Capítulo 1: Alienígena rabioso.
POV Normal.
Otra mañana de lunes. Maldito, odioso, desgraciado, y todos los adjetivos ofensivos habidos y por haber, lunes.
Karin abrió pesadamente los ojos, manifestando físicamente sus deseos asesinos contra el inocente despertador de forma no muy agradable para el pobre aparato, pues este terminó estrellado contra el muro junto al placar.
-No lo tomes personal- murmuró la pelinegra a su ahora destruido compañero de mañanas, dirigiéndose al baño a darse una ducha. 15 minutos después ya salía del su baño personal cubierta con una toalla y se dirigía al ropero a buscar alguna cosa que ponerse.
-Karin-chan- dijo cantando cada sílaba Yuzu mientras entraba por la puerta, la pelinegra dejó caer la toalla al tiempo que observaba con un solo ojo, y este estaba entrecerrado, a su gemela.
-Buenos días Yuzu- dijo Karin con la voz ronca. La reprobación se marcó en la cara de la castaña.
-¿Cuantas veces debo decirte que no quiero que te sigas poniendo esas vendas? te hacen ver cuadrada. Tienes un cuerpo que sería la envidia de cualquier super-modelo rusa y tu lo ocultas- decía la castaña mientras que su hermana pelinegra seguía dando vueltas la larga venda por su abdomen ¿es que Yuzu no se cansaba de decir el mismo monólogo de cada mañana? Al parecer no. Así siguió hablando por unos 30 segundos hasta que -¡Karin!- gritó la castaña haciendo sobresaltar a la pelinegra, quien se había quedado dormida de pie con la remera holgada que se pondría en el suelo, resultado del sueño y el aburrimiento que le provocaba escuchar siempre lo mismo de su hermana.
-Ya Yuzu- dijo Karin con tono cansado volviendo a poner su atención en atar bien las vendas -He visto a muchas chicas con un cuerpo parecido al mio andando con ropa como la tuya y los chicos no dejan de babear encima de ellas, no quiero que me lo hagan a mi si hago lo que tu dices ¿Que tal si me ahogo? ¡O PEOR! ¿Que tal si me cae parte de sus babas en la boca? ¡AGH!- dijo haciendo muecas exagerada e intentando hacer entrar en razón a su hermana, como cada mañana. La castaña suspiro al tiempo que negaba suavemente con la cabeza y una sonrisa se escapaba de sus labios.
-Nunca cambias Karin-chan- dijo con cariño -Baja pronto a desayunar- dijo a modo de despedida la castaña antes de irse por la puerta.
La pelinegra suspiro y tomo la remera azul oscuro con estampado de calaveras blancas del suelo para ponérsela, era holgada, dos talles de más, pero le llegaba un poco por arriba de las caderas, luego se dispuso a buscar en su armario unas bragas y unas calsas hasta los tobillos de ejercicio que usaba solo para ir a la escuela, eran las únicas que tenía, lo demás era todo puros pantalones pescadores o jogin polares, aunque si fuera por Karin, ella iría a la escuela en pijama. Cuando las encontró se las puso, se puso medias bien cortas y se calzo con unos botines (los botines para jugar fútbol) negros. Era invierno, por lo que tomó su campera de deporte negra sin estampado y se la puso.
Fue al baño nuevamente y comenzó a pasar una crema especial por los largos mechones de su aún húmedo cabello, lo cuidaba mucho, pues a su madre le encantaba su pelo. Se lo cepilló, con la linea al costado derecho como siempre, luego lo ató en una trenza baja que le llegó hasta las caderas (N.T: suelto le llega hasta la mitad de los muslos) que recorría por encima de su columna vertebral y luego lo hizo un rodete, de nuevo, como siempre, finalmente se lavó los dientes ¿maquillaje?. Para Karin "maquillaje" era mala palabra. Y como último toque antes de bajar, tomó los gruesos anteojos sin aumento, los que eran de su madre, los puso en sus bolsillos y tomó su gorra roja. Bajo los escalones de 3 en 3 como ya era su costumbre y se sentó en su silla.
