Disclaimer: La mayoría de los personajes y previa a esta pertenecen a Stephenie Meyer, la historia y solo algunos de los personajes son míos al igual que la historia.
Summary: Luna perdió a su madre en un accidente, no tiene familia ni un amigo de verdad. En el funeral de su madre descubre una vieja caja con cartas curiosamente dirigidas a ella, excepto una. Para su padre. Al llegar a Forks a conocer a su padre Charlie, Seth se quedará extrañamente encantado por la nueva hija de la familia Swan.
–Realmente lo siento, Luna –era la décima vez que me decían eso en las últimas dos horas.
Estaba sentada fuera de mi casa en Fresno, el único lugar de todos a los que habíamos vivido en el que de verdad sentía que podría sentirme feliz. Me equivoque. Me sentía lo más miserable la más miserable del mundo. Y no culpo a Fresno, fue el mejor hogar en mis tres años de vivir aquí, sino a mí. Yo y mis tonterías por tratar de hacerme feliz.
Adentro estaban personas que ni siquiera conocía pero en este momento no me importaba, solo quería que todos me dejaran tranquila.
–Luna –me llamaron. Adiós tranquilidad. Suspiré y giré mi cabeza sin ganas de levantarme.
– ¿Qué pasa Ash? –mi voz sonó ronca, tal vez porque no había hablado desde hace dos días, cuando susurré las mismas palabras.
FLASHBACK…
–Mamá, no entiendo porque sigues sin tener un novio –le dije. En realidad no me interesaba si lo tuviera o no, yo solo quería quedarme sola en casa con mis amigos y poder tomar sin miedo a que mi madre nos encontrará cada vez que llegara del trabajo.
Lilian suspiró –Hija, las cosas no están como para que tenga un novio. Aun tengo algunos problemillas que arreglar.
Bufé – ¿Qué clase de problemillas? Eres soltera y eres hermosa –ahora yo suspiré –, no entiendo cómo es qué mi padre pudo haberte dejado siendo tan linda.
Mi madre bajó la mirada, siempre se ponía triste cuando hablaba de él –Tu padre no me dejó, Luna. Simplemente las cosas dieron un giro inesperado y tuvimos que separarnos.
–No te puedo creer, ¿qué pudo ser tan fuerte para que se alejaran?
Ella me miró a los ojos –Déjalo, no te lo diré –dijo burlonamente. Puse mi mejor cara de indignación fingida y le aventé una almohada. Sabía perfectamente que quería que cambiara de conversación asique la dejé.
–Oye, ¿sabes que hay una rebaja de sandalias en la nueva tienda que está a dos cuadras de aquí? –dije tentadoramente. Ella empezó a reírse sin control.
–Así qué eso era lo que querías, ¿por qué no me lo dijiste desde el principio? Pudiste haberte ahorrado tus palabras.
– ¿Crees que solo quiero que tengas un novio para mi propio beneficio económico? –respondí burlona. Ella solamente se quedó mirándome – ¿Eso es un sí a las sandalias? –lo intenté de nuevo.
Ella volvió a suspirar, esa era señal de rendimiento. Sonreí para mis adentros –Bien –dijo –, iré por un par cuando salga del trabajo mañana. No te prometo nada.
–Ok –le di un beso en la mejilla. Me levanté –. Recuerda que mi color favorito es el rojo –le insinué. Ella giro los ojos y asintió.
Al día siguiente volvía de la escuela a mi casa. Pasaría a propósito por la calle de la tienda por si veía a mi madre en ella. Solo que una patrulla me intercepto –Lo siento, señorita. No puede pasar –me dijo.
– ¿Qué pasó? –pregunte un poco alarmada. Qué tal si había una bomba o algo así.
–Hubo un accidente con un camión. Le tendré que pedir que se retire –dijo cortante. Me seguí por otra calle hasta llegar a mi casa. Me senté en el sillón de la sala y esperé a que mi madre volviera. Tocaron a la puerta cerca de cinco horas de que había llegado. Me levanté del sillón, aparentemente me había quedado dormida. Volvieron a tocar a la puerta, seguro a Lilian se le olvidaron las llaves.
Corrí hasta la puerta con una sonrisa en la cara. Tal vez alcanzó a comprar mis sandalias antes de que cerraran la calle. Abrí la puerta y mi sonrisa desapareció. Una patrulla estaba fuera de mi casa y Ash, el amigo policía de mi madre estaba en mi puerta. Él me miró con lagrimas en los ojos – ¿Qué pasa, Ash? –pregunté.
FIN FLASHBACK
–Creo que sería buena idea que entraras. Hay personas que quieren verte.
Bufé –No conozco a ninguna de esas personas. ¿Por qué debería de hablar con ellas?
Él se acercó y se sentó a mi lado en las escaleras del porche de la casa –Sé que esto no es fácil…
–No, no lo sabes –interrumpí. Reí secamente –. Mi madre era todo lo que tenía. No tengo familia ni amigos, todos los que se supone eran mis amigos me abandonaron. No tengo nada ni nadie.
–Me tienes a mí, Luna. No estás sola –sacudí la cabeza.
