Los personajes no me pertenecen, todos son propiedad de Riot Games.
UNA LABOR ANCESTRAL
Quizá con anterioridad llegó a predecirse, el desastre, el vacío siempre ha tenido hambre de consumir todo cuanto pueda, como se llegó a conocer la tragedia de Icathia, pero no es el único lugar que ha sido atacado, las profundidades también han sufrido el desastre, por suerte, los marai, una ancestral raza Vastaya, ha sido capaz de luchar contra los horrores del vacío y mantenerlos alejados, los invocadores de mareas siempre han tenido el poder de hacerlo, pero el mundo cambió desde la última vez que la perla abisal fue usada para protegerse del abismo, Nami, quien fue capaz de conseguir dicha perla, fue aclamada como una heroína entre su gente, sin embargo, para que el ritual fuese completado, Nami debía de buscar al aspecto de la luna, conseguir la piedra lunar y así darlo por completado, protegiendo por cien años más a su tribu, fue así entonces como Nami comenzó su viaje.
Era una noche fría, Nami se encontraba sentada en una ola que invocó con su báculo, sus ojos se hallaban perdidos intentando poder ver la cima del monte targón, pero sin ningún resultado, pues solo lograba ver como el monte simplemente desaparecía mas allá de las nubes, suspiró aburrida e intento buscar algo con que distraerse, movió su aleta hacia arriba y luego hacia abajo, salpicando pequeñas gotas de agua a su alrededor, luego de unos minutos miró nuevamente hacia la costa, donde estaba un hombre de pie mirándola fijamente, el hombre tenía una larga cabellera y vestía un extraño atuendo que brillaba por unas gemas que tenía incrustadas, Nami hizo un gesto de preocupación, hasta que el hombre levanto un brazo haciéndole una señal para que se acercara, la marai se señaló así misma para confirmar si se refería a ella, a cambio el hombre sonrió y asintió, se acercó entonces a la costa sin bajarse de la ola, la cual parecía moverse según sus órdenes.
-Vaya, hoy parece ser un día muy inusual… - dijo el hombre sonriendo – Además de hermoso
Nami se sonrojo un poco al escuchar el tono con el que había pronunciado la última palabra – Disculpa, soy Nami, soy una marai, vengo de…
El hombre tomó la mano de la marai y le dio un tierno beso en ella – Mi nombre es Taric, encantado de conocerte, me parece extraño que una criatura ancestral venga a los pies del monte targón, pero estaré encantado de ayudarla.
Nami de repente sintió un calor extraño en sus mejillas, por lo que desvío su mirada hacia un lado, bastante avergonzada – esto… yo… - sus palabras simplemente no le salieron, por lo que se tomó unos segundos más y suspiro intentando calmarse un poco- Yo vengo, en busca del aspecto de la luna… necesito… - Dudó pro un instante pero luego terminó diciendo – Él puede ayudarme con una tarea muy importante, si sabes dónde puedo encontrarlo, te agradecería mucho – bajo un poco la cabeza en símbolo de respeto – Si no es mucha molestia.
A Taric le pareció tierna la manera en la que hablaba y como movía sus hermosos ojos color carmesí, para el guardián fue imposible no mostrarle una cálida sonrisa, lo que hizo que está nuevamente se tornara roja.
-No es ninguna molestia para mi, señorita, por el contrario, estaría encantado en ayudarle – Tomó la mano de la marai y la condujo por la costa hasta una pequeña cabaña – Bueno mira, lo primero que debes saber, es que el aspecto de la luna está desaparecida desde hace tiempo, no estoy seguro hace cuanto.
-¿Desaparecida? – Preguntó Nami con un dejo de tristeza en su rostro – Ya veo… ¿Por qué?
Taric se tomo un momento para pensar bien en cómo explicarle todo sin que ella perdiera las esperanzas.
-En principio, porque se le considera una hereje.
-¿Una hereje?, ¿Qué significa eso? – Interrogó confundida
-Fue en contra de los ideales de su gente, o bueno, para serte sincero, yo no soy nativo de targón, pero tengo muy presente que ellos son muy estrictos con sus ideales – El guardián apreció por un momento el rostro de la marai, preocupada, decepcionada o quizá… pensativa
-¿Quieres decir que el aspecto de la luna es una mala persona? – Preguntó entonces con más frustración que cualquier cosa, mirando al suelo.
-¡No! – Se apresuró a decir – Es solo que nosotros los humanos a veces tenemos problemas para tratar a personas que tengan ideales y creencias diferentes.
-Ya veo – Respondió cambiando su expresión- ¿Por dónde deberíamos empezar a buscar? – preguntó intentando motivarse así misma
Taric nuevamente sonrió, era evidente que la Vastaya era muy insegura, pero de cierta forma, cada acción que realizaba la hacía ver muy tierna, lo que lo hacía sonreír cada vez que se atrevía a decir una palabra o tratar de animarse a sí misma.
-Para serte franco, no lo sé, pero conozco alguien que de seguro nos podría ayudar – miró a la marai a los ojos - ¿Estas lista?
