Cuando tienes diecisiete años crees tener el mundo en tus manos: te sientes poderoso, capaz de lograr cualquier cosa; más aun, si estás enamorado. Asimismo lo creía Edward Cullen, hasta que un día, de manera trágica e inexplicable, su mundo se derrumbó a pedazos; pedazos que recogería una perseverante y decidida joven cuando él ya no lo esperaba…

Isabella no solo es una marioneta empoderada en una ambiciosa familia, sino que además un misterio brutal para Edward Cullen, a quien conoció alguna vez y que espera que calle lo que sabe. Uno es la locura y la perdición del otro, y aunque luchan contra sus rebosantes sentimientos, ninguno puede evitar perder completamente la cabeza, incluso si ella ya tiene dueño.

Ella había adoptado a mi hija por un acaso del destino, lo que no imaginaba era que al ir en busca de mi niña también encontraría el amor verdadero. Ya era padre y de pronto me encontré deseando ser el marido de aquella mujer, y junto con ella y mi hija construir una familia, nuestra familia.

Bella ha estado secuestrada desde hace once años. Una vez que ha vuelto al mundo exterior, no sabe cómo continuar. Hay mucho por lo que ha pasado, pero pese a que tiene todo para hablar, no lo hace. Literalmente no habla. Edward es su amigo y antiguo amor, y hará lo imposible por escuchar su voz de nuevo.

Las cosas nunca han sido fáciles para Isabella Swan, desde el momento en el que nació tuvo que buscarse la vida. Después de unos dolorosos sucesos pierde el norte en su existencia, pero una pequeña bebé le hará darse cuenta de lo importante que es vivir y disfrutar de todo aquello que se nos cruza por el camino. Sin miedo y sin prejuicios, total, ya nació con todo perdido.