios, en verdad aquello si que era un sarcasmo.

Realmente… No puede ser posible todo esto

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TBC…

Avance…

"¿Por qué me preocupo?

Si es o no es Inuyasha.

Y aunque fuera el verdadero, ya es demasiado tarde para volver a tener lo que alguna vez vivimos.

Sabíamos que seria así, justo en el momento en que nos despedimos"