-Hay Karin-chan, ¿por que nunca te pones la ropa que te compro cada 3 meses?- pregunto con tristeza la castaña, de nuevo, como cada mañana -¿Y porque no te quitas esas vendas que te hacen ver gorda?- volvió a preguntar triste.
-Yuzu, ya deja en paz a Karin, que haga lo que quiera- dijo Ichigo, quien se encontraba muy conforme con la vestimenta de su hermanita pelinegra (N.T: ¿porque será?).
-Ichi-nii no cuenta que la defiendas, tu sabes que no es bueno que se oculte así- regaño Yuzu haciendo puchero. Karin vio la hora en el reloj que se encontraba cobre la heladera y se levantó de golpe.
-¡LLEGO TARDE!- grito la pelinegra. Si, Yuzu iba a un instituto solo de mujeres en donde podías salir ya graduada como una chef profesional; mientras que Karin iba a un instituto especial, el mismo al que su hermano había ido a su edad, te preparaba para salir con un título prestigioso en medicina o abogacía. Tal instituto tenía mucha demanda y buena fama, todos lo que salieron de ese instituto ahora eran reconocidas figuras en sus respectivas carreras. La mayoría de los estudiantes salían con al menos 7 propuestas para trabajar en hospitales de los buenos, algunas en la localidad, otros en las ciudades limítrofes y si eras extremadamente bueno era posible hasta una propuesta de trabajo en el extranjero. ¿Lo mejor? que era un instituto público.
-Karin-chan recuerda que papá se va esta noche así que tienes que comprar unas cosas cuando estés de regreso para que le pueda hacer un pastel, lo prometiste- dijo Yuzu desde la cocina al tiempo que la pelinegra tomaba su mochila, su skate y se dirigía corriendo hacia la puerta.
-Si Yuzu, si. Adiós, te quiero- dijo la pelinegra pero antes de abrir recordó algo -¡Y si para esta tarde no me traes el dinero que te preste Ichigo, te dejaré la cara tan desfigurada y demacrada que ni Rukia podrá reconocerte!- advirtió Karin a su hermano pelinaranja haciendo que a éste le recorriera un escalofrío por la columna, no había dudas en que Karin era capaz de eso y más. La pelinegra le envió una mirada amenazante a su hermano antes de irse por la puerta.
-Si no le devuelves el dinero esta noche, papá tendrá que hacerte cirugía plástica en la cara antes de irse- comentó Yuzu entre divertida y preocupada por la salud física de su hermano. Ichigo asintió estando de acuerdo con su pequeña hermana castaña.
-Si no sobrevivo, dile a Rukia que la amo- comentó en broma el pelinaranja tomando su maletín y besando la frente de Yuzu antes de irse -¿Segura que no quieres que te lleve?- preguntó el chico. La castaña negó.
-Tranquilo, Nell pasará por mi en unos minutos- dijo Yuzu. Ichigo asintió y se fue por la puerta.
.
Karin iba de camino a la escuela patinando a tal velocidad que parecía que su vida dependiese de ello, esquivando personas, saltando tarros de basura y a animales, por suerte su estado físico era de envidiar, porque si, ella jugaba al fútbol y practicaba artes marciales desde que tenía memoria, y era la mejor de su club, que era masculino cabe destacar, y su control del skate era perfecto. Cuando entró al instituto faltaban 5 minutos para que la campana tocara, por lo que Karin decidió ir yendo ya para su aula de clases mientras guardaba en skate dentro de la funda especial que le había pedido a Yuzu que hiciera.
Al entrar dentro del salón de clases no había nadie. Karin suspiró, disfrutando de la paz del silencioso lugar. Se dirigió a su asiento, el último junto a la ventana, apoyó el codo izquierdo en la mesa y la cabeza sobre su mano viendo el exterior y con su mano derecha se puso sus auriculares negros, conectados a su celular, comenzando a escuchar música, más exactamente, rap.
