Mhhh, supuestamente acá tengo que escribir sobre mi, no? Bien, veremos qué se puede hacer.

Como sabrán mi nombre es Cyllan, Cyllan Anassan, para ser más precisos. Verán, mi historia es bastante simple, por no decir monótona:

Soy una joven aprendiz de boyero, estoy siendo entrenada por mi tío (único familiar que me queda) en las "artes" del arreo de ganado. Pero realmente no esperaba que mi vida fuera así, se podría decir que me jugó una mala pasada: nací con la gracia de los dioses y puedo manejar poderes superiores a los humanos, conectarme a otro niveles espirituales y observar pequeños retazos del futuro. Esa razón sería suficiente para poder formar parte de las Hermandad de Aeoris, una sociedad de elite que me permitiría aprender a controlar mis habilidades y ponerlas al servicio a los demás. Más tengo que decir que vengo de una familia humilde y mis atributos no son los mejores, por lo cual no pude ser aceptada.

Así pues, tuve que conformarme con esta vida insípida y vacía, trabajando como si fuera un hombre, siendo tratada como tal, insultada y humillada. El único consuelo que me mantiene viva es poder practicar, aunque sea secretamente, la geomancia: un arte incomprendido y castigado por la sociedad.

Así es mi vida... no, mejor dicho, así hubiera seguido siendo mi vida. Afortunadamente tuve la suerte de viajar hacia el Norte, cerca de la Península de La Estrella, próxima al mar. En un lugar conocido como la Rompiente de los Fanaanis, me encontré con él. ¿Que quién es él? Increíblemente se trata de un Iniciado, jamás había visto uno pero ese emblema que lleva en la túnica es inconfundible. Pensé que se trataba de ancianos, de rostros arrugados y sabiondos, encerrados de por vida en ese extraño castillo, invisible para los ojos mortales. Pero él es un joven alto y apuesto, su cabello es oscuro como una noche sin luna y sus ojos... sus ojos parecen esconder algo, algo que parece milenario... desenfreno, locura, impulsividad... veo caos en sus ojos. Se acercó a mi y me habló cortesmente, jamás en lo que va de mi corta vida me habían tratado así. Necesitaba conseguir una planta que crecía entre los picos pedrosos de ese lugar y no pude hacer otra cosa que ayudarlo.

Ahora, mientras lo veo alejarse a todo galope, no puedo dejar de pensar que volveré a verlo. No se cuándo ni dónde, no se nada de él... salvo su nombre: Tarod.

Ahora si, volviendo a la real realidad. Mi nombre es Ayelen, tengo 21 años (estamos hablando del años 2009 y como podrán ver actualicé la info jaja... ufa ya soy mayorcita ) y soy de Argentina.

Hace bastante que entro a este lugar y soy adepta a fics (si, lo acepto, me declaro culpable) sobre varios temas, pero en especial leo las secciones de Anime-manga e historias de Harry Potter.

Siendo fiel a mi naturaleza (es decir, soy mujer) tiendo a mostrar cierta atracción hacia los fics románticos en general y presento una marcada obsesión por las parejas que no son muy fomentadas. Así que seguramente si sigo publicando historias estas van a tener su toque romántico y van a tratar sobre personajes poco desarrollados en la historia original.

En fin, creo que no tengo nada más que decir por ahora... nop, nada más por ahora. Nos estamos viendo ;) (o leyendo, como mejor les venga)