Prompt:
15.- Saber a qué le tiene miedo y/o ayudarle a enfrentarlos
Pairing:
Hakudōshi/Kanna
Este fic participa en "Diario de amor, cien relatos feudales" del foro ¡SIÉNTATE!
Advertencia. Posible Ooc
Disclaimer. Los personajes de Inuyasha son propiedad exclusivamente de Rumiko Takahashi.
Chapter 1: Sueño
Su respiración era agitada, sus piernas cansadas de tanto correr, presentaban múltiples cortadas y rasguños gracias a toda rama y arbusto que se cruzó en su camino pero eso no sería suficiente para detenerlo. Estaba seguro de que en cualquier momento le daría alcance, porque sabía que para él no significaba nada. Apretó los dientes para suprimir el dolor al sentir como la planta de su pie se cortaba con una roca pese a esto siguió corriendo. Escucho una risa burlona detrás de su espalda, aun así, no había nadie allí. Ese maldito disfrutaba de jugar con su mente y ver como la angustia y desesperación le embargaban.
Se acabó Retumbo en su cabeza, un ínfimo segundo después su cuerpo fue atravesado dolorosamente por uno de los tentáculos del que huía, quien lo levantó del piso sin siquiera molestarse en abandonar su interior. Su sonrisa perversa le decía todo, esta jodido. Su cuerpo comenzaba a sentirse pesado y su visión se tornaba borrosa, sus manos y piernas dejaron de luchar por liberarse y sus ojos se cerraron, incapaces de volverse a abrir.
Sus ojos se abrieron después de que Naraku lo hubo lanzado contra un muro del castillo donde por el momento se ocultaba, mordió el interior de su cachete para no dejar escapar un gemido. Esperaba sentir el dolor de su cuerpo caer al suelo por lo que apretó sus ojos, al no sentir nada lentamente los abrió. Estaba en el interior de una esfera rosada como las barreras protectoras que Naraku utilizaba al momento de las batallas contra el grupo de Inuyasha.
– ¿Quieres que te muestre que no eres invulnerable como tú crees? – le dijo al verlo tratar inútilmente de romper la burbuja – Y no me eres indispensable. Tu intento de escape no quedará impune.
El albino presencio con horror como un líquido negro llenaba la esfera, cubriendo sus pies mientras que aumentaba de nivel significativamente. Morirás antes de que logres romperlo Se detuvo al escuchar la voz de su creador para después reanudar su trabajo con más fuerza que antes. El líquido viscoso le rozaba la cintura. Se empujó violentamente contra su prisión, reboto y cayo sentado, permitiéndole a la sustancia introducirse en su boca hasta llegar a su garganta, tosió en un reflejo de su cuerpo por sacar todo lo tragado. No, no, no ¡Él no podía morir así! Supo que estaba perdido cuando fue cubierto por completo, apretó sus ojos y contuvo la respiración por todo el tiempo que le fue posible. Sus golpes a la esfera frenéticos por huir perdieron su velocidad y su fuerza. Sus pulmones no resistieron más.
…
Sus ojos se abrieron de golpe producto del miedo, su corazón latía fuertemente en su pecho mientras que su mirada recorría la habitación, había sido esa maldita pesadilla otra vez. Si había algo que Hakudōshi detestaba era sentir miedo, lo hacía sentir débil. Cerró sus ojos para tranquilizarse, todo había sido tan real, como si de verdad hubiese ocurrido, la persecución, los tentáculos, su torso; inconscientemente llevo una de sus manos al pecho y arrugo la tela de su kimono; la desesperación de morir ahogado y sin escape. Se levantó de golpe y su espalda se lo reprocho haciéndole crujir un hueso por la mala postura.
Sus orbes violáceos recorrieron la habitación fría y desolada donde se encontraba, en una esquina se encontraba Kanna, con su inexpresivo rostro habitual, sin hacer ruido, sorpresivamente se puso de pie y se acercó a él, antes de que pudiese decir nada, el espejo que sostenía la niña brillo y donde la pesadilla se veía claramente – Un sueño…Irreal—Hakudōshi sonrió con sorna ¿Quién se creía para colarse en su mente? Estaba por decirle un par de cosas que le enseñarían a no meterse con él pero la imagen del espejo mostro un corazón palpitante y él mismo sintió las vibraciones de su interior.
– Sigues con vida.
– Hasta el momento en que considere que ya no soy útil, entonces me matará – escupió con acidez. No había nada que lo consolara, jamás caería en algo tan bajo como la lastima.
– Pero yo no te olvidaré.
Esas palabras pronunciadas sin emoción, no había ningún sentimiento impreso en ellas, no era de sorprenderse después de todo era la nada quien hablaba; eran absurdas como si el que alguien lo recordara fuese a marcar diferencia alguna. Chasqueo la lengua con fastidio; absurdas porque no significaban nada, porque ni aunque cumpliera con lo prometido, algo cambiaría. Estupideces como en las que los humanos creen, estupideces que calmaron su ira.
Holiwis ¿Qué tal estuvo? ¿Tomatazos? ¿Oozma Kappa vive para asustar otro día? Se supone que debí comenzar a publicar esto hace tiempo pero ya ven como soy. En fin, estoy de regreso. Es mi última semana de vacaciones, trate de estar publicando diario.