Los segundos pasaban, aunque la Kurosaki no era consciente de ello. Poco a poco el aula se fue llenando y las voces hablando todas a la vez llenaban el salón. La campana sonó y con ella entró el profesor. Matemáticas. La materia más sencilla y más aburrida que pudiese existir, al menos para la pelinegra. El profesor entró y tras el algunos chicos más.
-Abran los libros en la página 43- ordenó el siempre simpático (notese el sarcasmo) profesor Kempachi -Ha, si, hoy tenemos a unos nuevos compañeros- habló sin ganas el profesor -¿Que esperan? pasen al frente- ordenó Kempachi. Toda el aula quedó en silencio en espera de que los "nuevos" pasaran al frente. Los murmullos no tardaron en comenzar, cosa que Karin no entendió, y aunque poco le importaba resultó ser que el que todos observasen y comentasen sobre unas mismas personas la irritaba de sobre manera. Aún así la Kurosaki intentó pasarlo por alto y miró al frente. Por allí entraron 2 personas; una chica, con cabello oscuro y ojos marrones, vestida con ropa que no cualquiera podría comprar y unos tacos tan altos que hacía que pareciera un rascacielos, era muy bonita, y su aire era de puro glamour, pero su rostro parecía el de una chica dulce. Junto a ella, se encontraba un chico encapuchado, pero se veía algo de su cabello cubriendo su frente y ojos, cabello blanco, era tan alto que pasaba a la chica por 10 centímetros aún cuando ésta llevaba semejantes tacones, por lo que se veía, su cara era de fastidio, era claro que no tenía intención de estar allí, vestía una camisa negra con una chaqueta de cuero también negra, unos baqueros desgastados y unas deportivas también negras (-Karin: ¿y ese qué?-) se preguntó con molestia así misma.
Karin POV.
-¿Que quiere que haga ahora?- preguntó la nueva viendo con dulzura a su nuevo profesor, ahg.
-Di tu nombre, tu edad, lo que te gustaría ser al crecer y yo que se- respondió aburrido el sensei.
-Mi nombre es Momo Hinamori, tengo 17 años, "al crecer" me gustaría ser la mejor super-modelo de todo el mundo. Yo solo me cambie de instituto para no tener que separarme de mi novio. Y por último, quiero pasar tranquilamente mi último año y llevarme bien con todos- dijo con voz tierna y dulce. Ha, su voz era tan dulce que me empalaga. Los murmullos no tardaron en escucharse "¿Momo Hinamori? ¿no es esa la gran super-modelo que ganó 30 concursos aquí en Japón, 22 en Europa y 8 en América" "¡Es cierto! ella es Momo, no puedo creerlo ¡está aquí!" ¿ésta chica es modelo? ya se por que me cayó tan mal desde que entró.
-¿Y tu? ¿te vas a presentar?- preguntó Kempachi al chico, este lo miró despectivamente. El chico ni siquiera se molestó en contestar... parecía aburrido. Arqueé una ceja. Esa tal Momo lo miró con reproche.
