Éxodo Sangriento
"Debajo de los Escombros"
7-Abril-2010
Abrió los ojos.
No recordaba lo que había sucedido. Lo que había en su cabeza era dolor y zumbidos. Se incorporó y miró en derredor: Todo lo que veía eran los restos de lo que alguna vez fue una base militar, abundaba el olor a putrefacción y, en general, a muerte. Al parecer habían pasado horas desde el amanecer, el cielo estaba nublado.
De repente todos los recuerdos le regresaron como un rayo que impactó contra su cabeza, todo lo que podía pensar ahora era: Dayana.
Carlos: -¡Dayana!, ¡¿Dónde estás?!-
No obtuvo respuesta, al menos no de ella. Un infectado surgió de entre los escombros y se lanzó hacia Carlos, quien no dudó un segundo y le disparó en la cabeza, embarrando sus sesos en el asfalto.
Carlos: -¡Dayanaaaaaa!, ¡Dayanaaaaaaaaaaaaaaaaa!-
Se puso a levantar los pedazos de concreto cerca de él, Dayana no debía de estar lejos. Después de escarbar un rato encontró su pierna. Se apresuró a quitar lo que estaba en ella y por fin la vio. No era una visión agradable, tenía un brazo roto y estaba llena de sangre. Carlos perdió las fuerzas y se hincó, abrazó a Dayana. Para su sorpresa, estaba viva.
Carlos: -¡Oh por dios!, ¡Mira lo que te ha sucedido!-
Dayana: -Car... los-
Carlos: -No te preocupes, todo va a estar bien-
Dayana soltó una pequeña risita, seguida por una tos.
Dayana: -Sabes que... no es así...-
Carlos dejó caer unas lágrimas.
Dayana: -Prométeme... una cosa...-
Carlos: -Lo que sea-
Dayana: -No dejes que... el odio te... consuma-
Carlos: -Lo prometo-
Dayana: -Te... amo-
Carlos: -Yo también-
Carlos y Dayana compartieron su último beso. Él recordó la primera vez que vio a Dayana, cuando salió de la oscuridad y le había parecido una chica linda. Parecía que habían pasado años desde entonces.
Dayana: -Cierra... los ojos-
Carlos cerró los ojos, de los cuales seguían brotando lágrimas.
Dayana: -Siempre estaremos... juntos- cerró los ojos, esta vez para siempre.
Carlos la abrazó con fuerza, apenas podía creerlo. En ese momento rompió su promesa, ahora todo lo que pensaba era venganza, muerte a quienes habían ocasionado todo esto. Besó la frente de Dayana.
Luego se incorporó y vio a uno de los soldados enemigos que había sobrevivido. Por las insignias que llevaba se dio cuenta de que era un sargento, se dirigió hacia él y lo tomó por los hombros.
Carlos: -¡¿Quién hizo esto, para quién trabajas?!-
Sargento: -¡No lo sé!, ¡Nunca nos dijeron su nombre!-
Carlos sacó una pistola y se la puso en la frente al sargento.
Sargento: -¡Espera!, ¡Puedo decirte en qué ciudad está la base principal!-
Carlos: -Habla-
Sargento: -Está en México-
Carlos: -Creí que el virus se había propagado por todo el país-
Sargento: -Mentira, se liberó en unos estados estratégicos-
Carlos: -Ya veo, ¿En qué parte de México está la base?-
Sargento: -En alguna parte del centro, nunca nos dejaron examinar los paquetes que llegaban-
Carlos: -Bien-
Sargento: -Bueno, te dije lo que querías saber, ya puedes bajar tu...-
Carlos le disparó, el cuerpo del sargento cayó inerte en el pasto. Sacó una hoja de entre sus cosas y escribió una nota. Buscó a Josué y lo encontró enseguida, estaba inconsciente. Dejó la nota en su pecho.
Regresó hacia donde estaba Dayana y la tomó entre sus brazos, salió con ella de la zona militar, ahora era fácil salir, ya que sólo había que escalar los escombros.
Caminó con su cadáver por horas, hasta que encontró un campo cubierto de flores. Su mirada no mostraba sentimiento alguno. Comenzó a escavar con las manos y después la sepultó, cubrió la tumba con flores.
Carlos: -Adiós mi amor-
Se dio la vuelta y empezó a caminar. Examinó el mapa, iba a tardar semanas en llegar a México, pero no importaba. Ahora tenía un objetivo claro: Encontrar y destruir.
Preparó su pistola, la recargó y siguió avanzando. Empezó a llover.
...
Las gotas de lluvia caían en el rostro de Josué, lo que hizo que despertara. Tosió un poco y se levantó, a su lado estaba Dalia inconsciente. La movió un poco para despertarla.
Dalia: -Oh, ...sobrevivimos-
Josué: -Sí, gracias a...- se percató de la nota que tenía en el pecho.
La tomó y empezó a leer:
"Josué, por favor cuida de los demás, voy a emprender una búsqueda larga y no quiero involucrarlos, esto es personal.
Dayana está muerta. Debo matar. Debo igualar el marcador.