Nami asintió dubitativa, pero suspiro levemente y le hizo saber a Taric que estaba lista.
Leona se encontraba rodeando una parte de la montaña, donde abundaban rocas filosas y precipicios irregulares, algunos más peligrosos que otros, caminó con cuidado por una senda de rocas que tenía a su lado una caída de la cual no se salvaría nadie, un paso en falso y sería su fin, movió con cuidado su pie y luego lo apoyo sobre una roca que se resbaló sin más dejándose caer al precipicio, la Solari dejó salir un grito de pánico y se pegó con fuerza a la pared de rocas que tenía al otro lado de la senda.
-Debería distribuir un poco el peso – susurro para sí misma
-Que lenta eres Leo, me quedaré aquí toda la noche – le dijo Diana, la cual estaba esperando a la guerrera del otro lado de la senda.
-¿Quieres guardar silencio?, intento no caerme a una muerte segura- respondió frunciendo el ceño
-Iugh, cuando estas de mal humor no te aguantas ni tú misma – respondió la lunari mirando hacia otro lado
Leona iba nuevamente a responderle con rabia, pero otra roca en la que apoyaba uno de sus pies de resbalo, asustándola nuevamente, suspiró un poco para calmarse, su corazón latía tan rápido que ella juraba que en cualquier momento se saldría de su pecho, hizo un nuevo intento por tranquilizarse, lo cual consiguió parcialmente, se movió con cautela pegando la espalda a la pared de roca, se acercaba al final de la senda, sonrió para sí misma, pero en los últimos pasos, se confío de mas e hizo un movimiento imprudente, resbalándose por el precipicio, Diana corrió con rapidez y alcanzo a tomarla del brazo.
-¡Leo, podrías dejar de ser tan descuidada! – le exclamó mientras le ayudaba a subir.
-Lo… siento… - dijo entonces la Solari apenada y con las mejillas carmesí
-Algún día enserio te perderé y será porque tú misma te mataste – respondió con las mejillas del mismo color que Leona – Ten… más cuidado… ¿entendido?
Ambas entraron en una de las cuevas y se sentaron una junto a la otra, respiraban agitadas, era evidente que la fuerza que usaron y el susto mismo, les había gastado más energía de la esperada, se quedaron en silencio por un largo tiempo, hasta que Leona decidió romper el silencio.
-Enserio perdóname Di… - dijo con tristeza en el rostro.
-Está bien, es solo que… sabes que me preocupo por ti – le respondió mientras tomaba su mano con delicadeza – la única por la que lo hago…
-Y gracias por salvarme nuevamente, siempre eres tan… buena en todo lo que haces… - miró al suelo con desdén.
-Por favor, mira tus brazos Leo, podrías levantar el doble de mi peso, y mira el tamaño de ese escudo, me podría dormir atada a él e igualmente lo usarías como si fuera de madera – soltó una pequeña risita mientras miraba fijamente los ojos marrones de la Solari.
Leona le regresó la risa y ambas se quedaron mirando a los ojos por unos minutos, sin cambiar su expresión de calma, estaban felices de poder estar juntas después de todo lo que vivieron, estaban juntas, tomadas de la mano, sin nada más que sus corazones latiendo al unisonó, desenado que ese pequeño momento jamás terminara, pero entonces un recuerdo atacó la mente de la Solari, haciéndola apartara la mirada con tristeza.
-Mañana debo regresar con los Rakkor, así que debemos… - guardó silencio por un momento, si continuaba hablando sus lagrimas abandonarían sus ojos, pero entonces Diana le acarició el rostro con su mano libre.
-Tranquila mi sol, no importa si te vas en la noche, siempre volverás al amanecer – le respondió mientras unían sus frentes.
-Lo sé mi luna, no importa si te vas en el día, siempre podre apreciar el atardecer para darle paso a la noche – le respondió con lagrimas en los ojos.
-No llores, nos encontraremos de nuevo, sabes que siempre lo hacemos – rodeo la cabeza de la Solari con ambas manos y la acerco a su pecho recargándola en el – será mejor que descanses, mañana será un día largo al parecer.
Leona no dijo nada más esa noche, pero en pocos segundos levanto su rostro y le deposito un tierno beso en los labios a Diana, luego miro la miró a los ojos, juraba que dentro de ellos, podía ver a la propia luna brillar, cerró los ojos entonces agotada, la lunari tomo a Leona entre sus brazos y la recostó en una pequeña cama improvisada un poco más adentro de la cueva, luego se recostó junto a ella rodeándola con los brazos.
-Descansa bien… mi radiante amanecer… - cerró sus ojos dispuesta también a descansar, después de todo mañana se tendría que despedir de ella y nunca ha sido buena con las despedidas.
NOTAS DEL AUTOR
Bueno este es mi primer fic sobre League of Legends, y mi segundo Fic en general, espero que ojala lo lean y les guste, si quieren dejar su review se los agradecería, puesto que con ellos puedo aprender y mejorar, les agradezco el tiempo que se habrán tomado para leerlo, si veo que esta historia gusta, me centrare entonces en escribir los otros capítulos, no siendo más, espero que les vaya bonito :D