-Él es Toshiro Hitsugaya, es mi novio- ¿no quieres dejarlo un poco más en claro?, aquí nadie es ladrón -Tiene 19, quiere ser cardiólogo y se cambio de instituto por problemas personales y por último el quiere permanecer conmigo por y para siempre, casarnos, tener 7 niños y vivir en las orillas de una hermosa playa, para luego morir de viejitos al mismo tiempo viendo como el sol se oculta llevándose con él nuestro último aliento- finalizó aquella mujer con los ojos brillantes y casi al borde de las lágrimas, seguramente imaginando la escena, el chico parecía que no sabía en donde meterse, aunque solo lo supe debido a que sus dedos tamborileaban contra sus muslos, fuera de eso, no había nada que desvelase sus pensamientos. Y no me aguante, estallé en carcajadas como una maníaca, haciendo que todos me miraran como si me hubiese crecido otra cabeza, aún así no pude detenerme ¡ME DIO UN ATAQUE!, y es que ¿esa chica enserio había dicho que ambos se casarían y tendrían 7 hijos? ¿EN DONDE CREÍA QUE VIVÍA? ¿"En el país de las maravillas"? ¿"Nunca Jamás"? ¿en el reino de "Muy Muy Lejano"? -¿Dije algo gracioso?- preguntó Momo con tono dulce y desconcertado, aunque podría jurar que fue falso. Yo levante mi mano indicándole que espere, y seguí riendo hasta calmarme.
-De echo si- comenté volviendo a mi cara de poker.
-¿Serías tan amable de decirme que fue lo que te causó tal ataque de histeria?- me preguntó respetuosamente, pero yo noté su tono desafiante. Sonreí de medio lado, me crucé de brazos y me recosté despreocupadamente en mi silla.
-Me pareció gracioso él que nos hayas redactado tu futuro junto con tu novio como si de un cuanto de princesas Disney se tratara. ¿Donde crees que vives? ¿en Andalasia, Giselle? ¿también les enseñarás a tus 7 hijos a llamar aves cantando?- pregunté con burla mal disimulada. Ella resopló indignada, el chico nos ignoraba a todos completamente.
-¿Como puedes decir eso?- dijo Momo con voz casi histérica pero delicada y suave, parecía a punto de romper a llorar, ahg.
-¿Diciéndolo?- pregunté como si fuese obvio -Mira, no es algo personal, solo me reí, nada de otro universo, ¿ok?, mientras tu sigues viviendo en tu mundo color de rosa donde todo es perfecto, yo sigo en lo mío, pero intenta no irradiar tanta alegría, o harás que vomite arco iris- le respondí con desagrado, ella se quedó con la boca abierta, al igual que todos el la clase. El profesor Kempachi hizo lo posible por no reír, mientras que el otro tipo no hizo comentario alguno.
-¿Tienen sus libros señorita?- preguntó Kempachi intentando sanjar el tema, esa tal Momo asintió y le entregó 2 libros de matemáticas, los cuales el profesor revisó -Puede ir a sentarse- dijo el profesor.
-Pero, no hay 2 asientos libres uno al lado del otro- se quejó Momo con el ceño levemente fruncido y asiendo pucheros. Que infantil, este último año será insoportable. Bufé, uno de los asientos libres era junto a mi.
-¿Y eso que?- gruñó el profesor.
-No me sentaré alejada de MI novio- dijo enfatizando el "Mi". Por Dios.
-¿Celosa? para nada- murmuré. Detrás de mi escuche una risa, era uno de los chicos de mi equipo.
-Señorita Hinamori, seria un honor para mi dejarle ocupar mi asiento, así podrá sentarse junto a su novio- dijo Yachiru. Chasquee la lengua, si Yachiru se cambiaba de lugar, sería irremediablemente a mi lado. Los ojos de Momo brillaron y sus labios formaron una sonrisa radiante mientras asentía eufórica.
-¿Como te llamas?- preguntó Momo.
-Yachiru- contestó la peli-rosa... lamesuelas.
-Yachiru-chan, ahora serás mi mejor amiga- aseguró la niña rica. Los ojos de Yachiru se iluminaron -Puedes llamarme Momo-chan- aseguró la pelinegra.
-Si, Momo-chan- ahg, alguien que me corte las orejas.
-Si ya acabaron con su charla, por favor tomen asiento- dijo Kempachi claramente fastidiado por tanta charla.
-Ya se estaba tardando- murmuré por lo bajo.
Y los nuevos se fueron a sentar.