No me busquen.
Atentamente: Carlos"
Dalia: -No puede ser...-
Josué: -Dayana...-
Dalia: -¡Maldita sea!-
Josué: -Será mejor que busquemos a los demás-
Se dedicaron unos minutos para encontrar a todos, uno a uno los encontraron, excepto a Lilia.
Aquiles: -¿Dónde estará?-
Miriam: -No debería estar lejos-
Escucharon a cerbero ladrando. Dirigieron sus miradas hacia donde estaba y luego se encaminaron hacia ahí. Al llegar vieron un enorme pedazo de concreto. Cerbero ladraba y chillaba junto de ese pedazo.
Miriam: -¿Qué te sucede cariño?-
Dalia: -Oh... maldición…-
Josué: -¿Qué...?-
Aquiles llegó al final, y también vio lo que los demás. El brazo de Lilia era lo único que sobresalía debajo del pedazo de concreto, acompañado de un charco de sangre. Miriam se hincó soltó un largo suspiro.
Josué: -Como si no tuviéramos suficiente... ahora Lilia...-
Aquiles: -Guardemos un minuto de silencio por ella-
Al cabo del minuto todos se incorporaron.
Aquiles: -Busquemos a Carlos y a Dayana-
Josué: -No, ellos no... están aquí-
Aquiles: -¿Qué...?- Josué le mostró la nota.
Miriam y Aquiles la leyeron.
Miriam: -No puede ser-
Aquiles: -¿Se ha vuelto loco?-
Josué: -No lo sé... pero no pienso dejar que se quede con toda la diversión-
Aquiles: -Te apoyo, haremos que esos infelices paguen por lo que han hecho-
Dalia: -No puedo creerlo, pero estoy de acuerdo con ustedes-
Miriam: -No me agrada mucho la idea... pero debemos encontrar a Carlos y hacerlo entrar en razón-
Aquiles: -Andando-
Salieron de la zona y tomaron el mismo camino que Carlos, al pasar por la tumba de Dayana, no se percataron de su presencia.
...
Mientras tanto en México. Él observaba el humo en las calles, el caos y el fuego que se expandían. Observaba todo en lo alto de su edificio, estaba totalmente seguro, había cientos de guardias en el él.
Él: -Caos, el caos es la respuesta-
Sonó su intercomunicador, aplastó un botón.
¿?: -Señor, esto es increíble, ¡el virus lleva en las calles 4 horas y prácticamente toda la ciudad está infectada!-
Él: -Como lo supuse, manténganme al tanto-
¿?: -Entendido señor-
Siguió observando la ciudad.
8-Abril-2010
Carlos había encontrado autos en el camino, pero todos estaban descompuestos. No tenía más opción que ir a pie. Trataba durante todo el camino de no recordar a Dayana, pero le era imposible. Aunque sabía que, eventualmente, se desharía de todas sus emociones humanas. Era necesario para lo que venía en el futuro cercano.
...
Miriam: -Ya han pasado dos días, y ni siquiera hay rastro de él-
Dalia: -Avanza muy rápido-
Josué: -Debe de estar increíblemente furioso-
Aquiles: -Ya casi es noche, hay que buscar un lugar para pasar la noche-
Miriam: -Ahí hay un edificio abandonado-
Josué: -Parece seguro-
Se acercaron y abrieron la puerta. Al hacerlo vieron a un grupo de zombis comiéndose a una desafortunada persona.
Aquiles: -Hora de la acción-
Prepararon sus armas y dispararon.
...
Mientras tanto en México.
Un grupo de personas corrían por sus vidas, detrás de ellos venía un grupo de infectados.
Juan: -¡Sigan corriendo!, ¡Metámonos en ese almacén!-
Victoria: -¡Ya casi llegamos!-
Miguel: -¡Ya están demasiado cerca...!
Uno de ellos fue alcanzado y los infectados lo rodearon.
Persona: -¡NOOOOOOO!, ¡AAAARGGHGG!-
Los infectados lo mordían violentamente, arrancándole pedazos de carne de todas las partes del cuerpo. Al cabo de unos momentos dejó de gritar y los infectados lo tiraron. Emprendieron una vez más su carrera. Segundos después la persona recién muerta se incorporó, ahora con los ojos enrojecidos. Empezó a correr y se unió al grupo de infectados.
Victoria: -¡Es increíble lo rápido que vuelven a la vida!-
Miguel: -¡Ya estamos aquí!-
Patearon la puerta y entraron.
Juan: -¡Bien!, ¡Ayúdenme a atrancar la puerta!-
Se apresuraron a poner toda clase de objetos en la puerta, que no tardó en empezar a moverse a causa de los golpes de los infectados. Fuera se escuchaban gritos, rugidos, disparos, autos a toda velocidad y explosiones.
...
Carlos: -¡Mierda!-
Enfrente de él había un pelotón de soldados, gracias a la oscuridad no podían verlo. Planeó muy bien lo que tenía que hacer, tenía que ser rápido y preciso. Tomó una granada y le quitó el pestillo.