–Eso dices ahora. ¿Qué pasará mañana cuando esto haya acabado y nadie recuerde que mi madre murió y que yo estoy sola? ¿Estás seguro que estarás con migo? –No esperé respuesta –Eres un investigador privado, no una niñera. Tendrás mejores cosas que hacer que cuidar a una niña huérfana.
–Luna, por favor…
–Déjalo así –me levanté del escalón y me alejé de ese lugar. Una calle abajo había un parque, me adentré en él y caminé entré las flores de la mitad de primavera. Ash sabía que prefería estar sola, así era yo, asique no vino detrás de mí.
Los arboles me rodeaban. Y risas… risas de felicidad. Había niños jugando por todo el parque, había madres y habían viejitos riendo y compartiendo felicidad, completamente ajenos de mi dolor. Caminé hasta una vieja banca que estaba enfrente de los columpios y la caja de arena. Mis tacones, o más bien los tacones de mi madre, eran lo suficientemente altos como para lograr dificultar mi posición al sentarme y mi falda negra no daba mucha ayuda. Curiosamente yo no quería vestirme elegante, lo único que quería era estar encerrada en mi cuarto en mi pijama pero Megan , gracias a que es una excelente amiga, me obligo a vestirme, odiaba lo buen amiga que podía llegar a ser.
Sentí algo enredado en mis risos y levanté la mano para tomarlo, un avión de papel. Un pequeño niño llegó con una sonrisa tímida a mi –Lo siento, ¿me lo devuelves? –dijo.
Intenté sonreírle pero no funcionó, ninguna expresión salió de mi rostro –Aquí tienes –me incline un poco y le entregué el papel. Él sonrió complacido.
–Gracias –el niño se alejó y llegó junto a sus amiguitos que también tenían avioncitos de papel, salieron corriendo y los arrojaron mientras reían tontamente. Ni siquiera esa imagen pudo cambiar mi semblante.
Suspiré. ¿Qué haré de ahora en adelante? Quiero decir, en algún momento tendré que volver al funeral pero luego de que todos se fueran ¿qué haría? El simple hecho de quedarme sola junto al lugar en donde el ataúd en donde mi madre dormiría eternamente había estado me ponía los pelos de punta. Pero en realidad no era ese el problema, me quedaría sola. No tengo familia, ¿quién se haría cargo de mí? Probablemente terminaría en algún orfanato o casa adoptiva pero ¿quién querría cuidar de una pobre e ingenua chica de quince años huérfana? Nadie.
Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos al darme cuenta de que de verdad nunca había tenido a nadie más que a mi madre. Qué triste – ¿Estás bien? –levanté la mirada para ver a una señora con dos niñas colgando del brazo. Una de las niñas me señalaba mientras su madre se inclinaba a verme a mí. Yo solo pude asentir sin creérmelo mucho y aparentemente la señora tampoco. Sacó un pañuelo de su bolso y me lo ofreció –Tómalo –lo hice. Ella dejó a su niña en el suelo junto a la otra y se sentó a mi lado – ¿Por qué lloras? –preguntó acariciando mi cabello.
Sacudí la cabeza mientras secaba mis lágrimas con el pañuelo –Nada –intenté sonreírle pero estaba segura de que solo salió una fea mueca. Ella asintió comprendiéndome.
– ¿Quieres un abrazo? –dijo maternalmente. Eso solo hizo que sollozara fuertemente. Ella me abrazó y recargó mi cabeza en su hombro mientras yo lloraba profundamente –Shh, tranquila pequeña –acariciaba mi espalda mientras yo me aferraba a ella. Sé que mi comportamiento era completamente desubicado. Digo, ni siquiera conozco a esta mujer, pero el dolor que sentía era demasiado intenso, no lo podía controlar.
Tardé unos minutos en recuperar la cordura y separarme –Lo siento –murmuré –, no debería haber hecho eso –suspiré y me limpié la cara. Mi pañuelo estaba completamente húmedo pero no me atrevía a pedir otro. De repente tuve otro pañuelo frente a mi cara –Gracias –reí secamente mientras lo tomaba.
–No te preocupes –me sonrió –, y tampoco por el abrazo. A veces todos necesitamos uno –suspiré –. Escucha, lo que sea que te haya pasado, no importa lo que sea, mejorará. Bueno probablemente no mejore, pero te quiero decir que todo, absolutamente todo tiene su lado bueno.
–No lo creo –reí de nuevo. Me levanté de la banca –, pero gracias por intentarlo.
Ella se levantó también y me abrazo de nuevo –Piénsalo –dijo levantando a una de sus hijas. Las niñas obedientemente se habían quedado en donde las había dejado su madre. Tomo a la otra niña de la mano y se giró a mí –. Nos vemos –dijo sonriendo. La niña en brazos agitó su mano ansiosamente, despidiéndose de mí. Yo le devolví el saludo y ellas se fueron.
– ¡Cuidado! –gritaron detrás de mí. Me giré y vi a un niño estrellándose contra mis piernas, atrapando un balón de americano.