-Disculpa, ¿serías tan amable de dejar que Yachiru-chan se siente aquí? no quisiera tener tan alejada a mi mejor amiga- pidió con dulzura Momo a Jinta, el pelirrojo idiota que tengo por amigo. El sonrió como un completo estúpido y asintió. Casi de inmediato ya lo tenía instalado junto a mi.
-Eres un idiota, no deberías complacerla solo porque te puso ojitos- le reñí.
-No fue solo por eso- murmuró en voz baja mirándome serio -¿No conoces a ese chico?- negué -Ese tipo apareció en los noticieros hace un mes, dejó en coma a un tío por quien-sabe-que-cosa. Lo iban a meter preso pero esa chica lo salvo. Y mientras esos 2 sean novios es mejor hacer lo que ella diga, a menos que queramos terminar en coma también- quedé con la boca abierta, ¿ese tío había dejado en coma a alguien? mmm, interesante.
La clase continuó con las actividades de la página 43 mientras que yo volví a ponerme ambos auriculares y voltear a la ventana. Los minutos pasaban y el maestro anotaba cálculos en la pizarra. Mientras, yo por mi parte ignoraba la clase hasta que alguien me arrancó los auriculares de los oídos.
-Señorita Kurosaki - gritó el profesor a reventar de furia. Volví a ponerme ahora solo un auricular y lo miré expectante. Todos voltearon hacia mi -Ya que parece que sabe todo lo que estamos dando en clase, ¿por que no nos muestra como resolver éstos cálculos?- le miré con desafío y le entregué mi libro de cálculo.
-Porque sinceramente no estoy de humor- contesté con simpleza. La cara del profesor se puso color carmín de tanta furia.
-Ahora- masculló. Suspiré y con una sonrisa me dirigí a la pizarra. Allí observé los ejercicios por unos segundos la pizarra y, como era mi costumbre cuando no podía evitar reírme, tomé y bajé un poco el visor de mi gorra hasta cubrirme los ojos, sonreí y no aparté mi mano izquierda del visor. Los ejercicios eran demasiado fáciles. Tomé una tiza, la lancé en el aire, la atrapé al vuelo, y escribí como un rayo las respuestas a cada ecuación. Al acabar dejé la tiza en el escritorio y volví a mi asiento.
-Terminé- le dije con voz socarrona.
-Usted se está ganando una excursión toda paga a la oficina del director- me amenazó, sutilmente.
-Aunque me la ganara, creo que el pase se desperdiciaría- contesté antes de sentarme en mi asiento de vuelta.
-Un día de éstos lograras que te expulsen- murmuró Jinta negando con una sonrisa resignada en su rostro. Sonreí.
-El día que eso pase, me tiraré de clavado a la piscina de aquí- y para aclarar, eso sería NUNCA. Jinta rió. Vi como esa Momo le dijo algo al oído al profesor. Entonces el se acercó a mi y...
-Señorita Kurosaki, largo de aquí- ordenó el profesor.
-No tiene que decírmelo 2 veces- una oportunidad como ésta no ocurría todos los días, así que lo mejor era que me dirigiera a la puerta antes de que se pueda arrepentir. Y al salir, pude ver como la modelo sonreía satisfecha.
Me dirigí a la cafetería y allí me dediqué a escuchar rap y a leer un rato, pues no me permitirían comer hasta luego de 30 minutos, cuando las cocineras abran. Cuando quise darme cuenta, me encontré con que la cafetería estaba llena, miré la hora y me dí cuenta que el almuerzo había empezado hace 5 minutos.
