Un débil e insignificante ser humano, eso era todo lo que significaba la mujer de su medio hermano para él. Sin embargo, esa explicación lógica y aceptable no resolvía el misterio que lo había conducido a una rutina nocturna de acecho a la humana, ni el llamado a memorizar la textura de su piel.

Los humanos comienzan a predominar sobre los demonios, obligándolos a ocultar su verdadera identidad. —¿Qué harás ahora? —Le habían preguntado. Para él, la respuesta era muy simple: Vivir.

Kagome Higurashi decidió no ser más la chica que Inuyasha ve como su hermana, decidió quitarse la fachada de niña torpe cediendo a un trato con el frívolo y calculador Bankotsu Hiba. Bankotsu sólo quería desquitarse y Kagome estaba dispuesta a creerle. Todo era sencillo, nada podía salir mal, ¿verdad? El problema era, que los polos opuesto se atraen, y las caricias quemaban. LEMON.

Lo mejor de las misiones ninjas es cuando cae la noche, no solo porque puedo descansar del ajetreado día sino porque suelen ser frescas. Es, tan solo en esas situaciones, en donde deseo que el tiempo se detenga.

No esperes un final feliz, no existe. Yo no haré lo correcto, no sigo un orden. La dañaré muy profundo, tanto como ella lo hizo. Ella no volverá a amar, mi amor es su veneno. Llorará, yo lo hice antes de poseerla. Seré su perdición, ella ya es la mía. Nunca la dejaré ir. Ella me pertenece. La amo, es mi obsesión. Me ama… Yo lo sé. Advertencia: Lemon, UA.

Ella creía tener una vida normal, estudiante de último año, un excelente novio y una familia humilde y muy unida. Para ella eso era suficiente para tener una vida tranquila y feliz, pero desafearía su destino... pagando muy caro las consecuencias.