– ¿Estás bien? –le pregunté al niño ayudándolo a levantarse. Él asintió y sonrío. Un hombre corrió hasta nosotros riendo.
–Lo siento –me dijo levantando al niño en brazos –. ¿Estás bien campeón? –le preguntó.
–Si papá. Vamos a seguir jugando, es divertido –el padre rió y me mandó una mirada de disculpa mientras se alejaban. Papá… papá… Melancólicamente comencé mi camino de regreso a casa.
Las cosas estaban peor dentro pero lo manejé lo mejor que pude. Así fueron durante muchas horas, muchas personas se acercaban a dar sus condolencias pero ninguna me dio algún tipo de consuelo. Ash se había acercado a mí de nuevo pero no habló hasta que todos en la casa se habían ido. Estábamos en la sala limpiando todo el lugar.
– Lamento lo que dije –susurré. Él levantó la cabeza y yo lo miré –, no fue justo para ti. Lo siento.
–Está bien –dijo triste. Yo tenía razón –, supongo que era verdad lo que dijiste. Aunque yo quisiera que te quedaras a vivir con migo no puedo obligarte a nada –sentía otras intensas ganas de llorar pero me controlé. Él suspiró y se sentó en el sillón –. ¿Quieres dormir en mi casa hoy? –Asentí –Bien, ¿puedes ir por tus cosas tú sola o necesitas ayuda? –negué con la cabeza. Otra vez volví a mi duelo silencioso y subí las escaleras.
Recogí algo de ropa y la metí en un bolso para viajar. Encontré mis amados converse de debajo de mi cama y los escondí dentro del bolso junto con cuatro pares de calcetines. Solo tome un poco de maquillaje, solo para enmascarar mis lágrimas. Pero faltaba algo…
Respiré hondo controlando las ganas de llorar de nuevo al entrar al cuarto de mi madre. Todo estaba perfectamente igual a la última vez que ella había estado aquí. Miré el cuarto entero en busca del prendedor que tenía un lobo grabado, perteneciente a mi mamá. Lo encontré tirado en el piso enfrente de la puerta del closet.
Adoraba ese prendedor, me recordaba a no sabía qué pero siempre me hacía sentir mejor tenerlo en mis manos. Me levanté pero mi cabeza se golpeó con la perilla de la puerta del closet. Gemí y la tome para cerrarla pero algo llamó mi atención. Una caja de madera.
Jamás en mi vida había visto esa caja. Entré en el closet y la saqué de debajo de la pila de ropa en donde estaba escondida. Me senté en la cama y miré la caja, tenía tallado a mano una casa en lo que parecía ser un prado. Era la imagen más hermosa que haya visto. Giré la caja en mis manos temerosa de abrirla y me sorprendió algo debajo de ella.
Billy Black
Eso me dejó algo impactada. Tenía el apellido de mi mamá, el mío. Eso tenía que significar algo, ¿no? Miré la caja una vez más antes de abrirla. Dentro había hojas con cosas escritas. Examiné algunas, eran poemas, cartitas que yo le había dado cuando estaba en el kínder. Fotos mías y de ella. Postales y…
Me quedé totalmente rígida. Había una foto de mamá sentada en unas escaleras, abrazada… por un hombre. Tomé la foto en mis manos y me di cuenta de que estaba pegada a un sobre. Lo giré, tenía mi nombre escrito enfrente. Era para mí, de mi madre. Las lágrimas ya corrían libremente al haber visto las fotos de ella conmigo pero el ver esa carta solo empeoró las cosas.
No tenía el valor para leer esa carta, no ahora. El sobre se sentía pesado y eso hacía que me llenara de curiosidad por saber lo que había dentro. Finalmente lo abrí muy al ras y miré un medallón de plata. Lo saqué del sobre para observarlo detenidamente.
Tenía grabado L. B en la parte de atrás, las iniciales de mi mamá. El medallón tenía detallitos de flores y una gran rosa al centro, era simplemente hermoso. Tenía una especie de seguro, al girarlo se abrió un dije. Dentro había una foto mía de bebé y la misma foto en donde estaba mi madre con ese hombre. Tal vez él sea…
–Luna ¿estás lista? –Ash estaba en el marco de la puerta. Solo asentí y guarde todo de nuevo dentro de la caja, excepto el medallón. Metí la caja a mi bolso y colgué el medallón a mi cuello. Me levanté y Ash me abrazó. Íbamos en su auto de camino a su casa cuando me quedé dormida. Demasiadas emociones por hoy.
hola chiks, ja, soi candela, pueden decirme cande o como sea. primero qe nada qiero decir esta historia es mia y algunos de los personajes tambn, espero qe les guste. es genial en mi mente i espero poder plantearlo bien para qe les agrade.
ok, este es el primer capitulo, probablemente publicare el lunes i espero qe si le ven futuro a esta historia me dejen sus reviews, deverdad me encantaria leer lo qe piensan aun cuando solo sea el primer capitulo. en el segundo las cosas se van aclarando mejor y creo qe ahi es donde va empezando la historia de luna... i seth (lo amo, jeje)
bueno, espero qe lo disfruten. nos estamos leyendo...