-Que rápido pasan 35 minutos- murmuré dejando en la mesa mi manga y el teléfono, auriculares incluidos, y dirigiéndome a buscar mi comida. Tomé una bandeja y puse en ella un café frío, y 5 pasteles (N.T: no se como les dirán ustedes, Pastelillos, Mufiing, CupKakes, etc) de vainilla y crema. Iba caminando de regreso a mi mesa cuando alguien me llevó por delante haciendo que se me cayera la bandeja al suelo menos mi café, que lo traía en mis manos. Por el impacto, supuse que la persona que me chocó había venido corriendo. Levanté la cabeza con furia para ver la cara del idiota que me llevo por delante, encontrándome con un chico alto, mucho más alto que yo, si nos comparaban aquel tipo parecía más bien un rascacielos que un alumno, de pelo blanco y ojos verde esmeralda con un casi imperceptible tono turquesa, su piel era de color canela; vestía de negro y sus ojos eran penetrantemente helados. Todos se quedaron callados por lo ocurrido y miraban con expectación la escena. Éste chico me hubiese parecido ligeramente lindo si no fuera porque abrió la boca.
-Eres una torpe, poco más y me manchas. Discúlpate- me dijo con enojo en su voz. Esto enervo mi sangre ¿como se atrevía a ordenarme que me disculpara con él cuando fue él el que me llevo por delante por correr como un idiota? En todo caso él es quien debería ofrecerme una disculpa por haber tumbado mi desayuno, ha pero esto no se iba a quedar así, sino mi nombre no sería Kurosaki Karin.
Sin dignarme a hablar, y, en respuesta a la exigencia del peliblanco, simplemente abrí la tapa de mi baso de café helado y le arrojé el contenido en el rostro y cabello, haciendo que el color de su pelo terminara de un leve tono marrón claro. Después, recogí un pastelillo que se había salvado (N.T: había caído pero en la bandeja, no en el suelo como los demás) y dándole una mordida me fui a mi mesa, recogí mis cosas y salí de allí con toda la calma del mundo. Tenía 2 sentimientos aflorando en mi interior; la ira, por el comportamiento de aquel idiota y por no haber podido desayunar como Dios manda, y el orgullo de haberle dado su merecido a ese tipo. Entré a mi aula justo cuando la campana sonó.
Rápidamente el aula volvió a llenarse, pero ahora todo era silencio, todos miraban a una persona, yo específicamente, y cada tanto se oía uno que otro murmullo, ya me estaba irritando.
Entonces alguien entró por la puerta.
-Bien, bien, silencio moco... ¿sos?- dijo la profesora de ingles, Yoruichi, quien se encontraba estupefacta al ver que todos estábamos bajo un silencio tan perturbador que hacía parecer el aula como sala de velorios -¿Que mierda ocurre aquí?- pensó en voz alta. Me encogí de hombros.
-Yo me estoy preguntando lo mismo- aseguré haciendo que Yoruichi me mirase con estupefacción. Ella me conocía, fue la mejor amiga de mi madre y la maestra de mi hermano. Entonces alguien entró al aula provocando que todas las chicas aguantaran sonoramente la respiración, razón por la cual, presté atención a quien entraba. Un chico alto, de pelo blanco, piel canela y... ¡DEMONIOS! era el tipo de hace unos minutos.
La vista del chico recorrió a cada persona en el aula, hasta que se detuvo en sobre mi, yo lo miraba sin expresión más que la irritación en mi rostro. Caminó por el aula hasta que por fin quedó frente a mi banco, yo aún lo miraba como si nunca lo hubiese visto. El peliblanco tomo bruscamente mi muñeca.
-¡Oye! ¡¿Que crees que haces?! ¡Suéltame estúpido!- le empecé a gritar al tiempo que forcejeaba por soltarme, pero el agarre se había intensificado desde el momento en que lo llamé estúpido. El oji-esmeralda me arrastró hasta fuera del salón y me estampo contra el muro, lo admito, me dolió, y un pequeño quejido me dejo en evidencia. Tomo mis dos muñecas y las aprisionó a cada lado de mi cabeza, impidiéndome escapar, aunque eso es algo que a mi ni me pasaba por la cabeza, no estaba asustada, muchas veces me había metido en peleas callejeras, así que un golpe no me aterraba como lo haría a cualquier otra, si me duelen pero no me asustan. Toda el aula salió tras nosotros y ahora se encontraban expectantes, incluso Yoruichi parecía estar intimidada ¿porque todos tenían miedo? ¡Por Dios! Si solo era un chico grandote que se hace el malo. Los chicos parecían listos para saltar y frenarlo, pude ver como la modelo le dijo algo al oído a un chico, a quien por cierto no conozco, y éste salió corriendo hacia el lado contrario a nosotros. Las chicas estaban asustadas, otras acaloradas, y otras simplemente comían con la mirada a este chico al que nunca había visto y me miraban con envidia ¿envidia? ¿querían estar donde yo? ¡Si claro!
-Veo que te lavaste el cabello, es una pena, te quedaba bien el color marrón claro- le dije con una sonrisa que aparentaba ser angelical. Todos ahogaron una exclamación en sus gargantas, incluso vi que Jinta palideció.
-Tu no sabes en lo que te metiste- dijo muy bajo, su mirada me amenazaba, ¿quien podía estar tan furioso como lo estaba el ahora? Ok, ahora si me estaba asustando, solo un poco, pero no permití que se notara en mi rostro.
-¿Y tu me lo vas a explicar?- pregunté con una fingida mueca de duda, como la de un niño al que su maestro le explica el "¿porque?" del resultado de un cálculo que hizo mal. El apretó mucho más mis muñecas -¿Que vas ser, chico malo?- le pregunté desafiándolo con la mirada -¿Golpearme?- ironicé. ¿Porque "ironicé"? pues porque claramente éste chico era uno de esos como los que me solía meter, y a ese tipo de chicos no les importaba si era una chica a la que golpeaban. El peliblanco apretó los puños sobre mis muñecas, mierda, me dolían y estaba segura que me quedarían marcas, su enojo era claro y por un momento creí que enserio me pegaría.
-¿Es una opción?- preguntó entre dientes, al parecer en verdad lo estaba sopesando.
-¿Y que si lo fuera?- pregunté alzando la cabeza para mirarlo bien a los ojos, haciendo que nuestros rostros quedaran a centímetros. Vi como mis manos se ponían más blancas de lo normal y como ya no sentía los dedos, me estaba cortando la circulación. Se cernió un poco más a mi muy rápido haciendo que soltase un jadeo del susto, en verdad era una bestia comparado con mi cuerpo menudo, seguía apretándome fuertemente las muñecas. De pronto vi como el chico que se había ido corriendo volvía con otro chico igual de grandote que el que me amenazaba al que tampoco había visto antes pisándole los talones, era rubio, ojos verdes.
-¡Toshiro, ya suéltala!- le gritó estando a unos metros de nosotros, pero este chico, que al parecer se llamaba Toshiro, actuaba como si no lo escuchase.
-Esto no se queda así- me dijo, seguía enojado, ¿todo por echarle un poco de café en el pelo?, sentí como alguien lo empujaba y lo alejaba de mi.
-No fue un placer hablar contigo, espero que no se vuelva a repetir- dije antes de dirigirme de nuevo a la puerta de mi salón. Comencé a sobar mis muñecas, me dolían horrores.
Lentamente todos fueron entrando al aula. Jinta vino a mi y me miró como si me hubiese salido otra cabeza.
-¡¿En que mierda pensabas Karin?! ¡¿Es que ahora eres suicida?!- me preguntó a gritos.
-Ya cálmate Jinta, no me iba a golpear, estamos en la escuela y eso solo ocurre con los pandilleros y entre chicos- le dije comenzando a responder las consignas de la página 90 del libro, 68 páginas por delante a la que mis compañeros estaban trabajando.
-¿Y que tal si te golpeaba?- preguntó queriéndome hacer entrar en razón.
-Me llevaba un ojo morado a casa- dije como si nada. ¿Es que no entendía que no me importaba?.
-O salias de la escuela con la patas para adelante- me dijo. ¿Perdón? ¿Me están diciendo que ese tal... he... no se cuanto, es un asesino?.
-Escucha Jinta- le dije alzando la mirada de mis ejercicios -Él no iba a golpearme, lo provoqué y no lo hizo, y si lo va a hacer, será al salir de la escuela. Tu bien sabes que un golpe más no me matará, y si lo hace, no me importa. Haré lo que quiera, ese idiota me ordeno ¡ME ORDENO!, le di lo que se merecía, y si es tan poco hombre como para golpearme, es su problema- finalicé. Él puso rostro serio y me miro con tristeza.
-¿No te importa que te mate?- me preguntó con dolor. Yo bajé la mirada.
-Yo deje de vivir desde hace 10 años... y lo sabes- le dije, el agachó la mirada. Si, ya no me importaba si me moría o si seguía vivita y coleando. Yo debí haber muerto hace 10 años. Entonces vi como aquel chico volvía a entrar al aula -¡Por el amor de Dios! ¡¿Ahora que quieres?!- le pregunté con irritación, el me miró furioso, pero también un poco confundido.
-Karin- dijo Jinta, pero lo ignoré.
-Sal de aquí idiota- le dije.
-Karin- volvió a llamarme Jinta, volví a ignorarlo.
-Acepta que te bañe en café helado, supéralo y lárgate- le dije.
-Karin- volvió a decirme Jinta.
-¡¿QUE QUIERES?!- pregunté hastiada. Una chica se abrazó al peliblanco y me miró.
-¿Que es lo que te pasa?- me preguntó preocupada, yo la miré sin entender -Somos nuevos, hoy en la mañana nos presentamos. ¿Es que no nos recuerdas?- mi cara seguramente se deformo.
-A ti si pero... ¿ese tipo estaba aquí también?- pregunté en verdad desconcertada. Momo me miró como si estuviera loca.
-Yo les explico- dijo Jinta, oh no, volverá con la misma estúpida teoría -Lo que ocurre es que cuando a Karin algo no le parece importante, su cerebro lo borra automáticamente. Al parecer no consideró importante la presencia de Toshiro y es por eso que ahora no sabe quien es. Es algo muy extraño que seguramente ocurrió por... - me arrojé sobre la espalda de Jinta casi como si fuera un koala y le tapé la boca. El maldito iba a decirlo.
-Es solo que éste tipo estaba encapuchado, no tiene nada que ver con tu estúpida teoría Einstein- le dije con mucho enojo aún en caballito en su espalda.
-Que chica más fea, además de estúpida- me dijo el peliblanco con rabia y burla. Todos rieron. No puedo creerlo, lo conozco recién hoy y ya me insulta, bien que no hayamos empezado de la mejor manera pero, en fin.
-Escucha alienígena rabioso- le dije haciendo que me mirará con ira -No conozco tu nombre, ni el de casi nadie en esta maldita aula, no vuelvas a insultarme, nunca. Y como me vuelvas a comparar a alguna de éstas malditas perras en celo que babean por ti aún cuando tu acabas de aparecer, te dejaré sin descendencia y no podrás darle a tu novia los 7 hijos que espera de tu parte- le dije mientras sacaba mi libro de ingles, literatura, química y física y dándoselo a Yoruichi-sensei (N.T: El de ingles en la mano de Yoruichi y los demás dejándolos en el escritorio), ya tenía todos los ejercicios que tomarían hoy más que listos.
-¿Donde vas?- me pregunto la sensei, no enojada, solo interesada, más no detuve mi andar al responder.
-A comer a la cafetería, y luego a la enfermería para vendarme las muñecas y ponerme una vacuna contra la rabia, no quiero comenzar a echar espuma por la boca como este alienígena rabioso mitad buldog que se intenta hacer pasar por estudiante- respondí escuchando las carcajadas mientras cerraba la puerta.
.
.
.
.
.
Primer cap, ¿que tal?
Espero reviews ;D.
